Puede parecer sorprendente que hace sólo 16 años, la Organización Mundial de la Salud incluyera aún la homosexualidad entre las enfermedades mentales. Fue, precisamente, el 17 de mayo de 1990 cuando se eliminó. Por ello, la Asociación Internacional de Gays y Lesbianas (ILGA), celebra hoy como el
día mundial contra la homofobia, por segundo año consecutivo. En
su página comentan:
Hoy alrededor de 80 países en el mundo criminalizan la Homosexualidad y condenan los actos sexuales consensuados entre personas del mismo sexo con penas de prisión; 9 de estos países (Afganistán, Irán, Mauritania, Nigeria, Pakistán, Arabia Saudí, Emiratos Árabes y Yemen) mantienen para estos casos la pena de muerte. La discriminación basada en la orientación sexual y en la identidad de género no está oficialmente reconocida por los estados miembros de Naciones Unidas (a pesar de que organismos de derechos humanos como el Comité de Derechos Humanos han condenado repetidamente la discriminación basada en la orientación sexual y la identidad de género).
Con motivo de este día, la Federación Estatal de Lesbianas,
Gays, Transexuales y Bisexuales (
FELGT) han lanzado su campaña "Necesitamos otro mundo, para amar en libertad":
Es necesaria la combinación de una actitud decidida de los gobiernos (impulsando legislaciones que penalicen la homofobia y la transfobia y que eliminen las desigualdades jurídicas que puedan existir, estableciendo programas de educación respetuosos con la diversidad sexual, apoyando a los colectivos lgbt, etc.) y un posicionamiento cotidiano, individual y colectivo, de cada una de las personas que componen la sociedad. Mirar a un lado o callar cuando se presencia una opinión, actitud o comportamiento homófobo y transfóbico es ser cómplice de dicha situación. Esta es una cuestión de igualdad y derechos. Cada uno de nosotros, cada una de nosotras, debemos tomar una posición decidida por erradicar estas lacras sociales.
Amnistía Internacional, que trabaja también sobre los derechos humanos y las minorías sexuales, tiene un interesante mapa de la discriminación, marcando los
países de alto riesgo.
Sin llegar tan lejos, en Burgos, tenemos en cualquier caso un carcamal (que ejerce de arzobispo) que es un
vivito ejemplo de homofobia, que lo cuenta Akin. Por supuesto, a pesar de monse Gil Hellín, los demás colegas de la Confe, y tantos otros integristas católicos, la situación en España es mucho mejor que la de Irán, Afganistán, Nicaragua o tantos otros lugares. Pero la homofobia sigue siendo algo habitual y desde luego, todavía falta mucho para que se considere como delito contra los derechos humanos. Vamos, que hay mucho que avanzar. Así que, mientras por los mundos de Yuppi se celebra ese cosmético día de Internet, aprovechemos para recordar que hay también otras causas necesarias los 17 de mayo.
Artículo escrito por Javier Armentia, físico y periodista científico. Director del
Planetario de Pamplona y exdirector ejecutivo de
ARP-SAPC, sociedad para el avance del pensamiento crítico
Fuente:
Por la boca muere el pez
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