Intervención con mujeres en alojamientos alternativos
Antes de plantearnos cómo diseñar una intervención psicológica eficaz con mujeres víctimas de malos tratos, es preciso analizar en primer lugar cuáles son las características que pueden definir una relación de violencia:
1. Elementos que caracterizan una relación de maltrato
A. Género
B. Proceso de naturalizacion
C. Afectividad
D. Daño
A. Género
Existe un acuerdo general en considerar la violencia contra las mujeres como un fenómeno multicausal, pero sustentado por unas determinadas estructuras de poder y de dominación de los hombres sobre las mujeres, que conforman el orden social patriarcal.
Este modelo de sociedad comprende un modo de ser hombre y de ser mujer, que viene predeterminado culturalmente desde que nacemos, se adquiere mediante los procesos de socialización, y se va modificando a lo largo de la vida. Sobre la diferencia biológica de los sexos se construyen los géneros, definiendo los roles femeninos y masculinos, así como las funciones y espacios que les corresponden.
El género, de esta manera, es una interpretación alternativa al esencialismo de las identidades femenina y masculina. Éstas no son lo que son por ser producto de la naturaleza, sino que son una construcción social. No sé es solamente un ser humano, sino que se es un sujeto con género (Velázquez, 2003).
A lo largo de la historia, el desarrollo de hombres y mujeres se ha efectuado en términos de desigualdad, desempeñando unos y otras papeles sociales diferentes de acuerdo con la organización patriarcal de la sociedad. Esto ha supuesto el predorninio de los hombres en todas las esferas de la vida humana, quedando las mujeres relegadas al espacio doméstico, privado.
A través de esta construcción cultural de roles desiguales se crean los estereotipos para ambos sexos, de los que hablaremos más adelante, y a estas formas de discriminación está ligada la violencia de género.
Los roles sexuales están fuertemente interiorizados y tienden a transmitirse de unas generaciones a otras. Cuanto más rígidas y más desiguales sean las definiciones de los roles, más fuertes serán las normas y los mandatos pautados en función del sexo. Si las mujeres asumen esas definiciones, parten de una situación de desventaja, en tanto que si no las asumen, se colocan en una situación de transgresión. En cualquiera de ambos casos, las desigualdades de género afectan al grado de violencia que las mujeres puedan padecer, ya que la socialización diferenciada hace que las relaciones entre hombres y mujeres no sean de complementariedad sino de subordinación.
B. Proceso de naturalización
¿Por qué las mujeres aguantan una relación violenta?: "La mujer está en la relación violenta sin poder salir, y no quedándose, que es muy diferente". (Lorente Acosta)
Es difícil comprender las altas cotas de violencia que una mujer puede llegar a padecer en su hogar, en una relación donde la violencia esté muy cronificada, sin contemplar la idea de proceso de naturalización o de visibilidad de la violencia.
Como hemos visto antes, una enorme parte de la violencia que sufren estas mujeres queda invisible para todos, incluso para quienes la padecen. Esto se debe a que aparece de forma insidiosa, indetectable, con primeros incidentes de baja intensidad, que no pueden codificarse como violentos por "normales" y por aislados. Consisten inicialmente en un encadenamiento de silencios, reproches, descalificaciones, amenazas veladas, humillaciones ambiguas, etc., Que van creando un clima emocional de temor y coacción, en el que todo adquiere otro significado.
Su efecto es distorsionar la percepción de quien sufre el ataque y fracturar sus defensas habituales.
Es sabido que la exposición repetida a cualquier grado de violencia, incluso los muy débiles, afectan y disminuyen la conciencia crítica de percepción y de rechazo a la misma, elevando el umbral de tolerancia y constituyendo una especie de anestésico ante la violencia. Circunstancia agravada si además ha existido previamente una socialización infantil en un ambiente familiar violento. En estos ambientes, los niños y las niñas aprenden que cierto grado de violencia puede estar legitimado como método para resolver conflictos, y aprenden también la asimetría de la relación entre sus padres, entre los hombres y las mujeres la niña, en este caso, crece "acostumbrada" a determinadas actitudes hacia ella en cuanto niña, en cuanto a mujer, y esto le hará percibir como normales situaciones que no lo son.
Esta habituación, esta naturalización de los primeros incidentes violentos impide a las mujeres, por un lado, detectar la violencia que están padeciendo, y por tanto, poder abandonar la relación, y por otro lado, expone a la mujer, sin tener conciencia de ello, a graves secuelas sobre su salud física y psicológica.
Especial complejidad presentan las situaciones donde estas manifestaciones se confunden con conductas amorosas: posesividad, exclusividad, preocupación e interés por el otro, autoridad, celos, control... Pueden ser experimentados con mucha ambigüedad. La puerta de entrada se hace así aún más atractiva. La mujer entra en la relación creyéndose querida y poco a poco, y sin darse cuenta, está atrapada en una situación que no entiende y que ya le ha producido una serie de secuelas que le impiden abandonar esa relación. Estas situaciones no hacen más que confundir aún más a la mujer. Causas y efectos quedan entrelazados formando un círculo sin salida.
Estos primeros incidentes, que ya desde el inicio van dañando el concepto que tiene de sí misma, anteceden siempre, y dan paso, a situaciones más graves.
De la anestesia inicial provocada por la habituación a incidentes violentos de baja intensidad, llegan al entumecimiento psíquico producido por la cronicidad de una violencia de extrema gravedad. Gravedad que la mujer no podrá ver con claridad, al sufrir ya las secuelas del abuso.
En esta situación, la mujer puede desarrollar un estado de indefensión caracterizado por pasividad y parálisis, interiorización de elementos cognitivos negativos como sentimientos de incapacidad, minusvaloración y pesimismo, así como una serie de perturbaciones emocionales como depresión, ansiedad, angustia. Sin hablar de toda una sintomatología física y psíquica que las va debilitando y confundiendo, creándoles un enorme malestar y un temor a estar enloqueciendo, refrendado por su agresor y por parte de su entorno.
Así quedan las mujeres, agotadas al intentar poner en marcha todos los recursos a su alcance para frenar o evitar la violencia, paralizadas, atrapadas en una tela de araña tejida de culpas, dudas, deseos y desilusión.
A la vez, las mujeres hacen enormes esfuerzos para resistir y sobreponerse a los efectos de la violencia.
En el binomio víctima pasiva o víctima superviviente señala Velázquez (2003): "la supervivencia es el producto de la interacción entre padecimiento y resistencia, entre desesperanza y necesidad de recuperación".
Cada día es casi igual al día anterior. Las humillaciones o los golpes de hoy son casi iguales a los que ya soportó ayer. Casi... Contemplado desde dentro de su hogar, desde dentro de su infierno particular, nada parece ir a peor. Es sólo desde fuera de ella desde donde es posible decir ¿cómo has llegado a esta situación-
Como dice Lorente Acosta, médico forense y estudioso de este tema, en su libro "mi marido me pega lo normal", "en la violencia contra las mujeres siempre llueve sobre mojado. No podemos aceptar una serie de conductas que, por frecuentes, se presentan como habituales, y que, por habituales nos las hacen ver como normales (...) Al final nada se parece a la situación inicial, pero nadie ha tomado conciencia de ello, porque es prácticamente igual al escenario anterior."
Y siguiendo con la idea de proceso, observamos cómo hay todavía una serie de comportamientos y actitudes que, a su vez, facilitan y preceden a esa violencia psicológica de la que hablábamos. Se trata de las actitudes de dominación, abuso y desigualdad sin las cuales no sería posible la progresión de la violencia. Se manifiestan en forma de conductas de control del otro, de limitación de la voluntad del otro, de utilización de los privilegios masculinos, conductas que van creando malestar y sentimientos de inadecuación en la mujer, y que van dando lugar a una falta de simetría en la pareja, producto de la desigualdad entre ambos miembros de la misma.
Se trata del enorme trabajo previo que asegura la dominación, que favorece la adquisición de hábitos de dominación y sumisión en ambos géneros y que ayuda a aceptar, a unos tácitamente y a otros de forma más expresa, las creencias patriarcales dominantes en la sociedad. El efecto de este gran trabajo previo (dominación simbólica, violencia simbólica, según el término de algunos autores), no se produce con coacción, consentimiento o sumisión voluntaria, sino a través de los hábitos, que sustentan el comportamiento en mayor medida que las decisiones racionales y el ejercicio de la voluntad (Bourdieu, 2000, citado por Alberdi, 2003).
Hay que tener en cuenta los mecanismos del abuso: aislamiento, maltrato emocional, económico, utilización de los hijos, de los privilegios masculinos, coerción y amenazas, intimidación, minimización...para que la mujer pueda entenderse a sí misma debe entenderse como sometida, esto le ayudará a desculpabilizarse. También hay que tener en cuenta las secuelas psíquicas del abuso.
A este tipo de comportamientos diversos autores les llaman pequeñas tiranías, terrorismo íntimo, violencia blanda, suave o de baja intensidad, o sexismo benévolo, y Luis Bonino acuñó en 1990 el término micromachismo, del orden de lo micro, lo casi imperceptible, lo que está en los límites de la evidencia. Tal y como él los define, son hábiles artes de dominio, poco evidentes, sutiles o insidiosas, reiterativas y casi invisibles por lo cuasi normalizadas. Dada su invisibilidad son inadvertidos culturales que se ejercen con total impunidad produciendo efectos dañinos que no son evidentes al comienzo de una relación y que se van haciendo visibles a largo plazo.
Resulta fácil comprender que la detección de estas situaciones es aún más compleja que la detección de la violencia psicológica ya que, de estas actitudes de desigualdad, en alguna medida, estamos todos y todas más cerca. Todos participamos, en el contexto de una sociedad patriarcal, jerarquizada y vertical, con una marcada rolificación de género, de una serie de prejuicios, creencias, valores, cuyo cuestionamiento se hace imprescindible.
Un cuestionamiento acerca de nuestra propia posición, personal y profesional, como veremos más adelante, con respecto a la violencia, a la autoridad, al poder, a lascuestiones de género, etc. Ya que es de esos elementos de los que está formado el sustrato a partir del cual se va desarrollando y tolerando, se va dando cabida a la violencia contra las mujeres.
Con todo lo dicho acerca de la idea de proceso de visibilidad de la violencia en la pareja, podemos imaginar un modelo con forma de pirámide, en cuya base se situarían las actitudes y los comportamientos de desigualdad, de asimetría y abuso, y, en progresión ascendente, los incidentes trampa que parecen amorosos, la violencia psicológica, más adelante la física, aumentando en gravedad los episodios viólentos a medida que avanza la relación y se asciende en la pirámide. Desde el interior de esta pirámide, la mujer no percibe la progresión y el agravamiento de la situación y gran parte de ella, la parte inferior, queda oculta e invisible para ella misma y para los demás.
Tal vez podamos ahora entender mejor a ese enorme número de mujeres que no se consideran maltratadas a pesar de reconocer que están viviendo determinadas situaciones humillantes o abiertamente violentas. Mujeres que van a seguir viviendo esas situaciones "normales", padeciendo sus secuelas y no planteándose la necesidad de romper esa relación ni la posibilidad de tener una vida mejor.
C. Afectividad
Veamos ahora este aspecto como posible puerta de entrada y trampa a la vez, a una relación de violencia para la mujer, esto es, los mandatos de género para las mujeres.
En nuestra sociedad, la forma de ser y de sentirse mujeres viene determinada por un estereotipo tradicional de "feminidad" que, entre otros rasgos que la definen, incluye la atribución de una importancia fundamental de todo lo relacionado con lo emocional, con las relaciones interpersonales, con el afecto, los cuidados, el apego, y no sólo con la creación de estos vínculos, sino con la responsabilidad en su mantenimiento.
Así, lo emocional queda sobredimensionado para las mujeres, del mismo modo que el impacto ante las pérdidas amorosas y la dependencia de los objetos de amor.
Para Emilce Dio Bleichmar, psicoanalista y feminista, es innegable "la importancia crucial, vertebral, que adquieren las relaciones humanas, los vínculos de gran intimidad y permanencia en el tiempo, en la organización de la identidad femenina. Por ello se sienten fracasadas como seres humanos ante las rupturas amorosas o las pérdidas".
Ante la amenaza de la pérdida amorosa, o ante la pérdida acaecida, las mujeres no sólo se sienten responsables del mantenimiento de estas relaciones, y por lo tanto fracasadas si no lo consiguen, sino que además pueden tener depositada en esa meta su valoración integral como personas, ya que gran parte de su ideal como mujeres está en función de preservar el vínculo.
Al hablar de relaciones de pareja donde está presente la violencia, puede pasarse por alto el hecho de que, efectivamente, se trata de una relación afectiva, de cualquier calidad del afecto, pero que, en algún momento, mantuvo un proyecto de vida y de futuro, una ilusión. Este hecho añade una dificultad extraordinaria a la mujer que sufre malos tratos, ya que la sume en una enorme ambivalencia que no hace sino complicar aún más su percepción de las cosas, su posibilidad de tomar las decisiones adecuadas, y su propia recuperación.
El duelo que establecen estas mujeres es especialmente difícil puesto que, además de la pérdida de su seguridad y su dignidad, además de la pérdida de su pareja y de su ideal de familia, no sólo fracasan en el cometido que tienen impuesto por mandato social de su género, sino que pueden tener a su objeto de amor como única posesión narcisista, es decir, como lo único que les otorgue valor, pudiendo utilizarlo como una forma de apuntalar su autoestima, prestándoles identidad y seguridad. Esta situación queda agravada además por el aislamiento al que normalmente están sometidas en sus relaciones de violencia, lo que les priva de otras posibles satisfacciones narcisistas y de la obtención de otras imágenes más valorizadas de sí mismas.
En este extremo quedarían entonces necesitadas y dependientes de alguien externo para balancear su autoestima, alguien que al mismo tiempo les somete y les daña.
Muchas veces, el discurso familiar y social se encarga de orientar a la mujer a que busque en un otro externo a ella misma la valoración que precisa: el otro, los otros, el sostén y el cuidado de los otros, pasan a ser su prioridad como objetos que le confieren identidad y valor. Ahí, ya que no en ella misma, es donde va a encontrar su razón de ser y de donde va a obtener la cuota de narcisismo que necesita para sentirse alguien.
Obedeciendo al mandato de género, el miedo, la culpa y el vacío ante la pérdida y la vivencia de fracaso, están detrás de la imposibilidad de algunas mujeres maltratadas, y de la dificultad de casi todas, en abandonar la relación donde están sufriendo violencia.
Estas circunstancias, la adhesión a un modelo tradicional de feminidad, la obediencia al mandato de género, y el mantenimiento de una ilusión, actuaron como puertas de entrada a una relación afectiva, pero se cerraron inmediatamente detrás de ellas, a pesar de sus esfuerzos, dejándolas atrapadas en el miedo y la culpa por no poder cumplir el mandato y por el vacío de su desilusión.
Cuando hablamos del afecto en estas relaciones, tenemos que hacer referencia a los siguientes conceptos, que están presentes en las mujeres que sufren violencia:
- Ciclo de la violencia.
- Utilización de mecanismos de defensa: disociación y negación, justificación, minimización, racionalización.
- Ambivalencia: dependencia y lealtad.
- Duelo.
- Culpa.
- Por recibir malos tratos: "yo soy la culpable"
- Por no poder parar el maltrato: "si yo hubiera..."
- Por el fracaso del matrimonio: mandato de género
- Por no romper el matrimonio: sentimientos de indignidad
- Por lo que hace por encubrirlo; mecanismos de defensa
- Secuelas más graves y peor recuperación
- El psiquismo debe recurrir a falsear la realidad por tratarse de figuras de apego: de víctima a culpable, y de culpable a víctima. Así se produce la revictimización: con la negación del riesgo y de la peligrosidad del otro.
D. El daño. Las secuelas
- Trastorno de estrés postraumático. Definición DSM IV
- Reexperinientación
- Miedo
- Pesadillas
- Recuerdos intrusivos
- Evitación
- Distanciamiento emocional
- Aislamiento
- Escasa proyección de futuro
- Fobias
- Activación fisiológica
- Dificultades del sueño
- Problemas de atención y concentración
- Irritabilidad
- Hipervigilancia
- Alerta y sobresalto
- Indefensión aprendida
Definición:
- Inescapable: imposibilidad de escapar al trauma
- Incontrolable: imposibilidad de modificar o suprimir el trauma
- Impredecible: imposibilidad de prever o anticipar cuando se producirá el trauma.
Efectos:
- Pasividad: disminución de la motivación a responder ante los acontecimiento: traumáticos
- Interiorización de elementos cognitivos negativos: sentimientos de incapacidad minusvaloración, pesimismo.
- Perturbaciones emocionales: depresión, ansiedad, angustia, alerta y sobresalto constantes.
- Síntomas físicos y psicológicos
- Miedo
- Sintamos intrusivos
- Ansiedad
- Trastornos del sueño
- Dificultades de atención y concentración
- Hipervigilancia
- Rabia
- Depresión
- Baja autoestima
- Falta de asertividad
- Culpa
- Síntomas de reactividad fisiológica
- Conductas adíctivas
- Problemas de salud
- Lesiones
- Suicidio
2. Fundamentación de la metodología. Intervención individual y grupal
Si bien el cuadro clínico puede ser variable de unos casos a otros (básicamente por su psicobiografía, es decir, por su estructura de personalidad, y su biografía que, junto con la severidad y duración de la violencia, determinará el impacto que ésta tenga en la mujer, en su salud), y para esto se requiere una atención individualizada, hay síntomas y alteraciones comportamentales que requieren un tratamiento sistemático y generalizable: trastorno de estrés postraumático, depresión, déficit de autoestima, control de las emociones, aislamiento..., así como una necesidad de entender los mecanismos de la dinámica violenta que ha padecido- y que es común para todas- y esto debe llevarse a cabo en grupo.
La amplitud del tratamiento está en función de la cantidad de aspectos psicopatológicos generados por el maltrato, y de las necesidades de las víctimas.
Más que en otros casos, las víctimas de violencia familiar pueden beneficiarse de la actuación conjunta de un tratamiento individual orientado a las necesidades específicas de cada una de ellas, y de una terapia grupal generadora de una cohesión social, un tratamiento de los síntomas comunes y una información de la situación que les atañe.
Adaptado de E. Echeburúa:
- Motivación para el tratamiento individual:
- No se la trata porque esté trastornada, sino porque está viviendo una situación trastornada. Lo que le ocurre es una respuesta normal a una situación anormal.
- Objetivos: autoconocimiento:
- Reasumir el control de su vida
- Simbolizar, metabolizar, a través de la palabra, los hechos traumáticos.
- Motivación para el grupo:
- Percibir que ellas no son las únicas en experimentar ese problema
- Aprendizaje a través del modelado de otras personas
- El grupo estimula la confianza en los propios recursos y desarrolla la independencia
- Compromiso público, poderosa motivación para la realización de tareas
- Motivación para el cambio, a través del éxito de las demás
- Aprendizaje a través de la ayuda a otras personas, aumento de la autoestima, mensajes a sí misma.
3. Intervención individual. Intervención en crisis
Los síntomas que presentan las mujeres en una situación de crisis después de haber sufrido una agresión suelen ser: miedo, .dolor, humillación, vergüenza, angustia, culpa, desesperanza, impotencia, vulnerabilidad, inseguridad, fracaso. Sus capacidades pueden encontrarse muy disminuidas. Sus sentimientos son muy contradictorios y ambivalentes.
Crisis
Es un estado temporal de trastorno y desorganización, que se manifiesta por un suceso que la precipita. Se produce un bloqueo por la incapacidad de poner en marcha los recursos habituales para la solución de problemas.
Síntomas:
- Físicos: cansancio, agotamiento, cefaleas, náuseas sequedad de boca, taquicardias...
- Cognitivos: confusión impotencia, bloqueo mental...
- Psíquicos: pánico, ansiedad, falta de concentración, sugestionabilidad, afectación emocional (verborrea, agitación, parálisis...).
- Conductuales: desorganización de sus actividades cotidianas...
Intervención en crisis
Es un proceso dirigido a auxiliar a una persona o familia que les permita soportar un proceso traumático de modo que se aminore la probabilidad de sufrir efectos negativos (estigmas emocionales, daño físico), y que se incremente la probabilidad de crecimiento personal (nuevas habilidades, perspectivas en la vida...)
El mejor momento para intervenir es el momento de la crisis (ciclo de la violencia), ya que es entonces cuando hay una demanda explícita por parte de la mujer.
La intervención en el momento de la crisis no puede responder a toda la complejidad de la situación de malos tratos, pero es determinante de cara a la capacidad de la víctima para considerar de forma diferente el futuro.
¿Qué se consigue con una buena intervención?
- Poner de relieve la importancia y la necesidad de poner fin al maltrato
- Abrir una brecha en el sentimiento de incapacidad y de indefensión, valorando las decisiones que ya ha tomado la mujer, y cómo ha podido sobrevivir a la violencia a la vez que intentaba organizar el resto de su vida: empoderamiento.
Intervención
- Contacto psicológico:
Consiste en apoyar y tranquilizar a la mujer, reduciendo la tensión emocional que haya producido la agresión.
- Permitir el desahogo
- Escucha activa, respeto a los tiempos
- Tranquilizar, dar seguridad
- Canalizar y contener sus emociones intensas
- Mostrar empatía
- Transmitir esperanza
- Mostrar un posicionamiento contra la violencia.
- Cómo preguntar
- Entrevista:
- Atención
- Empatía
- Claridad
- Silencios
- Retroalimentación
- Eficacia de las preguntas
- Respeto
- Creer a la mujer
- Validar sus sentimientos
- Mensajes positivos, señalar sus logros
- Apoyar sus decisiones
- Ofrecerle información
- Hay que evitar:
- Quitarle importancia
- Dar falsas esperanzas
- Culpabilizarla
- Paternalismo
- Interpretarlo como un conflicto de pareja
- Presionarla
- Manifestar prejuicios
- Ignorar los condicionantes de género
- Ayudar a la acción:
- Examinar y redefinir el problema, explorar la violencia
- Informar de los recursos y de los derechos
- Promover la toma de decisiones, siendo más o menos directivos según las capacidades de la mujer.
Lo anterior, es distinto si la mujer se considera maltratada que si no se lo considera:
- Si la mujer se considera maltratada:
- Asegurar la confidencialidad
- Transmitir que ella no es responsable
- Pedirle que no comente nada con el agresor
- Decirle que el maltrato es un tema frecuente
- Decirle que el maltrato está penado por la ley
- Confirmarle que no se intervendrá si ella no lo desea, pero que necesita ayuda
- Respetar sus decisiones
- No poner en duda la veracidad de su relato
- Relacionar sus síntomas con la violencia
- Si la mujer no se considera maltratada:
- Si hay sospechas y lo niega, explicar que se puede ayudar a las mujeres maltratadas
- Si a pesar de todo, lo niega, hay que permanecer disponibles para ella
- Si se puede, derivarla a donde puedan ayudarla a ser consciente de lo que le pasa
- Securización, poner fin al maltrato: dependiendo de su decisión, podrá ser, o un alejamiento del agresor, poniendo en marcha los dispositivos de acogida, o el retorno al hogar, facilitándole a la mujer las medidas necesarias de autoprotección.
En este sentido, hay que tener en cuenta uno de los mayores problemas a los que se enfrentan los profesionales, el retorno de la mujer maltratada con su agresor una y otra vez. Este proceso de partidas y retornos, de separaciones y reencuentros puede ser un proceso para construir su autonomía, una ruptura evolutiva. Este proceso sólo es positivo en la medida en que los profesionales que intervienen comprendan y sostengan el proceso psicológico en juego. Que no la castiguen ni le violenten por efecto de su propia frustración profesional.
Con este sistema, la mujer pone a prueba:
- La red de apoyo
- La vida en soledad
- Su capacidad de autonomía.
Hay que acompañar esta decisión ayudándola a elaborar un plan de autoprotección, ya que por la experiencia sabemos que la violencia continuará y debemos hacerles partícipes de este temor.
La recuperación
- Visibilización del problema: hacerse cargo, superar resistencias, analizar defensas... Se trata de una labor de formación y de información. Grupos de psicoeducación
- Trabajo específico de:
- Creencias erróneas: causas de la violencia, ilusiones de cambio, impotencia y desesperanza en el futuro
- Roles de género
- Aspectos emocionales:
- Autoestima
- Asertividad
- Miedo
- Indefensión
- Aislamiento
- Autocuidados, alertas
- Culpa
- Dependencia emocional
- Fracaso
- Rabia
- Fortalecimiento de habilidades: sociales, de resolución de conflictos, relajación...
- Restablecimiento de redes de apoyo, familiares y sociales.
En una última fase de terapéutica, trabajar lo intrapsíquico: infancia, familia, otrastraumatizaciones, las distintas motivaciones... Sólo cuando la mujer esté lo suficientemente recuperada y pueda ir asumiendo sin culpa el camino que ha recorrido hasta aquí.
El objetivo general de toda la intervención es el restablecimiento del control de la propia vida.
El camino por el que se consigue es por el restablecimiento de la confianza en el ser humano.
No hay que olvidar que quizá para la mujer que tenemos enfrente de nosotros, ésta es la única vez que puede pedir ayuda.
Ni que, dependiendo de cómo sea la calidad de nuestra intervención, puede quedar determinada la confianza o no de la mujer en las instituciones.
De acuerdo con Velázquez:
El objetivo de la recuperación es que la mujer no quede "pegada", "fijada", al hecho traumático y a la identidad de víctima.
Hay que incluir el hecho traumático en un contexto biográfico más abarcativo, para no quedar atrapada.
La afectación psicológica depende de:
- Las condiciones psíquicas en las que esté la mujer
- La posibilidad de integrarlo en su personalidad
- La capacidad de poner en marcha sus defensas psicológicas
Hay que resignificar el hecho traumático y cada uno lo hace de forma distinta. Significa
desprenderse del recuerdo penoso para transformarlo en un recuerdo susceptible de ser pensado y puesto en palabras.
"El horror no metabolizado, no significado simbólicamente, no puesto en palabras, vuelve, retorna,, insiste, como síntoma o como silencio potencialmente enfermante".
Elaborar el trauma supone sobrevivir con, a pesar de, e inscribirlo en un contexto más amplio de su vida.
4. Intervención grupal
A. Generalidades (de todo grupo)
- Objetivos
- Encuadre
- Tarea
- Fenómenos grupales
- Roles
- Fases
- Escucha activa
- Técnicas de dinamización
B. Contenidos transversales (de grupos de mujeres)
- La identidad femenina
- La autoestima
- Las relaciones
- Obstáculos para el cambio
- Salud y vida cotidiana
C. Contenidos específicos (de grupos de psicoeducación para mujeres maltratadas)
- Manifestaciones de los malos tratos
- Género y violencia
- Dinámica de las relaciones violentas
- Los hombres violentos
- Las secuelas de la violencia
- Los hijos testigos de violencia
- Claves de detección del riesgo
GRUPOS
A. Generalidades (De todo grupo)
A la hora de organizar un grupo de mujeres víctimas de violencia, hay que tener en cuenta distintos aspectos de los grupos: las generalidades propias de cualquier grupo, las más específicas de los grupos de mujeres, y los contenidos diseñados concretamente para mujeres maltratadas.
Según "los grupos de mujeres". Instituto de la mujer:
El grupo como alternativa preventiva y promoción de la salud. También para romper el aislamiento.
Objetivos: Tomar conciencia de situación actual. Teniendo en cuenta los acontecimientos pasados y los múltiples aspectos que han contribuido a conformar su identidad, y a promover una mejor imagen de sí mismas. Es un espacio para cuidarse a sí mismas.
Promover cambios en las actitudes, conductas, emociones y hábitos, a través de la reflexión conjunta, el intercambio de experiencias, el auto conocimiento, la autovaloración, y el apoyo mutuo. Ayuda ala reflexión, a hacerse preguntas, cuestionarse creencias, comportamientos, a generar alternativas de cambio, etc ....
Grupo cerrado, con objetivos, contenidos, duración y actividades preestablecidos, con un cierto margen de incorporaciones inicialmente.
Tarea: un grupo que tenga como objetivo básico promover un mayor crecimiento personal de las mujeres puede conseguirlo a través de los contenidos que van emergiendo en el grupo. Contenidos habituales son: los roles de las mujeres, familia, trabajo, sexualidad, pérdidas, cambio ...pero también se pueden tener los contenidos planificados de antemano.
- Escucha activa: cuando alguien cuenta algo personal, lo que necesita es ser escuchada, estar acompañada, sentirse comprendida y clarificar sus pensamientos y sentimientos. No debe interpretarse, pero si intentar captar los sentimientos que hay detrás de las palabras,
- Intentar comprender las cosas tal y como nos las cuenta nuestra interlocutora no implica estar de acuerdo con ella, ni darle la razón
- Tolerar las emociones de la mujer y acoger su problemática
- Tener capacidad de contención para sostener a la mujer, que debe percibir que lo que le sucede no nos alarma ni nos altera
- Estar atentos a la expresión verbal y no verbal
- Actitud empática
Objetivar continuamente la información que la mujer nos da. Hacer devoluciones de lo escuchado : mostrando el sentimiento que hay en las palabras de la mujer
- Técnicas de dinamización grupal: se utilizan para aumentar la participación, promover la confianza, acercarse más fácilmente a una situación, provocar un punto de vista diferente ante un problema, resolver un bloqueo, profundizar en un tema, etc.
1. Técnicas de presentación:
- Dinámica de presentación por parejas.
- Rueda de nombres
- Me presento
- Expectativas sobre el taller
2. Análisis de un tema:
- Subgrupos de discusión
- Diálogo por parejas
- Tormenta de ideas
- Mesa redonda
- Resolución de casos prácticos
- Carteles o murales
- Lectura y análisis de textos
3. Técnicas dramáticas
- Role playing
- Genograma, sociograma
4. Técnicas corporales
- Ejercicios respiratorios
- Masajes
- Relajación
B. Contenidos transversales (de grupo de mujeres)
Son contenidos que van a surgir casi de forma universal cuando se forma un grupo de mujeres que van a hablar de sí mismas. Cualesquiera que sean los problemas que presenten, o el tipo de grupo que se establezca, éstos serán contenidos que aparecerán y que tendrán en común la mayoría de las mujeres participantes.
1. La identidad femenina
Es necesario trabajar estos aspectos:
Mandatos de género:
- Vivir para otros
- Ser en los otros: completarse en alguien
- Ser a través de otro: valoración de la mujer en la medida en que se realizan otros
- Mandato moderno: ser independiente, autónoma, libre
- Ser todo lo anterior: mensajes contradictorios, transgresión de algunos, escisión, sentimientos de fracaso.
2. Autoconocimiento y autoestima
La autoestima es el conjunto de percepciones, imágenes, pensamientos, juicios y afectos sobre nosotras mismas. Buscando la confianza y el respeto en nosotras mismas, no fuera de nosotras.
La autoestima en las mujeres : depende del cariño y los cuidados que hemos recibido n nuestras primeras relaciones, y también de nuestros ideales y expectativas, y del cumplimiento de los mandatos de género.
Para la mujer, tener metas y proyectos propios puede ser considerado egoísta
Los pasos para desarrollar una buena autoestima pasan por: autoconocimientoautoaceptación-autoafirmación-asumir la responsabilidad.
- Autoconocimiento: las mujeres estamos condicionadas para centrar la mirada en los otros, y no en nosotras mismas. Se trata de identificar nuestros:
- Pensamientos sobre nosotras, creencias, deberes, valores
- Necesidades y deseos, siempre pospuestos
- Formas de comportamiento, cuáles hacen sufrir y limitan
- Cualidades y recursos.
- Autoaceptación: de lo que hemos identificado. Si admitimos lo que somos, podemos ser conscientes de nuestras elecciones, y hacer cambios.
Aceptar implica no negar lo que sentimos. Siempre somos más fuertes cuando no negamos la realidad, aunque sea contradictoria.
- Autoafirmación: ser capaces de poner límites, de decir no, de discrepar. Puede ir en contra de una serie de creencias erróneas
- Asumir la responsabilidad. Asumir la salud, el bienestar, retomar el control de la vida.
3. Las relaciones materno-filiales
Todo lo que tenga que ver con la maternidad puede provocar culpabilidad, cuando lo que sentimos no coincide con el modelo predominante al estar muy idealizada socialmente.
Los hijos y su crecimiento provocan sentimientos muy contradictorios, dependencia -independencia. La maternidad conlleva renuncias, pero éstas han de tener un límite, es importante rescatar nuestras propias necesidades.
Al ser menos exigentes como madres, nos sentiremos mejor con nosotras mismas.
La relación madre-hija. A partir de esta relación se establecen las primeras identificaciones con el propio género y se construyen las bases de la identidad. Muchas mujeres no reconocen en sus propias dificultades para valorarse el estar repitiendo aquello que han percibido en su propia madre: admitir descalificaciones, no ocuparse de sí mismas, dar más valor a lo que decían otros, postergar siempre sus deseos, desvalorizar lo femenino.
El proceso de diferenciación de madre-hija es complejo pero necesario. Hay que saber tolerar los sentimientos hostiles (envidia, rivalidad, rabia) y pensar que el amor no está asegurado por la consanguinidad, sino que es el resultado de una aproximación que les ayuda a crecer y a sentirse mejor.
Las madres pueden repetir con sus hijas lo mismo que ellas debieron soportar sin una mirada crítica, perpetuando el modelo de mujer que asumieron, al querer para su hija aquello que no son capaces de lograr para sí mismas: cuidarse, valorarse, tener proyectos personales.
4. Obstáculos para el cambio
El cambio supone empezar a preguntarnos por el significado de lo que nos ocurre, reflexionar sobre nuestras circunstancias presentes y pasadas y ensayar nuevos caminos.
Muchas dificultades no provienen de fuera sino de nosotras mismas: pasividad, victimismo como forma de conseguir amor, negación de los problemas por miedo al cambio.
- Rasgos típicamente femeninos: dependencia, pasividad, falta de asertividad, necesidad de apoyo emocional, baja autoestima, indefensión...
- ' Interiorización de un concepto de lo emocional, la entrega y los cuidados sobredimensionado: necesidades de los demás, disponibilidad absoluta, cuidado de los otros, postergación de las propias necesidades, centramiento en mantener a cualquier precio las relaciones amorosas...
- Tendencia a evitar, reprimir o inhibir todo tipo de acción, todo aquello que ponga en cuestión nuestros mandatos.
- Autoestima balanceada gracias a las relaciones amorosas y en general, dependiente del otro
- Inhibición de la agresividad, en aras del formato del ideal femenino.
La culpa. Es una valoración cognitiva y afectiva de comportamiento cuando éste no está de acuerdo con nuestro sistema de valores.
- Se puede producir:
- Por identificación con la imagen que nos han dado de nosotras mismas: eres mala, eres torpe, eres egoista...
- Por idealización del sufrimiento como modo de obtener reconocimiento y cariño (masoquismo moral).
- Por identificación con personas que se sienten culpables, normalmente las madres u otras mujeres.
- Por incumplimiento de mandatos de género
- Por anteponer nuestras necesidades
- Por sentir rabia o enfado
- Por no responder a las demandas de otro
- Por no entregarse totalmente
- Por fallar en alguno de los roles
- Más en concreto las mujeres maltratadas pueden sentirse culpables por:
- Por el fracaso de su pareja
- Por ser ella quien eligió a ese hombre
- Por no ser capaz de parar la violencia
- Por no haber sabido entenderle a él
- Por sufrir tanta indignidad
- Por tener la culpa de la violencia
- Por justificarle a él, por negar o minimizar la violencia.
Una persona se puede sentir invadida y aplastada por la culpa negativa:
- Cuestiona a la persona entera y no a una conducta concreta
- Genera autoagresión y autodesprecio
- Bloquea los recursos personales para cambiar
- Genera pasividad - No genera deseos de reparación.
Y puede existir culpa productiva:
- Se limita, discrimina, comportamientos concretos, y no hace juicios globales
- Se asume un error concreto y una se perdona por ello.
- Se asume el daño a otro y se intenta reparar.
5. Salud y vida cotidiana
Se tratan temas como:
- Autocuidado
- Sexualidad
- Salud mental
- Imagen corporal
- Trabajo
- Cuidado a otros
- Tiempo y espacio temporal
- Ocio. Deseos personales
- Amistad
C. Contenidos específicos (De grupos de psicoeducación para mujeres maltratadas)
1. Presentación:
- Presentación de la metodología, la tarea y los objetivos.
- Presentación de cada una de las participantes : trabajo realizado por parejas, en el que cada una de ellas cuenta a la otra lo que quiera destacar de si misma o de su historia ante el grupo. Más tarde, cada una de ellas cuenta al grupo lo relatado por su compañera. El objetivo es promover la escucha activa.
- Recogida y puesta en común de las expectativas ante esta nueva tarea.
- Se relaciona todo esto con los contenidos del programa, que se van adelantando para ir creando motivación ante la tarea.
2. Manifestaciones de los malos tratos:
- Tormenta de ideas acerca de las formas en que ellas han sufrido la violencia. Se recogen sus comentarios y se ponen en común.
- Cuando ven la lista, deben fijarse en "qué de todo esto habíais padecido, sin saber que eran malos tratos". El objetivo es visibilizar la violencia padecida partiendo de las experiencias del grupo.
- Trabajo con "conductas habituales de agresión psicológica a la mujer".
- Pirámide de la violencia, explicación. Pirámide grupal en la pizarra.
- Se entregan pirámides vacías, que ellas deben rellenar con sus experiencias personales.
- Qué no habían detectado como maltrato, por qué. Todo este trabajo supone una importante labor introspectiva que a menudo resulta dolorosa, por lo que hay que respetar los tiempos de cada una.
3. Género
- Tormenta de ideas; "rasgos de los hombres y de las mujeres". Luego se clasifica en positivos y negativos, según la valoración que ellas hacen.
Ejercicio de clasificar en categorías: femenino-masculino-positivo-negativo. El objetivo es que se familiaricen con los estereotipos de género y su influencia en la salud y el bienestar de cada una de nosotras.
- ¿Con quíen se identifican- ¿Qué mujeres les gustan- ¿Cómo les gustan los hombres- ¿Cómo quieren que sean sus hijos e hijas.
- Con todo este material "elaborar una lista de los rasgos que ellas creen tener. Comparar. Qué rasgos tienen sus compañeros, comparar".
Explicación, con alguna lectura y materiales, los conceptos de sexo, género, rol, estereotipo.
4. Dinámica de las relaciones violentas
- Lectura de noticia de prensa, donde se aprecia bien el ciclo de la violencia.
- Sus experiencias :"¿cómo empieza todo?".
- Explicación del ciclo de la violencia.
- Se entregan ciclos vacíos para rellenar con algún episodio personal en el que puedan apreciar el ciclo completo. El objetivo es que puedan ver con perspectiva cómo se han ido sucediendo las distintas fases del ciclo y como los ciclos se han estado repitiendo sin que ellas pudieran verlo de forma integrada.
5. Hombres violentos
- Tormenta de ideas "¿cómo os gustan los hombres?"
- Puntuar según sus prioridades, y cada mujer hace su lista ordenada.
- Tormenta de ideas "¿cómo son vuestros compañeros violentos?".
- De ahí se obtiene un "perfil psicológico del hombre maltratador".
- Ejercicio: comparar ese perfil con la lista anterior de cómo les gustan los hombres. Tarea de introspección : qué necesitas para sentirte respetada, qué necesitas para sentirte bien con un hombre.
6. Las mujeres maltratadas. Las secuelas de la violencia
- Tormenta de ideas: " ¿cómo os ha afectado el maltrato?"
- Sistematizar los síntomas comunes y los específicos.
- Se trabaja la "escala del daño emocional", y se trabaja por parejas.
- Se puntúa aparte lo que sentían antes pero "ya han superado".
- Hacen ese ejercicio de recuperación en hojas grande donde puedan trabajar el "antes y después": qué me pasaba antes y he superado ya. Analizar por parejas, razonando qué ha sido necesario para esos cambios.
- Hacen ese ejercicio de recuperación en hojas grande donde puedan trabajar el "antes y después": qué me pasaba antes y he superado ya. Analizar por parejas, razonando qué ha sido necesario para esos cambios.
Estos ejercicios suponen una toma de contacto consigo mismas y con su situación, permitiéndoles ubicarse en el tiempo y en el recorrido que han hecho hasta el momento.
- Explicaciones teóricas de los cuadros de depresión, estrés postraumático, indefensión aprendida, etc.
7. Genograma
- Realización de un sucinto árbol genealógico distinguiendo, por colores, qué personajes de su mundo familiar han resultado positivos, negativos, o indiferentes, para su desarrollo desde niña. Explorar figuras significativas, identificaciones, figuras de apoyo, traumatizaciones, etc.
Este ejercicio suele resultar laborioso a la vez que muy esclarecedor para entenderse a sí mismas y gran parte de su historia que en buena medida pueden tener oculta ante sí mismas.
8. Los hijos. Secuelas
- Tormenta de ideas: por grupos de edades, las madres van señalando las perturbaciones que han visto en sus hijos, e intentan relacionarlo con las experiencias de violencia presenciada o padecida directamente.
- Cada madre explica qué ha hecho para ayudar a sus hijos en cada una de esas secuelas o dificultades.
9. Claves de prevención
- Se trabajan materiales de "predictores de violencia".
- Se intenta conseguir una lista grupal de " los principales riesgos".
- Trabajo personal: "elabora una lista de claves de prevención para tu hija, o para tu hijo".
10. Realización de un póster grupal
Es un momento lúdico y creativo del grupo en el que, a base de todo tipo de materiales, realizan un póster o mural, con la participación de todas las mujeres integrantes del grupo, que recoge y refleja todo aquello que surge del grupo en ese momento final. Su objetivo, además de lo anterior, consiste en que las mujeres vean un "producto" concreto que les ayude a materializar sus logros en el grupo, y, al exponerlo en público, sirve también como poderosa motivación para otras mujeres que están próximas a iniciar otro grupo.
11. Valoración y cierre
- Cuestionario cerrado de satisfacción.
- Valoración subjetiva semi-dirigida.
- Escribir una postal a alguien significativo a quien le hubiera gustado participar en este grupo, o a quien echen de menos en este grupo.
El número de participantes es variable, de 6 a 8. El número de sesiones es variable, aproximadamente de 20, por lo tanto la duración del grupo es de unos cinco meses.
Las sesiones son de 1 hora y 30 minutos. Todas las sesiones terminan con cinco o diez minutos de relajación.
Bibliografía:
o Enrique Echeburua. "Personalidades violentas". Ed. Pirámide
o Enrique Echeburua. "Manual de violencia familiar". Ed. Siglo XXI
o Graciela Ferreira. "La mujer maltratada". Ed. Sudamericana
o Graciela Ferreira. "Hombres violentos, mujeres maltratadas". Ed. Sudamericana
o Jorge Corsi. "Violencia familiar". Ed. Paidos
o Jorge Corsi. "Violencia masculina en la pareja". Ed. Paidos
o Luis Rojas Marcos. "La pareja rota". Ed. Espasa Calpe
o Luis Rojas Marcos. "Las semillas de la violencia". Ed. Espasa Calpe
o Robin Norwood. "Las mujeres que aman demasiado". Ed. Vergara
o Villavicencio y Sebastian. "Violencia doméstica: su impacto en la salud física y mental de las mujeres". Instituto de la Mujer.
o Martín Serrano. "Las violencias cotidianas cuando las víctimas son las mujeres". Instituto de la Mujer.
o Mane France Hirigoyen. "El acoso moral". Ed. Paidos
o Lorente Acosta. "Agresión a la mujer: maltrato, violación y acoso". Ed. Comares
o Lorente Acosta. "Mi marido me pega lo normal". Ed. Ares y Mares
o Alvarez. "Guía para mujeres maltratadas". Consejo de la Mujer
o Emilce Dio Bleichmar. "La depresión en la mujer". Temas de hoy
o Mabel Burín. "El malestar de las mujeres". Paidos
o Nora Levinton. "El superyo femenino". Biblioteca Nueva
o Carole Damiani. "Les victimes". Bayard Editions
o Hugo Bleichmar. "Avances en psicoterapia psicoanalítica". Paidos
o Jéssica Benjamín. "Los lazos del amor". Paidos
o "La atención sociosanitaria ante la violencia contra las mujeres". Instituto de la mujer. 2000
o "Los grupos de mujeres". Instituto de la mujer. 2001