El Día Mundial contra el Trabajo Infantil se conmemora el 12 de junio. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) lo instituyó en el año 2002 con el objetivo de denunciar la terrible situación por la que pasan millones de niños en el mundo.
En el informe del año 2010 se describe que se han producido ciertos avances. Los niños trabajadores disminuyeron de 222 millones a 215 millones, entre 2004-2008, es decir un 3 por ciento. El mayor progreso fue en los de 5 a 14 años. Sin embargo, entre los jóvenes de 15 a 17 años aumentó un 20%, de 52 millones a 62 millones.
Para luchar contra esta lacra, la OIT trata de llegar a acuerdos internacionales. Los documentos elaborados por la OIT han sido apoyados por numerosos países. El Convenio 182 trata de las peores formas de trabajo, el Convenio 138 sobre la edad mínima de admisión al mundo del empleo.Recientemente se adopto el acuerdo 189 y la recomendación 201 sobre el trabajo de los trabajadores domésticos
Este año el objetivo es decir NO al trabajo infantil doméstico es decir el que hacen los menores de 18 años en hogares ajenos con o sin remuneración. En el mundo se calcula que hay 10 millones de niños en esta situación de los que 6,5 millones tienen entre cinco y 15 años.
Este trabajo se hace de forma oculta, e impide que los niños vayan a la escuela, tengan tiempo de ocio, utilicen sustancias peligrosas y cargas pesadas. Que sean tratados de forma humillante incluyendo violencia y abusos sexuales.
Solo la cooperación de muchos hará posible eliminar el trabajo infantil doméstico y de esa manera devolver a muchos niños el derecho a vivir esa infancia que si la pierden, nunca volverán a poder a vivir.
Fuente: Pediatría Basada en Pruebas
Limpiar la casa, cocinar, cuidar del jardín, hacer la colada, planchar, ir a por agua, o cuidar de ancianos son también tareas de niños. Más de 15,5 millones de niños -la mayoría niñas- realizan trabajos domésticos con o sin remuneración en todo el mundo, según un informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). De ellos, 10,5 millones aproximadamente se encuentran en situación de trabajo infantil, bien porque no han cumplido la edad legal para trabajar o porque trabajan en condiciones peligrosas o similares a la esclavitud. El informe constata que el número de niñas en el trabajo doméstico «supera ampliamente» al de los niños.
La pobreza es el factor fundamental que desencadena que muchos niños y niñas queden expuestos al trabajo doméstico. La mayoría de los niños trabajadores proceden de hogares pobres que, sobre todo en sociedades donde apenas existe protección social, se ven obligadas a enviar a sus hijos a trabajar para ayudar a que sus familias subsistan.
Pero hay otros factores que también desencadenan el trabajo infantil, como la discriminación por razón de género, de etnia, la exclusión social, la falta de oportunidades educativas, la violencia doméstica, los matrimonios forzosos, los desplazamientos o la pérdida de familiares cercanos como consecuencia de conflictos armados o enfermedades. El informe pone como ejemplo el impacto del SIDA en algunas comunidades: en el África Subsahariana, muchos menores de muy corta edad cuyos padres mueren a causa de esta enfermedad tienen que empezar a trabajar en el servicio doméstico de otros hogares para mantener a sus hermanos.
En muchas ocasiones, las niñas trabajadoras domésticas viven en casa de su empleador, lo que empeora su situación de aislamiento y discriminación porque las hace más dependientes de su empleador. «A menudo resulta difícil brindar protección a los niños trabajadores domésticos. No sólo trabajan ocultos tras las puertas cerradas de los hogares de sus empleadores, sino porque la sociedad tampoco tiene conciencia del trabajo que realizan», señala el informe.
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Ahora que El Corte Inglés (entre otras grandes cadenas de diversos paises) ha reconocido que producía ropa en el edificio siniestrado en Bangladesh con el trágico balance de cientos de trabajadores muertos y que además afirma no tener ninguna responsabilidad sobre lo ocurrido es hora de una pequeña reflexión.
Fuente: Diario de un ateo
Trabajan hasta 22 horas al día transportando pesadas pilas de ladrillos en la cabeza. Ninguno espera cobrar por ese trabajo. Ninguno sabe cuánto tiempo tendrán que estar ahí. Algunos tienen incluso tres años de edad.
Manoj Singh fue una de las 149 personas rescatadas este año de una fábrica de ladrillos a las afueras de Hyderabad, India. Como otros millones de niños en la India, nació en la más extrema pobreza. Cuando el corresponsal de CNN Mallika Kapur visitó a la familia de Manoj, que ya está de nuevo en su casa, y a algunos de los otros 34 niños liberados, le mostraron cómo fabricaban los ladrillos de arcilla húmeda.
«Usan su memoria muscular», dice Anu George Canjanathoppil, de International Justice Mission (IJM), una organización sin fines de lucro dedicada a la erradicación de la esclavitud en todo el mundo. «Así que si usted les pide que expliquen cómo lo hacían, no serán capaces de hacerlo».
Trabajadores más mayores, sin embargo, tienen mucho que contar.
Ilegal pero generalizado
El «CNN Proyecto Libertad» (CNN Freedom Project) ha trabajado durante más de dos años señalando y denunciando que esta práctica ilegal está todavía muy extendida y cuestionando los esfuerzos del gobierno de la India para acabar con esas violaciones de los derechos humanos.
Hace dieciocho meses, Kapur se encontraba en el mismo estado, informando sobre el rescate de más de 500 víctimas de la esclavitud en otra fábrica de ladrillos (en inglés).
Y meses antes, la corresponsal Sara Sidner filmó una serie de tres partes que mostraba el proceso de liberación de pueblos enteros de sus condiciones de esclavitud. Cuando Sidner le pidió al supervisor de una fábrica de fábrica de ladrillos que explicara por qué empleaba a los trabajadores en semejantes condiciones, y por qué ninguno recibía un salario, este le pidió que le pagara si quería la respuesta.
La esclavitud existe todavía hoy en día por dos razones: la codicia y la desesperación. La codicia por parte de los propietarios de tierras y reclutadores ilegales. Y la desesperación de las decenas de millones de personas que están dispuestos a asumir un riesgo para mejorar sus vidas.
Artículo completo en: CNN
Edith Tudor-Hart no era una espía demasiado cuidadosa. Usaba como nombre en clave su nombre de pila, Edith, y no enmascaraba que tenía simpatía por el comunismo: acudía con frecuencia a las reuniones izquierdistas y actos de propaganda que se celebraban en Londres y retrataba a los dirigentes marxistas ingleses.
Acaso por su extraña forma de vida, la obra fotográfica de Tudor-Hart nunca emergió de un segundo plano. La injusticia se soluciona ahora con la exposición Edith Tudor-Hart: In the Shadow of Tyranny (Edith Tudor-Hart: a la sombra de la tiranía), producto de la primera investigación y catalogación a fondo de los archivos de la fotógrafa-espía. La muestra está en cartel hasta el 26 de mayo en la Scottish National Portrait Gallery de Edimburgo.
De la exposición, que incluye 80 fotografías, casi todas inéditas, libros de notas y una selección de libros y revistas que publicaron trabajos de Tudor-Hart, emerge la figura de una reportera que documentó con intensidad las consecuencias en el Reino Unido de la Gran Depresión de los años previos a la II Guerra Mundial. Ladurísima realidad social de este tiempo —mendicidad infantil, explotación laboral de los niños, infraviviendas hacinadas y hambre— es el tema único que interesaba a la fotógrafa.
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El Departamento de Trabajo de Estados Unidos (DOL) publica cada año un informe, en el que se ofrece una exhaustiva lista por productos y países y se identifica si se han encontrado evidencias de trabajo infantil, esclavo o ambos.
1 – Oro: El oro es un metal muy preciado no sólo por su uso en joyería, sino sobre todo en electrónica. La mayoría de los menores son utilizados en pequeños enclaves fluviales donde puede encontrarse el oro en estado natural. Uno de los países donde más se han denunciado estas prácticas ha sido en Mali, donde las organizaciones de defensa de derechos de los niños aseguran que hay decenas de miles de ellos trabajando, en este caso, en minas artesanales bajo tierra. Otros países que utilizan trabajo infantil son Bolivia, Burkina Faso, Colombia, República Democrática del Congo, Ecuador, Etiopía, Ghana, Guinea, Indonesia, Mongolia, Nicaragua, Niger, Perú, Filipinas, Senegal y Tanzania.
2- Algodón: El algodón es, sin duda, la fibra textil por excelencia. El cultivo del algodón es uno de los sectores en los que la presencia de mano de obra infantil es mayor. En países como Uzbekistán, todos los niños están obligados a dejar la escuela durante la temporada de recogida y siembra para realizar labores en el campo. Además de Uzbekistán los países que utilizan trabajo infantil para cultivar algodón son Argentina, Azerbaiyán, Benin, Brasil, Burkina Faso, China, Egipto, Kazakhstan, Mali, Paraguay, Tajikistán, Turquía, Turkmenistán y Zambia.
3- Caña de azúcar: La caña es una de las principales fuentes de azúcar. Su cultivo es uno de los sectores más peligrosos, debido a la exposición durante largas horas al sol sin ropa adecuada, lo que hace a los niños trabajadores propensos a padecer cánceres, y por las herramientas pesadas y afiladas que utilizan. Los países que utilizan trabajo infantil son Belice, Bolivia, Birmania, Colombia, República Dominicana, El Salvador, Guatemala, Kenia, México, Panamá, Filipinas, Tailandia y Uganda. De ellos, en Birmania y Bolivia este trabajo es además esclavo.
4- Ladrillos: Probablemente los ladrillos de tu casa no procedan de ninguno de estos países, porque exportarlos sería demasiado caro, pero no podemos obviar este sector que es uno de los que mayor incidencia de trabajo infantil registra. La fabricación de ladrillos está relacionada en muchos países a la esclavitud por deudas que es además hereditaria, lo que obliga a los más jóvenes a acarrear con las deudas de sus padres. Estas prácticas se dan principalmente en Birmania, China, India, Pakistán y Nepal. Además, otros países que utilizan trabajo infantil para fabricar ladrillos, aunque sin estar en régimen de esclavitud son Afganistán, Argentina, Bangladesh, Brasil, Camboya, Ecuador, Corea del Norte, Perú y Uganda.
5- Café: Para muchos, es lo primero que nos llevamos a los labios justo después de despertanos. Pero la producción cafetera de muchos países, especialmente latinoamericanos y africanos, depende de la mano de obra infantil. No obstante, el café es uno de los productos en los que el “Comercio justo” está más desarrollado y es fácil encontrar marcas que aseguran que se han respetado las condiciones laborales. Los países que utilizan trabajo infantil en sus plantaciones de café son Colombia, Costa de Marfil, Republica Dominicana, Guatemala, Guinea, Honduras, El Salvador, Kenia, México, Nicaragua, Panamá, Tanzania y Uganda.
6- Tabaco: Muchos de los que no empiezan su día con un café, es porque lo hacen antes con un cigarro. Según el informe, el tabaco es uno de los sectores más duros en los que se hace trabajar a niños, ya que sus jornadas pueden llegar a las 20 horas diarias durante la recolección. Los países que utilizan trabajo infantil en el sector del tabaco son Argentina, Brasil, Camboya, Indonesia, Kazkhstan, Kenia, República Kirguiza, Líbano, Malawi, México, Mozambique, Nicaragua, Filipinas, Tanzania, Uganda y Zambia. Malawi usa además trabajo infantil esclavo.
7- Arroz: Aunque menos importante que en Asia, el arroz es uno de los alimentos fundamentales en prácticamente todo el mundo. Con las mejoras en la productividad que se han dado en buena parte de las cosechas de arroz mundiales, el trabajo infantil en el cultivo del arroz ha disminuido, pero aún persiste, según el informe, en Brasil, Birmania, República Dominicana, India, Kenia, Mali, Filipinas y Uganda.
8- Textil y calzado: Cada vez se destina menos dinero a la ropa como consecuencia de la crisis, pero sigue siendo uno de nuestros gastos fundamentales. El textil, incluyendo el calzado, es uno de los sectores que más abusos laborales registra. Sin embargo, las campañas internacionales de denuncia han resultado muy positivas a la hora de reducir el trabajo infantil en las fábricas. No obstante, aún hay ocho países en los que se usa trabajo infantil: Argentina, Bangladesh, Brasil, China, Etiopía, India, Indonesia y Tailandia.
9- Cacao: Que el dulce chocolate es en realidad agridulce es algo que ya nos han contado y, por eso, el cacao es otro de esos productos donde el “Comercio justo” se ha desarrollado con fuerza debido a las duras condiciones laborales que había en las plantaciones africanas, lo que incluye el uso de mano de obra de menores. Pero la concienciación no ha podido terminar con todos los casos y, según el informe del DOL, Camerún, Costa de Marfil, Ghana, Guinea y Nigeria siguen usando trabajo infantil.
10- Diamantes: Bueno, quizá este último no lo hayas tenido nunca entre las manos, pero lo hemos añadido por ser uno de los más conflictivos y en los que la relación precio/beneficio del trabajador es más injusta. Los menores son especialmente apreciados en la minería, como en el caso de los diamantes, por su cuerpo de menor tamaño que puede acceder más fácilmente a los túneles bajo tierra. Los menores se exponen a derrumbamientos y enfermedades respiratorias o de otro tipo por la inhalación de tóxicos. Los países que utilizan trabajo infantil en minas de diamantes son Angola, Republica Centroafricana, Guinea, Liberia, Sierra Leona, donde usan trabajo forzado, y Zimbabwe.
El informe señala además muchos otros productos (hasta 130) donde se utiliza mano de obra infantil como los tomates, el caucho, la sal o las gambas.
Fuente: CARRO DE COMBATE
Las niñas que se enfrentan cada día a situaciones de vulnerabilidad en todo el mundo son numerosas. Tantas, que el año pasado Naciones Unidas proclamó el 11 de octubre como Día Internacional de la Niña para recordarlas y reclamar por ellas. Estas niñas son víctimas de abusos, esclavitud, falta de acceso a servicios básicos y otros tantos obstáculos para acudir a la escuela, jugar, disfrutar y, en definitiva, ser niñas. Las situaciones de discriminación que rodean a las pequeñas y la necesidad de facilitar su acceso a la educación son cuestiones clave que se recuerdan en este día y se pide no olvidar durante el resto del año.
Ellas son víctimas de «la combinación de pobreza y discriminación», violencia sexual, matrimonio temprano y perpetuación de estereotipos, alerta Plan, obligadas a cumplir con un rol que limita su trayectoria vital, sus anhelos y deseos. Las cifras que protagonizan las niñas desvelan que aún hay mucho trabajo por hacer.
El informe «El estado mundial de la infancia 2012«, de UNICEF, reconoce que las adolescentes y las mujeres «corren más riesgo de infectarse» por el VIH, «debido a la pobreza, que impulsa a muchas a dedicarse a las relaciones sexuales comerciales y las expone a una mayor incidencia de explotación sexual y relaciones sexuales forzadas». El mismo estudio detalla cómo «las niñas no solo carecen de privacidad cuando ya han empezado a menstruar, sino que corren el riesgo de ser víctimas de acoso o abuso sexual.
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La Organización Internacional del Trabajo (OIT) instituyó el primer Día mundial contra el trabajo infantil en 2002 como forma de poner de relieve la gravísima situación de esos niños. Este día se celebra el 12 de junio y tiene por objeto ejercer de catalizador del creciente movimiento mundial contra el trabajo infantil, reflejado en el gran número de ratificaciones del Convenio núm. 182 sobre las peores formas de trabajo infantil y el Convenio núm. 138 sobre la edad mínima de admisión al empleo.
El Día mundial contra el trabajo infantil ofrece la oportunidad de captar más apoyo para la campaña en contra del trabajo infantil por parte de los gobiernos y de los interlocutores sociales de la OIT, la sociedad civil y las demás partes interesadas, incluidas las escuelas, los grupos de jóvenes y de mujeres, y los medios de comunicación.
Cerca de 215 millones de niños y niñas se han quedado sin infancia y han tenido que empezar a ganar dinero para salir adelante, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Existen tantos niños en el mundo obligados a trabajar como toda la población de Alemania, Francia y Reino Unido junta (y más); o como Brasil entero. Y muchos de ellos lo hacen a tiempo completo.
“Ellos no van a la escuela y no tienen tiempo para jugar. Muchos no reciben alimentación ni cuidados apropiados. Se les niega la oportunidad de ser niños», lamenta la Organización.
Pyalo tiene 7 años. La vendieron a una familia rica de Togo para servirles. Y como ella, se vende a miles de niñas como esclavas domésticas, según Misiones Salesianas.
“En Togo, y en muchos otros países del África Occidental, es normal que las familias de las zonas rurales vendan a sus hijas por unos pocos francos. Tener una niña “bonne” [sirvienta/esclava] es una muestra de estatus y está socialmente aceptado”, explica Patricia Rodríguez, del departamento de proyectos de Misiones Salesianas y conocedora de la realidad de esta región de África.
Kofi tiene 9 años y es porteador. Va cada día a trabajar al mercado de Oando en Porto Novo, la capital de Benín, en el centro de África.
A miles de kilómetros Bala, de ocho años, se pasa el día fabricando ladrillos en un “campo de ladrillos” de Passor (India). Todos los días produce 250 ladrillos con sus manos y le pagan menos de un céntimo por cada pieza, cuenta Misiones Salesianas.
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En la actualidad unos 215 millones de niños trabajan en todo el mundo, según los datos de la OIT.
El organismo intenta poner fin a esta práctica, por lo que creó el Programa Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil.
En 2002, designó el 12 de junio el Día mundial contra el trabajo infantil.
Pero hay quienes no piensan que deberían erradicarse todas las formas de empleo de menores. Y algunos de ellos son niños que trabajan. Agrupados en diversos movimientos nacionales, miles de chicos en América Latina se oponen a celebrar el Día mundial contra el trabajo infantil y en vez le piden a las autoridades que se enfoquen en mejorar las condiciones de quienes trabajan.
«Lo que habría que erradicar son las peores formas de trabajo: la prostitución, la trata de niños, el trabajo en minas, la venta de drogas, esos son delitos. Nosotros apoyamos el trabajo digno, como el mío», le dijo a BBC Mundo Miguel Valenzuela, de 14 años.
Miguel es peruano. Por las mañanas va a la escuela. Pero todas las tardes trabaja tres horas en el negocio de su madre vendiendo productos para fiestas infantiles. «Mi mamá me llevaba al negocio desde pequeño. Ella también empezó a trabajar joven, a los 12 años», contó Miguel.
Hace cinco años se enteró por una compañera de clase que cerca de su casa había una sede del Movimiento de Adolescentes y Niños Trabajadores Hijos de Obreros Cristianos (Manthoc) y decidió unirse. Ahora es su delegado nacional.
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