Acanthaspis sp. es un insecto de la familia de las chinches asesinas que se camufla con los cadáveres de los insectos que se come, habitualmente hormigas. La estrategia le sirve de escudo protector, camufla su olor y le permite infiltrarse en las colonias de hormigas para alimentarse mientras pasa desapercibido. El Aníbal Lecter de los insectos.
Fuente: Wired
“Personalmente pienso como decía el apóstol San Pablo en ‘Romanos’, capítulo 7, versículo 15, porque lo que hago, no lo entiendo; pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco, eso hago. Aparezco como un ser diabólico, despiadado y malvado pero eso no es así, soy un ser humano que sufrí terriblemente y sigo sufriendo…”
El colombiano Luis Alfredo Garavito ha pasado a la historia del crimen como uno de los asesinos en serie más prolíficos. Confesó haber violado, torturado y posteriormente asesinado a 140 menores (todos varones entre 6 y 16 años) aunque algunos expertos señalan que sus víctimas pudieron llegar a 192. Recorrió unas cinco veces el país. Visitó sesenta y nueve municipios, en treinta y tres de los cuáles cometería sus crímenes. Llegó a inventar dos Fundaciones, una para ancianos y otra para menores, que le permitían dar charlas en escuelas y en otros lugares en donde podía estar cerca de niños.
Garavito solía beber antes de atacar a sus víctimas y sumido en los efectos del alcohol, procedía a cometer los actos más atroces. A cada chico que mató también violó y torturó. Adoraba manosear a sus jóvenes víctimas, pero también las golpeaba, les pateaba el pecho, la cara y el estómago; les saltaba encima, les pisoteaba las manos; a algunos les amputó dedos, les cercenó las orejas e incluso los genitales; muchas veces mutiló, desmembró e incluso decapitó.
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El problema de la religión con su afán unificador de todas las cosas y su falta de capacidad real para mostrar la más mínima explicación es que generalmente cae en el ridículo más abrumador. Así, como dentro de las limitadas mentes de los creyentes, todo está previamente diseñado o finalmente controlado por una entidad todopoderosa y omnisciente pues necesitan acudir a explicaciones peregrinas de los sucesos habituales. El último caso de estos absurdos intentos se ha producido como no podía ser de otra manera en los famosos EEUU. Por muchos será ya conocido el caso de James Holmes, el último psicópata homicida de la interminable lista de dementes que crea la primera superpotencia mundial.
Pues bien, en lugar de perder el tiempo en sesudos análisis sociológicos, económicos, políticos o sociales del famoso way of life norteamericano, varios cristianos (tanto católicos como protestantes) han debatido y encontrado el verdadero origen de este irracional comportamiento. Así un republicano baptista ha achacado el crimen a que el rezo en las escuelas norteamericanas está prohibido y por tanto los estadounidenses han perdido la «mano protectora» de dios. ¿Ven ustedes el ofensivo argumento? Como ya no me rezáis, malditos bastardos, yo el dios infinito y misericorde de la Biblia con mi todopoderoso rencor envío a un demente para que os asesine vilmente. Toma justificación del amor cristiano. En cambio, un cura columnista de una web católica ha apuntado que Holmes quizás esté poseído por el demonio. Y aunque la «infestación demoniaca» es rara y difícil de detectar según su experto criterio, y tanto que es rara y difícil porque solo se encuentra en la mente de desequilibrados con alzacuellos, él sospecha que el maligno anda detrás de este suceso. Como ven todo un riguroso análisis.
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