Catedrático de las universidades Complutense y de Iowa (EE.UU,), el autor del libro ‘El dios de cada uno’ visitó Bilbao para hablar de Dios, dentro de los ‘Coloquios Escépticos’.
– Sostiene que la neurociencia niega la existencia de un dios universal.
-Sí. La biología evolutiva nos dice que el hombre es consecuencia de un proceso azaroso, en el sentido de que los genes mutan aleatoriamente y solo el determinante ambiental hace que tengan un valor y el portador sobreviva o no. La ley sagrada en biología es la superviviencia. No hay más ley que aquélla que empuja al ser vivo a mantenerse vivo. No hay ningún ‘diseño inteligente’, ninguna fuerza sobrenatural detrás de la aparición del hombre.
– Somos fruto del azar.
-Sin duda. Y el resultado, tras tres o cuatro millones de años de evolución, es el cerebro humano, que desde los australopitecinos hasta nosotros ha aumentado su peso y complejidad enormemente. Ha pasado de 400 gramos -lo que pesa el de un chimpancé- a 1450, lo que pesa el nuestro. Y hay otra diferencia importante: el cerebro de un chimpancé pesa al nacer el 75% del peso que alcanzará en su máximo desarrollo.
– El nuestro mucho menos, ¿no?
– Un 25%, aproximadamente, de lo que pesará de adulto. Eso quiere decir que el cerebro humano se construye y desarrolla casi todo fuera del claustro materno, es decir, en interacción constante con el entorno físico, emocional y social, al que absorbe transformándolo en física y química cerebral. Y, así, la bioquímica cambia la anatomía, la anatomía cambia la fisiología -que es la función- y la función da expresión a cada ser humano. Es algo extraordinario porque esa plasticidad que se da fuera del claustro materno es la que hace al ser humano lo que es.
– ¿A qué se debe esa particularidad?
– A que hubo un momento en la evolución en que la posición erguida impidió el desarrollo de una pelvis acorde con lo que habían sido las normas biológicas hasta entonces. Hubiese sido necesaria una pelvis cada vez más grande para albergar un canal del parto que permitiese dar a la luz un ser vivo con una proporcionalidad del cerebro tal cual había sido hasta ese momento. La postura erguida implica que la defensa radica en correr y, para correr eficientemente en esa postura, hay que tener la pelvis pequeña. Por eso, fue saliendo cada vez una cría con un cerebro más inmaduro. Pero gracias a eso, insisto, el ser humano es el que es.
Dios y la evolución
– ¿Dónde y cuándo entra Dios en escena?
– Dios es solo una idea sin contrapartida alguna en la realidad sensorial. El hombre es un producto evolutivo. No parece necesario acudir a nada sobrenatural para explicar que estemos aquí. Esto lo comparten la mayoría de los científicos y, particularmente, los biólogos. Toda nuestra interacción con el mundo es a través del cerebro. No hay nada que no haya sido producido por nuestro cerebro y sus códigos. Dios es una idea, como todas, construida por los códigos cognitivos. Incluso la realidad que vemos es producida, en parte, por nuestro cerebro. Son los códigos que traes de serie en el cerebro los que construyen para ti el mundo solo con un objetivo: ¡mantenerte vivo!
– Para mantenerse vivo él, que soy yo.
-Naturalmente. Nuestro cerebro tiene la capacidad de construir ideas. Usted sabe que tiene una idea de caballo que no concuerda con ninguno de los caballos que existen. Después de ver muchos caballos y por el aprendizaje, los códigos neuronales del cerebro son capaces de crear una especie de patrón en el que encajan todos los caballos. Esto es un abstracto, una idea, esa esencia inteligente, como la llamaría Platón. Ahora bien, esa idea de caballo cobra realidad cada vez que ve un caballo concreto, que cada vez es diferente. Y lo mismo pasa con todo. Nacemos con patrones que crean esas ideas, que constituyen la esencia del lenguaje humano. Y, gracias a ellas, podemos comunicarnos tan rápidamente con los demás sin bajar ‘a los concretos’, utilizando los abstractos.
– ¿Y Dios?
– Como todas, la de Dios es una idea creada por el cerebro; pero nunca cobra realidad porque Dios no está en el mundo.Si tratamos de encontrar en la realidad un reflejo de la idea de Dios, nos damos cuenta de que no existe. El mundo no alberga nada que encaje con la idea de Dios que tengo en mi cabeza. Por eso, Dios es solo una idea.
Entrevista completa en: blog Sin Dioses
Un equipo en la Universidad de California en San Francisco (EE.UU.), descubrió 16 genes en el cerebro encargados de típicos comportamientos animales enlazados a la supervivencia y la reproducción como la agresividad, la maternidad y el sexo.
Existen comportamientos básicos del animal que son producidos por los genes y otras moléculas. Cada especie desarrolla un cerebro y atraviesa experiencias que afinan esas conductas y originan otras a su alrededor, no obstante, un sistema básico, guiado por la biología y perfeccionado por el ambiente, nos hace quienes somos. Y hace mucho que usamos las hormonas para cambiar ciertas disposiciones individuales. Los científicos han observado sus influencias en la definición del sexo de los embriones, sus efectos en la pubertad con rasgos específicos para cada género, más aún, estimulan la producción del esperma y los óvulos. Los venerables órganos de la reproducción.
Descomponiendo una conducta social
Estas hormonas sexuales, que distinguen los géneros desde las etapas embrionarias, tienen otro interesante mando genético pues, de acuerdo a tu sexo, genes distintos se expresarán en el hipotálamo de los cerebros. De hecho, el equipo identificó 16 de estos genes y descubrió que podían apartar conductas clásicas masculinas y femeninas y convertirlas en elementos individuales, cada una gobernada por sus propios genes.
“Es como si pudieras descomponer una conducta social en componentes genéticos”, explica Nirao Shah, profesor del departamento de anatomía en la Universidad de California en San Francisco y uno de los autores del experimento. “Si podemos hacer eso con las conductas sexuales, qué otras partes podríamos también descomponer genéticamente”.
Los investigadores nos explican también que existen ciertos desórdenes neuronales y genéticos que poseen claras distinciones entre sexos, haciendo a uno de los géneros más propenso a contraerlo. Estas diferencias genéticas podrían ayudarnos a comprender mejor problemas neurológicos como el autismo, que está más presente en chicos que chicas.
“Algunos de los genes que hemos encontrado en nuestro estudio están implicados en varios desórdenes humanos con proporciones desequilibradas entre los géneros. No sabremos inmediatamente cuáles son ni los distinguiremos todos con este estudio solamente, pero en el futuro es probable que nos ayude a identificar terapias contra esas enfermedades”, dijo.
Una analogía
Los investigadores explican en el informe que la situación es análoga a la forma en que una casa distribuye la energía del suministro. Una hormona sexual es similar al interruptor principal que conecta a la casa con el poste y regula la electricidad para la casa completa. Los genes individuales influenciados por las hormonas sexuales son como los interruptores de luz en cada habitación, que hace posible que enciendas las luces en la cocina y dejes la del cuarto apagada.
Los roedores en el estudio pertenecían a distintos modelos con estos 16 genes inhibidos o expresados. Los investigadores podían hacer que los ratoncitos fueran agresivos y marcaran territorio pero perdieran el interés en aparearse o que las hembras perdieran el deseo de cuidar a sus hijitos.
“Es realmente apabullante ver cómo el sistema biológico posee los mandos que manipulan hasta nuestros comportamientos. Los recorridos de estas hormonas y neurotransmisores por receptores varios de las células nos hace más propensos a unas conductas más que otras”, indica Shah.
La fisiología de la conducta puede explicarse a través de la biología evolutiva y los genes tanto en roedores como en primates. Sin embargo, el sistema humano es mucho más complejo y sutil; el hipotálamo, las glándulas pituitarias, los receptores celulares, las estructuras cerebrales, los genes y otras moléculas junto a las hormonas producen un mundo realmente portentoso y tantas veces inexplicable para el Homo sapiens, una especie que no sólo se cuestiona a sí misma, sino que produce todo tipo de arte y fantasías con sus regocijos y malestares.
Los resultados fueron publicados en la revista científica Cell: http://www.cell.com/
Universidad de California en San Francisco: http://www.ucsf.edu/
Video en YouTube sobre cómo estas hormonas sexuales controlan el comportamiento: How Do Sex Hormones Control Behavior?
Importantes científicos y naturalistas, entre ellos el profesor Richard Dawkins y Sir David Attenborough, está celebrando una victoria sobre el movimiento creacionista después de que el gobierno ratificó las medidas que anulan la enseñanza del creacionismo en las clases de ciencia.
El Departamento de Educación ha revisado su acuerdo de financiación del modelo, permitiendo que el secretario de Educación pueda retirar la financiación de las escuelas que no cumplan con criterios estrictos en materia de lo que enseñan. Bajo el nuevo acuerdo, la financiación será retirada de una escuela libre que enseñe lo que dice son «opiniones o teorías supuestamente basadas en la evidencia » que funcionan «contrariamente a la evidencia científica establecida y/o explicaciones históricas».
La Asociación Humanista Británica (BHA), que ha liderado una campaña contra el creacionismo – el movimiento que niega la evolución darwiniana, y afirma que la Tierra y toda su vida fue creada por Dios – describió la medida como «muy importante» y predijo que habría implicaciones para otros grupos religiosos que buscan difundirse en las escuelas.
Dawkins, quien fue uno de los referentes en la campaña, dio la bienvenida a la confirmación de que los creacionistas no podrán recibir financiación para ejecutar las escuelas libres, trató de presentar sus puntos de vista como ciencia. «Doy la bienvenida a todos los movimientos para asegurarse de que el creacionismo no es enseñado como un hecho en las escuelas», dijo. «Las reglas del gobierno sobre este tema son muy bienvenidas, pero deben ser reforzadas adecuadamente.»
Escuelas libres, que son financiados por el Estado y administradas por personas u organizaciones locales, no es necesario que sigan el plan de estudios nacional. Grupos de científicos han expresado su preocupación de que en su propagación se observa una reducción en la enseñanza de la evolución en el aula.
Varios grupos creacionistas han expresado su interés en la apertura de escuelas en los pueblos y ciudades de toda Inglaterra, incluyendo Bedford, Barnsley, Sheffield y Nottingham. Los críticos dicen que buscan promover el creacionismo, o la doctrina del «diseño inteligente», como una teoría científica y no como un mito o una metáfora.
Una organización creacionista, la Verdad en la Ciencia, que anima a los profesores a incorporar el diseño inteligente en su enseñanza de las ciencias, ha enviado recursos para todas las escuelas secundarias y colegios de este tipo.
Una campaña de BHA, llamada «enseñar la evolución, no el creacionismo», movió a un llamamiento de 30 destacados científicos y educadores al gobierno a introducir la orientación legal en contra de la enseñanza del creacionismo. El grupo dijo que si el gobierno no apoya la llamada, una enmienda explícita a la redacción del acuerdo de financiación podría tener el mismo efecto. La semana pasada el Departamento de Educación confirmó que había modificado el acuerdo, aunque un portavoz negó que fuera el resultado de la presión de los científicos. Dijo que la revisión cumplió con un compromiso con respecto a la enseñanza del creacionismo el secretario de Educación, Michael Gove, estaba en la oposición. «No vamos a aceptar ninguna academia o escuela propuesta con los planes para enseñar el creacionismo en el currículo de ciencia o como una alternativa a las teorías científicas aceptadas,» dijo el portavoz, añadiendo que «todas las propuestas de la escuela libre será objeto de controles de debida diligencia por el equipo del departamento de especialista «.
El acuerdo de financiación revisado ha sido aprovechada por los anticreacionistas que están presionando para una mayor concesión del gobierno.
«Está claro que algunas escuelas religiosas están ignorando las normas y continúan enseñando el mito como si se tratara de la ciencia», dijo Dawkins. «La evolución es un hecho, apoyado por la evidencia de una serie de disciplinas científicas, y hacemos un flaco favor a nuestros jóvenes si no somos capaces de enseñarlo adecuadamente.»
Una portavoz de la BHA, dijo: «la nueva redacción del Gobierno es bastante amplia y en la práctica podría impedir a los que promueven enfoques extremos espirituales o pseudoreligiososos particulares de su inclusión como parte del currículo escolar como ciencia o como basada en la evidencia».
Fuente: theguardian
Un equipo internacional de científicos, dirigidos por investigadores de la Universidad de California, en San Diego (EE.UU.), afirma que las secuencias de ADN anormales (CNV, por sus siglas en inglés) parecen jugar un papel significativo en el riesgo de trastorno bipolar de inicio temprano. Los resultados han sido publicados en la revista ‘Neuron’.
Las VNC son alteraciones genómicas en las que hay pocas o demasiadas copias de las secciones de ADN; los investigadores saben que se producen de forma espontánea (de novo) -no heredadas de los padres – y que aumentan significativamente el riesgo de sufrir algunas enfermedades neuropsiquiátricas, como la esquizofrenia o los trastornos del espectro autista. Sin embargo, su papel no estaba claro en el trastorno bipolar, antes conocido como depresión maníaca.
El investigador principal, el doctor Jonathan Sebat, profesor de Psiquiatría y Medicina Celular y Molecular en el Instituto de la Universidad de California en San Diego, y sus colaboradores, observaron que las CNV contribuyen al riesgo genético de la aparición temprana del trastorno bipolar significativo en un cinco por ciento.
Según los investigadores, si bien los hallazgos no han identificado de manera concluyente un gen específico o una región genómica, sí han demostrado que las mutaciones en el número de copias contribuyen fuertemente al desarrollo de la aparición temprana del trastorno bipolar.
Este vídeo nos muestra los principios bioquímicos de la acción del ARN de interferencia (RNAi), moléculas de ARN que controlan la expresión de ciertos genes mediante un proceso de silenciamiento de los genes ya transcritos en ARN mensajero; estas moléculas de ARN interferencia son complementarias a las moléculas de ARN mensajero que tienen que silenciar y provocan tras su unión a éstas su degradación. El vídeo muestra la acción de los ARN de interferencia pequeños (siRNA), moléculas de ARN bicatenario de unos 20 nucleótidos, y de los microARN (miRNA), moléculas de ARN plegadas en forma de horquilla (hairpin). El vídeo, desarrollado para Nature Reviews Genetics, aunque está en inglés, merece el esfuerzo de tratar de entenderlo. Visto en “Video animation: RNA interference,” Nature, Dec. 16, 2011.
Hoy se conmemora la publicación de la obra «El Origen de las Especies» de Charles Darwin (1859), así como el descubrimiento de los restos fósiles de un Australopithecus afarensis denominado Lucy (1974). Esta conmemoración se enmarca en el Día del Orgullo Primate.
Un nuevo estudio del Centre for Addiction and Mental Health (Centro para la Adicción y Salud Mental) ha encontrado evidencia de que un gen específico está relacionado con la conducta suicida, añadiendo conocimiento de las causas múltiples y complejas dle suicidio. Esta investigación puede ayudar a los médicos algún día en los esfuerzos de prevención.
En el pasado, los estudios han implicado el gen del factor neurotrófico derivado del cerebro (BDNF) en el comportamiento suicida. BDNF está involucrado en el desarrollo del sistema nervioso.
Después de agrupar los resultados de 11 estudios previos y añadiendo datos de estudios propios de personas con esquizofrenia, los científicos del CAMH confirmaron que entre las personas con un diagnóstico psiquiátrico, los que tienen la variación del gen metionina (met) tenían un mayor riesgo de conducta suicida en comparación a aquellos con variación de valina.
La revisión, publicada en International Journal of Neuropsychopharmacology, incluyó datos de 3352 personas, de los cuales 1202 tenían antecedentes de conducta suicida.
«Nuestros hallazgos podrían conducir a la prueba y desarrollo de tratamientos que ataquen este gen con el fin de ayudar a prevenir el suicidio», dice el Dr. James Kennedy, director del Departamento de Neurociencia de CAMH.»En el futuro, si otros investigadores pueden reproducir y ampliar nuestros resultados, a continuación, la prueba genética puede ser posible para ayudar a identificar a las personas en mayor riesgo de suicidio».
Alrededor del 90 por ciento de las personas que han muerto por suicidio tienen al menos un trastorno de salud mental, según los investigadores. Dentro de los estudios revisados, los participantes tuvieron la esquizofrenia, la depresión, trastorno bipolar o trastornos generales del estado de ánimo. En cada caso, los investigadores compararon los genotipos de las personas que habían intentado el suicidio o con aquellos que no eran suicidas.
«Nuestros resultados proporcionan una pequeña pieza del rompecabezas sobre las causas de la conducta suicida», dice el doctor Kennedy. «Al evaluar el riesgo de una persona suicida, también es importante considerar los factores de riesgo ambientales, como la infancia o trauma reciente, el uso de las drogas.
Fuente: Clement C. Zai, Mirko Manchia, Vincenzo De Luca, Arun K. Tiwari, Nabilah I. Chowdhury, Gwyneth C. Zai, Ryan P. Tong, Zeynep Yilmaz, Sajid A. Shaikh, John Strauss, James L. Kennedy. The brain-derived neurotrophic factor gene in suicidal behaviour: a meta-analysis. The International Journal of Neuropsychopharmacology, 2011; 1 DOI: 10.1017/S1461145711001313
Resulta que un tren se dirige a toda velocidad hacia cinco personas que se encuentran amarradas a la vía férrea, pero ustedes tienen la posibilidad de parar el tren arrojando a un desconocido que camina por ahí, ¿sacrificarían esa vida para salvar las otras cinco?. Digamos que ahora, en vez de arrojar al desconocido, tienen la posibilidad de jalar una palanca y desviar el tren por una vía alternativa pero con una persona atada a ella, ¿desviarían el tren y salvarían a las cinco personas a costa de una vida inocente?. ¿Cuál de las dos alternativas es la más aceptable?.
La mayoría de las personas consideran moralmente más aceptable jalar la palanca y desviar el curso del tren (daño previsto) que empujar a un desconocido (daño intencional), así el resultado sea el mismo —sacrificar una vida inocente por la vida de otras cinco.
Los dilemas morales son parte de nuestra vida diaria. Por ejemplo, en el ámbito científico, los investigadores médicos se encuentran con un dilema moral al momento de evaluar un nuevo fármaco para algún tipo de enfermedad mortal. De todos los pacientes que forman parte del estudio, los investigadores deben elegir a un pequeño grupo llamado control que será el que reciba el placebo. Los pacientes del grupo control, al no recibir nada o sólo el tratamiento tradicional, tienden a sufrir más y morir prematuramente. Si bien la elección de los pacientes que formarán parte del grupo control se hace al azar —siguiendo las normas éticas establecidas por los organismos internacionales— y los médicos no saben quienes reciben el fármaco experimental y quienes el placebo (método doble ciego), hay un dilema moral similar al ejemplo anterior —se pondrán en riesgo unas cuantas vidas por salvar muchas otras.
Se considera moralmente más aceptable cuando no hay un daño físico directo a alguien o cuando la consecuencia de un acto no es intencional.
En un estudio publicado en el 2010, un grupo de investigadores de la Universidad de Cambridge demostraron que cuando se incrementaban los niveles de serotonina en un grupo de personas a través del uso de un fármaco antidepresivo, estos tendían a rechazar la opción que involucraba dañar a una persona inocente. El mismo efecto se observó en pacientes con la corteza prefrontal ventromedial dañada.
De estos estudios se pudo deducir que los juicios morales pueden estar controlados por ciertas regiones del cerebro, como la corteza prefrontal ventromedial, a través de neurotransmisores como la serotonina.
El transporte de la serotonina a través del cerebro se da gracias a una proteína transportadora codificada por el gen 5-HTTLPR. En los humanos podemos encontrar dos variantes de este gen: la versión larga (L) y la versión corta (S). Los portadores de la versión corta muestran niveles reducidos de actividad de la serotonina y son emocionalmente reactivos ante las situaciones adversas.
Con estos datos, un grupo de investigadores estadounidenses liderados por la psicóloga Abigail Marsh de la Universidad de Georgetown plantearon que se podría predecir el juicio moral de una persona en función al alelo del gen 5-HTTLPR que posea. Los resultados aparecen publicados en PLoS ONE.
Los investigadores reclutaron a un grupo de 65 participantes voluntarios a quienes se les pidió que juzgaran del 1 al 7 —de menos a más aceptable, respectivamente— 30 diferentes dilemas morales. Además, a todos los participantes se les identificó la versión del gen 5-HTTLPR que poseían para contrastarlo con los resultados de sus juicios morales. De los 65 participantes, 22 tenían las dos copias de la versión larga (LL), 30 tenían una copia de cada una (LS) y 13 tenían las dos copias de la versión corta (SS).
En el clásico ejemplo del dilema moral del tren que mencionamos al inicio de esta entrada, Marsh y sus colegas observaron que todos los participantes estuvieron de acuerdo en que el daño intencional no moralmente aceptable (el ejemplo de empujar al desconocido para parar el tren). Por otro lado, los participantes con el genotipo LL dijeron que era moralmente más aceptable salvar más vidas que no hacer nada, siempre y cuando el daño a la persona inocente no fuera intencional (el ejemplo de desviar el tren para que atropelle a una personas en vez de a cinco). Para las personas con el genotipo SS, esta opción tenía la misma aceptabilidad moral que no hacer nada —no aprobaban esta opción así el daño no fuera intencional.
Estos resultados indicarían que la forma como establecemos los juicios morales cuenta con un factor genético importante, el cual puede ser heredado y transmitido a nuestros hijos. Sin embargo, saber que es está bien y que está mal va de acuerdo a cada sociedad. Para algunas sociedades es peor ser adúltero que ser ladrón, mientras que para otras es al revés.
Por otro lado, hay interesantes variaciones a este clásico ejemplo de dilema moral que demuestran cómo nuestro juicio moral puede ser afectado radicalmente. Por ejemplo, ¿que pasaría si sabes que la persona a la cual tienes la posibilidad de empujar para frenar el tren es un violador de menores o un estafador de bancos?, ¿lo empujarías?. Les aseguro que todos me dirán que sí, a pesar que antes respondieron que no era moralmente aceptable el daño intencional. Aquí el papel de la serotonina ya pasa a un segundo plano. Y como este hay muchos ejemplos más, sin dudas la psicología humana es una área de investigación muy interesante.
Referencia:
Marsh, A., Crowe, S., Yu, H., Gorodetsky, E., Goldman, D., & Blair, R. (2011). Serotonin Transporter Genotype (5-HTTLPR) Predicts Utilitarian Moral Judgments PLoS ONE, 6 (10) DOI:10.1371/journal.pone.0025148
Fuente: BioUnalm
Usted ha oído hablar del efecto CSI, ¿verdad? Es este loco «síndrome»de los que han visto mucho CSI Miami y la Law and Order, consistente en que no podremos poner nuestras afirmaciones detrás de un veredicto sin una sólida evidencia de ADN. Supongo que es fácil olvidarse de que ha habido por mucho tiempo todo un sistema legal sin ADN.
La máquina se llama OpenPC. PCR es sinónimo de reacción en cadena de la polimerasa, y es una herramienta crucial para cualquier tipo de trabajo en la biología molecular moderna. La forma en que funciona es mediante la amplificación de una región específica de una secuencia de ADN, y si se perdió con la jerga biológica, aquí está explicado.
Con OpenPCR, se pueden hacer dos tipos de pruebas: La secuenciación del ADN y de código de barras del ADN. La secuenciación es donde se utiliza la máquina de PCR para ver algo de sus propio genoma, mientras que código de barras es comprobar a qué tipo de especie pertenece. Si usted aún no se ha convencido, sólo echa un vistazo cómo estas dos chicas utilizan códigos de barras de ADN para descubrir un nuevo escándalo en Nueva York (dos de cada cuatro restaurantes de sushi y seis de cada 10 supermercados estaban vendiendo pescado mal etiquetado).
Por $ 599, se consiguen todas las partes de la máquina, las instrucciones para instalarla, y 16 muestras de PCR. Es compatible con Mac y PC.
Fuente: OpenPCR
Las personas que sufren de una afección poco común y nacen sin huellas dactilares podrían portar una mutación genética, según un estudio reciente. Los hallazgos, que aparecen en la edición en línea del 4 de agosto de la revista American Journal of Human Genetics, podrían arrojar luz sobre cómo se forman las huellas dactilares y sobre cómo las mutaciones genéticas pueden ayudar a descubrir aspectos desconocidos de la biología humana, apuntaron los investigadores.
«Sabemos que las huellas dactilares están formadas del todo a las 24 semanas tras la fertilización, y que no sufren ninguna modificación en toda la vida», anotó en un comunicado de prensa de la revista el autor principal del estudio, el Dr. Eli Sprecher, del Centro Médico Sourasky en Tel Aviv, Israel. «Sin embargo, los factores subyacentes de la formación y patrón de las huellas dactilares durante el desarrollo embrionario se desconocen casi del todo».
Para investigar la adermatoglifia, que hace que la gente nazca sin huellas dactilares (los dermatoglifos o surcos en las puntas de los dedos) y que también afecta a las palmas de las manos, los dedos y las plantas de los pies, los investigadores examinaron a una familia suiza numerosa que sufría de la afección, que es extremadamente poco común. No solo nacieron sin huellas dactilares, sino que también carecían del número normal de glándulas sudoríparas.
A través del análisis genético de los miembros de la familia con y sin la afección, los científicos revelaron que la enfermedad es causada por una mutación en un gen que se encuentra en la piel y que se llama SMARCAD1. También hallaron una versión corta de este gen que estaba mutada en los individuos con la enfermedad.
«En conjunto, nuestros hallazgos implican a una versión específica de la piel del [gen] SMARCAD1 en la regulación del desarrollo de las huellas dactilares», dijo Sprecher. «Aunque se sabe poco sobre la función del SMARCAD1 de longitud completa y casi nada sobre el rol fisiológico de la versión del gen específica de la piel, es tentador especular que el SMARCAD1 en la piel podría dirigirse a genes involucrados en el desarrollo de la dermatoglifia y las glándulas sudoríparas, dos estructuras que están afectadas en conjunto en esta familia».
Los investigadores señalaron que los hallazgos podrían contribuir a la investigación de otras enfermedades que afectan a más áreas aparte de la piel.
Fuente: MedlinePlus
Mucha gente piensa que la palinología forense en una disciplina nueva, pero nada más lejos de la realidad. El primer caso bien documentado de uso de la palinología para resolver un crimen ocurrió en Austria en 1959.
Gracias a muestras de polen de especies de plantas vivientes y extintas encontradas en el barro adherido a los zapatos de un sospechoso de asesinato, se logró inculpar al mismo y ubicar el lugar exacto donde éste enterró a su víctima en las orillas del río Danubio.
La gran aplicación que tiene la palinología en la investigación criminalística se debe a que el polen y otros tipos de esporas producidos por las plantas están presentes en casi cualquier lugar y durante cualquier época del año. Al ser transportadas por animales (mayormente insectos) y por el viento, estas diminutas partículas vegetales alcanzan casi cualquier objeto, al que se adhieren y en el que permanecen inalteradas por muchos años. En el ser humano, el polen es frecuentemente encontrado en el pelo, la piel, la ropa y los zapatos.
«Se trata de construir fotografías del contacto que objetos e individuos han tenido con lugares».
En BBC MUNDO hay una entrevista a Patricia Wiltshire, experta en botánica y ecología.
César Tomé hablaba en su blog Experientia Docet de un increíble estudio de la Universidad de California del Sur desarrollando un sistema por el cual los recuerdos están o no están, literalmente, accionando un interruptor.
Y ahora, en Apuntes científicos desde el MIT, Pere Estupinyá entrevista a la neurocientífica Carmen Inda sobre las investigaciones que nos acercan a la ciencia ficción y a la posibilidad de borrar recuerdos.
Fuente: Amazings.es
Que sufrir abusos en la infancia produce infelicidad no es ninguna novedad. Sin embargo, la cadena de procesos biológicos que llevan de la experiencia de violencia a los trastornos psiquiátricos asociados no es fácil de desentrañar. En los últimos años, los científicos han ensamblado algunas de las numerosas piezas de este puzle. «Que el maltrato afecte al cerebro es algo reconocido. Lo difícil es entender los mecanismos biológicos implicados», explica Lourdes Fañanás, investigadora de la Universidad de Barcelona (UB) y de la red de investigación Cibersam.
Fañanás coordinó un análisis genético de 533 españoles adultos que sufrieron abandono o violencia en la infancia, cuyos resultados se han publicado en la revista British Journal of Psychiatry. Al trabajo han contribuido, entre otros, Sílvia Alemany y Bárbara Arias, también de la UB.
VULNERABILIDAD El trabajo refuerza evidencias ya apuntadas por estudios anteriores, y detalla que aproximadamente un 40% de la población tiene variantes de un gen que los hace especialmente vulnerables a sufrir síntomas psicóticos en la edad adulta, si han sufrido adversidad infantiles. Este resultado se añade a un conjunto de trabajos que están echando un poco de luz sobre las marcas biológicas dejadas por la violencia tempranas.
«Se ven cambios en las células, especialmente en las neuronas, de los niños y niñas que sufren violencia, pero desconocemos cómo se producen», dice Manel Esteller, del Instituto de Investigaciones Biomédicas de Bellvitge (Idibell). «Desde el punto de vista evolutivo, el cerebro infantil está diseñado para recibir buenos cuidados paternos, no violencia», afirma Fañanás. Es probable que el maltrato disminuya el umbral de estrés del cerebro. «Se modifican algunos receptores neuronales en el hipocampo, se reduce la conectividad y cambia la producción de ciertas proteínas», explica.
El trabajo de Fañanás se concentra en los síntomas psicóticos atenuados derivados de los abusos. La investigadora explica un ejemplo típico de este trastorno: subirse a un taxi y tener la sensación de que el conductor mira constantemente por el retrovisor de manera amenazadora, cuando realmente no es así. El equipo de Fañanás ha detectado que la presencia de algunas variantes de un gen incrementa el riesgo de padecer esos síntomas, si el paciente ha sufrido abusos en la infancia.
Estas variantes no son unas mutaciones raras, sino un aspecto normal de la variabilidad genética, que afecta al 40% de la población. El gen en cuestión es el responsable de la síntesis del factor neurotrófico derivado del cerebro (BDNF), una proteína relacionada con la supervivencia de neuronas en respuesta al estrés. Las variantes que implican una menor secreción de BDNF están asociadas a más vulnerabilidad al estrés.
LA CAUSA ES EL MALTRATO Esto no quiere decir que todos los que tengan esas variantes vayan a tener trastornos, ni tampoco que todos los que padecen esos trastornos hayan sufrido abusos de niños. «No hay que confundirse: el elemento de riesgo es el maltrato», apunta Fañanás. Las características genéticas pueden modular sus consecuencias «pero también hay factores psicosociales, que pueden ser protectores», concluye.
Fuente: [Enlace bloqueado por la Tasa española AEDE]
El húmedo uno de agosto de 1966, Charles Whitman tomó un ascensor al último piso de la torre de la Universidad de Texas en Austin. Tenía 25 años. Subió las escaleras hasta el mirador, cargando un baúl repleto de armas y munición. Arriba, mató a una recepcionista con la culata de su rifle. Aparecieron dos familias de turistas por el hueco de la escalera; les disparó a quemarropa. Después empezó a disparar indiscriminadamente desde arriba a las personas que estaban abajo. La primera mujer a la que disparó estaba embarazada. Cuando su novio se arrodilló para auxiliarla, Whitman le disparó también. Disparó a los peatones de la calle y a un conductor de ambulancia que había venido a rescatarlos.
La noche anterior, Whitman se había sentado a su máquina de escribir y redactado una nota de suicidio:
«No me entiendo a mí mismo estos días. Se supone que soy un joven medianamente razonable e inteligente. Sin embargo, últimamente (no logro recordar cuándo empezó) he sido víctima de muchos pensamientos extraños e irracionales.»
Para cuando la policía lo mató a tiros, Whitman había matado a 13 personas y herido a otras 32. La noticia de esta masacre copó los titulares del día siguiente. Y cuando la policía fue a su casa a investigar las pistas, la historia se volvió aún más extraña: en las primeras horas de la mañana del día del tiroteo, había asesinado a su madre y apuñalado a su mujer hasta la muerte mientras dormía.
«Fue después de pensarlo mucho que decidí matar a mi mujer, Kathy, esta noche… La quiero mucho y ha sido la buena mujer que cualquier hombre pudiera desear. No puedo señalar ninguna razón específica para hacer esto…»
Junto a la conmoción de los asesinatos se hallaba otra sorpresa, aún más oculta: la yuxtaposición de sus aberrantes actos con su anodina vida personal. Whitman era Scout Águila y ex marine, estudió ingeniería arquitectónica en la Universidad de Texas; trabajó brevemente como cajero de un banco y fue monitor voluntario en la V Tropa de los Boy Scouts de Austin. De niño, había obtenido 138 puntos en la escala de Stanford-Binet, situándose en el percentil 99. De modo que, tras su masacre desde la torre de la Universidad de Texas, todo el mundo quería respuestas.
En ese sentido, también las quería Whitman. En su nota de suicidio pedía que se le realizara una autopsia para determinar si había cambiado algo en su cerebro, porque lo sospechaba.
Se descubrió que el cerebro de Whitman albergaba un tumor del diámetro de una moneda de cinco centavos. Este tumor, llamado glioblastoma, se había extendido desde la parta baja de una estructura llamada tálamo, afectando al hipotálamo y comprimiendo una tercera región llamada amígdala. La amígdala está implicada en la regulación emocional, especialmente el miedo y la agresividad. A finales de 1800, los investigadores descubrieron que el daño de la amígdala podía producir perturbaciones emocionales y sociales. En los años 30, los investigadores Heinrich Klüver y Paul Bucy demostraron que el daño de la amígdala en los monos producía una serie de síntomas, incluyendo la ausencia de miedo, la atrofia emocional y la reacción desmesurada. Las monas hembras con daños en la amigdala tendían al abandono o al abuso físico de sus crías. En los humanos, la actividad en la amígdala aumenta cuando se les enseñan caras amenazantes, cuando son puestos en situaciones aterradoras o experimentan fobias sociales. La intuición de Whitman sobre sí mismo —que algo en su cerebro estaba modificando su comportamiento— daba en el clavo.
Las historias como la de Whitman no son poco comunes: afloran cada vez más las causas legales relacionadas con daños cerebrales. A medida que desarrollamos tecnologías mejores para explorar el cerebro, se detectan más problemas, y se vinculan más fácilmente con la conducta aberrante.
A medida que mejora nuestra comprensión del cerebro humano, los juristas se ven cada vez más desafiados con este tipo de preguntas. Cuando un criminal, hoy, se pone ante el estrado del juez, el sistema legal quiere saber si él es culpable. ¿Fue su culpa, o culpa de su biología? Yo sostengo que es la pregunta equivocada. Las elecciones que hacemos están inseparablemente unidas a nuestros circuitos neuronales, y por tanto no tenemos ningún modo significativo de separar ambas cosas. Cuanto más aprendemos, más complejo se vuelve el aparentemente sencillo concepto de culpabilidad, y más se debilitan los fundamentos de nuestro sistema legal.
El resultado es que podemos construir un sistema legal informado más profundamente por la ciencia, donde seguiremos sacando a los criminales de las calles pero adaptando las sentencias, impulsaremos nuevas oportunidades para la rehabilitación, y estructuraremos mejores incentivos para la buena conducta. Los descubrimientos de la neurociencia indican un nuevo camino hacia delante para la ley y el orden —uno que conducirá a un sistema más rentable, humano y flexible del que tenemos hoy—. Con la ciencia del cerebro moderna claramente establecida, es difícil justificar que nuestro sistema legal pueda seguir funcionando sin tener en cuenta lo que hemos aprendido.
El sistema legal se basa en la hipótesis de que somos «razonadores prácticos», un término técnico que presume, en el fondo, la existencia del libre albedrío. La idea es que hacemos uso de la deliberación consciente cuando decidimos cómo actuar, es decir, que en la ausencia de coacción externa, tomamos decisiones libremente. Este concepto del razonador práctico es intuitivo, pero problemático.
El libre albedrío podría existir (podría estar simplemente más allá de nuestra ciencia actual), pero una cosa parece clara: si existe el libre albedrío, tiene poco sitio para operar. En el mejor de los casos, podría ser un pequeño factor funcionando por encima de las inmensas redes neuronales moldeadas por los genes y el entorno. De hecho, el libre albedrío podría resultar siendo tan pequeño que acabaremos pensando sobre las malas decisiones de la misma forma en que pensamos sobre cualquier proceso físico, como la diabetes o las enfermedades pulmonares.
La neurociencia está empezando a tocar cuestiones que antes eran del dominio exclusivo de filósofos y psicólogos; cuestiones sobre cómo la gente toma decisiones y el grado en el que dichas decisiones son verdaderamente «libres». No son cuestiones ociosas. Al final, darán forma al futuro de la teoría legal y crearán una jurisprudencia más informada por la biología.
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Hemos inventado la penicilina, los transbordadores espaciales, computadoras y hasta los corazones artificiales, entre muchas otras maravillas. Entonces, ¿dónde va a la inteligencia humana a partir de ahora? La respuesta, de algunos científicos, si son correctas, es nada.
La potencia del cerebro de la humanidad ha alcanzado su pico ya que es físicamente imposible que lleguemos a ser más inteligentes.
Los investigadores afirman que para llegar a ser más inteligente el cerebro humano necesitaría una gran cantidad de energía extra y oxígeno – y simplemente no se puede proporcionar.
Investigadores de la Universidad de Cambridge han analizado la estructura del cerebro y la cantidad de energía que sus células consumen.
Simon Laughlin, profesor de neurobiología, dijo: «Hemos demostrado que el cerebro debe consumir energía para funcionar y que estos requisitos son lo suficientemente exigentes para limitar nuestro desempeño y determinar el diseño.
«Grandes poderes de deducción por parte del cerebro demandan mucha energía, porque el cerebro para encontrar nuevas relaciones constantemente debe correlacionar la información de diferentes fuentes. Esta demanda de energía significa que hay un límite a la información que puede procesar. »
Otros científicos afirman que el «cableado» del cerebro con una red de fibras que unen las diferentes áreas entre sí no puede ser mejor.
Han encontrado que las personas más inteligentes tienen el mejor cableado, con los mensajes transmitidos muy rápidamente entre las diferentes partes del cerebro.
Pero los científicos afirman que el cableado necesita grandes cantidades de energía para ser más eficientes. Al igual que antes, dicen que es imposible para los seres humanos proporcionarleéesta, por lo tanto no podemos ser más inteligentes.
Ed Bullmore, profesor de psiquiatría de Cambridge, especialista en imágenes del cerebro, midió la eficiencia con que las diferentes partes del cerebro se comunican entre sí. Encontró impulsos más rápidos en su recorrido en la gente más inteligente y más lento en los que eran menos inteligentes.
Afirmó: «la integración de las redes del cerebro parece estar asociado con el cociente intelectual.
«Se paga un precio por la inteligencia. Ser cada vez más inteligente significa mejorar las conexiones entre diferentes áreas del cerebro, pero esto sucede en límites estrictos en materia de energía, junto con el espacio para el cableado.
Martijn van den Heuvel, profesor asistente de psiquiatría en el Centro Médico de Utrecht en Holanda, también estudia cómo las diferencias en el cableado del cerebro humano afectan el cociente intelectual, dijo: «El aumento de la potencia del cerebro tendría un aumento desproporcionado del consumo de energía. «Es arriesgado predecir el futuro lejano, pero está claro que hay serias restricciones a la inteligencia.»
Un equipo liderado por el director del programa de Epigenética y Biología del Cáncer del Institutode Investigación Biomédica de Bellvitge (IDIBELL), Manel Esteller, ha analizado los cambios en el organismo debidos a la epigenética (modificaciones químicas del ADN que no alteran su secuencia pero sí su función, y que no se adquieren por herencia) en el mayor grupo de personas hasta la fecha: 1628 individuos.
Los investigadores han evaluado lo que Esteller denomina «huella dactilar» epigenética de los voluntarios, que incluye a alrededor de 1200 pacientes con distintas dolencias y casi 500 sanos. Más de 1100 de los participantes son españoles, mientras que el resto recoge diferencias étnicas.
Esteller destaca varios hallazgos que se derivan de este amplio estudio, publicado en Genome Research. En primer lugar, el análisis ha demostrado por primera vez que la huella dactilar epigenética permite «predecir la edad de una forma muy clara». Esto podría también aplicarse a cadáveres, lo que ofrecería un instrumento más para la medicina forense.
Otro de los descubrimientos es que la huella epigenética está alterada en todos los tumores. Ni siquiera están excluidos los hereditarios pero, según explica Esteller, en dichos casos las personas «necesitan menos eventos [cambios epigenéticos] para que se desarrolle el tumor. Su huella epigenética no está tan distorsionada».
El investigador comenta que la tecnología necesaria para realizar esta lectura «no es excesivamente cara, aunque se trata de máquinas de micromatrices [chips de ADN que permiten analizar miles de muestras al mismo tiempo] de gran tamaño. Las tienen varios centros de investigación en el mundo». Se trata de un procedimiento similar al que ya se utiliza para ver si un tumor de mama va a ser muy agresivo, explica el científico catalán, que vaticina que su hallazgo «podría tener una salida» en la práctica clínica en «dos o tres años».
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