En 1917, Mencken publicó un artículo titulado “Un aniversario olvidado” dedicado a conmemorar la introducción de la bañera en Norteamérica, pues se cumplían 75 años de su nacimiento. Sin embargo, al artículo añadió una serie de mentiras bastante flagrante que, no obstante, fueron creídas por muchos lectores. Mencken no aspiraba a violar la revisión por pares de una revista académica, sino que pretendía algo más banal: “demostrar que los estadounidenses son imbéciles crédulos.”
Y también demostró que los periodistas no dejaban de repetir sus mentiras en diversos medios de comunicación. Incluso hoy en día algunas de sus afirmaciones sobre bañeras se repiten en algunos medios. Lo explica así Gregorio Doval en Fraudes, engaños y timos de la historia:
A ello añadía una continua serie de mentiras evidentes sobre prohibiciones del baño en Inglaterra, impuestos por bañera, etc., pero algunas personas tomaron el artículo como real y posteriormente incluso se publicó de manera seria en varios periódicos de diversos países. (…) El autor del artículo afirmó en muchas ocasiones que todo era inventado, publicó artículos corroborándolo hasta en treinta periódicos diferentes, escribió un libro…, pero en 1935 el New York Times volvió a tomar por históricas aquellas mentiras y en 1976 se hizo otra vez, pero ahora no sólo en la prensa sino también en el resto de medios de comunicación.
La viralidad de las mentiras está tan arraigada que, al igual que ocurre con la tortuosa historia de las bañeras, aún podemos encontrar a gente repitiendo (incluso medios de comunicación haciéndose eco) que las espinacas tienen mucho hierro, que la vitamina C previene el resfriado o que la homeopatía cura más allá del placebo. O incluso afirmaciones más banales del tipo que la Torre de Pisa es la construcción más inclinada del mundo (es la capilla de Surhuusen, en Alemania): podéis incluso visitar árboles que se parecen a la Torre de Pisa (o a la capilla de Surhuusen). Incluso, sin abandonar la bañera, la gente sigue pensando que El agua se vacía por el desagüe en sentido contrario a las agujas del reloj si estás al norte del Ecuador.
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Licrcnia CC
El 30 de septiembre de 2005, el diario danés Jyllands-Posten bajo la dirección editorial de Flemming Rose publica unas caricaturas de Mahoma provocando gran escándalo en el mundo islámico, y como no, todo tipo de violencia. En recuerdo publicamos este álbum con todas la caricaturas que montaron el revuelo.
Acceder a las caricaturas en: Teofago
- Volviendo al hogar, me metí en la casa que no es y choqué contra el árbol que no tengo.
- El otro coche chocó contra el mío, sin previo aviso de sus intenciones.
- Creía que el cristal de la ventanilla estaba bajado, pero me di cuenta de que estaba subido cuando saqué la cabeza a través de ella.
- Choqué contra un camión estacionado que venía en dirección contraria.
- Un camión retrocedió a través de mi parabrisas y le dio a mi mujer en la cara.
- El peatón chocó contra mi coche y después se metió debajo.
- El tío estaba por toda la calle y tuve que hacer varias maniobras bruscas antes de atropellarle.
- Saqué el coche del arcén, miré a mi suegra y me fui de cabeza al terraplén.
- Tratando de matar una mosca, choqué contra el poste de teléfonos.
- Había estado todo el día comprando plantas y al volver a casa cuando llegué al cruce, un arbusto surgió de repente, oscureciendo mi visión y no pude ver el coche que venía.
- Llevaba cuarenta años conduciendo cuando me dormí al volante y tuve el accidente.
- Cuando llegué al cruce apareció de pronto una señal donde nunca había habido una señal de «STOP» antes y no pude parar a tiempo.
- Para evitar colisionar con el parachoques del coche de delante, atropellé al peatón.
- Mi coche estaba correctamente aparcado cuando retrocediendo le dio al otro coche.
- Un coche invisible que salió de la nada me dio un golpe y desapareció.
- Le dije al policía que no estaba herido, pero cuando me quité el sombrero descubrí que tenía fractura de cráneo.
- Estaba convencido de que el vejete no llegaría nunca al otro lado de la calzada cuando le atropellé.
- El peatón no sabía en que dirección correr, así que le pasé por encima.
- Vi una cara triste moviéndose lentamente, cuando el señor mayor rebotó en el techo de mi coche.
- La causa indirecta del accidente fue un tipo bajito en un coche pequeño con una boca muy grande.
- Cuando el coche abandonó la calzada salí despedido, más tarde me encontraron en un hoyo unas vacas sueltas.
- El poste de teléfonos se estaba acercando y cuando maniobraba para salirme de su camino choqué de frente.