El 83% de los consultados en el relevamiento dijo haber sufrido un hecho ilícito o ser familiar de un damnificado durante 2005

No siempre la percepción de la gente coincide con la realidad. Sin embargo, en el caso de la inseguridad, no sólo aumentó la sensación de que la ciudad y el conurbano son cada vez más peligrosos: en un relevamiento realizado en mayo del actual, el 83 por ciento de los consultados aseguró haber sufrido un delito o ser familiar de una víctima de un hecho ilícito en 2005. Dijeron haber sido golpeados por la ola de inseguridad el 19 por ciento más de encuestados que hace un año.

No sólo eso: el 72 por ciento cree que corre riesgos de convertirse en víctima de un acto delictivo y el 68 por ciento considera que la droga es la causa principal de la delincuencia.

Los datos se desprenden del quinto Índice de Temor Ciudadano (ITC), realizado por el Centro de Estudios para la Convergencia Ciudadana, que preside la diputada nacional Paola Spatola (Pro-Buenos Aires), encuesta que mide la confianza de la gente y los riesgos que percibe frente a cuestiones de la vida pública, entre ellas, la seguridad. El relevamiento se hizo sobre 800 encuestas domiciliarias en la Capital y el conurbano, entre el 8 y el 15 de mayo.

Los resultados de esta encuesta cobran relevancia a la luz de los últimos casos de inseguridad conocidos, que permiten inferir que hay en el área metropolitana un recrudecimiento de hechos delictivos tales como robos reiterados, asesinatos y hechos de piratería del asfalto. Justamente, y sólo a lo largo de la jornada de ayer, la Federación Argentina de Entidades del Autotransporte de Cargas (Fadeeac) denunció cuatro casos de unidades sustraídas y expresó su "alarmante preocupación por el incremento de estos hechos".

Sólo una cosa preocupó a los consultados más que la posibilidad de sufrir un delito: el 76% de ellos manifestó su miedo a no recibir atención médica.

En cuanto a las posibles soluciones para reducir el índice delictivo, un 58% opinó que el endurecimiento de las leyes contribuirá "mucho o algo". Un 42% dijo estar "muy o algo" de acuerdo con que el ciudadano común porte armas.

Menos miedo al secuestro

Un indicador que experimentó una variación importante entre 2004 y 2006 es el temor a ser secuestrado: el miedo social a resultar víctima de una privación ilegal de la libertad cayó notoriamente, de un 29 por ciento en el primer ITC, de mayo de 2004, a un 13 por ciento en la última medición.

"Es que disminuyó la cantidad de secuestros y, por eso, la gente percibe menos temor respecto de ese tipo de hechos", explicó a LA NACION Spatola.

Mucho menor, en cambio, fue la caída del miedo a ser víctima de un delito en general: la percepción de la delincuencia apenas se redujo del 79% en 2004 al 72%, en 2006.

A la inversa, la percepción de que el consumo de drogas es la causa principal del delito se consolidó con el paso del tiempo; creció del 54%, en 2004, al 68%, en 2006, y se mantuvo siempre como la primera causa de delincuencia, delante de la desocupación (59%) y de la corrupción, con el 47%.

Sin políticas de Estado

"En materia de seguridad la confianza entre el Gobierno y la comunidad es clave. Hoy, ese vínculo, esencial para que disminuya el delito, existe. Y ahora el Estado le debe una respuesta concreta a la comunidad", opinó Spatola, que fue asesora en temas de seguridad de Carlos Menem durante la campaña presidencial de 2003.

La diputada también manifestó que "no existe una política de Estado" en materia de seguridad. "En la provincia de Buenos Aires, la semana pasada, dos policías se robaron un cajero automático. Esa es una fotografía de la realidad en cuanto a seguridad", dijo. Según Spatola, que días atrás presentó un proyecto para realizar una campaña nacional de prevención situacional del delito, "es fundamental, en el corto plazo, que el Estado instruya a los ciudadanos sobre cómo prevenir el delito".

A propósito, en su encuesta el 48% de los consultados cree que el Gobierno no podrá dar una pronta solución al tema, en un país que el 57 por ciento de ellos calificó como más inseguro que otros de la región.

Por Adriana M. Riva
De la Redacción de LA NACION

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