La mayoría de los loros dice algo parecido a un: "Uahhhc". Y, cuando se
inspiran, alcanzan a decir unclarísimo "Roberrrto".
O unaexigencia gastronómica simple: "Quiero cacao". Pero unloroque diga, en
el momento más oportuno: "Así, Gary", es otra historia, ypuede ser la causal de
uno de las pilladas más sonadas de los últimos tiempos en el caso de un
triánguloamoroso.
El instruido espía gritaba "Hey, Gary" cada vez que la novia de Chris Taylor
contestaba su celular. Por lo que Taylor comenzó a indagar quién diablos era ese
Gary. Pero su novia, Suzy Collins, juraba no saber nada de nada.
El problema era que 'Ziggy', el loro, seguía diciendo ese nombre sin pausa. Y
antes de Navidad llegó a unpunto más alto en su repertorio: comenzó a hacer los
sonidos de unamor apasionado, los gritos ygemidos de unarelación sexual en
pleno cada vez que escuchaba el nombre Gary en la televisión.
Yasí siguió la historia, reproducida por el New York Times, hasta que undía,
'Ziggy' les cantó a Taylor yCollins la frase detonante: "Te amo, Gary".
"Sentí unaespecie de escalofrío en mi columna", dijo Taylor, de 30 años, un
programador de computadores proveniente de Leeds (Reino Unido). "Primero me reí,
pero cuando le vi la cara a Suzy me di cuenta de que algo estaba pasando. Ella
comenzó a llorar".
Gary resultó ser uncolega antiguo de Collins yel amante secreto de Suzy, que
además visitaba su casa en su ausencia ysostenía relaciones en frente del
pajarraco.
"Se me encoge el estómago al pensar en lo que podría haber estado viendo u
oyendo que hacían", dijo Taylor al diario británico Daily Telegraph. El loro
era, desde que lo compraron ocho años atrás, unexperto en la imitación de
sonidos que escuchaba en la televisión, e incluso de aparatos electrodomésticos
como la aspiradora o el timbre de la puerta.
Lo parte triste del cuento es que el loro, tal vez impresionado por lo que había
visto yoído, no dejó de decir la palabra Gary cada vez que oía unteléfono
celular o escuchaba este nombre en la pantalla chica. Así que terminó en una
nueva casa, luego de que su dueño decidiera deshacerse de él.
Taylor yCollins se separaron la misma tarde en que el lororepitió el "Te amo,
Gary". Ytambién Collins se separó del famoso Gary. La pillada esposasolo dijo
a la prensa: "Me sorprende que se haya librado de aquel maldito pájaro. Pasaba
más tiempo hablando con él que conmigo. Yo no soportaba a 'Ziggy'. Por lo visto,
el sentimiento era mutuo".
Luis Noé Ochoa
EL ARCA DE NOÉ
Yel loroahí... (28 de enero de 2006)
En unmundo de ¿infidelidades?, las mascotas abren el pico.
El domingo pasado, EL TIEMPO (Colombia) publicó unahistoria increíble, que mereció gran
nota en el New York Times. El caso de Ziggy, unlorito lengüilargo que delatóa
Suzy, unamujer que le jugaba sucio a Collins, su pareja, con Gary, unex
compañero de trabajo, programador de sistemas, al que seguramente undía llevó a
cenar a casa, para que le probara la sazón a la señora. Pues cuando Collins
salía a trabajar, trabajar ytrabajar, el "amigo" programador llegaba a
activarle el chip del amor a Suzy.
El caso no es extraño en este mundo de swingers, de infidelidades amorosas,
financieras o políticas, donde la lealtad es moneda de cobre, así después haya
que retractarse. Hoy estoy contigo, mañana tengo uncambio radical, hago la u y
me voy para otro toldo. Ciertos amores yla política tienen similar plumaje.
La parejita nfielpracticaba sus aeróbicos al desnudo frente al loro, con el
agravante de que, al parecer, después de lo que hacían, comían tostadas con
mantequillita yno le tiraban ni unaborona al pobre loro, para al menos
mantenerlo con el pico cerrado, cuando hoy muchas conciencias se compran con
migajas.
El lorito comenzó a decir ¿Hey, Gary?, cuando ella contestaba al celular. Pero
la cosa se puso peluda cuando antes de Navidad, tal vez porque el lorono quería
que pasaran otra noche buena, comenzó a hacer esos sonidos de pasión, como
cuando a uno le toca bañarse en Tunja con agua fría (uj, uj, uj, aj, aj, aj), o
gritos largos, casi gemidos, como si lo lanzaran en la montaña rusa. O sea, lo
mismo que sentirían Suzy yGary con el pájaro al frente. El inocente Collins,
con unos cuernos más grandes que los de los renos de Papá Noel, era feliz, sin
saber que su mujer era papita pal lorode su amigo.
Solo en unmomento en que Zyggy dijo delante de Suzy: "Te amo, Gary" ySuzy se
puso más verde que el loroydio la patica, el hombre comprendió que alguien se
le estaba comiendo la torta en su propia cocina.
Esa misma tarde se produjo la separación. Pero hay unhecho de ingratitud. El
bruto del Collins regaló el loro, cuando debió condecorarlo o al menos ofrecerlo
a precio de oro, porque compradores le iban a llover. Desde el Senado de Estados
Unidos, la CIA, el Partido Liberal, pues ?infidelias? hay por todos lados. O al
menos, como premio, debió conseguirle unalora, porque es de imaginar sus
necesidades después de tanto tiempo de cine rojo en vivo yen directo.
Puede que después de esto los loros se pongan más caros que el perico. O que la
perica. Millones de esposos desconfiados van a querer su loroen casa. Aunque
algunos expertos dicen que cualquier mascota sirve, pero hay que saber
interpretarlas. En los perritos, por ejemplo, observar la forma de mover la
colita. O si comienzan a sacar la lengua ya acezar fuerte como si vinieran de
correr 10 kilómetros, es señal de que otro le hace guau a su pareja. O cuando un
felino anda sacando las uñas, yno se baja del sofá, hay gato encerrado.
Inclusive, si los peces del acuario empiezan a nadar con la barriga hacia
arriba, hacen burbujas de amor o se la pasan tras la matica del acuario, hay un
tercero nadando por debajo de agua.
Estos episodios, que parecen tontos, dejan lecciones. Primero que uno siempre
debe saber a quién lleva a la casa. Muchos hogares se han perdido porque ella se
las da de experta culinaria. Segundo, que los animales son bellos, inteligentes,
sienten, aman yse expresan. Ycomo pueden, se dan mañas para avisar cuando en
ausencia del cónyuge alguien llega a decirle a su pareja si "quiere cacao". Se
venden loros.