Si tiene poderes paranormales, o imposibles según los conocimientos científicos, y lo demuestra, los escépticos europeos le daremos un millón de euros. Bautizado como premio Sísifo, este reto es una iniciativa del Consejo Europeo de Organizaciones Escépticas (ECSO) y el dinero, donado por la Sociedad para la Investigación Crítica de la Pseudociencia y lo Paranormal (SKEPP) belga, ha sido depositado ya en una cuenta bancaria de ese país bajo la custodia de un notario. Antes de participar en la prueba final, todo aspirante deberá someterse a un test preliminar en cualquiera de los países organizadores bajo la supervisión de una asociación del ECSO, que en España es el Círculo Escéptico.
Si sostiene que se comunica con los muertos (Anne Germain), que ve el futuro (Octavio Aceves), que los extraterrestres nos visitan (Juan José Benítez), que la homeopatía funciona (Laboratorios Boiron) o cualquier otra cosa por el estilo, escriba al Círculo Escéptico con una descripción breve y concreta de lo que puede hacer y cómo demostrarlo. “Le informaremos acerca de si su afirmación puede participar en el reto o si debe formularla en otros términos, ofreciéndole nuestra ayuda si es necesario. También es posible que le propongamos que realice una prueba de forma privada antes de decidir si hace pública o no su candidatura”, se indica en las bases. Una vez cumplimentados esos trámites y enviadas dos copias firmadas del contrato de participación, el aspirante tendrá que depositar una fianza de 50 euros que, si supera el test nacional, se le devolverá junto con un premio de 500 euros que le concederá automáticamente el derecho a participar en Bélgica en la prueba del millón de euros.
Ampliar en: Magonia
Presentación de los cursos «Ciencia y Pseudociencia 2012» que lleva organizando la Universidad de La Laguna desde el el año 2001. El más veterano de los cursos interdisciplinares de la ULL viene este año dividido en dos por motivos administrativos, está formado por 40 conferencias y dos mesas redondas impartidas por 28 profesores procedentes de 20 áreas de conocimiento distintas. El programa completo está disponible en los archivos adjuntos.
Adjunto | Tamaño |
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cuadriptico-difusion-1.pdf | 198.03 KB |
CyP2012 progCuadript 06Sep2012.pdf | 28.48 KB |
cartel-sin-logo.jpg | 1.09 MB |
Para mayor información e inscripciones, contactar con el Vicerrectorado de Relaciones Universidad y Sociedad: https://tcourse.osl.ull.es/gestion/cursos/publico/5/
Fuente: ARP-SAPC
Taller de argumentación y lógica básica de la Asociación Escéptica de Chile
Vídeos (VOD) del taller
Diapositivas de las presentaciones
Sesiones 1 y 2:
Contenido con copyright de sus autores al año de publicación, licenciado bajo una licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 3.0 Chile (CC BY-NC-SA 3.0)
Mark Edward un ‘psíquico’ que engañaba a las personas en Los Angeles (EE.UU.) acaba de publicar un nuevo libro -prologado por James Randi-, en el que confiesa que siempre estuvo fingiendo:
En su nuevo libro complicado pero fascinante, «Psychic Blues: Confessions of a Conflicted Medium» (Feral House), el Sr. Edward, de 61 años, se sincera sobre los trucos que ha utilizado para engañar a las personas desde que comenzó a trabajar la escena mágica de Los Ángeles en la década de 1970. Su libro es una extraña mezcla de autocompasión, autojustificación y arrepentimiento genuino – y una mirada obligatoria al territorio en disputa donde el entretenimiento se encuentra con la religión, donde algunos practicantes piensan que realmente pueden practicar ambas al tiempo mismo
¿Qué lo hizo confesar?
En una entrevista esta semana, el Sr. Edward dijo que después de años de simpatizar con los escépticos pero hacer dinero con la credulidad de la gente, él sintió que tenía que tomar partido.
«Mi conciencia – ya no pude hacerlo», dijo el Sr. Edward. «Había estado caminando por ambos lados de la línea. Mis amigos magos» -muchos de los cuales son escépticos- «pensaban que me estaba vendiendo a los psíquicos, y los psíquicos que me estaba vendiendo a los escépticos».
Fuente: Friendly Atheist
La actual coyuntura económica se debe, no sé si en mucho o en poco, a que hemos sido crédulos, muy crédulos. Durante años hemos abandonado el pensamiento crítico y el escepticismo, y todos, bueno, seguramente todos no, pero una gran parte de la población, abrazó una creencia que se repetía como un mantra. La creencia en cuestión era esta “el precio de los pisos no va a bajar”, esta creencia se instaló en nuestros cerebros y tuvo efectos perniciosos. Si los precio de los pisos no van a bajar puedo comprarme el piso que quiera, poco importa si dentro de unos años no lo puedo pagar, lo vendo y como el precio habrá subido saldré ganando «pasta».
Hemos sido crédulos y esa credulidad, en mayor o menor grado, nos ha metido en este berenjenal, si hubiéramos sido críticos, si hubiéramos tenido el valor de ser escépticos, lo mismo no estaríamos tan mal.
Se me dirá que no era fácil, y es cierto, es difícil mantenerse independiente cuando todo el mundo alrededor piensa de una determinada manera, pero esto no es más que una excusa y lo que se sigue de ella no es que no debamos ser críticos, sino que el ser escépticos requiere algo, o al menos, una forma de valor, y esto es relevante, porque normalmente al escéptico se le cataloga como una persona de cierta arrogancia, pero nos estamos equivocando con ese juicio, no es arrogancia, es valor, valor a dudar de lo que todo el mundo acepta, valor para no conformarse con creer sino querer saber.
Cuando somos escépticos estamos haciendo una declaración de principios, no queremos aceptar las afirmaciones porque la mayoría lo crea sino por si son ciertas o no. Muchas veces me han dicho: qué más da lo que crea la gente, o no seas tan crítico, o que manía tienes con criticar las creencias de los demás déjales que crean lo quieran. Todo esto te lo dicen por querer saber que hay de cierto en esas creencias, es decir, por querer saber si son creencias justificadas o si esas creencias no son más que pura y llana credulidad. ¿Qué más da lo que crean los demás? No da lo mismo, la credulidad, como parecen demostrar los hechos, es peligrosa.
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Por defensor acérrimo que se sea de la medicina tradicional china, nadie puede acusar a Víctor Javier Sanz (Bilbao, 1950), autor de ‘La acupuntura ¡vaya timo!’, de no haber hecho un exhaustivo trabajo de campo para escribir su libro. Este cardiólogo, que ejerce como médico de familia, llegó a acudir a un acupuntor “disfrazado de paciente”. Aprovechó que padecía de migrañas, una de las indicaciones de la acupuntura, para experimentar en primera mano la técnica: “Pensé: si me curo, vuelvo y quemo el libro”. Dos años después, sigue sufriendo migrañas y aboga sin medias tintas por la prohibición de la acupuntura. Según él, los ensayos clínicos de esta técnica no son fiables.
Entrevista completa en: sinc
¿Cómo y por qué se acercó a la acupuntura?
Mi interés por esta pseudociencia es antiguo. Como cardiólogo me empezó a interesar que, en los tratados de mi especialidad, se mencionaba que los chinos eran capaces de palpar 26 tipos distintos de pulso, cuando nosotros con cinco o seis tenemos de sobra, así que empecé a investigar y llegué a la conclusión de que había que leer sobre ello. Aunque la gente se cree que la acupuntura es solo pinchar, para la medicina tradicional china el pulso es fundamental, porque con él hacen el diagnóstico de la famosa energía Qi, que nadie sabe con exactitud qué es. Yo me acerqué a la acupuntura con mucha apertura de mente y, poco a poco, empecé a preguntarme cómo era posible que cada vez más gente acudiera a ella. El resultado fue este libro.
Al contrario que en otras disciplinas consideradas pseudociencias, sobre la acupuntura sí hay evidencia científica, ensayos clínicos aleatorios y doble ciego publicados en las revistas médicas más prestigiosas, que cuentan con un sistema de revisión por pares. ¿Qué explicación le da?
Es cierto que son revistas serias, pero de todos los estudios hay que leer la letra pequeña. Yo me he dejado las pestañas y me he fijado sobre todo en los ensayos teóricamente mejores, los publicados en revistas de mayor índice de impacto y con resultados positivos. La realidad no se corresponde con las conclusiones enunciadas. Por ejemplo, existe un estudio de esas características [la revisión de Jeannette Ezzo publicada en la Cochrane Library] que afirma que la acupuntura consigue disminuir la incidencia de los vómitos en pacientes sometidos a quimioterapia. Resulta que, efectivamente, es así, pero solo lo hace durante las ocho primeras horas del primer día de tratamiento y solo con electroacupuntura. Eso no lo pone en el resumen de la conclusión.
En realidad, se trata del efecto novedad, algo que pasa mucho en medicina, como cuando uno ve entrar al médico por la puerta y ya se encuentra mejor. Según ese metanálisis, el efecto disminuye la incidencia pero, al analizar los estudios de los que se compone, se puede ver que la mayoría no tiene doble ciego, en muchos otros en vez de estimularse el punto que afirman (el P6), se estimulan dos… vamos, que están llenos de fallos. ¡Y están publicados en las revistas más importantes! No me extraña que la gente piense “¿Y quién es este ‘mediquito’ para decir estas cosas?”. Otro problema es que se compara el efecto de la acupuntura con el de las medicaciones para evitar los vómitos, los antieméticos, que apenas sirven para nada. Por lo tanto, igualan, sí, pero en inefectividad.
Usted afirma entonces que la publicación de ensayos clínicos positivos en revistas de alto impacto no tiene por qué demostrar la eficacia de una técnica. ¿No está poniendo duda todo el sistema de evidencia científica?
Ya me han comentado algo parecido y yo siempre respondo lo mismo: los ensayos clínicos son solo una parte de la medicina. Es la medicina basada en la evidencia, son trabajos estadísticos y la estadística tiene el valor que tiene. Además, con respecto a la acupuntura hay características que tener en cuenta. Como explico en el libro, con la acupuntura es imposible diseñar un estudio doble ciego, porque la técnica bien aplicada produce parestesias [sensación de hormigueo o falta de sensibilidad en la piel] y la acupuntura falsa con la que se compara en este tipo de estudios, no. Por lo tanto, el paciente nota si se le está aplicando acupuntura.
Pero si, en contra de sus consejos, alguien le pidiera recomendación sobre a qué acupuntor acudir, ¿no le diría que fuera a uno también médico?
El hecho de que sea médico no significa nada, para mí incluso es peor. Me resulta increíble que un médico científico se dedique a esto, a no ser que sea por dinero. Cuento una anécdota curiosa en el libro. El auge actual de la acupuntura parte de la década de 1960, de la revolución cultural china porque Mao, que era listo, se dio cuenta de que la medicina occidental era muy cara y abogó por el rescate de la tradicional. En esa época, hubo una visita de Richard Nixon a la República Popular China, en la que se enseñó al presidente estadounidense y a los periodistas que le acompañaban cómo allí se anestesiaba solo con acupuntura. Después se supo que, además, se les habían administrado otros fármacos.
Si se trata de una técnica totalmente ineficaz ¿por qué cree usted que es peligrosa?
Además de los problemas con las agujas, que los ha habido, y de efectos secundarios innecesarios al pinchar un nervio o un órgano, la acupuntura también es peligrosa por omisión, puede incluso llegar a suponer la muerte de un enfermo. Hay pacientes que llegan tarde a la medicina científica porque han perdido el tiempo con la acupuntura. Pasó con Steve Jobs y a mí me ha sucedido con pacientes en mi propia consulta.
En comparación con la homeopatía, existe más evidencia científica sobre la acupuntura. ¿Cree que hay diferencias?
Son absolutamente iguales. Efectivamente, la homeopatía tiene una aceptación enorme entre la gente y no tanto entre los médicos, mientras que con la acupuntura pasa al revés. Sin embargo, en cuanto lees la supuesta evidencia científica ves que no hay nada. ¿Por qué la gente se lo cree? Porque en las universidades no se enseña espíritu crítico ni lógica, y estadística, muy poca.
….
Carlos Javier Álvarez, profesor del Departamento de Psicología Cognitiva, Social y Organizacional de la ULL, es uno de los miembros del Foro de Ciencia y Pseudociencia formado por investigadores de ambas instituciones que han enterrado el mito propagado por los periodistas de lo oculto y mentalistas durante la última década. «Llevábamos mucho tiempo con ganas de analizar esta leyenda para comprobar si lo que sucede tiene una explicación lógica y racional», admite Álvarez.
Según detalla el experto, las voces, los ruidos, las corrientes de aire y las diferencias de temperatura que los defensores de lo mágico atribuyen al fantasma en la Casa Lercaro, sede del Museo de Historia y Antropología de Tenerife, «no tienen ningún componente paranormal». «Si uno cree en algo está más predispuesto a encontrar evidencias y a dar significado a las cosas que suceden. Es un mecanismo de nuestro cerebro que explica por qué la Virgen solo se le aparece a los creyentes y no a un ateo ni a un budista. Tendemos a atribuir significados a estímulos ambiguos o extraños. Es lo que ocurre cuando vemos una cara en una nube, por ejemplo. También nos inclinamos a encontrar evidencias que confirmen nuestras creencias y a desechar las pruebas que las contradigan», señala.
Sonidos ´anómalos´
Durante la investigación, un equipo de científicos se instaló en la Casa Lercaro, en la Calle San Agustín. Tomaron fotografías en las estancias del Palacio, analizaron los posibles sonidos anómalos, midieron la temperatura de forma continua en todas las habitaciones y colocaron grabadoras en distintos puntos del edificio para captar posibles psicofonías.
Las conclusiones de la investigación fueron claras: no se encontró rastro del fantasma de Catalina ni se percibió ningún fenómeno que no pudiera atribuirse a causas naturales. Entre los resultados, destaca la ausencia de sonidos extraños y que los únicos cambios de temperatura registrados fueron en aquellas zonas con corrientes de aire, como la entrada de la famosa cocina, flanqueada por dos puertas una enfrente de la otra y que dan al patio.
En la segunda planta, y debido a la fragilidad y movimiento de las viejas vigas de madera del suelo como de las propias vitrinas, cuyos cristales vibran, los pasos de una persona o cualquier movimiento son transmitidos a varios metros de distancia, produciendo un fenómeno perceptivo curioso, como si alguien estuviera caminando en otra parte. Las vitrinas, próximas entre sí, producen reflejos de luces, sobre todo cuando se está a oscuras o con poca luz.
Tanto las voces que fueron grabadas como las percibidas fueron las de personas que pasaban por las dos calles colindantes a la casa. Todos los sonidos grabados y percibidos correspondieron a los esperados en cualquier casa antigua, como el crujir de las maderas o el viento colándose por las rendijas. Tampoco se encontró ninguna presencia extraña en las fotos realizadas.
Además de echar por tierra la teoría de la casa encantada, Carlos Álvarez, el arqueoastrónomo del IAC, César Esteban, y el resto del equipo también recordaron que ni la investigación realizada por el propio Museo de Historia, ni ninguna otra, han logrado certificar que Catalina Lercaro haya existido. «Nadie ha encontrado evidencias aún. Además, la casa nunca tuvo un pozo. Había un aljibe pero era tan estrecho que nadie podría haberse arrojado dentro», matizó ayer el profesor de Psicología de la Universidad de La Laguna.
Otro de los académicos que participó en el estudio es el doctor en Filosofía por la ULL Ricardo Campo. En un artículo publicado en el blog Circuloesceptico.org, Campo admite que el detonante para que las dos instituciones científicas más importantes de la Isla se embarcaran en este trabajo fue un artículo publicado en un periódico local en el que una supuesta médium daba la ubicación exacta del cadáver de Catalina en un rincón del patio. «Al leer esa propaganda acrítica, nos dio la impresión de estar leyendo una crónica medieval de actividades brujeriles», afirma y añade que «era increíble que se publicase semejante artículo», tan sorprendente como que salgan a la luz tantos otros que hablan de apariciones de Ovnis, espíritus o imágenes religiosas.
Fuente: [Enlace bloqueado por la Tasa española AEDE]
Legalizar la marihuana es una idea muy popular, especialmente en los más jóvenes según los datos demográficos. Se puede ir un paso más allá: la legalización de todas. Marihuana, heroína, cocaína, crack, metanfetamina, etc, hacer que sea todo legal. El gobierno no tiene derecho a decirme lo que puedo y no puede consumir siempre y cuando no estoy haciendo daño a nadie. Si el gobierno siente la necesidad de involucrarse en el consumo de narcóticos, su participación debe limitarse al tratamiento, no encarcelamiento.
Según el escéptico Shane P. Brady, cuando era más joven, yo era reacia a abrir las puertas a la legalización de las drogas. No pude pasar de la idea de que la gente se droga con más frecuencia si las drogas fueran legales. Luego me fui a la universidad.
En la universidad, a pesar de ser menor de edad casi todo el tiempo, tuve la oportunidad de adquirir el alcohol con la frecuencia que yo quería. El alcohol era ilegal, pero en una residencia llena de estudiantes universitarios, eran capaces de conseguir cualquier cosa que quisieran. Es muy tonto, pero a menudo acabábamos dejando las botellas vacías al aire libre para que cualquiera pudtera verlas. Lo único que alguna vez se me ocurrió tener en mi habitación era una tostadora.
Traté con la marihuana en la universidad y descubrí que no era una gran diversión. A algunas personas le encanta, me resulta muy molesto. Nunca he tenido interés en hacer nada más, a pesar de que tenía acceso a otras drogas.
Después de ver lo pobremente que actuaban las leyes de prohibición en la práctica, tuve que replantearme mi postura. Comencé a mirar las estadísticas y lo que me indicaron hizo cambiar mi opinión. Las drogas ilegales no tenían el asesino que casi se hacía pasar en cada una. Con base en las tasas de mortalidad, uno podría concluir fácilmente que el queso era una amenaza mayor para la salud de la nación que las drogas.
Las tasas de encarcelamiento en este país han aumentado desde que estaba en la universidad hasta el punto que en algunos estados cerca del 50% de los reclusos se encuentran en los delitos relacionados con la marihuana. Miles de millones de dólares se gastan tratando de impedir que las drogas se consigan en el país. Las personas se vuelven criminales por fumar marihuana en su propia casa, mientras que los políticos bromean acerca de tener vasos de vino tinto en sus propios hogares. No tiene ningún sentido.
En casi todas las medidas que se podrían encontrar la «Guerra contra las Drogas» fue un fracaso. Entonces, ¿qué debo hacer con esta información?
He cambiado de opinión. Me enteré de que todo lo que me habían enseñado acerca de las drogas era equivocado o exagerado. Vi que la fuerza del gobierno no ha podido atajar el consumo de drogas. Vi el número de jóvenes que tienen antecedentes penales por lo que parecía ser pequeños delitos.
Me convertí en un defensor de la legalización, de todas las drogas. Si tienes 18 años, no deseas la comodidad de tu propia casa. El escepticismo aplicado una vez más me hizo cambiar de opinión, cuando todas mis ideas preconcebidas fueron impugnadas. Tuve que buscar las causas y efectos y ver cómo encajan con mis propios valores. Yo nunca tengo miedo a cambiar de opinión, especialmente cuando yo realmente, realmente creo que significa ayudar a la gente.
Ted Bundy fue uno de los asesinos en serie más tristemente célebres de EE.UU. en los últimos treinta años. Su combinación de ingenio, encanto, inteligencia y lo convirtió en un asesino en serie de celebridades casi con las groupies. También fue un claro ejemplo de un psicópata. No había manera de poder redimirlo, así que hay quien pensó que aplicarle la pena de muerte fue la mejor solución.
Sin embargo se han de considerar las siguientes cuestiones:
Permítanme abordar esto punto por punto
Estos cuatro puntos, dejan sin argumentos para apoyar la pena de muerte. En este punto es una cuestión de criterio, pero con toda la nueva información disponible, hace cambiar los opiniones de quienes defendían la pena de muerte.
El escepticismo y el pensamiento crítico desempeñan un papel en cómo evaluar la evidencia. El escepticismo no puede decir si la pena de muerte no es lo correcto, pero ha podido eliminar todos los argumentos a favor de la pena de muerte. Este es un ejemplo de escepticismo aplicado que queda fuera de la visión erróneamente estereotipada de los escépticos. En este caso, el escepticismo dio las herramientas para cambiar de opinión sobre una cuestión de justicia social muy importante.
¿Cada día se levanta con la extraña sensación de que le toman el pelo? ¿Está decepcionado con los políticos a los que siempre ha apoyado? ¿Duda a veces de lo que dice su párroco? ¿Se aburre más de la cuenta viendo Cuarto Milenio?
¡Enhorabuena! Puede que sea un escéptico y usted no lo sepa. El Erudito camuflado le da los siguientes trucos para aprovecharlo y parecer un “Richard Dawkins” cualquiera. ¡Comencemos!
1 – No crea en Dios.
No se puede ser un buen escéptico creyendo en Dios. Pero sí le resulta difícil piense que provocar un tsunami para después salvar a unos cuantos turistas es ser muy cabrón. ¿Quién quiere un Dios así? De todas formas, ¡no se agobie! Puede seguir creyendo en la intimidad. Mientras no vaya diciéndolo por ahí ya vale.
2 – No crea en el Diablo.
Hay monstruos de ficción que molan más. Además, si el Diablo está contra Dios ¿Por qué le hace el trabajo sucio de condenar a los que han sido malos? ¿No debería ofrecer un paraíso alternativo? Esta pregunta me la hago desde niño.
3 – No crea en energías.
La energía es aquello que a usted le cuesta un ojo de la cara cada mes. Ósea que es ya de por sí un concepto lo suficientemente antipático como para atribuirle además naturaleza divina.
4 – No crea en religiones organizadas.
Sí Dios existe y creo el universo con tan sólo el poder de su voluntad ¿Para qué necesita que esos tipos de camisa blanca e impecable afeitado que llaman a su puerta le hagan propaganda? Piénselo.
5 – No crea en conspiraciones.
Si el poder malvado está conspirando, por ejemplo, para esclavizarle a usted mediante los “chemtrails” en el momento que alguien lo descubrió, debió de cambiar de técnica esclavizadora. Así que no se preocupe más por lo que suelten los aviones por sus escapes.
6 – No crea en conspiradores.
Un conspirador suele tener la manía de evitar que nadie le descubra. Por ello tratará de no de ser visto y por tanto reconocido. Resulta evidente pues, que cuando el GrupoBilderberg se reúne cada año delante de la prensa internacional será para hacer cualquier cosa menos conspirar contra usted.
7 – El hombre sí fue a la Luna.
Olvídese de refutar las sombras convergentes, las banderas ondulantes y los reflejos en la jeta de Buzz Aldrin. El que los soviéticos y los chinos no comentaran nada al respecto es prueba más que suficiente de qué Neil Armstrong se dio un paseíto por allí arriba.
8 – Los ovnis no tienen nada que ver con que haya vida en otros planetas.
En efecto. Que haya una ameba flotando en la atmosfera de Titán no justifica que los extraterrestres nos visiten periódicamente. Además, ¿por qué siempre que vienen aterrizan en descampados o cerca de donde los militares americanos los pueden pillar? ¿Qué mal no?
9 – Las personas no pueden ver el futuro.
¡No! No podemos predecir el futuro. El verdadero talento de los videntes radica en la facilidad para desplumar a los incautos y a los bobos. No como últimamente algunos gestores de la banca, que lo hacen a las personas decentes. ¡Un aplauso para ellos!
10 – Las medicinas alternativas no funcionan y no existen productos milagrosos.
Recuerde la famosa frase del cómico británico Tim Minchin: “La medicina alternativa que funciona se llama… medicina.”
Además si la baba de caracol fuera beneficiosa para nuestra piel no se vendería a 19,99€ en la Teletienda. Se vendería a 99,99 € en un distribuidor Bayer o Glaxo SmithKline.
Hoy en día las empresas precisan nuevas alternativas para poner en práctica con el objetivo que los consumidores se fien de los anuncios, ya que muchos de ellos, tratan de hacernos creer una serie de ventajas acerca de unos productos, que son totalmente distintas de la realidad.
La publicidad engañosa es aquella que utiliza mensajes con afirmaciones que son distintas a las características, las ventajas, los beneficios y/o los desempeños reales del producto o servicio y que inducen al error afectando el comportamiento económico de los consumidores o perjudicando a un competidor.
En este sentido podríamos afirmar que la publicidad se vale de la pseudociencia al ofrecer productos cuyas propiedades no están científicamente probadas. Muchos de los anuncios de hoy en día utiliza un lenguaje científico pero sólo en apariencia, para que así sus productos sean mas creíbles y la gente los consuma msá.
Por ejemplo: Productos estéticos como, cremas, champús o tambien productos alimenticios asegurando que protegen a la persona, como por ejemplo, Actimel de Danone.
No es la primera vez que se recurre a la ciencia para vender un producto. La ciencia nos transmite seriedad y rigurosidad, por tanto, qué mejor que disfrazar una campaña publicitaria con un mensaje pseudocientífico para demostrar que nuestro producto es mejor que el de la competencia. Este el el metodo que untilizan muchas empresas para su comercializacion.
Productos adelgazantes, para el insomnio, contra la caída del cabello… son sólo algunos ejemplos de los llamados productos milagro que nos llegan a través de la publicidad pseudocientífica. Estos mensajes, que a priori parecen indefensos, constituyen un importante fraude desde el punto de vista económico y sanitario.
Otro claro ejemplo, es el famoso caso de las pulseras con holograma (Power Balance). Hacen creer que provienen de la “medicina oriental”, sin embargo, esto no es cierto.
Convencen a las personas afirmando que las frecuencias grabadas en el holograma de la pulsera equilibran esta frecuencia natural del ser humano, con lo que no solo sirven para mejorar el equilibrio, la fuerza y la elasticidad, sino que también curan dolores, estrés, mareos, fatiga, etc.
Pues bien, podemos comprobar que esto no es cierto, ya que un holograma no es más que una fotografía especial, que está registrada mediante un rayo láser en una emulsión sensible especial. Por lo cual, un holograma no emite nada diferente a lo que podría emitir una fotografía convencional. Un claro ejemplo serían los billetes de euro y las tarjetas de crédito que también incorporan hologramas y no se percibe ningún efecto sobre las personas.
Fuente: Ciencia a la última
Entrevista a Javier Cavanilles autor del libro El Tarot ¡Vaya Timo!
En el libro dedicas un apartado específico a realizar una crítica bastante dura acerca del tratamiento legal y jurisprudencial que se hace a este tipo de prácticas. ¿Crees que, efectivamente, debería plantearse la prohibición y la sanción penal (por estafa, por ejemplo) de estas actividades? ¿o la sanción civil relacionada con la publicidad engañosa que mueve a contratar?
Yo no estoy a favor de prohibirlo, simplemente que se cumpla la ley. Y la verdad es que no se cumple. Un ejemplo es el famosos bífidus y otras cosas parecidas, cuyos efectos están por demostrar. Eso ha obligado a empresas muy conocidas a modificar su publicidad y la forma de venderlos ante la amenaza de sanciones. Pero si vendes una pócima que cura el sida no pasa nada, y si es en negro, sin pasar por Hacienda, tampoco. Una persona que anuncia que tiene poderes está vendiendo un producto que no tiene, y debería ser sancionada, pero no ocurre. Tienen bula, como los que venden cosméticos que prometen la eterna juventud, no hay que olvidarlo. Pero, en general, la ley se cumple. Si vendes una televisión de cartón y dices que no funciona por la malas energías del comprador se te cae el pelo. Creo que la administración de justicia no se toma en serio el peligro potencial de estas creencias, y sólo hay que ver que cada dos por tres se desmantelan redes de proxenetas que amenazan a mujeres con vudú. Lo paranormal puede ser muy peligroso pero no hay conciencia.
En el tema de los llamados productos milagro y de otras prácticas contractuales donde el receptor del servicio está a merced del prestador, queda patente un doble nivel en la figura del consumidor. Por un lado es refractario a ciertas prohibiciones (quiere poder probar) pero por otro desea las seguridades de que los efectos negativos de ese libre albedrío no le van a afectar. ¿Cuál crees que sería la mejor regulación? ¿La prohibición para evitar cualquier daño potencial o la libertad de elección con asunción de todas las consecuencias?
Hay productos que son nocivos, así que hay que prohibirlos de la misma manera que hay normas que regulan la seguridad en el trabajo, la calidad de los productos que llegan a los supermercados o impiden utilizar amianto. Hay otros –pienso en la homeopatía- que son simples pastillas de azúcar y son inocuos (salvo cuando sustituyen a un medicamento que funciona). Yo no digo que no los vendan, pero lo que no tiene sentido es llamarles parafarmacia o complementarios como si eso fuera algo más que palabrería. Si hay que dejar que la gente los compre, que sea en lugares específicos, de la misma manera que en Holanda puedes comprar marihuana en un coffe shop, pero no en otros sitios. Y sobre todo que se impida que se anuncien como si tuvieran poderes terapéuticos. Eso es publicidad engañosa y la ley es bastante clara. El cianuro quita el dolor de cabeza con mucha más efectividad que cualquier otro producto, pero entraña otros pequeños riesgos. Ahora, si alguien quiere probar, lo único que podemos hacer es aconsejarle que se lo piense mejor. El tema de la libertad de elección es muy discutible: la gente los prueba por que le han dicho que funciona y eso es mentira. Si le dijeran la verdad, muy pocos lo probarían. La libertad de elección no existe sin información veraz, y eso es lo que falta.
Entrevista completa en: El Escéptico Digital