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Psicología

El cerebro relaciona la justicia más con la razón que con la emoción

Noticias criminología. El cerebro relaciona la justicia más con la razón que con la emoción. Marisol Collazos SotoEl cerebro relaciona la justicia más con la razón que con la emoción. De acuerdo con un nuevo estudio con resonancia magnética funcional elaborado en el Departamento de Psicología y el Centro para la Neurociencia Cognitiva y Social de la Universidad de Chicago, las personas sensibles a la justicia y la equidad no parecen estar siendo conducidas emocionalmente, más bien se dejan llevar cognitivamente.

La imagen muestra las regiones del cerebro implicadas en el análisis de juicios éticos. Los neurocientíficos explican que algunos de los resultados que obtuvieron fueron inesperados. Durante uno de los ejercicios en el experimento, las personas con alta sensibilidad mostraron más actividad que los participantes promedio en las partes del cerebro asociadas con cognición de orden superior. Las áreas del cerebro comúnmente vinculados con el procesamiento emocional no se vieron afectadas.

Crédito: Dr. Jean Decety / Universidad de Chicago

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Como cambia todo para una chica atractiva

En el vídeo podremos ver a una chica normal haciendo dos papeles diferentes, uno, una chica desarreglada, despeinada, desmaquillada. El otro papel, se maquilla, se peina y se pone una mini falda bastante sugerente. ¿El resultado? Vean el vídeo.

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Sobre el libre albedrío

Noticias criminología. Sobre el libre albedrío. Marisol Collazos Soto

El libre albedrío es un ‘argumento especial’ o vaselina que los profesionales de la religión se inventaron para poder meterle más fácilmente por… la cabeza a sus fieles las barbaridades de su fraudulento negocio (págame aquí lo que disfrutarás en el más allá)

El gran Carl Sagan decía del libre albedrío: “”Es un argumento “especial” para salvar proposiciones en problemas profundos (p. ej.: ¿cómo puede un Dios compasivo condenar al tormento a las generaciones futuras porque, contra sus órdenes, una mujer indujo a un hombre a comerse una manzana? Argumento especial: no entiendes la sutil doctrina del libre albedrío. O: ¿cómo puede haber un Padre, Hijo y Espíritu Santo igualmente divinos en la misma persona? Argumento especial: no entiendes el misterio de la Santísima Trinidad. O: ¿cómo podía permitir Dios que los seguidores del cristianismo, judaísmo e islam, obligados a su modo a medidas heroicas de amabilidad afectuosa y compasión, perpetraran tanta crueldad durante tanto tiempo? Argumento especial: otra vez, no entiendes el libre albedrío. Y en todo caso, los caminos de Dios son misteriosos)””

Si algún creyente tiene la ocurrencia de Pensar, es posible que viera las incoherencias del fraude. De ahí el recurso a esa vaselina.

Por ejemplo: ¿El libre albedrío es el justificante, el cerrar los ojos, a la inacción de Dios ante los problemas de la Humanidad? ¿No hace nada por los niños de Etiopía? ¿No evita el comercio de niñas para prostitución en Tailandia? Entonces, ¿por qué tantos millones de creyentes le rezáis a un dios que No hace Nada?

Por otro lado, ¿por qué un creyente se traga el ‘libre albedrío’ sin masticar, y no observa que en su `panfleto sagrado’ (biblia) Dios JAMÁS practicó el libre albedrío? (No permitió nuestro ’libre albedrío’: intervino para echarnos del Paraíso, para exterminar a la humanidad con un diluvio por ser pecadores, intervino para putear a Abraham, intervino para proteger al asesino rey David, intervino para matar a primogénitos egipcios,… siempre intervenía. Pero es que, además, en el llamado nuevo testamento, también intervino preñando vírgenes, resucitando muertos, curando ciegos,… ¡¡Ni Dios se tragó ni creó jamás el libre albedrío!! ¿Por qué un creyente sigue poniendo ese timo como excusa a la inacción divina, cuando en realidad se inventó para tapar sus deficiencias argumentales?

Fuente:   Misterios al descubierto

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Sobre el materialismo

Noticias criminología. Sobre el materialismo. Marisol Collazos Soto

El materialismo es el deseo (últimamente insaciable) de adquirir u obtener bienes físicos con la esperanza de que una vez adquiridos nos proporcionaran felicidad. Sigue la idea de que cuanto más se posee más feliz se es. Todos lo hacemos aunque no todos nos pasamos de la cuenta ni lo tomamos como un estilo de vida, aunque los hay que sí.

¿Por qué queremos comprar cosas?

La teoría biológica:

Según un estudio (“predictores neurales de la compra”) publicado en la revista Neuron, cuando se expone a alguien a imágenes de un objeto que nos gusta o nos atrae se ilumina una región del cerebro conocida como núcleo accumbens (utilizando la resonancia magnética funcional). El pensamiento de poder obtener algo que nos gusta hace que esta área del cerebro (el centro del placer) nos inunde el torrente sanguíneo con dopamina. Es extraño que el efecto de pensar en comprar algo sea el mismo que el de comprarlo de verdad en aquellas personas que son materialistas. Se ha comprobado que aunque el comprar el producto también produce emociones positivas, estas son menos duraderas y menos intensas que las de anticipación a la compra. Este mismo estudio demuestra que sopesamos los balances entre costes beneficios de los productos y que esto se lleva a cabo incluyendo otra área más, así pues después de identificar la preferencia por el producto (activa el núcleo accumbens) si el precio es excesivo se activará también la ínsula y se desactivará el córtex prefrontal mesial. Este estudio muestra que se puede predecir la conducta de compra o no compra de los sujetos basándonos en la activación de las áreas anteriormente mencionadas.

La teoría evolutiva:

Dado que los bienes y recursos disponibles son limitados y que hay que competir por ellos parece adaptativo intentar poseer la mayor cantidad posible de ellos. Pero esta teoría tiene su lado negativo pues realmente no es nada adaptativo el depender de bienes materiales que limitan la movilidad y capacidad de cambio de la persona, especialmente teniendo en cuenta que antes eramos seres nómadas (cazadores) que no podían poseer muchos bienes o ello limitaba su posibilidad de movimiento, y por lo tanto de supervivencia. Siendo así no parece que el materialismo tenga sus raíces en la evolución desde nuestros antecesores.

Otra teoría evolutiva es que el materialismo (la inquietud y la sensación constante de querer más) nos permite permanecer en un estado de alerta. Así la insatisfacción de no tener lo que deseamos es la que nos impulsa a pensar en formas de obtenerlo y por lo tanto lo que nos impulsa a mejorar y evolucionar (aumentando las probabilidades de supervivencia). Si estuviéramos totalmente satisfechos no estaríamos alerta y quedaríamos a merced de otros. El problema de esta teoría es que no se observa este proceso en ninguna otra especie, de hecho las hay que existen de forma muy tranquila y pasiva sin que ello afecte a su supervivencia.

La teoría psicológica:

La necesidad de adquirir cosas se guía por un descontento interior (de causas varias). El hecho de comprar algo nos proporciona esa inicial excitación y aumento de la autoestima. Esta felicidad intentaría sobrescribir o compensar la infelicidad interior.

Así mismo nuestro deseo de poseer riqueza parte de ese sentimiento de separación del resto de seres vivos (llamémosle soledad si queremos) que nos produce una sensación de vacío o vulnerabilidad, así intentamos “llenarnos”, ser más importantes o más poderosos a través de objetos materiales. Potenciando así nuestro ego por acumulación de posesiones. Pero el bienestar de comprar un objeto raramente durará más de un par de días. El sentimiento de estatus o poderío derivado de la riqueza más general si es más duradero, pero sigue siendo muy frágil pues solo perdura mientras nos comparemos con alguien de menor riqueza y desaparece al compararnos con alguien de más. Cuanto más compramos más queremos y nunca es suficiente, en cualquier caso el descontento interior sigue ahí.

Artículo completo en: Medciencia

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Si se pone en una fila, seguro la de al lado va más rápido

Noticias criminología. Si se pone en una fila, seguro la de al lado va más rápido. Marisol Collazos Soto

A veces creo que todo el mundo está en mi contra. En la calle, el carril de al lado siempre avanza más rápido que el mío. Lo mismo ocurre en la fila del supermercado. Y ya que estamos en eso, ¿por qué siempre tiene que llover cuando no llevo paraguas? ¿Y por qué las avispas siempre quieren comer mi sándwich en los picnics y no los de la gente de al lado?

Hay solo dos explicaciones posibles: puede que el universo haya diseñado un plan maestro para vengarse de mí o que una suerte de prejuicio psicológico me esté haciendo sentir -de forma equivocada- que tengo mucha más mala suerte de la que debería.

Sé que la segunda opción parece un poco absurda o tirada de los pelos, pero exploremos esta idea por un momento antes de volver a la teoría que me convierte en una víctima del universo.

Mis impresiones en torno a la victimización están basadas en el juicio de probabilidades. O saco una conclusión basándome en el principio de causalidad (como me olvidé el paraguas, llueve) o lo hago por asociación (las avispas prefieren mis sándwiches a los de los demás).

Afortunadamente, los psicólogos saben mucho de cómo formamos impresiones de causalidad y asociación. Y, lamentablemente, no les tengo buenas noticias.

El mundo de la intuición

Nuestra capacidad para pensar sobre las causas y las asociaciones es muy importante, y siempre lo ha sido para nuestros ancestros. Es fundamental entender si un fruto en particular nos enferma, o si un patrón de nubes específico anuncia mal tiempo.

Por esta razón no sorprende que automáticamente emitamos juicios de este tipo. No necesitamos contar mentalmente incidentes o hacer correlaciones y descartar explicaciones alternativas. Tenemos intuiciones claras sobre qué cosas van juntas, intuiciones que surgen en nuestra mente sin – por lo general- gran experiencia previa.

Esto es bueno a la hora de tomar decisiones, en un mundo donde no solemos tener mucho tiempo para pensar antes de actuar. El problema es que estas intuiciones contienen una serie de errores predecibles.

Uno de esos errores es lo que se conoce como «correlación ilusoria», un fenómeno por el cual asociamos dos cosas que nos llaman la atención pero que no están vinculadas entre sí.

Ampliar en: BBC MUNDO

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Científica Elizabeth Loftus, sobre la ficción de la memoria

La Dra en psicología Elizabeth Loftus es considerada como la mujer más importante del mundoen psicología en psicología,  su carrera comenzó en los años 70 del siglo XX y en la actualidad tiene un corricum vitae tremendo la influencia de sus investigaciones en relación a los llamados Falsos Recuerdos y la fragilidad de la memoria la hicieron ser la científica pionera en el campo del estudio de la memoria humana, ¿cómo puede ser modificada con tanta facilidad, evidencia técnicas de manipular gente metiéndoles falsos recuerdos de sucesos falsos de sus vidas, hasta la modificación de la conducta humana por medio de falsos recuerdos para la atención de la salud, y la aplicación de sus descubrimientos en el campo legal y jurídico han y están generado un gran impacto en contra de las declaraciones de testigos que solo recurren a sus recuerdos para culpar a personas de cometer crímenes. Ha publicado más de 500 artículos y 24 libros que la han hecho merecedora de ser elegida como Miembro de la National Academy of Science de Estados Unidos.

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Tengo dos noticias, una buena y una mala… ¿cuál quiere tu cerebro primero?

Noticias criminología. Tengo dos noticias, una buena y una mala… ¿cuál quiere tu cerebro primero?. Marisol Collazos SotoLas psicólogas Angela Legg y Kate Sweeny, de la Universidad de California, Riverside, acaban de realizar un experimento que demuestra que tenemos algunas preferencias bastante claras a la hora de elegir el orden de las noticias. Para su trabajo, publicado en Personality and Social Psychology Bulletin, reclutaron a 121 estudiantes universitarios y los juntaron por parejas después de realizar unos tests de personalidad.

Los participantes quedaron divididos en dos grupos, los recibidores de noticias y aquellos que debían darlas y elegir en qué orden hacerlo. A los primeros, el entrevistador les hacía creer que tenía la puntuación de su prueba y les pedía que eligieran si querían saber antes la noticia buena o la mala. La buena era, por ejemplo, que habían obtenido una puntuación muy alta, y la mala, que su perfil era demasiado egoísta. Al segundo grupo se le convencía para dar los resultados a otros estudiantes y les pedían que indicaran sus preferencias a la hora de comunicar primero lo positivo o lo negativo. Para completar aún más el resultado, los psicólogos eligieron a un tercer grupo a los que preguntaron por el grado de preocupación que les había producido conocer las noticias en uno u otro orden.

Los resultados, que son consistentes con pruebas anteriores, muestran que tenemos una preferencia clara: nada menos que un 78% de los estudiantes escogieron recibir las malas noticias en primer lugar, mientras que entre un 54 y un 68% de los que tuvieron que dar las noticias prefirieron el orden contrario, es decir, dar las buenas noticias en primer lugar. En definitiva, queremos que nos cuenten lo malo pronto pero cuando nos toca el papel de informadores queremos contar lo bueno en primer lugar.

¿A qué se debe esa diferencia? El resultado del grupo que no tuvo que elegir y cuyos participantes solo valoraron la sensación tras recibir las noticias en un determinado orden puede darnos una pista: aquellos que recibieron las malas noticias primero tuvieron una sensación global menos amarga que los que recibieron primero las buenas. De alguna manera, afrontar lo negativo en primer lugar permite que luego una buena noticia nos endulce la sensación global.

Ampliar en:  YAHOO! NOTICIAS

 

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Contabilidad mental

Noticias criminología. Contabilidad mental. Marisol Collazos Soto

Daniel Kahneman en Pensar rápido, pensar despacio (pgs 447-448):

Un ejemplo irónico que Thaler refiere es una de las mejores ilustraciones del modo en que la contabilidad mental afecta al comportamiento:

Dos aficionados planean viajar 40 millas (una milla equivale a 1.6 km) para ver un partido de baloncesto. Uno de ellos pagó su entrada; el otro iba a comprar una entrada cuando la recibió gratis de un amigo. Se anuncia una tormenta de nieve para la noche del partido. ¿Cuál de los dos es más probable que haga frente a la tormenta para ver el partido?

La respuesta es inmediata: sabemos que lo más probable es que sea el aficionado que pagó por su entrada. La contabilidad mental nos proporciona aquí la explicación. Suponemos que los dos aficionados se hicieron su cuenta para el partido que esperaban ver. Perderse el partido cerraría la cuenta con un balance negativo. Con independencia de la manera en que consiguieron su entrada, ambos quedarían decepcionados, pero el balance final sería más negativo para el que compró la entrada, que entonces se quedaría sin el dinero y sin el partido. Como para él quedarse en casa es peor, estará más motivado para ver el partido y, por consiguiente, estará más dispuesto a intentar conducir en medio de la tormenta.

Las emociones en que los seres humanos envuelven el estado de sus cuentas mentales no son reconocidas en la teoría económica estándar. Un economista se daría cuenta de que la entrada ya ha sido pagada y no puede devolverla. Su coste es irrecuperable, y al economista le da igual que haya comprado la entrada para el partido o la haya recibido de un amigo (si los economistas tienen amigos).

Fuente: DE AVANZADA

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Los alcohólicos resuelven más fácilmente los dilemas morales

Noticias criminología.. Marisol Collazos Soto

 Cuando se empiezan a sentir los efectos agudos del alcohol, lo más típico es que nuestras cogniciones empiecen a fallar. Que empecemos a no pensar con claridad, sentir mareo, náuseas, visión borrosa… Más adelante llegamos hasta los síntomas motores, donde existe pérdida del equilibrio e incluso cuesta articular palabras (un proceso llamado disartria). Por tanto, el título de este artículo parece carecer de lógica, pero la tiene. Eso si, tiene lógica en las personas dependientes de alcohol o alcoholicos crónicos.

¿Conocéis la típica pregunta sobre ética? La llamo “típica” porque la suelen hacer en muchos problemas morales. Es aquella pregunta donde nos piden decidir entre matar a una persona a cambio de salvar a varias, o simplemente no matarla, y dejar que las otras personas mueran. Por ejemplo empujando a una persona a un tren para evitar que dicho tren mate a otras cinco personas.

Pues bien, resulta que los alcohólicos crónicos no tienen dificultad para decidir, no les afectan las emociones desagradables y rápidamente deciden la primera opción (matar a uno a cambio de cinco), asumiendo así una conducta desagradable a cambio de un beneficio mayor, cosa que en las personas no consumidoras de alcohol costaría mucho más de decidirse.

Al menos así lo afirma un reciente estudio publicado en la revista Alcoholism: Clinical and Experimental Research, a cargo de los científicos de la Facultad de Psicología de la Universidad de Granada, realizado con personas dependientes del alcohol y su relación con decisiones morales.

En total, se trabajó con 65 voluntarios, 31 de ellos dependientes del alcohol y 34 sanos, a los cuales se les practicó una serie de pruebas para evaluar hasta qué nivel les afectaba el consumo de alcohol, si sufrían síntomas de ansiedad, depresión o impulsividad y qué percepción emocional tenían.

Como resultados, ya los hemos comentado anteriormente, y es que los participantes dependientes del alcohol son propensos a asumir una conducta emocionalmente aversiva a cambio de conseguir un beneficio mayor (como en el caso del tren, donde muere una persona pero sobreviven cinco). Su dificultad para tomar una decisión moral se mostraba menor que en los participantes sanos.

Ampliar en: Medciencia

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El tabú contra el incremento del riesgo

Noticias criminología.. Marisol Collazos Soto
Cuenta Daniel Kahneman en Pensar rápido, pensar despacio (pgs. 456-457):

Se pidió a los encuestados que imaginaran que usaban un insecticida con el que el riesgo de inhalación y de intoxicación infantil se daba en 15 de cada 10000 envases. Existía un insecticida menos caro con el que el riesgo ascendía de 15 a 16 de 10000 envases. Se preguntó a los padres por el descuento que les haría pasarse al producto menos caro (y menos seguro). Más de dos tercios de los padres respondieron en esta encuesta que no adquirirían el nuevo producto a ningún precio. Evidentemente, estaban indignados con la idea misma de jugar con la salud de sus hijos por dinero. La minoría que se mostró dispuesta a aceptar un descuento demandaba una cantidad significativamente más alta que la que estaba dispuesta a pagar por una mejora mucho mayor de la seguridad del producto.

Cualquiera puede comprender y simpatizar con la resistencia de los padres a aceptar un incremento del riesgo para sus hijos, aunque sea mínimo, por dinero. Pero no se repara en que esta actitud es incoherente y potencialmente perjudicial para la seguridad de aquellos que se desea proteger. Hasta los padres que más quieren a sus hijos tienen recursos finitos de tiempo y dinero para protegerlos (la cuenta mental de de la seguridad de mi hijo tiene un presupuesto limitado), y parece razonable emplear esos recursos de manera que encuentren la mejor utilización. El dinero que podría ahorrarse aceptando un incremento mínimo del riesgo de que un pesticida cause algún daño, cabría emplearlo en reducir la exposición infantil a otros riesgos, por ejemplo comprando una sillita más segura para el coche o tapones para los enchufes. El tabú contra la aceptación de un incremento del riesgo no es una manera eficiente de emplear el presupuesto para la seguridad. De hecho, la resistencia puede estar motivada por un temor egoísta al arrepentimiento más que por un deseo de optimizar la seguridad infantil. El pensamiento del «¿y si… ?» que le viene a todo padre que deliberadamente hace un cálculo como aquel es una imagen del arrepentimiento y la vergüenza que sentiría en el caso de que el pesticida causase algún daño.

Fuente: DE AVANZADA

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La terapia reparativa no tiene fundamento empírico ni ético, es homofobia disfrazada de ciencia

Noticias criminología. La terapia reparativa no tiene fundamento empírico ni ético, es homofobia disfrazada de ciencia. Marisol Collazos SotoNo recuerdo bien cómo fue que llegó a mí este documento de «psicólogos católicos» defendiendo la terapia reparativa (en cuyo sitio además me encontré otro documento que llama a «sanar la homosexualidad«). En su momento me sorprendió que en un Seminario realizado en la Universidad Católica se reivindicara la conversión, en donde la organizadora afirmara que “A los niños se les debe decir que la homosexualidad es un trastorno y se puede mejorar”. La «terapia» reparativa se refiere a la práctica de tratar de cambiar la orientación sexual y las atracciones de una persona por sujetos del mismo sexo para que se conviertan (o vuelvan a ser) heterosexuales. Increíble que haya quienes sostengan que esto tiene algún asidero empírico. Veamos de qué trata todo esto.

Es fundamental para la práctica de la terapia reparativa la creencia de que los homosexuales son «defectuosos, rotos, pecaminosos e inaceptables» (Ford, 2001) y que la orientación sexual de estos se puede y debe cambiar.
Algunas terapias reparativas utilizadas en la década de 1950 (antes de las normas actuales de ética en salud mental) se siguen utilizando (Shidlo y Schroeder, 2002). Estos tratamientos incluyen:
  • diversas terapias de conversación individuales y grupales,
  • descargas eléctricas en el torso, las manos o los genitales, junto a la exposición a materiales homoeróticos,
  • exorcismo,
  • sensibilización encubierta -imaginar una situación erótica y asociar esto con algo repugnante o inducir terror y /o la administración de eméticos mientras se presenta material homoerótico,
  • restricciones y aislamiento, y
  • terapia de modificación de género (capacitación sobre cómo comportarse más hetero: entrenamiento masculino en actividades deportivas, o aplicación de cosméticos, entre otras).

Hasta la fecha, no hay evidencia concluyente de que la terapia reparativa sea beneficiosa para los pacientes. Las tasas de éxito reivindicados por los terapeutas reparativos varían según el sexo y se reportan en un rango de 11% de completo cambio en las mujeres, a 37% de completo cambio en los hombres (Spitzer, 2003). Sin embargo, en algunos estudios de eficacia de la terapia reparativa, como el estudio de Spitzer, no está claro si los participantes eran homosexuales o bisexuales antes de comenzar la terapia.

Los terapeutas reparativos definen el éxito del tratamiento de varias maneras diferentes. El éxito de los resultados del tratamiento van desde el celibato al comportamiento bisexual y, a veces al comportamiento heterosexual. Yarhouse, un fuerte defensor de la terapia reparativa, escribe que los «ex-gays pueden ser entendidos como aquellos que experimentan atracción por el mismo sexo, pero optan por no integrar los impulsos del mismo sexo en una identidad LGB«.

En 1973, la «homosexualidad» fue retirada del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, eliminándola así como un trastorno mental.  En 2000, la American Psychiatric Association emitió una declaración en la que se opone a la práctica de la terapia reparativa, y complementó su declaración de 1998, señalando lo siguiente:
Los riesgos potenciales de la terapia reparativa son grandes, incluyendo la depresión, la ansiedad y comportamientos auto-destructivos, ya que la alineación terapista con los prejuicios sociales contra la homosexualidad pueden reforzar el odio a sí mismo ya experimentado por el paciente. Por lo tanto, la American Psychiatric Association se opone a cualquier tratamiento psiquiátrico, tal como terapia reparadora o de conversión, que se basa en la suposición de que la homosexualidad per sé es un trastorno mental o que se base en la suposición a priori de que el paciente debería cambiar su orientación homosexual (Fuente: APA).
En 2009, la Asociación Americana de Psicología publicó una resolución que aboga contra la terapia reparativa tras llevar a cabo una amplia revisión que evaluó 83 estudios de investigación. Llegaron a la conclusión de que la eficacia de la terapia reparativa era pobre y, en muchos casos, perjudicial. La Asociación Americana de Psicología señala que las atracciones del mismo sexo son una variante normal de la sexualidad, y recomienda que los médicos eviten la terapia reparativa como una opción de tratamiento viable. Además, las organizaciones internacionales, como la Organización Panamericana de la Salud han condenado la terapia reparativa, afirmando que las «supuestas terapias dirigidas a cambiar la orientación sexual carecen de justificación médica y son éticamente inaceptables«.
Las organizaciones profesionales han llegado al consenso de que la terapia reparativa puede ser perjudicial para la salud (American Medical Association, 2007; Asociación Americana de Psiquiatría, 2000; Asociación Americana de Psicología, 1997; Asociación Nacional de Trabajadores Sociales, 2000). A pesar de esto, la terapia reparativa se sigue practicando y alentando por algunos profesionales individuales, organizaciones, religiones y denominaciones laicas.
No estaría de más recordarles la siguiente declaración de las Naciones Unidas a aquellos profesionales que insisten en practicar dicha tortura disfrazada de «terapia»:

Es una violación patente de la ética médica, así como un delito en virtud de instrumentos internacionales aplicables para el personal de salud, especialmente los médicos, la participación activa o pasiva, en actos que constituyan participación o complicidad, incitación o tentativa de cometer tortura ni a otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes (Naciones Unidas, 1982).

Finalmente, Spitzer, autor del polémico estudio en que avalaba la validez de las terapias de reconversión, se ha retractado, señalando «Creo que se lo debo a la comunidad gay una disculpa por mi estudio haciendo afirmaciones no comprobadas de la eficacia de la terapia reparativa» (Archives of Sexual Behavior, 2012).

Lo único que resta por reparar son los prejuicios de quienes insisten en medicalizar la diferencia amparados en moralina excluyente y discursos sin respaldo empírico alguno.

Artículo completo en: HYPOTHESIS

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El test de Rorschach, Google difunde la pseudociencia

Noticias criminología. El test de Rorschach, Google difunde la pseudociencia. Marisol Collazos Soto

Google conmemoró el aniversario de Hermann Rorschach. Uno de sus trabajos más famosos, el test de Rorschach, es recordado a través de un doodle en el buscador, a pesar de la nula evidencia científica que lo sostiene.

En la página web de Google se ha visto un extraño doodle, que conmemora el 129º aniversario del nacimiento de Hermann Rorschach, el conocido psiquiatra suizo, famoso por desarrollar el test de Rorschach.

Precisamente el dibujo que utiliza Google es la representación de uno de los exámenes de tipo psicodiagnósticos de Hermann Rorschach, que alcanzaron una gran fama  en la sociedad en general, ya que trataban de evaluar la personalidad de los individuos.

El test de Hermann Rorschach, así como otro tipo de cuestionarios similares, forman parte del grupo de los instrumentos proyectivos, denominados así por algunas corrientes de la psicología en el pasado. La idea se basa en creer que a través de la diferente interpretación de imágenes, palabras y/u objetos ambiguos, podemos determinar la personalidad de una persona.Este examen carece de validez científica

Del total de exámenes proyectivos existentes, el test de Rorschach es, sin lugar a dudas, el más conocido. Consiste en visualizar diez láminas con diferentes manchas de tinta, para que los individuos expliquen qué ven en ellas. La interpretación de las respuestas, sin embargo, ha tratado de ser estandarizada durante años, algo logrado finalmente por John Exner (Jr.) a través del comprehensive system.

Más allá de la estandarización de la evaluación, no podemos dejar de lado dos criterios fundamentales sobre el test de Hermann Rorschach: ¿tiene validez científica, por un lado, y por otro, puede considerarse fiable? Estas dos cuestiones son importantes, antes de realizar cualquier valoración sobre la comprensión de las respuestas de los individuos.

Una revisión realizada hace tiempo por Scientific American indicaba que los resultados del test de Rorschach eran insuficientes como para determinar la existencia de condiciones como los comportamientos violentos y agresivos, la impulsividad o incluso en la detección de casos de abuso infantil.La personalidad no puede estudiarse a través de diez manchas de tinta A pesar de que la evidencia científica ha dudado de la validez de este examen, muchos psicólogos lo han usado como prueba rutinaria.

¿Cuáles son los fallos?

Los errores del test de Hermann Rorschach son muy diversos. Por un lado, si analizamos el diseño del propio examen, veremos que no existen grupos control, imprescindibles para diferenciar entre una persona que sufre un determinado trastorno de un individuo que no está afectado. No se realiza ningún examen estadístico de las conclusionesAdemás, la validación del test la realiza el propio examen, lo cual nos lleva a pensar en un método bastante poco científico.

La ausencia de variables control, el sesgo experimental y los fallos al no interpretar estadísticamente los resultados obtenidos, son otros de los grandes errores de Hermann Rorschach. En la interpretación tendemos a generalizar las conclusiones en un tema tan complejo como la personalidad de cada persona, que dista mucho de ser igual en todos los individuos.

Por último, en las conclusiones obtenidas tampoco se habla de hipótesis implícitas antes de llevar a cabo el examen, y se ignora por completo el concepto de que los resultados sean o no significativos desde un punto de vista estadístico. ¿Cómo podemos entonces fiarnos del test de Hermann Rorschach si carece de cualquier tipo de validez científica?

Hubiera sido un buen día, por ejemplo, para celebrar  Google el aniversario del descubrimiento de los rayos X, y no recordar exámenes psicológicos con nula validez científica, por muy famosos que sean.

Fuente: ALT1040

Angela Bernardo

Licencia CC

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Teorías neurológicas populares refutadas el siglo pasado

Noticias criminología. Teorías neurológicas populares refutadas el siglo pasado. Marisol Collazos Soto

El gran valor de la ciencia, es su espíritu auto-correctivo. Lo que en su momento se consideraba una hipótesis válida y avalada por las evidencias disponibles, puede someterse a experimentación, cuantificarse y en su caso refutarse o confirmarse. Así, hoy nadie pone en duda que el día y la noche son consecuencia de la rotación de la Tierra sobre su propio eje, que las infecciones son provocadas por bacterias, o que la luz del sol tarda ocho minutos en llegar a la tierra.

Pero en el conocimiento del cerebro, su funcionamiento y eventual comprensión cabal le ha tomado a la humanidad más de tresmil años tan sólo saber que se compone de redes neuronales y que no se trataba de una masa que regulaba la temperatura corporal. Desde los primeros descubrimientos de Santiago Ramón y Cajal han pasado poco más de 100 años, y en ese tiempo se fueron postulando toda clase de teorías que en su momento causaron revuelo, pero la ciencia ha sabido distinguir entre aquellas que se fortalecen de los nuevos descubrimientos, y aquellos que sólo reflejan un disparate de su época. Lamentablemente existen teorías que por su popularidad trascienden hasta nuestros días, y pese a  ser en el campo de la ciencia meras anécdotas históricas, hay quienes siguen creyendo que son verdaderas, e incluso hay empresas que siguen lucrando con estos desatinos de la historia. Hablamos de teorías como:

#5. La teoría del trauma

#4. El localizacionismo frenológico

#3 La teoría del hemisferio dominante

#2. La teoría de los tres cerebros o el cerebro truino

#1 Programación Neurolingüística o PNL

Ampliar en: Actualidad Clínica en Psicología

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El sesgo de retrospección

Noticias criminología. El sesgo de retrospección. Marisol Collazos Soto

En Pensar rápido, pensar despacioKahnemanexpone el sesgo de retrospección (pgs. 265 – 268):

Muchos psicólogos han estudiado lo que sucede cuando los individuos cambian sus ideas. Tras elegir un tema en el que las mentes no están totalmente seguras -la pena de muerte, pongamos por caso-, el experimentador registra con cuidado las actitudes personales. A continuación, los participantes ven u oyen un persuasivo mensaje a favor o en contra, y después el experimentador registra de nuevo las actitudes; estas suelen estar entonces más próximas al mensaje persuasivo que han visto u oído. Finalmente, los participantes refieren la opinión que tenían antes. Esta tarea resulta sorprendentemente difícil. Cuando se pide a la gente reconstruir sus creencias anteriores, lo que hace es salvar las actuales -un ejemplo de sustitución-, y no pocas personas pueden creer que una vez pensaron de manera diferente.

Baruch Fischhoff fue el primero en demostrar este efecto de «sabía lo que iba a ocurrir» osesgo de retrospección siendo estudiante en Jerusalén. Junto con Ruth Beyth (también estudiante nuestra), Fischhoff organizó una encuesta en 1972. Los encuestados asignaron probabilidades a quince posibles resultados de las iniciativas diplomáticas de Nixon. ¿Estaría dispuesto Mao Zedong a recibir a Nixon? ¿Obtendría China el reconocimiento diplomático de Estados Unidos? Tras décadas de enemistad, ¿se pondrían Estados Unidos y la Unión Soviética de acuerdo en alguna cuestión importante?

Al regresar Nixon de sus viajes, Fischhoff y Beyth pidieron a las mismas personas que recordaran la probabilidad que originalmente habían asigando a cada uno de los quince posibles resultados. Y lo que resultó fue muy claro. Si un posible acontecimiento se había producido, los encuestados exageraron la probabilidad que le habían asignado anteriormente. Y si el posible acontecimiento no se había producido, los participantes recordaron equivocadamente que siempre lo habían considerado improbable. Además, los experimentos mostraron que los participantes tendían a exagerar el acierto no solo de sus predicciones originales, sino también de las que hicieron los demás.

Aunque la retrospección y el sesgo del resultado generalmente fomentan el temor al riesgo, también proporcionan inmerecidas recompensas a quienes de manera irresponsable buscan el riesgo, como un general o un empresario que hacen una apuesta temeraria y ganan. Los jefes ydirigentes que han tenido suerte nunca son sancionados por haber asumido riesgos excesivos. Por el contrario, se piensa que gracias a su olfato y previsión anticiparon su éxito, y las personas sensibles que dudaban de ellos son vistas retrospectivamente como mediocres, tímidas y pusilánimes. Unas cuantas apuestas insensatas pueden conferir a un líder insensato un halo de presciencia y audacia.

Fuente: DE AVANZADA

Licencia ColorIURIS

Cuanto más inteligentes, menos creyentes

Noticias criminología. Cuanto más inteligentes, menos creyentes. Marisol Collazos Soto

La ciencia tiene cada vez más claro que existe una correlación entre inteligencia y religiosidad pero es negativa: los más inteligentes tienen tendencia a ser menos religiosos. Al menos esa es la conclusión principal de una investigación que repasa todos los estudios que han analizado esta relación entre intelecto y fe desde comienzos del siglo XX. Para los autores de este metaanálisis, la religión cumple una serie de funciones para el ser humano que explican supervivencia a lo largo de la historia. Pero, para un número creciente de personas, sus mayores habilidades intelectuales hacen innecesario a dios.

El trabajo, publicado en Personality and Social Psychology Review, ha recopilado todos los estudios que han encontrado sobre religión e inteligencia. Consultaron los archivados en la base de datos de la Asociación Americana de Psicología que se ajustaran a términos de búsqueda como coeficiente de inteligencia, IQ, inteligencia o habilidadess cognitivas y, también temas como religión, espiritualidad, o creencias religiosas. Además revisaron uno a uno los artículos aparecidos en revistas científicas especializadas en religión y consultaron en Scholar, el buscador académico de Google, con la combinación de palabras religión + IQ + inteligencia.

“53 estudios mostraron una correlación negativa mientras 10 presentaban una correlación positiva”, dice el estudio. Es decir, desde un punto de vista estadístico, altos valores en la variable A (inteligencia) se corresponden con bajos valores en la variable B (religiosidad). Además, en 33 de ellos la correlación negativa era significativa: los valores difícilmente se pueden deber al azar o a un error en el muestreo.

Pero correlación no significa causalidad. «No sabemos si hay una relación causal y no descartamos otros posibles factores que puedan influir en la correlación”, dice el profesor del departamento de psicología de la universidad de Rochester (EEUU) y coautor del trabajo, Miron Zuckerman. Pero analizaron otras variables como edad, sexo, raza o educación. Las tres primeras no afectaban a la correlación y, en la última, sólo un estudio establecía que sí, pero también era negativa.

La inteligencia sustituye a la religión

En la segunda parte del trabajo, los investigadores, sin afirmar que exista una relación causal, intentan explicar porqué los inteligentes suelen ser menos religiosos. Tres son las hipótesis que se plantean. Por un lado, el ateísmo sería una expresión de inconformismo. Los inteligentes tienen una menor probabilidad de conformarse con la ortodoxia religiosa. Una segunda posibilidad tiene que ver con las habilidades cognitivas. Al inteligente no le basta, no puede aceptar las creencias que no están sujetas a examen empírico o el razonamiento lógico. Su estilo cognitivo, más analítico que intuitivo, les hace refractarios a la religión. Esta es la tesis más aceptada en la actualidad.

Pero los investigadores apuestan por lo que llaman equivalencia funcional. Si la religión ha pervivido durante tantos milenios es porque cubre una serie de necesidades humanas. Para los autores del estudio, la inteligencia también las puede cubrir. Así, la religión permite un encaje emocional, ofrece la visión de un mundo ordenado y predecible. También ayuda a autorregular los impulsos, ajustando la conducta en pos de objetivos. Otra de sus características es que eleva la autoestima. Por último, ofrece un rincón, un sistema cohesionador que da seguridad en tiempos de incertidumbre. La inteligencia, según este trabajo, también puede prestar estos servicios.

“Una de las funciones de la religión es ofrecer respuestas a las cuestiones existenciales. Yo creo que una alta inteligencia también ofrece estas respuestas
”, opina Zuckerman. Pero hay una de las funciones que cumple la religión en la que la inteligencia no la puede sustituir y por eso los investigadores no la han incluido en su concepto de equivalencia funcional: “La única reserva que tenemos sobre esto es que la religión, al responder a las preguntas existenciales, alivia en cierta medida, el miedo a la muerte. Como decimos en el estudio, no tenemos constancia de investigaciones que demuestren que la inteligencia proporciona una función similar”.

Artículo completo en: Sin Dioses

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Experimento de Asch. Conformidad Grupal

Un revelador e histórico experimento muestra con ridícula claridad cómo nuestra individualidad se diluye ante la conducta multitudinaria y cedemos fácilmente ante la presión social, aunque esta nos haga ir en contra de la más elemental lógica…


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Los felices leen, los infelices ven la televisión

Noticias criminología. Los felices leen, los infelices ven la televisión. Marisol Collazos Soto

Las actividades que realizamos en nuestro tiempo libre pueden ser un indicador de nuestro nivel de felicidad o desdicha, según un nuevo estudio realizado por sociólogos de la Universidad de Maryland. Analizando datos recopilados a lo largo de los últimos 30 años, los investigadores han llegado a la conclusión de que las personas que no son felices pasan más tiempo viendo la televisión, mientras que las personas que se describen a sí mismas como felices dedican más tiempo a leer y a socializarse. Los detalles se publican en la revista Social Indicators Research.

Según el sociólogo John P. Robinson, coautor del trabajo y pionero en los estudios sobre el uso del tiempo, ver la televisión es una actividad pasiva que suele actuar como vía de escape. ?Los datos sugieren que el hábito de ver la televisión puede ofrecer un placer inmediato a expensas de sufrir malestar a largo plazo?, dice el investigador, que añade que es una actividad cómoda y barata que no requiere compañía ni esfuerzo. Por el contrario, leer libros, prensa o revistas y relacionarnos con los demás nos produce satisfacción a largo plazo.

En concreto, los datos revelan que la gente infeliz consume un 20% más de televisión que la gente feliz, independientemente del nivel educativo, ingresos, edad y estado civil. Robinson advierte que estas cifras aumentarán significativamente si la economía sigue empeorando en los próximos meses.

Fuente: MUYinteresasnte

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La ciencia en la vida cotidiana. TEDx Montevideo

 

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Desarticulan una red de psicoanalistas

Noticias criminología. Desarticulan una red de psicoanalistas. Marisol Collazos Soto

La Policía ha capturado esta mañana a los integrantes de una red de trata de neuróticas de clase media alta que operaba en Barcelona. “Eran todos de nacionalidad argentina y habían alquilado un local en el barrio de Pedralbes. Se dedicaban a analizar a sus víctimas a cambio de dinero” ha explicado uno de los agentes. Al parecer, las sesiones de terapia estaban diseñadas para que el agredido volviera una y otra vez a la consulta hasta arruinarse.

“No se anunciaban a lo grande, claro. Procuraban que las vecinas se recomendaran las sesiones unas a otras. Así es como me engancharon a mí. Al principio me pedían que les hablara de mi infancia y de mis sueños recurrentes. Cuando al cabo de tres meses ya lo había contado todo, no me pedían nada. Sólo que me sentara en el diván e interpretara dibujos. Pero al final de todo ya ni eso. Yo les decía: ‘qué’. Y ellos contestaban: ‘qué de qué’. Sí es cierto que me sentía más relajada, pero ahora me he dado cuenta que era por las siestas que me echaba allí”. El testimonio de esta víctima anónima que cayó presa de la red hace dos meses ha servido para conocer la metodología de los psicoanalistas y detectar otros posibles casos. La Policía recomienda que, para evitar caer en engaños similares, se desconfíe por regla general de la gente con perilla que habla de sueños.

Aunque las autoridades no lo han confirmado, algunas fuentes cercanas a la investigación sospechan que el objetivo último de los psicoanalistas argentinos era reunir el dinero suficiente para construir un robot de Sigmund Freud cuya misión sería despertar el inconsciente colectivo y sembrar el caos en Occidente.

Fuente: EL MUNDO TODAY

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Fobias más curiosas

Noticias criminología. Fobias más curiosas. Marisol Collazos Soto

  • Emetofobia: Se trata de la fobia al vómito o a vomitar. Hay personas que sienten más que una simple aversión hacia el acto de vomitar, llegando incluso a modificar sus hábitos alimenticios y sociales por ello, como evitar ir a restaurantes por temor a que la comida que se sirva le siente mal al estómago. En casos extremos se considera fobia, ya que un 6% de la población tiene miedo a vomitar.
  • Brontofobia: Es el miedo extremo a los rayos y truenos de las tormentas. Provoca síntomas de ansiedad los días de tormenta y los que lo sufren basan sus actividades en función de la meteorología que pueda haber.
  • Ablutofobia: Un persistente, anormal e injustificado miedo a lavarse, bañarse o limpiarse. Hasta hace unos años se pensaba que era simplemente un síntoma asociado a la adolescencia.
  • Catoptrofobia o eisotrofobia: Es la fobia a los espejos. No está claro si es a los espejos en sí o a verse reflejado en ellos. Esta gente es incapaz de mirar a los ojos de quien se refleja en el espejo, más cuando es un reflejo de cuerpo entero- A veces el temor es a lo que pueda verse reflejado en el espejo, como una aparición. Evitan, obviamente, pasar por delante de ellos.
  • Gimnofobia. Miedo tanto a ser visto desnudo como a ver desnudo a alguien. Ocurre generalmente en gente con complejos exagerados y con sentimiento de inferioridad. Cada vez más común debido a la importancia de los cánones de belleza en los medios.
  • Iatrofobia: es la fobia a ir al médico. Es una fobia social en la que el individuo teme a todo aquello que incluya inyecciones, tratamientos, etc. Generalmente causada por traumas infantiles relacionados, pero también por el miedo a ser contagiado por alguna enfermedad del hospital. También puede aparecer esta fobia por el temor a tener resultados negativos en un chequeo.
  • Fobofobia: miedo a sentir miedo. Es una fobia muy curiosa en la que se tiene miedo tanto a contraer una fobia, como a experimentar un miedo abrumador en una situación que despierte su miedo o angustia.

Ampliar en: SciencecuriositiesLa web de Maco048. Criminologia, ciencia, escepticismo

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