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El último procedimiento parece de humor, la tipografía tan molesta Comic Sans Serif de Microsoft
Los Abogados jamás deberían hacer una pregunta a una anciana socarrona y perspicaz, si no se encuentran preparados para la respuesta.
Durante un juicio en un pequeño pueblo, el abogado acusador llamó al estrado a su primera testigo, una mujer de avanzada edad.
El abogado se acercó y le preguntó: – Sra. chismefresco: ¿sabe quién soy?
Ella respondió:
– Sí, lo conozco señor González. Lo conozco desde que era un niño y francamente le digo que usted resultó ser una gran decepción para sus padres. Siempre miente, cree saber de todo, es muy prepotente, abusivo, engaña a su esposa y lo peor de todo, manipula a las personas. Se cree el mejor de todos cuando en realidad es un pobre hombre. Sí, lo conozco….
El Abogado se quedó perplejo, sin saber exactamente qué hacer.
Apuntando hacia la sala, le preguntó a la sra. chismefresco: -¿Conoce al abogado de la defensa?
Nuevamente ella respondió:
-Claro que Sí, Yo también conozco al señor Pérez desde que era un niño. Él es un flojo y medio raro, y tiene problemas con la bebida. No puede tener una relación normal con nadie y es el peor abogado del Estado. Sin mencionar que engañó a su esposa con tres mujeres diferentes, una de ellas la esposa suya, ¿recuerda? Sí, yo conozco al Sr. Pérez. Su mamá tampoco está orgullosa de él.
El abogado de la defensa casi cae muerto.
Entonces, el Juez llama rápidamente a los dos abogados para que se acerquen al estrado, y les dice:
-Si alguno de los dos, le pregunta a esa vieja chismosa hija de puta si me conoce, los mando a la silla eléctrica a los dos, malparidos!!!.
Fuente: cidadadnodelmundo
La historia del profesor Mirete cuando menos resulta poco convencional. El profesor asegura que una noche soñó que «María Dolores de Cospedal tomaba posesión como ministra vestida con peineta y mantilla negra, tal y como la había visto en una procesión del Corpus. El sueño me produjo cierto impacto y lo comenté con mis alumnos, a los que decidí gastar una broma: les dije que si venían a clase vestidos con mantilla y peineta negras les trataría mejor a la hora de calificar su examen», relata Mirete.
El docente puntualiza que el grupo de alumnos que asiste a clase en ese grupo, de quinto curso, es muy reducido, y que en cualquier caso, tenía intención de echarles una mano con las calificaciones «porque son de quinto curso y siempre lo hago si asisten con regularidad a clase. Si sacan un 4,5, puedo aprobarles», puntualiza. El reto de Mirete fue aceptado de buen grado por algunos alumnos. El 22 de noviembre, al menos diez estudiantes, los que aparecen en la foto, se presentaron en clase con peineta y mantilla negras, y en un ambiente, a juzgar por las imágenes, muy distendido, se fotografiaron con el profesor para la posteridad.
Penn y Teller desde su programa Bullshit! (literalmente mierda de toro), esta peculiar pareja de ilusionistas/payasos consiguen dejar en evidencia todo aquello que suponga un atentado a la razón.
En los siguientes vídeos les da por «desestructurar» las popularísimas (desgraciadamente) «medicinas» alternativas.
Se encontraba George Bernard Shaw cenando con dos amigos; a saber, un cirujano y un abogado.
Su amigo abogado quiso poner a prueba la capacidad creativa de Mr. Shaw.
Y héteme aquí que le retó en estos términos:
– ¿A que no es Vd. capaz de inventar un chiste protagonizado por un cirujano y un abogado?
Con un résped acorde a su talento, Shaw aceptó el reto y lo solucionó de la siguiente manera:
«Un cirujano abrió a un enfermo.
No le encontró ningún órgano dañado, pero para justificar la operación, le extirpó la conciencia.
Así le pudo cobrar sin remordimiento.El enfermo sanó, pagó al cirujano y, ya sin conciencia, se hizo abogado y ganó mucho dinero.»
Desconocemos si después de ese día se mantuvo la amistad inicial.
Si quieren conocer alguna de las aristas de quien llegó a ser Premio Nobel de Literatura, echen un vistazo a George Bernard Shaw: El Premio Nobel que justificó y alentó la eugenesia, de donde, de paso, he sacado la imagen.
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La anécdota, quizá apócrifa, la cuenta Gregorio Doval en su «Anecdotario universal de cabecera». Ediciones del Prado. Madrid. 2003.
Fuente: DesEquiLIBROS. Lectura y cultura
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