El mayor regulador de la medicina de Canadá ha endurecido su política frente a la acupuntura, homeopatía y la medicina alternativa después de duras críticas de algunos médicos, que se quejaron de que las normas vigentes eran un atentado contra el principio de la atención de la salud basado en la ciencia.
La versión revisada de las directrices – que será votada por el Colegio de Médicos y Cirujanos de Ontario (CPSO) – hace hincapié en que los médicos deberían emplear tratamientos sólo basados en buena evidencia y aplicar los mismos estándares de prueba para todo tipo de terapias.
Los críticos que consideran la política demasiado liberal , afirman que todavía se prohíbe a los médicos expresar su escepticismo sobre soluciones probadas no convencionales. Otros se preocupan de los médicos que practican la medicina alternativa.que podrían continuar con sus prácticas no científicas y no basadas en evidencias. No es ético prescribir tratamientos que son ineficaces o no se han probado adecuadamente.
En la edición de este mes de Physics World, Richard Taylor, director del Instituto de Ciencia de los Materiales en la Universidad de Oregón (EE.UU.), echa una mirada seria y objetiva a un tema que los críticos pueden afirmar que está más allá de la comprensión científica -los círculos de las cosechas.
A medida que crece el fenómeno mundial de los círculos de las cosechas, Taylor indica que los avances de la ciencia y la tecnología, cómo la física y las artes se unen para producir los más impresionante y espectaculares círculos de la cosechas, los patrones que todavía se las arreglan para mantener su misterio frente a muchos crédulos y amantes del misterio .
Hoy en día diseños son más complejos que nunca, algunas disponen de hasta 2000 formas diferentes. El análisis matemático ha revelado el uso de líneas en las construcciones, invisibles a la vista , que se utilizan para diseñar los patrones, aunque cómo se crean exactamente los círculos de la cosecha sigue siendo una pregunta abierta.
Según Taylor, la física podría tener la respuesta, los artistas de círculos en las cosechas, posiblemente cuentan con el Sistema de Posicionamiento Global (GPS), así como láser y microondas para crear sus modelos, prescindiendo de la cuerda, tablones de madera y taburetes de bar que tradicionalmente se han ha utilizado.
Taylor sugiere que las microondas podrían ser utilizadas para hacer que los tallos de los cultivos se doblen manteniéndose frescos, en posición horizontal – una técnica que podría explicar la velocidad y la eficiencia de los artistas y el increíble nivel de detalle que algunos cultivos presentan en los círculos.
De hecho, un equipo de investigadores afirma ser capaz de reproducir el daño causado a los cultivos usando un ordenador de mano, un magnetrón, disponible a partir de los hornos de microondas, y una batería de 12 V.
Como Taylor escribe: «en los círculos de las cosechas, los artistas no van a renunciar a sus secretos fácilmente. Este verano, los artistas desconocidos se aventuran en el campo cerca de su casa y llevarna cabo su oficio, con la certeza de que continúan el legado deel arte más orientado a la ciencia en la historia del movimiento. »
Matin Durrani, editor de Physics World, dice: «Puede parecer extraño para un físico como Taylor a estudiar los círculos de las cosechas, pero luego no es más que tratar de actuar como cualquier buen científico – examen de las pruebas para el diseño y la construcción de círculos de las cosechas, sin dejarse llevar por los ovnis, las bromas y los extraterrestres. »
Fuente: Institute of Physics, mediante EurekAlert!, un servicio de AAAS.
Carl Sagan, en su libro “El Mundo y sus Demonios”, nos ofrece lo que denomina un “equipo de detección de camelos”. Según sus propias palabras:
“Este equipo se utiliza de manera natural siempre que se ofrecen nuevas ideas a consideración. Si la nueva idea sobrevive al examen con las herramientas de nuestro equipo, concedemos una aceptación cálida, aunque provisional. Si usted lo desea, si no quiere comprar camelos aunque sea tranquilizador hacerlo, puede tomar algunas precauciones; hay un método ensayado y cierto, probado por el consumidor.
¿De qué consta el equipo? De herramientas para el pensamiento escéptico
• Siempre que sea posible tiene que haber una confirmación independiente de los «hechos».
• Alentar el debate sustancioso sobre la prueba por parte de defensores con conocimiento de todos los puntos de vista.
• Los argumentos de la autoridad tienen poco peso: las «autoridades» han cometido errores en el pasado. Los volverán a cometer en el futuro. Quizá una manera mejor de decirlo es que en la ciencia no hay autoridades; como máximo, hay expertos.
• Baraje más de una hipótesis. Si hay algo que se debe explicar, piense en todas las diferentes maneras en que podría explicarse. Luego piense en pruebas mediante las que podría refutar sistemáticamente cada una de las alternativas. Lo que sobrevive, la hipótesis que resiste la refutación en esta selección darwiniana entre «hipótesis de trabajo múltiples» tiene muchas más posibilidades de ser la respuesta correcta que si usted simplemente se hubiera quedado con la primera idea que se le ocurrió.
• Intente no comprometerse en exceso con una hipótesis porque es la suya. Se trata sólo de una estación en el camino de búsqueda del conocimiento. Pregúntese por qué le gusta la idea. Compárela con justicia con las alternativas. Vea si puede encontrar motivos para rechazarla. Si no, lo harán otros.
• Cuantifique. Si lo que explica, sea lo que sea, tiene alguna medida, alguna cantidad numérica relacionada, será mucho más capaz de discriminar entre hipótesis en competencia. Lo que es vago y cualitativo está abierto a muchas explicaciones. Desde luego, se pueden encontrar verdades en muchos asuntos cualitativos con los que nos vemos obligados a enfrentarnos, pero encontrarlas es un desafío mucho mayor.
• Si hay una cadena de argumentación, deben funcionar todos los eslabones de la cadena (incluyendo la premisa), no sólo la mayoría.
• La navaja de Occam. Esta regla empírica nos decanta, cuando nos enfrentamos a dos hipótesis que explican datos igualmente buenos, a elegir la más simple.
• Pregúntese siempre si la hipótesis, al menos en principio, puede ser falsada. Las proposiciones que no pueden comprobarse ni demostrarse falsas, no valen mucho. Consideremos la gran idea de que nuestro universo y todo lo que contiene es sólo una partícula elemental —un electrón, por ejemplo— en un cosmos mucho más grande. Pero si nunca podemos adquirir información de fuera de nuestro universo, ¿no es imposible refutar la idea? Ha de ser capaz de comprobar las aseveraciones. Debe dar oportunidad a escépticos inveterados de seguir su razonamiento para duplicar sus experimentos y ver si se consigue el mismo resultado”.
Fuente: Carl Sagan. El mundo y sus demonios
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– La ciencia y el método científico.
- No aceptes el mero misterio: rechaza una «explicación» que consista simplemente en determinar que algo escapa a la comprensión humana.
- No aceptes contradicciones: rechaza una «explicación» que requiera una contradicción lógica.
- No aceptes repeticiones: rechaza una «explicación» que requiera la verdad previa de la propia explicación.
- No aceptes causas misteriosas: rechaza una relación «causal» entre dos sucesos que no tienen nada en común.
- No aceptes justificaciones arbitrarias: rechaza una «explicación» en la que las razones dadas apoyan igualmente explicaciones contrarias.
- No permitas excepciones injustificadas: rechaza una «explicación» que requiere sin pruebas la excepción de un principio racional para apoyar la explicación.
Las reglas de ahí arriba fueron expuestas por John Shook en septiembre de este año en el blog del CFI como una serie de normas que se pueden aplicar diariamente a una explicación dada. Junto con el «afirmaciones extraordinarias requieren pruebas extraordinarias» de David Hume puede ser una breve guía para separar de una forma básica lo válido de lo absurdo.
Fuente: Las penas del Agente Smith
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– ARP-SAPC
«Desde hace poco más o menos un siglo se han expuesto una serie de fantásticas pretensiones en los terrenos limítrofes de la ciencia, un conjunto de asertos que han logrado excitar la imaginación popular y que, de ser ciertas, tendrían una enorme importancia científica. Vamos a examinar sucintamente un muestrario representativo. Los fenómenos reivindicados son siempre de carácter extraordinario, nos arrancan de la monotonía mundanal y, en no pocos casos, implican esperanzadoras promesas.
Por ejemplo, se presupone que gozamos de amplios poderes jamás registrados, que fuerzas desconocidas nos envuelven para salvarnos o que existe algún armónico modelo del cosmos cuyo conocimiento todavía no hemos penetrado. En ciertas ocasiones la ciencia ha sostenido pretensiones de orden similar, por ejemplo al postular que la información hereditaria transmitida de generación en generación se encierra en una larga aunque bastante simple molécula de ADN, al postular la existencia de la gravitación universal o la deriva continental, al registrar la energía nuclear o al investigar el origen de la vida o la evolución histórica del universo. Por tanto, ¿qué diferencia puede haber entre éstas y otras pretensiones similares como, por ejemplo, que es posible flotar en el aire mediante un simple esfuerzo de la voluntad? Ninguna, excepto en lo que respecta a la forma de probar unas y otras. Quienes sostienen la existencia de la levitación tienen la obligación de demostrarlo ante sus escépticos oponentes bajo condiciones experimentales controladas. La obligación de demostrarlo es suya, no de quienes ponen en duda el fenómeno levitatorio. Tales pretensiones son demasiado importantes para no analizarlas con todo cuidado. En los últimos años se han afirmado muchas cosas sobre la levitación, pero no existe ni una sola película correctamente iluminada que nos muestre a una persona elevándose por los aires sin ayuda alguna, digamos cinco metros, y de la que pueda excluirse todo tipo de trucaje o fraude. Si la levitación fuese posible, sus implicaciones científicas, y más genéricamente, humanas, serían enormes. Quienes llevan a cabo observaciones acríticas o afirmaciones fraudulentas nos inducen a error y nos desvían del gran objetivo humano de comprender la maquinaria del universo. De ahí que jugar fuerte y deslavazadamente con la verdad sea asunto de la mayor seriedad».
Extracto del libro El cerebro de broca (1979), de Carl Sagan.
Leo en ¡Existen los fantasmas! que en la Sexta se dedicaron a grafolocaracterizar u morfoanalizar o como se llame a Fernando Alonso. Con eso de darle cancha a la fórmula 1 todo vale. Pues no: las tonterías de la grafología son eso, un cúmulo de necedades y lugares comunes que se ponen en funcionamiento especialmente con gente conocida. Y lo de la «morfopsicología», que ya era cutre cuando no se llamaba así y era pura «fisiognomica» (o fisiognomía… al menos Lombroso tenía su gracia como criminólogo). Cuenta el autor que en todo el montaje pseudocientífico (solo faltó que le hicieran el horóscopo, le leyeran la mano, le echaran las cartas y un par de evisceraciones animales y, por aquello de completar, llamar a un par de arúspices de los buenos) sobresalía Fernando Alonso (ya se declaró ateo hace años, todo un detalle en este país de meapilas y agnósticos-no-me-pronuncio): «Prácticamente se carcajea de todas las afirmaciones de los eggspertos, muchas las contradice y otras las trata de evidentes. O sea, aplausos para Fernando.» Me sumo a esos aplausos.
Todo lo contrario, unas buenas caceroladas, se merece Miguel Bosé quien, la otra noche en una entrevista en Buenafuente (por no salir de la Sexta), se dedicó a promocionar las creencias ayurvédicas que le han hecho adelgazar. Las tonterías que pudo contar en un momento, mezclando dietas absolutas con especias y algo de fitoterapia y demás muestra que cuando uno es crédulo lo es de casi todo a la vez. Por supuesto, la «ciencia de la vida» (que es como traducen ayurveda, otras veces como verdad o como duración de la vida), medicina tradicional india tiene tanta base científica como eficacia más allá de lo obvio. Su concepto es antiguo (como si la antigüedad fuera un grado… que no) y popular en la india. Desde luego, pensar que todo es un equilibrio de los humores del organismo (o dosha), que son el aire, la bilis y la flema es simplemente una barbaridad, por más que muchas de sus presunciones se exportaran a Grecia y a la medicina occidental precientífica. Por cierto, con muchas concomitancias a las tonterías homeopáticas que tomaron de esa especie de vitalismo equilibrista muchas de los prejuicios sobre la salud y la enfermedad.
Fuente: Por la Boca Muere el Pez
Bajo licencia Creative Commons
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– Grafología, una clase de pseudocirencia. Recopilado por Marisol Collazos Soto
– Apuntes Introducción a la Informática. Capitulo 1, la ciencia y el método científico
Según el último barómetro del CIS (PDF), el 7.5% de los españoles se declaran ateos y el 11.5%, no creyentes. Nadie diría que el porcentaje es despreciable, y sin embargo los no creyentes no siempre están bien representados en ámbitos cruciales de la vida social española, desde la política a la educación. Todavía se nos exige, incluso, en el nombre de la «buena voluntad», que apoyemos a las instituciones religiosas para no vivir en «una sociedad enferma, en una sociedad sin espíritu, una sociedad si alma» y, en definitiva, para no aparecer como seres humanos «desalmados».
Muchos no creyentes pensamos que es una obligación cívica apoyar un «esperanto moral» y un marco de ciudadanía compartido con los creyentes, conociendo también sus límites, pero una sociedad abierta, no teocrática, debería terminar desarrollando instituciones para los no creyentes paralelas a las que disfrutan los creyentes.
Un modelo a seguir procede del campamento para niños organizado por la organización secular Center for Inquiry, orientado a desarrollar desde la infancia el pensamiento crítico, el escepticismo científico y una ética naturalista (¡Los rasgos típicos de cualquier sociedad totalitaria, desalmada y enferma que se precie!). Los organizadores han desarrollado un atractivo programa que pretende «enfrentarse a los desafíos de vivir un estilo de vida no teísta y secular, en un mundo dominado por las creencias religiosas y la pseudociencia«. Ojalá la iniciativa sea afortunada y produzca un efecto de contagio.
Camp Inquiry 2008
Fuente: La revolución naturalista
Algunos derechos reservados, 2009
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– Los países ateos son más pacíficos
– Ateos de Colombia se confiesan 16 personalidades del país
La ingesta de dosis letales de remedios homeopáticos por parte de centenares de británicos hoy a las 11.23 horas ha probado una vez más que la homeopatía no funciona. La demostración, organizada por la Sociedad de Escépticos de Merseyside (MSS), pretendía alertar a la opinión pública de la inutilidad de esa pseudomedicina. «Creemos que no deberían vender pastillas de azúcar a gente enferma. La homeopatía nunca funciona mejor que el placebo. Los remedios se diluyen tanto que nunca queda nada [de principio activo] en ellos», ha declarado a la prensa Michael Marshall, de la MSS.
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El fallido suicidio masivo, convocado en Reino Unido frente a locales la cadena de farmacias Boots, pretendía, además, presionar a esa firma para que deje de vender productos homeopáticos. Hace dos meses Paul Bennett, máximo responsable de Boots, admitió que la compañía los comercializa porque son populares, no porque sean efectivos para el tratamiento de alguna patología. «No tengo ninguna prueba de que estos productos funcionen. Se trata de la libre elección del consumidor, y un gran número de nuestros clientes creen que son eficaces», declaró ante el Comité de Ciencia y Tecnología de la Cámara de los Comunes.
Noticia completa en: Magonia
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Enlaces relacionados:
– Homeopatia y numero de Avogadro. Fraudes medicos.
– Un estudio cuestiona la eficacia de la homeopatía
– El agua milagrosa de la homeopatía
– Una mirada histórica a la medicina mágica, científica y homeopática
La legislación antidifamación británica se está utilizando para silenciar a quienes critican o cuestionan prácticas anticientificas. Es lo que intentan hacer los quiroprácticos de ese país con el periodista Simon Singh, quien en abril de 2008 publicó en The Guardian un artículo en el que negaba la efectividad de esa pseudomedicina basada en la manipulación de la columna vertebral. Decía, entre otras cosas, que la Asociación Británica de Quiropráctica (BCA) «promueve alegremente falsos tratamientos», ya que ninguno de los 70 ensayos experimentales hechos corrobora que esa terapia sirva para el tratamiento de cólicos infantiles, problemas de sueño, infecciones de oído y otras patología que aseguran sanarsus practicantes.
A los curanderos de la BCA les molestó tanto el ataque que, como no pueden demostrar que su técnica funciona, demandaron a Singh por difamación porque así, según la legislación británica, es él sobre quien recae la carga de la prueba. ¿Perverso? Por supuesto. Por las mismas, si mañana usted dice que la faja magnética X no funciona, será usted quien deberá demostrar que su crítica no es malintencionada, y no el fabricante quien tenga que probar que ese dispositivo es algo más que un sacacuartos. Y no vale decir que usted reside fuera de Reino Unido; si ha hecho su crítica en Internet, le pueden demandar por difamación y hacer que se tenga que gastar un dineral en abogados. Ante eso, a nadie le puede caber duda de que, sobre todo en Reino Unido, que hay periodistas y científicos que eluden practicar la crítica racional por miedo a acabar en los tribunales, con lo que eso supone de menoscabo de los derechos de la ciudadanía a estar debidamente informada sobre asuntos de su interés.
Defensores de la libertad de expresión se unieron en diciembre para intentar promover una iniciativa legislativa que dé un vuelco a esa injusta situación bajo el combre de Coalición para la Reforma del Libelo. Su objetivo es alcanzar las 100.000 firmas de apoyo al manifiesto que copio abajo para presentárselo a Jack Straw y que el Parlamento británico tome cartas en el asunto. Por favor, firmen este manifiesto y apuestan por el pensamiento crítico.
Información completa en: Magonia
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– Planeta escepticismo (agregador)
Seguramente debido a nuestro carácter contingente, los humanos tenemos una irremediable tendencia a montarnos mitos y leyendas -son la base de los nacionalismos y las religiones, las dos mayores causas de defunciones violentas desde que el hombre es hombre; ya por separado son muy peligrosas, pero cuando actúan sinérgicamente son letales, como han experimentado, no hace demasiado tiempo, en los Balcanes- para darle sentido a nuestra existencia. Una forma menor de esta costumbre son las “teorías de la conspiración”, que a veces han dado mucho juego -el «Protocolo de los sabios de Sión», por ejemplo, está en la base del Holocausto-, aunque la mayoría quedan en total evidencia en poco tiempo. Ejemplos recientes de ellas, tanto en España como fuera, tenemos muchas, unas más patéticas que otras: la de que ningún avión había impactado realmente contra el Pentágono el 11-S dio bastante juego, y le produjo al que la convirtió en libro pingües ganancias; sobre ese mismo acontecimiento, todos hemos leído escritos que «demostraban» que lo había montado el Mosad previa llamada a todos los judíos que trabajaban en las Torres Gemelas para que nadie de esa colectividad apareciera por allí aquella mañana.
A nivel nacional, es famosa la de la implicación de ETA en el 11-M, tesis inventada por el equipo de asesores de Aznar y Acebes para ganar las elecciones tres días después, que todavía, pese a todas las sentencias y pruebas, produce titulares en diarios presuntamente serios, o la más jocosa y reciente, esa que se han montado entre Hermann Tertsch y su jefa de Telemadrid, la Aguirre, según la cual el percance sufrido por el melenudo periodista, a pesar de la contundentes conclusiones en sentido contrario de las investigaciones policiales, no fue consecuencia de una pelea de borrachos en un bar de copas de Chueca a las seis de la mañana sino un caso de agresión política inducida por un avieso humorista de izquierdas.
Y, ahora, el colmo: una mente fértil lanza la idea, y destacados voceros, con el logorréico Chávez a la cabeza, difunden a los cuatro vientos que el terremoto de Haití no tiene causas naturales sino que es el resultado de una tecnología criminal puesta en marcha por los Estados Unidos; no sólo eso: también los disturbios provocados por grupos armados, que dificultan o imposibilitan la recuperación de los cuerpos y la distribución de las ayudas foráneas, estarían dirigidos por los servicios de inteligencia norteamericanos, facilitando la excusa necesaria para invadir militarmente Haití y permanecer allí, no sé muy bien con qué finalidad, para los restos. Digo yo que si los USA disponen de esa tecnología, ¿por qué no utilizarla en la propia Venezuela o en Irán, por poner dos países cuyos dirigentes molestan realmente a los norteamericanos, y no en una isla políticamente irrelevante, antes y después del terremoto?
Autor: Jesús Galindo
Fuente: Lista de distribución de la Universidad de Murcia
Cuando uno compra un coche de segunda mano desea creer de todo corazón lo que le dice el vendedor: «¡Tanto coche por tan poco dinero!» Y, en cualquier caso, cuesta trabajo ser escéptico; se ha de saber algo sobre coches y es desagradable que el vendedor se enoje con uno.
A pesar de todo, sin embargo, uno reconoce que el vendedor podría tener un motivo para ocultar la verdad y ha oído hablar de engaños a otros en situaciones similares. Por tanto, da una patada a los neumáticos, mira bajo la capota, da una vuelta con él, hace preguntas perspicaces. Incluso podría ir acompañado de un amigo con conocimientos de mecánica. Uno sabe que se necesita cierto escepticismo. Y es comprensible. Suele haber al menos un pequeño grado de confrontación hostil en la compra de un carro usado y nadie dice que sea una experiencia especialmente alegre.
Pero, si no se ejercita cierto escepticismo mínimo, si uno tiene una credulidad absolutamente ilimitada, más adelante tendrá que pagar el precio. Entonces se lamentará de no haber hecho antes una pequeña inversión de escepticismo.
«Aplique el escepticismo a su vida, se ahorrará muchas experiencias desagradables.»
Fuente: Iba Pasando
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– Planeta Escepticismo (agregador sobre escepticismo)
Puede sonar extraño, pero acabo de descubrir que esa pseudociencia llamada fisionomía (”invento” que debemos a un teólogo llamado Lavater) estuvo a punto de hacer que Robert Fitz Roy (en la foto), capitán del mítico buque Beagle que circunvalaría el mundo durante cinco largos años, dejase en tierra a un joven científico de 22 años llamado Charles Darwin. De haber consumado el hecho, no es aventurado afirmar que lo que estuvo a punto de caer por tierra fue el desarrollo de la propia Teoría de la evolución.
Según leo en Neatorama (y también en Fogonazos), cuando el capitán Fitz Roy estaba a punto de iniciar su expedición a Sudamérica, y temiendo el estrés y la soledad intelectual de tan largo viaje (de hecho este problema provocó el suicidio del capitán que comandó la expedición anterior), pidió a sus superiores que le dejaran embarcar a un caballero científico de buena educación para hacerle compañía. Fitz Roy solicitó un naturalista no remunerado para poder tratarlo como a un igual, y los profesores de Cambridge le recomendaron a un joven de 22 años que vendría a cambiar los cimientos del pensamiento occidental.
Al principio el padre de Darwin se opuso a la idea, ya que tenía planes “religiosos” para su hijo y el viaje sería muy largo. Afortunadamente el tío de Darwin persuadió a su padre, quien no solo le permitió ir, sino que le financió la expedición.
Darwin y Fitz Roy terminaron llevándose estupendamente, gracias a lo cual Darwin descubrió más tarde que estuvo a punto de no ser seleccionado para el viaje.. ¡por culpa de la forma de su nariz!
En sus propias palabras:
“Después de que intimara con Fitz Roy, le escuché decir que estuve en serio riesgo de ser rechazado [como naturalista del Beagle], ¡por culpa de la forma de mi nariz! Fitz Roy era un acérrimo discípulo de Lavater, y estaba convencido que podía juzgar el caracter de un hombre por el perfil de sus rasgos físicos; y dudó si alguien con mi nariz podía poseer la energía y determinación necesaria para el viaje. Pero creo que después de eso quedó muy satisfecho de haberse equivocado con mi nariz“.
Fuente: Maikelnai’s blog
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– ¿Por qué Debe Tener Usted Conocimientos Científicos?
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Hoy es el Día Mundial del Escepticismo y se habla en muchos blogs de este tema, así que no voy a ahondar en el término y sus connotaciones. Sólo recordar la primera acepción en el DRAE, para apoyar lo que estoy diciendo:
(De escéptico e -ismo).
Lo que sí quiero es hacer notar que el escepticismo es una herramienta eficaz para separar ciencia de pseudociencia. Muchos filósofos de la ciencia han buscado en vano un criterio para demarcar ciencia de lo que no es ciencia. No tiene sentido dar unas pautas al respecto, sólo tener un arma que nos permita, mediante el pensamiento crítico, emitir juicios carentes de falacias.
Artículo completo en: Ciencia en el XXI
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– Carl Sagan. La carga del escepticismo
– Apuntes Introducción a la Informática. Capitulo 1, la ciencia y el método científico
El Correo y los otros diarios regionales de Vocento dan pábulo a otra práctica esotérica de cuya existencia no sabía nada. El titular «La cara te delata» me ha hecho creer en un principio que el reportaje firmado por Arturo Checa se centraba en el estudio de las microexpresiones, popularizado por la serie de televisión Miénteme. Pero no es así. El reportaje está dedicado a la morfopsicología, cuyos practicantes deducen la personalidad de un sujeto por los rasgos de su rostro.
«Unos pómulos prominentes y una nariz ancha hablan de una persona con una importante carga humana», dice la primera frase del texto. Esta característica la comparten la mayoría de los negros, incluidos asesinos, violadores y demás gente de malvivir, así que la morfopsicología no ayuda mucho en este caso. En realidad, no ayuda en ningún caso más que lo hacen la astrología o la lectura de manos, porque la cara no refleja la personalidad, sino que se basa en gran parte en el bagaje genético. La única fuente del texto es Julian Gabarre, morfopsicólogo y grafólogo, de quien el autor da como dato relevante que una búsqueda sobre él ofrece «22.000 resultados en Google». No es así: sobre «Julian Gabarre» hay 450 referencias en el buscador más popular y 4.700 con el nombre escrito con tilde; los casi 21.400 resultados del reportaje se refieren a páginas donde aparecen el nombre de Julian y el apellido Gabarre juntos o separados, no sólo «Julian Gabarre». Además, ¿desde cuándo el número de citas en Google prueba algo más que la popularidad?
Artículo completo en: Magonia
Caray estoy en SHOCK… me acabo de enterar que mi hijo no se va a volver un EINSTEIN por ponerle videos, mi hijo no va a entrar a la universidad de 12 años? Caray que noticia me acaban de dar… o sea que “Baby Mozart,” “Baby Shakespeare” y “Baby Galileo.” No van a lograr que mi hijo sea un Gran Músico, o un gran Autor, o un brillante científico? Es que siento ya que me va a dar… cómo es posible, hemos vivido en la mentira de esto…. ¡! Como si muchas personas me dijeron que esto era realidad, me decían.. TIENES que ponerle esto, le ayuda con su desarrollo, le ayuda con su percepción, y lo pega mas a le tele!
Resulta que Disney te va a regresar tu dinero Según informa The New York Times, la decisión de la empresa responde a las presiones de un grupo conocido como Campaña para una Infancia sin Anuncios, que en el 2006 acudió ante el órgano competente para denunciar que estos vídeos no eran educacionales. La compañía Walt Disney Baby Einstein comercializo este video basándose en afirmar que sus videos son educativos y beneficiosos para el desarrollo de la primera parte de la infancia, y si comprase este video desde el 2004, Disney te va a regresar el dinero porque te vendió MENTIRAS! Lo malo que es solo en EU, en el resto del mundo Disney se salió con la suya!
Haaaaaaa, resulta que mi hijo tiene 6 años, y como buen papa desconsiderado NUNCA le compre un solo video de estos, amigos míos me dijeron que debía hacerlo, que estos video sirven, que debía de ponérselo, en fin, me lo prestaron un día, se lo puse a mi hijo, una semana después se lo regrese a mi amigo… pues ni a mí me gustaron! sigo sin entender esto de hacer niños inteligentes con programas de este tipo.
Si esto fuera real, podríamos YA notar diferencias en los que han visto esto y los que no, en los kínderes podríamos ver claramente la diferencia de desarrollo entre unos y otros, sin embargo llego a la escuela y veo a todos exactamente IGUALES! Caray cómo es posible? Todos saben lo mismo, y ninguno aprendió más que otros…. Lo que si puedo ver es cada niño tiene diferente habilidad, unos son mejores para un deporte, otros leen mejor, pero todo esto es parte del desarrollo normal.
Quieren volver a sus hijos más inteligentes? Muy sencillo, mas lectura, menos tele, más atención a tus hijos, menos comida basura, menos video juegos, mas actividades al aire libre, dejarlos agarrar insectos y animales, dejarlos ensuciarse, y tener más contacto con tus hijos, también evitemos tener muchos hijos!
Bueno, yo no tendré que preocuparme por qué me devuelvan el dinero, pero sigo preocupándome como educarlo mejor! Y es parte de ser papa… y como recomendación, sean más escépticos y mas objetivos con lo que le compran a sus hijos!
Fuente: Un Papá Escéptico
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La credulidad ha sido un incentivo para los criminales de todas las épocas. La Historia enseña que, en todo tiempo, pánfilos, confiados y cándidos han servido de aliento a los más refinados estafadores, a los más brutales salteadores, a los más abyectos asesinos. Detrás de cada envenenador, de cada traficante de órganos, de cada tratante de esclavos, hay un pardillo que no atisbó el peligro. Los anales de la infamia están colmados de inocentones que abrieron las puertas de sus casas a sus verdugos.
El escepticismo es la actitud que conviene a quien no quiere verse sorprendido. Las enciclopedias que versan sobre estas cosas confirman que, de toda la vida de Dios, siempre ha sido más fácil degollar a un creyente que a un escéptico. Esto es vox populi en el mundillo del hampa.
El escepticismo es una inclinación de las almas experimentadas, una barricada tras la que se parapeta quien creyó y, desengañado por los años, abrazó la incredulidad como una medida profiláctica.
Pese a la evidente superioridad del escepticismo sobre la credulidad, la duda no goza de buena reputación social. A ojos del sentido común que es de uso entre las gentes de buen tono, quien ha asumido que el mundo es un asco, que nos quedan cuatro días y que la leche desnatada no es sino suero aguado constituye un caso clínico que requiere ser tratado con trankimazines, antidepresivos y sedantes. Por el contrario, si algún idiota perora desde un balcón que la felicidad está a la vuelta de la esquina, que llegará el día en que acabarán las guerras y que los bífidus activos de los yogures resultan realmente eficaces, no faltará quien celebre la jovialidad de la criatura, sus ganas de vivir, su carácter desenfadado y efervescente. Un pesimista con fundados motivos para serlo es tenido en nuestro tiempo como un objeto de estudio médico. Frente a él, un cretino con entusiasmo es encumbrado a la categoría de ciudadano ilustre, de modelo para la juventud.
Si les hubiese sido dada la oportunidad de recuperar sus vísceras y volver a la vida, las prostitutas londinenses que intimaron con Jack el Destripador no se habrían dejado engatusar una segunda vez por el misterioso caballero del sombrero de copa que emergía de entre la niebla. Si Jehová, tal y como las cerró, hubiese querido abrir de nuevo las aguas y devolverlos sanos y salvos a la orilla, los soldados egipcios se habrían cuidado muy mucho de adentrarse otra vez en el Mar Rojo para seguirle los pasos a Moisés y sus muchachos.
De haber conocido los resultados de antemano, la modelo habría replicado al insistente escultor que para el Monumento a la Madre iba a posar su señora abuela.
Todo esto, que contado así puede antojarse una cosa abstrusa, ininteligible, tiene, sin embargo, su aplicación práctica a los asuntos de la vida cotidiana. La experiencia avala que la estancia veraniega de los cuñados y su prole en nuestro apartamento de la costa no se limitará a un par de días, tal y como anunciaron antes de su llegada.
Quien ha vivido lo suficiente sabe que el bicho peludo que nos olisquea la pantorrilla en plena calle muerde, pese a que su amo insista vehementemente en desmentirlo. Los escépticos hemos acabado por aceptar que si el telefonillo de casa suena, no será para alertarnos de que, al fin, ha llegado el alma gemela que andábamos buscando, el amor puro que anhelábamos, la graciosa criatura que habrá de procurarnos la felicidad que ansiábamos.
A estas alturas ya estamos seguros de que, si no se trata de un repartidor de publicidad, quien nos reclama ante el portero automático es un empleado de la recaudación municipal o un predicador de la Iglesia de los Santos de los Últimos Días.
Todo lo cual nos conduce, de manera natural e irremediable, al Plan Estratégico Algeciras 2015. Y debe de ser la edad, pero es que no consigo creerme nada.
Autor: Anselmo F. Caballero
Fuente: andaluciainformacion.es
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HUMANISMO Una amplia antropología filosófica y una filosofía social secular. Rechaza las creencias en lo sobrenatural e invita a un examen crítico de las mismas; defiende los códigos morales y los programas políticos que dan prioridad a la libre investigación, los derechos humanos y el bienestar; y promueve la separación de la iglesia y el Estado. La ética humanista afirma que la moral no fue hecha por Dios sino que es creada por los hombres, y que la mayor obligación que tiene una persona no es para con deidades imaginarias sino para con sus compañeros los seres humanos. El humanismo secular ha considerado a menudo como una doctrina puramente negativa que se reduce a la negación de lo sobrenatural. Esto no es así, como lo demostrará cualquier muestra de la literatura humanista. En efecto, el humanismo secular es una concepción del mundo positiva compuesta por cinco tesis principales. Tesis cosmológica: todo lo que existe es natural o bien un producto del trabajo humano, ya sea manual o mental. Tesis epistemológica: es posible y deseable buscar verdades sobre el mundo y sobre nosotros mismo con la única ayuda de la experiencia, la razón, la imaginación, la crítica y la acción. Tesis moral: debemos buscar la supervivencia en este mundo, el único real, a través del trabajo y no de la oración; y también debemos disfrutar la vida así como intentar ayudar a los demás a vivir, en lugar de dañarlos. Tesis social: libertad, igualdad y fraternidad. Tesis política: además de defender la libertad de, y para, el culto religioso y la asociación política, deberíamos trabajar para la consecución o el mantenimiento de un Estado secular y un orden social completamente democrático. No obstante, no todos los humanistas asignan el mismo valor a los cinco componentes. Típicamente, algunos destacan los componentes intelectuales, mientras que otros enfatizan los sociales. Lo cual está bien, porque prueba que el humanismo secular, lejos de ser una secta o un partido, es un amplio paraguas que cubre tanto a los activistas sociales como a los librepensadores. Diccionario de Filosofía, Mario Bunge, p. 100.
Fuente: meditar, pensar, crear y actuar
«Mis flechas se embriagarán de sangre, y mi espada se hartará de carne…»
– Deuteronomio 32:42
¿Cuántas personas perdieron la vida en manos de dios en la Biblia? No hay manera de contarlas a todas. ¿A cuántas personas ahogó dios en el diluvio? ¿A cuántos mató cuando destruyó Sodoma y Gomorra? ¿A cuántos recién nacidos mató en Egipto? Muchas veces la Biblia no ofrece cifras exactas.
Sin embargo otras veces, sí nos dice exactamente cuantas personas decide dios asesinar.
Si hicieramos la suma de las personas que dios asesina y que la Biblia nos dice con exactitud el número, el total de muertos a manos de dios sería de 2301417 personas. Otra vez: dos millones, trescientos un mil, cuatrocientas diecisiete vidas humanas. Y eso es contando sólo aquellas cuyos números se ofrecen en la Biblia.
Sin embargo, es posible hacer un estimado sobre el total de muertos a manos de dios, por ejemplo, se puede calcular la población de la tierra en la época de Noé y hacer un cálculo sobre cuantas personas murieron en el diluvio según la Biblia.
El número real de asesinados por dios según la Biblia, haciendo algunas aproximaciones y tomando en cuenta las dos millones y medio de personas que sí se cuentan claramente, estaría más cercano a 34000000. Así es, aproximadamente 34 millones de personas son muertas por dios en la Biblia.
Claro que no creo en la Biblia. Lo sorprendente es que haya personas que la defiendan cuando describe a un dios así de sádico. Si dios es tan emocional e inmaduro como para asesinar a 34 millones de personas, ¿que podemos esperar de los cristianos humanos? Su dios es un asesino desenfrenado!
La racionalización más común a esto es que ese era “el dios del antiguo testamento” (aunque también mata a más de uno en el nuevo testamento) pero esta racionalización es absurda. ¿Entonces dios cambia de parecer y de actitud? ¿O acaso querrán decir que literalmente es OTRO dios? ¿Qué pasa ahí?
La idea de un dios que es un asesino maniático y un día decide convertirse en un padre amoroso es absurda. Primero porque no hay una explicación para su supuesto cambio de parecer. Segundo, por que si él mismo creó a las personas, ¿qué fue lo que le sorprendió tanto que tuvo que mandar matarlas? ¿acaso no sabía como se comportarían el momento en que las creó? ¿acaso su creación fue tan imperfecta que el resultado fue así de malo? ¿acaso no sabía lo que pasaría, dejando claro que no es todo conocedor, y por lo tanto no es dios?
Estos cuentos son ridículos y contradictorios, y son este tipo de cosas las que nos dejan claro que el dios de la Biblia es ridículo, absurdo, imposible y demuestra claramente todas aquellas fallas humanas de quienes inventaron esos cuentos.
El conteo de los muertos en la Biblia, a detalle, está en Dwindling In Unbelief, un excelente blog que les recomiendo que visiten (en inglés).
Fuente: dios es imaginario
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La mayoría de la gente cree en la vida después de la muerte. También cree que el asesinato es uno de los peores crímenes que se pueden cometer.
Cuando la mayoría de la gente habla de lo horrible que es la muerte, la valora y considera como el fin de la vida y la existencia. Mucha gente juzga un asesinato en base a dicho principio.
Pero si la vida después de la muerte existe, entonces la “muerte” no sería tal, y la carga moral asociada al asesinato debería verse enormemente reducida. La muerte sería una especie de cambio súbito y obligado de residencia. Como cambiar de país. Sería lo que un cambio de escuela y condición social significan para un niño. Cambian su mundo. ¿Son esas cosas un crimen tan serio?
¿Por qué la gente tiende a valorar de forma tan diferente la misma cosa, según el lado por el que se mire? ¿No hay una contradicción?
Si atendemos a la idea de que matar es un pecado, porque los mandamientos lo indican así, no habría tal contradicción. Es lo que algún cristiano, judío o musulmán sensato podría concluir: es malo porque Dios dice que es malo, y no porque cause algún mal verdadero.
Pero, ¿por qué sería malo algo que no causa mal alguno? Quizá produce dolor en los seres queridos, pero si la vida después de la muerte existe, su pérdida sería ilusoria, y ese dolor sería mera testarudez.
Quizá, porque intuimos que realmente es el fin de todo, considerando horrible arrebatar la vida a alguien.
Tal vez no pensamos en lo absoluto, y solo tenemos programada esa idea en el cerebro, impresa como un tatuaje inculcado por nuestra educación.
Quizá no crees en aquello de la vida después de la muerte. Tal vez seas un agnóstico o ateo que, consciente de la futilidad de la vida, la valora, la sopesa, la vive y la siente, como lo más volátil y valioso que alguien jamás poseerá. La cuidas y le rindes pleitesía, experimentándola con más profundidad de la que es posible para alguien que la considera eterna.
Fuente: Esceptica.net
Bajo licencia Creative Commons
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En el mes de julio se cumplieron 99 años del nacimiento de Robert King Merton, uno de los clásicos de la escuela estadounidense de sociología, quien pensaba que «la ciencia hace del escepticismo una virtud».
Muchas frases acuñadas por él son aún utilizadas habitualmente, tanto dentro como fuera de ese campo. Su libro The Normative Structure of Science, editado en 1942, introduce cuatro conceptos que consideró guías para la correcta actividad científica, conocidos actualmente como Normas Mertonianas.
Estas han ido ganando terreno en la comunidad científica como una forma de resumir lo que debe considerarse como «buena ciencia». Sus principios guías son los siguientes: comunalismo, universalismo, desinterés y escepticismo organizado.
Comunalismo significa que los resultados científicos deben ser propiedad común de toda la colectividad científica.
Universalismo, que cualquier científico debe tener la posibilidad de contribuir a la ciencia sin importar raza, nacionalidad, cultura o sexo.
Desinterés se refiere a que no se deben presentar resultados enlazándolos a creencias personales o al activismo por una causa. Las simpatías deben mantenerse separadas de los resultados científicos.
Finalmente, escepticismo organizado significa que cualquier alegato o resultado científico debe ser expuesto al escrutinio crítico antes de ser reconocido como válido.
El escepticismo organizado se parece mucho, pero no es lo mismo, que el escepticismo racional, corriente filosófica que cuestiona la veracidad de afirmaciones que carecen de suficiente evidencia empírica.
Este cuestionamiento no se refiere a las discusiones habituales entre científicos; surge cuando se examinan supuestos resultados o teorías que van en contra de lo usualmente reconocido por la comunidad científica.
Las críticas más frecuentes de los escépticos racionales incluyen a los psíquicos, parasicólogos, astrólogos y homeópatas, las cartas del tarot, las abducciones alienígenas y las percepciones extrasensoriales, aunque las modalidades pueden variar bastante de país a país.
En ocasiones se incluyen las curas milagrosas y algunos dogmas religiosos. Tales creencias son calificadas por los escépticos como pseudociencia.
NOTABLES ESCÉPTICOS
Hay quienes consideran el escepticismo como algo negativo; sin embargo, la historia recoge un sin fin de escépticos notables.
René Descartes, filósofo y matemático francés del siglo XVII, consideraba que…»para investigar la verdad es preciso dudar, en cuanto sea posible, de todas las cosas». Dudar de todo era el lema preferido de Carlos Marx, e incluso en la religión católica han existido escépticos notorios como Tomás el apóstol.
El premio Nóbel Richard P. Feynman, considerado por muchos el padre de la Electrodinámica Cuántica, escribió lo siguiente: «El científico posee mucha experiencia sobre la ignorancia, la duda y la incertidumbre… Cuando un científico no conoce la respuesta a un problema, es ignorante».
«Cuando tiene nociones acerca de lo que puede ser la respuesta y está indeciso, eso es incertidumbre. Y aún cuando está condenadamente seguro de un resultado, en realidad tiene dudas. Hemos encontrado de primordial importancia que, para progresar, debemos reconocer la ignorancia y dejar espacio para la duda».
«El conocimiento científico es un conjunto de afirmaciones con grados variables de certeza -algunas son muy poco confiables, otras bastante confiables, ninguna absolutamente definitiva» (1).
De ahí que, por extraño o absurdo que nuevos fenómenos o hipótesis puedan parecer, el escepticismo en la ciencia no predica que se rechacen automáticamente; sólo sostiene que deben ser sometidos a la crítica y estar debidamente fundamentados antes de ser aceptados como verdaderos.
Sin embargo, es común que quienes critican el escepticismo tergiversen la realidad, acusando a los escépticos de sus propias faltas.
Como desean que sus propuestas -que consideran verdades absolutas- sean aceptadas por todos sin mostrar suficientes evidencias, alegan que son los escépticos quienes se dedican sistemáticamente a negar sus afirmaciones sin aportar pruebas.
¿Y -preguntamos nosotros- cómo demostrar que no existe lo que es sólo fantasía?
Imagine el lector lo que ocurriría si en un tribunal de grados científicos no fuera el doctorando quien debiera convencer al tribunal de la veracidad de sus afirmaciones, sino al revés.
Es decir, que fueran los miembros del tribunal quienes tuvieran que demostrar la imposibilidad de alguna afirmación ilusoria para impedir que el doctorando aprobara su tesis.
Por ejemplo, consideremos los argumentos de un imaginario tribunal tratando de demostrar la falsedad de la siguiente afirmación: «A los marcianos les gusta el helado de chocolate».
– Tribunal: Falso. No hay marcianos.
– Doctorando: Demuéstrelo.
– Tribunal: No hay oxígeno en Marte y así no es posible la vida.
– Doctorando: Los marcianos podrían vivir en cuevas herméticas del subsuelo donde sí hay oxígeno. Y podrían respirar otra cosa, e incluso no respirar. No está demostrado que los marcianos no estén ahí. No está demostrado que no hay oxígeno en el subsuelo… Y así hasta el infinito.
Ante cada nuevo argumento, siempre aparecerá una nueva propuesta cuya falsedad es prácticamente indemostrable. No importa que el tribunal logre, con mucho esfuerzo, demostrar categóricamente la falsedad de una afirmación particular. Inmediatamente surgirán otras muchas propuestas igualmente indemostrables.
Lo anterior es consecuencia de seguir una línea de pensamiento opuesta a la lógica, donde se invierte lo que en idioma inglés se denomina «the burden of proof», que puede traducirse como «la responsabilidad de la demostración».
Tal responsabilidad es siempre de quien propone lo novedoso, no de quien lo juzga o critica, aunque los amantes de la pseudociencia insistan en afirmar lo contrario, y se empecinen en llamar ciencia a sus no demostradas creencias.
Autor: Arnaldo González Arias, Doctor en Ciencias Físicas. Facultad de Física de la Universidad de La Habana (Cuba).
(1) The role of doubt in science; http://laserstars.org/bio/Feynman.html
Fuente: Prensa Latina
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Enlaces relacionados:
– Escepticismo
– ARP-SAPC
– Círculo Escéptico