El premio nobel de Medicina Richard J. Roberts acusó este lunes a los intereses políticos de algunos partidos, sobre todo ecologistas, de “satanizar” los alimentos transgénicos, cuando no existen evidencias científicas sobre sus prejuicios para la salud y “son una solución para combatir el hambre en el mundo”.
Roberts, que inauguró este lunes un congreso de Biotecnología en La Habana, indicó que “no hay ni una sola escuela científica en el mundo que encuentre peligrosos para la salud los organismos genéticamente modificados (OGM)”.
Roberts recordó que la carencia de alimentos es uno de los mayores retos a los que se enfrenta la humanidad en los próximos años, “mayor que las guerras o las enfermedades”, ante el previsible aumento de la población, que afectará únicamente los países en vías de desarrollo, no a los desarrollados.
Sobre la campaña para demonizar estos organismos, Roberts dijo que esos mensajes provienen fundamentalmente de la Unión Europea, que ha prohibido este tipo de cultivos como parte de una “estrategia política” para evitar que multinacionales como Monsanto controlen la distribución de alimentos en su territorio.
“Es algo muy peligroso, incluso trágico”, señaló Roberts, ya que lanzan ese mensaje también a los países en vías de desarrollo, donde sí que necesitan los cultivos transgénicos para cumplir con la demanda de alimentos de sus habitantes.
El nobel responsabilizó a los partidos verdes y organizaciones ecologistas como Greenpeace de encabezar esa corriente de opinión contraria a los transgénicos, mientras “millones de personas mueren todavía por falta de alimentos”.
“Debería considerarse un crimen contra la humanidad y deberían enfrentar un juicio contra los tribunales internacionales por ello”, aseveró este científico que obtuvo el Nobel en 1993 por su trabajo sobre los intrones, fragmentos de ADN que no contienen información genética. “Necesitamos más ciencia dentro de lo político y menos política en el mundo de la ciencia”, añadió.
Gráfica de barras en la que se indica en qué porcentaje los seres humanos somos parecidos a otros animales.
Nuestro «primo» más cercano es como cabría esperar el chimpancé (90%), pero resulta que somos más parecidos a un ratón (88%) que a un perro (84%) e incluso –agárrate– a los ornitorrincos (69%) que a los pollos (65%).
Fuente: Jishai
En el 2014 United Nations Climate Summit llevado a cabo en New York, se presentó este cortometraje llamado “What’s Posible,” que hace un llamado a los líderes mundiales y a los habitantes del planeta para poner manos a la obra en políticas que ayuden a disminuir el cambio climático por el bien de la humanidad.
El vídeo fue creado por Louie Schwartzberg e incluye música del compositor Hans Zimmer.
Jerry Coyne explica:
Hay una piedra angular de la fe abrahámica que es eminentemente contrastable por la ciencia: la afirmación de que todos los humanos descienden de un solo par creado —Adán y Eva— y que estos individuos no eran australopitecos o antepasados simiescos, sino seres humanos en el sentido moderno. A falta de su existencia, toda la historia del pecado humano y la redención se desmorona.
Desafortunadamente, la evidencia científica muestra que Adán y Eva no pudieron haber existido, por lo menos en la forma en que están representados en la Biblia. Los datos genéticos no muestran ninguna evidencia de ningún embotellamiento humano tan pequeño como dos personas: simplemente hay demasiados tipos diferentes de genes por ahí para que eso sea cierto. Puede que haya habido un par de «cuellos de botella» (tamaños de población reducidos) en la historia de nuestra especie, pero el más pequeño que no implica una reciente colonización es un cuello de botella de aproximadamente 10.000-15.000 individuos que se produjo entre hace 50000 y 100000 años. Esa es la población más pequeña que llegaron a tener nuestros antepasados y —fíjense— no es dos personas.
Además, mirando a diferentes genes, nos encontramos con que estos se remontan a diferentes momentos de nuestro pasado. El ADN mitocondrial apunta a que los genes en ese orgánulo se remontan a un único antepasado femenino que vivió hace unos 140000 años, pero que los genes en el cromosoma Y se remontan a un hombre que vivió hace unos 60000-90000 años. Además, la mayor parte de los genes en el núcleo se remontan a tiempos diferentes — a una fecha tan lejana como dos millones de años. Esto demuestra no sólo que cualquier «Adán» y «Eva» (solo en el sentido del ADN mitocondrial y del cromosoma Y) debieron haber vivido con miles de años de diferencia, sino también que simplemente dos personas no podrían haber proporcionado toda la genética de ascendencia de los humanos modernos. Cada uno de nuestros genes «coalesce» de vuelta a un antepasado diferente, demostrando que, como era de esperarse, nuestro legado genético proviene de muchas personas diferentes. No regresa a sólo dos personas, independientemente de cuándo vivieron.
Estos son los hechos científicos.
Las urracas sienten una atracción compulsiva por los objetos brillantes. Lo dicen por todos lados. Pues, no es así. Psicólogos del Centro para la Investigación del Comportamiento Animal (CRAB) de la Universidad de Exeter han comprobado experimentalmente que la urraca (Pica pica) siente en realidad temor ante objetos -brillantes o no- con los que no está familiarizada. Los investigadores, que han presentado su trabajo en la revista Animal Cognition, creen que la errónea creencia popular se debe a sesgos cognitivos y a la exagerada transmisión oral de episodios aislados.
Toni Shepard, director del estudio, y sus colaboradores utilizaron en su experimento aves silvestres y recuperadas por un centro de rescate de animales. Para tentar a las urracas, recurrieron a tornillos de metal brillante, pequeños aros de aluminio y un pequeño trozo rectangular de papel de aluminio. La mitad de los aros y tornillos los pintaron de azul mate; la otra mitad y el papel de aluminio los dejaron tal cual. El escenario fueron ocho zonas del campus donde las urracas están acostumbradas a la presencia humana.
“Queda demostrado una vez más que las urracas son inteligentes: en vez de dejarse atraer compulsivamente hacia los objetos brillantes, se mantienen a una distancia segura cuando esos objetos son nuevos e inesperados”, ha indicado Natalie Hempel de Ibarra, una de las coautoras. Los investigadores creen que los seres humanos se fijan cuando las urracas cogen ocasionalmente objetos brillantes sólo porque creen que las aves los encuentran atractivos, mientras ignoran la mayoría de los casos en los que los animales no prestan atención a esos objetos. La exagerada trasmisión de anécdotas habría hecho el resto a la hora de cimentar una falsa creencia popular “ampliamente aceptada en la cultura europea”.
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Diaea ergandros es una especie de araña australiana. A lo largo del verano, las madres se engordan a sí mismas con todo tipo de insectos, de manera que, cuando llega el invierno, sus pequeños pueden chupar la sangre de las articulaciones de las piernas de su madre. A medida que ellos beben, ella se debilita hasta que las crías se abalanzan sobre ella, la inyectan un veneno y la devoran como harían con cualquier otra presa.
¿Qué cuerpo se te queda al leer esto? ¿a qué crees que se debe?
Este es sólo un ejemplo de los que hay miles en la naturaleza. Sólo uno más. En el caso del [Enlace bloqueado por la Tasa española AEDE] los embriones se canibalizan entre ellos y el mayor se suele comer a todos los demás menos uno.
No hay colores ahí fuera. Sólo longitudes de onda. Tampoco hay moral ahí fuera. Solo actos que aumentan o disminuyen el éxito reproductivo. Los actos que aumentan el éxito reproductivo, el número de descendientes, tienen éxito y persisten.
Fuente: La nueva Ilustración Evolucionista / The new Evolutionary Enlightenment
Él, el nieto 114, tras todos estos años, pudo finalmente encontrarse con Estela Carlotto, la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, en un encuentro privado que fue celebrado en público.
Una parte importante y crucial de la historia que conmueve a Argentina en estos días tiene que ver con la ciencia que lleva años dedicada a identificar a los restos de desaparecidos durante el régimen militar argentino (1976-1983) y a los hijos de desaparecidos que fueron apropiados.
Como parte de un procedimiento que la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (CONADI) y las Abuelas de Plaza de Mayo han perfeccionado con los años, Ignacio Hurban se acercó voluntariamente en junio pasado porque tenía dudas sobre su identidad y se prestó al análisis genético en el Banco Nacional de Datos Genéticos (BNDG) que acaba de confirmar su parentesco y su nombre: Guido Montoya Carlotto.
El Banco custodia las muestras genéticas que aportaron 310 familias que buscan a nietos robados durante el régimen militar, y con ellas se contrastó el ADN de Guido.
Penchaszadeh participó en los años 80 en la creación del llamado «índice de abuelidad», una fórmula auspiciada por Abuelas y que sirve para identificar personas a partir del ADN de sus abuelos.
El primer resultado de este índice fue en 1984, con la restitución de Paula Eva Logares. Pero aunque con Guido ya suman 114 los nietos recuperados, aún falta encontrar a alrededor de 400 más.
Se calcula que por lo menos 500 mujeres estaban embarazadas en el momento de su desaparición forzosa, o sea que debe haber otros tantos niños nacidos en centros clandestinos de detención.
«Lo más difícil ha sido siempre la localización de un caso», explica a BBC Mundo Penchaszadeh.
«El análisis genético es lo más simple, hoy en día. Hace treinta años era más complicado porque el ADN no se podía analizar de forma directa, no había la tecnología adecuada. Pero en los 90 el análisis pasó a ser muy común en muchos ámbitos»
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El brote de fiebre hemorrágica del ébola de Sierra Leona, Liberia y Guinea, se está convirtiendo en uno de los más mortíferos desde 1976, fecha en la que se detectó por primera vez, habiéndose cobrado ya mas de 700 vidas. Según Médicos sin Fronteras, uno de los organismos internacionales que se encarga de su contención, la epidemia se encuentra fuera de control en este momento.
A finales del mes pasado Patrick Sawyer, funcionario del gobierno de Liberia, viajó a Lagos (Nigeria) estando infectado por el virus de ébola. Sawyer murió allí el viernes 25 de julio entre vómitos y diarrea. Las autoridades nigerianas están haciendo un seguimiento al resto de pasajeros del vuelo que tomó Sawyer ante la posibilidad de que alguno de ellos pudiese haber sido contagiado. Lagos es una ciudad con ocho millones de habitantes. Un brote allí podría ser terrorífico.
¿Se puede contagiar uno de ébola solo por sentarse en el avión al lado de un portador del virus?
El ébola se contagia por el contacto con sangre, orina, heces, saliva y cualquier otro fluido orgánico. Atendiendo a estas indicaciones de OMS, el contagio en el avión podría haberse producido únicamente en el inodoro.
Pero en 2012 la revista Nature publicó un estudio en el que se probaba que el virus podía pasar desde cerdos infectados a monos sanos sin que entrasen en contacto directo. Ambos estaban en receptáculos separados por rejas de tal manera que no se podían tocar. Tras 8 días los monos presentaban los síntomas de la enfermedad. Tradicionalmente se han considerado a los murciélagos como el reservorio natural de esta enfermedad, pero cada vez más estudios apuntan a los cerdos, tanto salvajes como domésticos, como el portador silencioso del virus.
La conclusión del experimento es que los monos podrían haberse infectado por inhalar pequeñas gotas de mucosidad expelidas por la respiración de los cerdos. Esas pequeñas gotas pueden permanecer en el aire pero no mucho tiempo, por lo que el contagio solo se produce en distancias cortas, y nunca con la facilidad de un virus como la gripe.
En los aviones el tiempo que pasas con el resto de pasajeros es mucho menor, y además disponen de unos eficaces sistemas de ventilación que mueven el aire desde abajo hacia arriba, y lo filtran antes de volverlo a recircular. Una enfermedad infecciosa como la gripe puede contagiarse a los pasajeros sentados hasta de dos filas de asientos de la persona enferma. Por otro lado, la enfermedad es contagiosa cuando se han presentado los primeros síntomas, y en ese momento el enfermo se encontraría demasiado mal para viajar.
Atendiendo a estos datos, la posibilidad de contagio en un avión es remota, aunque una vez en el país de destino y después de que aparezcan los síntomas, la expansión del brote depende de la eficiencia de los servicios sanitarios. Debido al relativamente corto periodo de incubación del virus (entre 2 y 21 días) y su infecciosidad cuando los síntomas ya han aparecido, hacen de este virus un candidato no muy apropiado para una epidemia globalizada.
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La manera de detectar a personas de alto riesgo suicida podría cambiar radicalmente con un nuevo y simple test sanguíneo, gracias a los resultados que han obtenido los investigadores del Johns Hopkins University, que han sido publicados en The American Journal of Psychiatry.
Los investigadores se centraron en un gen denominado SKA2. Tomaron muestras de cerebros de personas difuntas, algunas de las cuales estaban mentalmente enfermas, y encontraron que aquéllos que se suicidaron presentaban una reducción en la expresión de ese gen; es decir, a menor actividad de SKA2, mayor probabilidad de suicidio.
Esto puede explicarse conociendo la importante función de ese gen en el cerebro. SKA2 se expresa en la parte más anterior de nuestro cerebro, en la corteza prefrontal, que tiene un importante papel a la hora de inhibir pensamientos negativos y controlar comportamientos impulsivos. Además, interviene en la respuesta de nuestro cuerpo ante situaciones de estrés.
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Partes de la sopa primordial en la que surgió la vida se mantienen actualmente en nuestras células, según científicos dela Universidad de East Anglia.
La investigación publicada en Journal of Biological Chemistry revela cómo las células de las plantas, levaduras y muy probablemente también animales todavía realizan antiguas reacciones que se cree que fueron responsables del origen de la vida – hace unos cuatro mil millones de años.
La teoría de la sopa primordial sugiere que la vida comenzó en un estanque o en el mar como consecuencia de la combinación de metales, los gases de la atmósfera y de alguna forma de energía, como la caída de un rayo para dar lugar a los bloques de construcción de proteínas que luego evolucionaron hacia todas las especies.
La nueva investigación muestra cómo pequeños componentes de una célula -conocida como mitocondria -continúan realizando reacciones similares en nuestros cuerpos. Estas reacciones implican hierro, azufre y electro -química y siguen siendo importantes para funciones tales como la respiración en los animales y la fotosíntesis en las plantas.
El investigador jefe, Janneke Balk, de la escuela de Ciencias Biológicas y del Centro John Innes de UEA, dijo: «Las células confinan ciertas pequeñas partes de química peligrosa en compartimentos específicos de la célula».
«Por ejemplo las llamadas mitocondrias se ocupan de la electroquímica y también del metabolismo del azufre tóxico. Estas son reacciones muy antiguas que se cree que fueron importantes para el origen de la vida».
«Nuestra investigación ha demostrado que un compuesto de azufre tóxico se está exportando por una proteína mitocondrial de transporte a otras partes de la célula. Necesitamos azufre para fabricar catalizadores de sulfuro de hierro, de nuevo, un proceso químico muy antiguo» .
» El trabajo muestra que las partes de la sopa primordial en las que surgió la vida se han mantenido en nuestras células, y de hecho se aprovechan para mantener importantes reacciones biológicas «.
La investigación se llevó a cabo en la UEA y JIC en colaboración con el Dr. Hendrik van Veen en la Universidad de Cambridge. La investigación fue financiada por el Consejo de Investigación de Biotecnología y Ciencias Biológicas (BBSRC).
Ampliar en:»A Conserved Mitochondrial ATP-Binding Cassette Transporter Exports Glutathione Polysulfide for Cytosolic Metal Cofactor Assembly.» Schaedler TA, et al. J Biol Chem. 2014 Jul 8. pii: jbc.M114.553438. [Epub ahead of print] www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/25006243
A lo largo de las últimas décadas han sido numerosos los mitos y teorías científicas que han caído gracias a determinadas investigaciones o, simplemente, por hallazgos casuales. Algunas de las que se consideraban verdades absolutas, que aparecían en documentales, enciclopedias y en trabajos de prestigiosos eruditos e investigadores se derrumbaron gracias a nuevas investigaciones. Algunos de estos descubrimientos efímeros han sido citados por la página Toptenz.
Los canales marcianos Marte eran una red de barrancos y quebradas que los científicos del siglo XIX creían erróneamente que existían en el planeta rojo. Los canales fueron ‘descubiertos’ en 1877 por el astrónomo italiano Giovanni Schiaparelli. Después, otros astrónomos corroboraron su afirmación y los canales se convirtieron en un fenómeno. Los científicos dibujaron mapas detallados de localización de sus caminos y pronto comenzaron a especular sobre sus posibles orígenes y usos. Quizás la teoría más absurda vino de Percival Lowell, un matemático y astrónomo que aseguró que los canales eran un sofisticado sistema de riego desarrollado por una especie inteligente, pero desconocida. La hipótesis de Lowell fue desacreditada por otros científicos, pero también fue popularmente aceptada, y la idea logró sobrevivir hasta bien entrado el siglo XX.
Se ha demostrado que los canales marcianos son un mito gracias a los telescopios y tecnología de imagen. Resultó que lo que parecían canales eran en realidad una ilusión óptica causada por las rayas de polvo soplado a través de la superficie de Marte por los fuertes vientos. Esta teoría sólo pudo ser probada en la década de 1960, cuando la primera nave espacial tripulada tomó fotografías de la superficie de Marte.
Aristóteles creyó que la vida no surgía ni de semilla, ni del huevo, u otros medios tradicionales de reproducción. Creía que la vida podía surgir materia inanimada como limo, barro y tierra cuando se expone a la luz solar. Estas ideas eran provenientes de pensadores como Anaximandro, Hipólito, y Anaxágoras. Esta idea permaneció durante muchos años. ¿Cómo se demostró lo contrario?
Louis Pasteur demostró que la vida no aparecía por generación espontánea como había dicho Aristóteles. Con la invención del microscopio, pudo comprobar que los insectos aparecían por los microorganismos cuando se sellaba en la carne un recipiente cerrado.
Fue una de las ramas más populares de la neurociencia en el siglo XIX. Sus defensores creían que los rasgos de carácter individuales, como la inteligencia, la agresión, o un oído para la música, podrían localizarse en partes muy específicas del cerebro.
Se crearon mapas detallados de las supuestos 27 áreas diferentes del cerebro, con el fin de saber en que zona se localizan ciertas inclinaciones, como por ejemplo la pintura, y el efecto de un gran golpe en esa zona.
Sin embargo, los avances científicos modernos ayudaron a demostrar que los rasgos de personalidad no podían atribuirse a porciones específicas del cerebro. La frenología todavía existe hoy pero a menudo se usado como una herramienta para promover el racismo, la más famosa por los nazis, y también por los colonialistas belgas en Ruanda.
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Es febrero de 1353, una mañana particularmente fría en Londres. Al menos 38000 habitantes de la ciudad sucumbieron ante la Peste negra, importada de Asia por los comerciantes. El futuro no se ve prometedor, probablemente todos tus amigos y familiares cercanos están amontonados en una carreta esperando ser quemados y la situación económica no era la más agradable.
Europa tardaría 150 años en recuperarse por completo de la plaga y su influencia sería innegable sobre las artes y la cultura, pero un nuevo estudio publicado en PLOS ONE descubrió que la Peste negra funcionó como un evento de selección natural gigante. Algo así como un “Crisis en tierras infinitas” donde los individuos más débiles murieron (aunque a diferencia de los cómics aquí sí se quedaron muertos y no aparecieron en otra dimensión).
Los individuos “débiles”, aquellos que se encontraban viejos y/o enfermos, tendían a morir con mayor frecuencia. Nadie estaba exento, es cierto, pero aquellos que sobrevivieron heredaron un mundo mejor, con una mayor longevidad, mejor salud, precios de comida más bajos y salarios más altos. Para llegar a esta conclusión se estudiaron cadáveres exhumados de cementerios de Londres. 466 previos a la peste, vivos entre el siglo XI y el XIII, y 133 que vivieron después de la peste entre el siglo XIV y el XVI.
Fuente: FayerWayer
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Científicos españoles ponen fin al enigma de la sangre del rey Luis XVI supuestamente contenida en el interior de una calabaza y recogida tras su decapitación durante la Revolución Francesa. El análisis del genoma completo a partir de las muestras de sangre indica que el propietario no era el Borbónsino un individuo con rasgos muy diferentes.
La historia de la calabaza y la sangre de Luis XVI daría para una novela de ambiente histórico. A mediados de 2009, un colega italiano contacta con el científico español Carles Lalueza-Fox, del Instituto de Biología Evolutiva, en Barcelona, con un extraño encargo. Dos hermanos italianos, miembros de la alta sociedad de Bolonia, se han puesto en contacto con él para comprobar si la reliquia de la que son poseedores – custodiada en secreto en la cámara acorazada de un banco – es auténtica.
La reliquia es una calabaza ricamente adornada mediante técnica pirográfica, que lleva en posesión de una familia de Bolonia desde hace más de un siglo. Sus propietarios estiman que vale más de dos millones de euros y su verdadero valor está en su contenido: un pañuelo supuestamente impregnado con la sangre del rey Luis XVI, recogida a los pies de la guillotina donde fue ejecutado el 21 de enero de 1793. En el exterior de la calabaza aparecen retratados varios protagonistas de la revolución francesa, como Danton o Robespierre, y en una inscripción se explica que Maximilien Bourdaloue, testigo de la ejecución, mojó su pañuelo en la sangre del rey, lo metió en la calabaza y ordenó a un artista parisino su decoración.
En aquel momento no tenían muestras genéticas de miembros de la familia de Luis XVI con quien comparar, pero en 2013 un equipo francés y belga pidió muestras a tres borbones actuales de dos ramas de la familia distintas y comprobaron ya que que el cromosoma Y no coincidía con el hallado por los científicos del CSIC en la calabaza. «Para clarificar el asunto», explica Lalueza-Fox, «nos dijimos: hagamos el genoma completo y miremos más cosas». Y eso es precisamente lo que hicieron y los resultados que publican en la revista Scientific Reports.
«Hemos hecho un análisis funcional global del genoma«, nos cuenta el investigador, «que consiste en mirar rasgos externos de la persona, características físicas, la susceptibilidad a enfermedades… y hemos llegado a la conclusión de que probablemente no es Luis XVI el que está dentro de la calabaza». Además de comprobar que los rasgos genéticos generales difieren, Lalueza-Fox ha encontrado discrepancias físicas que descartan que el propietario de la sangre de la calabaza fuera el rey. «Hemos buscado rasgos que según las crónicas o los testigos tuviera el rey», apunta, «y había dos muy remarcables: uno era la estatura, todos decían que era el hombre más alto de la corte, variantes genéticas y nuestros datos indican que el propietario de la sangre era un individuo el promedio de estatura de la época, bastante bajo«.
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Los niños que viven violencia intrafamiliar es más probable que lleven cicatrices hasta en su ADN. Los resultados se publican en línea en el último número de la revista Pediatrics.
Los telómeros son los «tapones» en el extremo de los cromosomas que impiden la contracción cuando las células se replican.
Tener telómeros más cortos está relacionado con un mayor riesgo de tener enfermedades del corazón, obesidad, deterioro cognitivo, diabetes, enfermedad mental, y precaria salud general en la edad adulta.
Los investigadores tomaron muestras genéticas de 80 niños de cinco a 15 años en Nueva Orleans (EE.UU.) y entrevistaron a los padres acerca de sus ambientes familiares y la exposición a eventos adversos en la vida.
«Factores de estrés a nivel familiar, como ser testigo de que un miembro de la familia se lastima, crea un ambiente que afecta el ADN dentro de las células de los niños», dijo la autora principal, Dra. Stacy Drury. ”Cuanto mayor era el número de exposiciones que estos niños tenían en la vida, más cortos eran sus telómeros – y esto fue después de controlar por muchos otros factores, como el nivel socioeconómico, educación materna, edad de los padres y de la edad del niño”.
El estudio encontró que el género modera el impacto de la inestabilidad familiar. Eventos familiares traumáticos fueron más perjudiciales para las niñas, ya que tenían más probabilidades de tener telómeros acortados. También hubo un efecto protector sorprendente para los niños: las madres que habían alcanzado un mayor nivel de educación tenían una asociación positiva con la longitud de los telómeros, pero sólo en los niños menores de 10 años.
Fuente: Alexiustoday
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¡Quién lo diría! Cuando te dan un billete no solo recibes su valor monetario, también recoges una increíble colección de microbios que pones en contacto con tus manos y luego atesoras en tu billetero. Es lo que ha encontrado un equipo de investigadores del Centro de Genómica y Biología de Sistemas de la Universidad de Nueva York tras analizar el ADN recogido de 80 billetes de un dólar.
Entre los tres mil tipos diferentes de microorganismos cuyo ADN estaba en los billetes, retirados de un banco de Manhattan, la mayoría procedía de microbios inocuos. Pero entre los habitantes del dinero también estaban bacterias molestas como la productora de acné, otras que producen neumonía y úlcera gástrica y otras más peligrosas como Bacillus antracis, una bacteria frecuente en el suelo causa del carbunco y que está entre los microbios más temidos como arma biológica. Incluso se identificaron genes de resistencia a antibióticos posiblemente de Acinetobacter.
En cuanto a las diferentes divisas, no parece ser el dólar la única moneda enriquecida con bacterias; en un estudio publicado en 2010 y en el que se analizaron 1280 billetes de diez países distintos de los cinco continentes ya se encontraron numerosas bacterias. Su número era mayor en los billetes de países menos prósperos (*) y en los billetes más usados. También la composición del billete influye, los de papel de algodón albergan más bacterias que los fabricados con polímeros sintéticos. Por el contrario en éstos últimos la supervivencia de los microbios es más larga.
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Desde hace unos años, los científicos utilizan estas sutiles diferencias genéticas para estudiar las migraciones de los humanos de un continente a otro, desde la salida de África hasta la colonización de Asia y Europa. Estas pistas, por ejemplo, han permitido determinar el origen asiático de las poblaciones amerindias, llegadas desde el norte a través del estrecho de Bering durante las grandes glaciaciones o el origen de algunas poblaciones que viven en mitad del Pacífico. Sin embargo, cuando se trataba de determinar el origen de un individuo contemporáneo particular, los resultados eran bastante pobres y se aproximaban con un error de hasta 700 km a la zona correcta.
Un equipo coordinado por Eran Elhaik, de la Universidad de Sheffield, acaba de presentar el primer sistema que permite determinar el origen de un individuo a escala global concreto con una tasa de acierto del 83%. En un juego de palabras, los científicos han bautizado como Geographical Population Structure (GPS) al algoritmo desarrollado a partir de los datos genéticos proporcionados por miles de individuos de todo el mundo al proyecto Genographic y del programa 1000 Genomas.
El sistema nace de combinar diferentes variables genéticas y geográficas para diseñar el algoritmo predictivo, que presentan esta semana en Nature Communications. «Lo aplicamos a unos 600 individuos de todo el mundo«, escriben los investigadores, «e incluimos a poblaciones altamente heterogéneas de Kuwait, Puerto Rico y Bermudas, así como a comunidades del mismo país, como peruanos de Lima e indígenas de las zonas andinas». A continuación, pusieron a prueba su sistema de predicción y comprobaron que su GPS genético era capaz de identificar el origen de un 83% de los individuos.
Referencia: Geographic population structure analysis of worldwide human populations infers their biogeographical origins (Nature Communications).
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Tal día como ayer, en 1958, fallecía Rosalind Franklin en Gran Bretaña. Tal vez muchos de ustedes no hayan oído hablar mucho de ella, pero hay una razón para ello. Esta es la historia:
Cuatro científicos ingleses en la década de 1950 tuvieron la posibilidad de mirar de cerca una imagen misteriosa llamada Fotografía 51, en la que se podía observar claramente la figura de una X. Y la equis marca el lugar donde está el tesoro. Tres de ellos obtuvieron el premio Nobel de medicina en 1962 por descubrir que esa X representaba la evidencia experimental de la forma del ADN (el libro que contiene la receta para construir cualquier ser vivo y que cada uno de nosotros tiene en sus células). La cuarta era una mujer: Rosalind Franklin, la cristalógrafa que había conseguido esa fotografía. James Watson, Francis Crick y Maurice Wilkins lograron la fama y la fortuna; Rosalind murió cuatro años antes. ¿Le hubieran dado el premio Nobel como reconocimiento a su trabajo de haber estado viva? Hmmmm… todo indica que no. Existe la sospecha de que a Rosalind no fue la muerte la que le robó el crédito sino sus “compañeros” mucho tiempo antes.
En los años cincuenta del siglo pasado los científicos conocían la importancia del ADN pero como era tan chiquito, no tenían ni idea de cómo era. Watson y Crick trataban de encontrarle la vuelta a la molécula mientras, al mismo tiempo, en el King´s College de Londres, Rosalind y Wilkins la bombardeaban con rayos X generando un patrón que reflejaba su forma. Rosalind sabía que el ADN existía en dos formas: A y B. Hasta 1952 sólo existían datos de la forma A, mucho menos hidratada y con la que no se había podido sacar ninguna conclusión. Rosy, como la llamaban, trabajó muy meticulosamente obteniendo fotografías de la forma B. Estas fotografías de rayos X son consideradas entre las más perfectas que se hayan tomado alguna vez y también fueron la clave para descubrir la estructura del ADN. Especialmente la fotografía 51.
Wilkins, que después se arrepintió con creces, le mostró “inocentemente” a Watson la fotografía 51 sin autorización de Rosalind en enero de 1953. Y de repente las fichas se acomodaron en la cabeza de Watson quien, en su libro, “La doble hélice” recuerda que, en el momento en que la vio, se quedó “con la boca abierta y el pulso acelerado”. En el libro “El camino hacia la doble hélice” la historia es parecida: “Watson ni siquiera conocía la existencia de esta forma de ADN hasta aquel último viernes de enero, aunque Franklin había notificado su existencia. Esta fotografía de 1952 ofrecía el ejemplo más sencillo y notable de un patrón de difracción helicoidal que se había visto nunca.” Los testimonios hablan por sí solos; es evidente que los rayos X de Rosalind fueron claves para encontrar la estructura del ADN. El resto ya lo conocemos. Es la historia de siempre. Callaron pero no otorgaron. Ni Watson ni Crick la nombraron en sus discursos de aceptación del Nobel. Sólo lo hizo Wilkins como parte de una larga lista, luego de mencionar a ¡13 científicos!
Ayer se cumplió un nuevo aniversario y hoy cumplimos con recordar a esta increíble científica que nos condujo hacia un mejor entendimiento de todos los seres vivos de nuestro planeta. Rosalind Franklin murió a la edad de 37 años, el 16 de abril de 1958.
En una alegoría basada en un sueño, Susan nos invita a despertar. ¿De qué? Del sueño del meme. Susan explora, basada en su experiencia como psicóloga y las ideas del zoólogo Richard Dawkins, sobre el origen memético de la idea del yo.
¿Qué es un meme? Según ella misma nos cuenta, es una unidad de información (o instrucción conductual) almacenada en un cerebro y transmitida por imitación de un cerebro a otro. Pero lo interesante de esta idea se encuentra más allá, y corresponde a su forma de transmisión y evolución.
Hace un símil con los genes y la evolución biológica. Para la ciencia de la biología, el gen es el ladrillo que va evolucionando a lo largo del tiempo, producto de la mutación, la selección natural y demás factores. Para Richard y Susan, los memes pueden funcionar de forma similar. Un meme se copia de cerebro a cerebro, y como los genes, no lo hace de forma perfecta. Siempre hay mutaciones, modificaciones. Los memes mejor adaptados, aquellos que se ayudan a sí mismos a ser difundidos, prosperan. Los demás perecen. No tienen nada que ver con que sean ideas bellas o verdaderas. Simplemente aquellas que mejor se transmiten y sobreviven.
Los memes no trabajan solos, grupos de memes se pueden sostener entre si, reforzándose mutuamente y otorgándose sentido.
La respuesta de Susan, después de una larga cavilación, es que la idea del yo, es uno de estos conglomerados. La hace surgir y le da sentido a su existencia. Es conveniente para su propia supervivencia y la de su anfitrión.
¿Por qué creemos en un yo que no existe?, se pregunta la investigadora. Una idea del «yo» es útil para poder predecir el comportamiento de los demás, para ser capaz de navegar por un mar de agentes similares a uno mismo. Todo tendría una utilidad de cara a la supervivencia, del meme y del agente que lo aloja.
El cuerpo existe, el agente existe. Hay una clara separación física, tangible, entre los componentes de una comunidad, pero el «yo» es otra cosa. El «yo» visto desde esta perspectiva, no existe. Es una ilusión consecuencia de las ideas (los memes), que funcionan. El meme del «yo» funciona. La idea de un «algo» separado del mundo funciona. Permite al agente desarrollarse, perdurar, sobrevivir y dejar descendencia. El motor básico de la selección natural.
Ver el texto original de Susan Blackmore en:
http://www.susanblackmore.co.uk/Translations/WakingSpanish.htm
Fuente: escéptica
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