La idea de que las personas traumatizadas, especialmente las víctimas de abusos sexuales infantiles, reprimen deliberadamente memorias horrorosas se remonta al siglo XIX y las teorías del propio Sigmund Freud.
Pero ahora algunos expertos sostienen que las pruebas apuntan justo a lo contrario.
El profesor Grant Devilly, de la Universidad de Griffith, dice que la memoria hace lo opuesto a la represión, las personas traumatizadas reviven experiencias que preferirían olvidar. “Es lo contrario. Desean tener la capacidad de borrarlo de su memoria”, comentó.
En un informe realizado a petición del Tribunal Supremo de EEUU, el profesor Richard McNally de la Universidad de Harvars describió la teoría de los recuerdos reprimidos como “el aspecto de folklore que más daño ha hecho jamás a la psiquiatría y a la psicología”.
Mantiene que las falsas memorias pueden crearse fácilmente por culpa de terapeutas ineptos.
“Las hormonas de estrés que se liberan durante un trauma tienden a consolidar la memoria, hacerla más fuerte y a veces más intrusiva, como se puede ver en el desorden de estrés postraumático”, comentó.
Pero el profesor McNally dice que algunas víctimas de abusos sí que sufren cuando rememoran eventos de su infancia una vez que son adultos. “Al ver el suceso desde los ojos de un adulto, se dan cuenta de lo que les ocurrió y es entonces cuando experimentan la confusión derivada del trauma”, explicó.
La buena noticia para McNally es que ahora la mayoría de las víctimas pueden encontrar ayuda. “Las cosas han cambiado, afortunadamente. Ahora tenemos tratamientos que funcionan”, comentó.
Los soldados que vuelven de zonas en guerra, las víctimas de crímenes violentos y abusos sexuales, pueden encontrar ayudar gracias a las terapias de comportamiento cognitivo, en las que aprenden a asignar las memorias horribles al pasado, en vez de hacer que se mantengan en su presente y su futuro.
“Ahora podemos conseguir, al final de ocho o 12 sesiones, que el 90% de la gente no sufra estrés postraumático”.
Actualmente los psicólogos ahuyentan el estrés de los soldados enseñándoles a desarrollar una cierta resistencia.
Fuente: Ciencia Traducida
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Enlaces de interés:
– La web de Maco048. Noticias criminología: falsa memoria
– El testimonio: culpables por la cara. Psicología Criminal I. UMU. Licenciatura Criminología
A todos nos gustaría poseer la habilidad de distinguir sin ninguna duda cuándo una persona miente o dice la verdad. Este deseo es casi un imperativo en el contexto judicial, en el que testigos interesados, sospechosos o incluso víctimas pueden intentar mentir. Sin embargo, la investigación sugiere que distinguir cuándo una persona miente o dice la verdad es mucho más difícil de lo que parece.
Una de las líneas de investigación que intentan aportar algo de luz en este tema es el estudio de la comunicación no verbal. ¿Hay alguna conducta que inequívocamente permita determinar si una respuesta es verdad o mentira? Parece que no existe tal conducta, aunque una investigación reciente desarrollada por el grupo de Alder Vrij (Leal y Vrij, 2010; Vrij, Mann, Leal y Fisher, 2010) sugiere que el esfuerzo cognitivo necesario para mentir puede provocar algunas conductas que podrían, por tanto, ayudar a distinguir al mentiroso.
La hipótesis de la que parten los autores es que mentir es una tarea con una gran carga cognitiva, es decir, que requiere esfuerzo y concentración. Entre otras cosas, un mentiroso debe controlar su comportamiento para parecer sincero, y debe comprobar regularmente si la otra persona muestra signos de incredulidad para modificar ese comportamiento en caso necesario. Igualmente, el mentiroso debe evitar mencionar la verdad, además de ofrecer una mentira consistente con otras previas y congruente con lo que la otra persona pueda conocer. Todo ello puede hacer que la carga cognitiva sea mayor en los mentirosos que en los que dicen la verdad.
Leal y Vrij (2010) pusieron a prueba esta hipótesis utilizando la cantidad de parpadeos como medida de carga cognitiva, ya que un menor número de parpadeos indica que la carga cognitiva es alta (Goldstein, Bauer y Stern, 1992). Los investigadores pidieron a los participantes que “robaran” un examen del despacho de un profesor (grupo culpable del robo) o que hicieran otra tarea (grupo inocente). Después, los participantes respondieron a algunas preguntas sobre el robo, cada una con siete alternativas (una correcta y seis incorrectas). La respuesta a todas la preguntas era decir que no. Por ejemplo, una pregunta fue: “¿En qué piso se cometió el robo?”. Los participantes escucharon la primera alternativa “en la planta baja” y debían decir “no”, escuchaban “en el quinto piso” y debían decir “no”, hasta completar las siete alternativas. Si el robo se cometió, por ejemplo, en el tercer piso, el participante del grupo culpable debía mentir al responder que el robo no se cometió en ese piso. Los resultados mostraron que los culpables parpadearon menos cuando mentían ante la alternativa correcta que cuando decían la verdad ante las incorrectas. En cambio, en el grupo de inocentes el número de parpadeos no cambió significativamente durante las diferentes respuestas. Es decir, los mentirosos sufren una mayor carga cognitiva mientras mienten y esa carga puede tener consecuencias observables.
En un segundo trabajo, Vrij y cols. (2010, Exp. 1) examinaron varias conductas que podrían indicar estados de alta carga cognitiva y, por tanto, podrían ayudar a señalar a los mentirosos. Entre ellas se incluyeron conductas como movimientos de manos, piernas y cantidad de parpadeos, pero también claves vocales como el número de errores lingüísticos, pausas o vacilaciones, y claves lingüísticas como la cantidad de detalles visuales o espaciales. El experimento fue parecido al de Leal y Vrij (2010), aunque en este caso se pidió que se “robaran” 10 libras y el interrogatorio era llevado a cabo por un oficial de policía. Para aumentar aún más la carga cognitiva de los participantes, se pidió a un grupo que miraran a los ojos del policía durante todo el interrogatorio. Desviar la mirada puede ayudar a concentrarse en una tarea difícil (Doherty-Sneddon y Phelps, 2005), porque nos permite alejarnos de una estimulación rica (personas) y centrarnos en elementos con estimulación pobre (p.ej., el suelo o el techo). Los resultados de este experimento mostraron un cierto apoyo a la hipótesis de que mentir aumenta la carga cognitiva, especialmente cuando se pidió que mantuvieran la mirada del policía.
Los interrogatorios del experimento anterior fueron grabados. Vrij y col. (2010, Exp. 2) presentaron esos vídeos a un grupo de participantes y les pidieron que valoraran si el interrogado decía la verdad o mentía. Los participantes que vieron al grupo que mantuvo la mirada pudieron distinguir al honesto del mentiroso más allá del azar, pero los que vieron al otro grupo no pudieron distinguirlos. Por tanto, los resultados indican que una alta carga cognitiva hace que los mentirosos sean menos capaces de controlar las señales no verbales que los hacen proclives a ser descubiertos.
En resumen, estas investigaciones sugieren que el esfuerzo de crear y mantener una mentira hace que la carga cognitiva del mentiroso sea alta, y que esta alta carga cognitiva puede ser detectable. Esta nueva línea de investigación para distinguir personas honestas de mentirosas toma elementos de otras más clásicas (como el análisis de contenido o la comunicación no verbal), pero también añade una hipótesis explicativa que en el futuro podría ayudar a detectar las mentiras de un modo fiable.
Referencias
Doherty-Sneddon, G. y Phelps, F.G. (2005). Gaze aversion: A response to cognitive or social difficulty? Memory & Cognition, 33, 727-733.
Goldstein, R., Bauer, L.O. y Stern, J.A. (1992). Effect of task difficulty and interstimulus interval on blink parameters. International Journal of Psychophysiology, 13, 111-118.
Leal, S. y Vrij, A. (2010). The occurrence of eye blinks during a guilty knowledge test. Psychology, Crime & Law, 16, 349-357.
Vrij, A., Mann, S., Leal, S. y Fisher, R. (2010). ‘Look into my eyes’: Can an instruction to maintain eye contact facilitate lie detection? Psychology, Crime & Law, 16, 327-348.
Fuente: Ciencia Cognitiva
Bajo licencia Creative Commons
La incidencia de los trastornos psicóticos varía considerablemente entre los lugares y grupos demográficos, así como los síntomas, el curso y respuesta al tratamiento entre los individuos. Las altas tasas de esquizofrenia en grandes ciudades, y entre los inmigrantes, los consumidores de cannabis, y las personas traumatizadas reflejan la influencia causal de las exposiciones ambientales. Esto, en combinación con el progreso en el área de la genética molecular, ha generado interés en modelos más complicados de la etiología de la esquizofrenia que plantean de forma explícita las interacciones genético-ambientales.
Desentrañar las causas de los trastornos psicóticos
La esquizofrenia y otros trastornos psicóticos tienen una etiología compleja. La investigación ha tratado de determinar el papel de determinadas variables biológicas, como los cambios genéticos y factores bioquímicos y cambios sutiles en la morfología del cerebro. La vulnerabilidad genética en la esquizofrenia es compartida en parte con el trastorno bipolar y descubrimientos recientes de genética molecular indican también una superposición con los trastornos del desarrollo como el autismo (Van Os y Kapur, 2009). De acuerdo con estudios de gemelos y familias, más de la mitad de la vulnerabilidad para la esquizofrenia es de origen genético. Sin embargo, los intentos de descubrir los genes que se relacionan directamente con el trastorno psicótico han sido a menudo frustrantes y decepcionantes, a pesar de las enormes inversiones, la identificación de las variantes genéticas moleculares genéticos subyacentes en la esquizofrenia ha demostrado ser extremadamente difícil. Esta dificultad se debe principalmente al fenómeno de la interacción entre genes y ambiente, que se define como el control genético de la sensibilidad al ambiente.
Resultados emocionantes en otras áreas de la psiquiatría han motivado a los investigadores a dirigir su atención a una mejor comprensión de las formas complejas en que los factores genéticos interactúan con factores no genéticos para producir psicosis. Factores biológicos de vulnerabilidad con una base genética interactúan con los complejos factores de vulnerabilidad física, psicológica y ambiental. Conceptualizado en un modelo, la interacción genético-ambiental propone que los genes influyen en el riesgo frente a la esquizofrenia, pero no pueden hacerlo directamente (el modelo dominante hasta hace poco), pero indirectamente haciendo a los individuos más sensibles a los efectos causales de factores de riesgo ambiental.
El enfoque de la «interacción genotipo x, medio» se diferencia del enfoque lineal geno-fenotipo postulando un papel causal, ya sea para los genes o el ambiente de forma aislada, sino por su coparticipación sinérgica en la causa de la psicosis donde el efecto de una está condicionada a la otra (Van Os et al., 2008). La interacción entre genes y ambiente parece una actitud especialmente adecuada para entender el desarrollo de la psicosis, porque este fenotipo es conocido por estar asociado con riesgos mediados por el ambiente, sin embargo, la gente muestra una considerable heterogeneidad en su respuesta a las exposiciones ambientales.
En el marco de la interacción gen-ambiente, la investigación se centra en los síntomas subclínicos que se pueden remontar a la persistencia previa de síntomas clínicamente relevantes. Por ejemplo, en una proporción sustancial de pacientes con trastorno bipolar, la aparición de la enfermedad puede ser vista como el pobre resultado de un desarrollo, común y generalmente transitorio, de un fenotipo bipolar no clínico (Tijssen et al., 2010).
En la esquizofrenia y trastornos psicóticos, la prevalencia media de experiencias psicóticas subclínicas se determinó alrededor de un 5% y la tasa de incidencia media en torno al 3%. La diferencia entre tasas de prevalencia e incidencia, junto con los datos de los estudios de seguimiento, indican que aproximadamente el 75% de desarrollo ???? de experiencias psicóticas son transitorias y desaparecen con el tiempo. Hay indicios, sin embargo, que la expresión transitoria del desarrollo de la psicosis («la propensión a la psicosis») puede llegar a ser anormal persistente («persistencia») y, posteriormente, clínicamente relevante («deterioro»), en función del grado de riesgo ambiental, al que la persona es adicionalmente expuesta (Van Os et al., 2009; Domínguez et al., 2009). De acuerdo con el modelo de la propensión a la psicosis – persistencia – deterioro, los factores genéticos de fondo impactan sobre una amplia distribución de la población y expresiones transitorias de la psicosis durante el desarrollo. Por lo tanto, mal pronóstico, en términos de persistencia y la necesidad clínica, se puede predecir mediante la interacción con la exposición ambiental del riesgo genético.
Factores de riesgo ambiental
Según las conclusiones de la investigación epidemiológica, las tasas de esquizofrenia y otros trastornos psicóticos muestran una notable influencia de un espectro de factores de riesgo ambiental con un impacto significativo sobre los niños y adolescentes que crecen en las sociedades europeas.
Medición de la vulnerabilidad de la esquizofrenia causada por la interacción genético-ambiental
Teniendo en cuenta la interacción genético-ambiental subyacente a la esquizofrenia y trastornos psicóticos relacionados, el enfoque más prometedor para dilucidar las causas de la esquizofrenia es centrarse en los genes y el entorno en el mismo proyecto de investigación. El estudio de la interacción entre genes y ambiente es un ejercicio multidisciplinario que implica epidemiología, psicología, psiquiatría, neurología, neuroimagen, farmacología, bioestadística, y genética. Sin embargo, ha resultado muy difícil reunir a estas disciplinas. Ahora por primera vez en la Unión Europea una estrategia racional de colaboración en la investigación ha sido diseñada con un proyecto único, en gran escala, cuyo objetivo es desentrañar las causas de la esquizofrenia y los trastornos psicóticos (proyecto de la UE-en el IEG, véase más adelante).
El proyecto de la UE-IEG
Este proyecto multidisciplinario, con más de 7500 pacientes y sus familias procedentes de 15 países, es el mayor esfuerzo hasta la fecha para encontrar las interacciones genético-ambientales de riesgo subyacentes en la esquizofrenia. Está diseñado para enfocarse en los efectos de las interacciones genético-ambientales sobre las vías del cerebro y la vulnerabilidad psicológica, y esclarecer como las sutiles, pero medibles expresiones conductales de la vulnerabilidad en el trastorno psicótico están mediadas por las vías cerebrales y psicológicas. Una investigación de seguimiento en el proyecto se espera para establecer por qué, en algunos individuos, la expresión de la vulnerabilidad nunca progresará a una enfermedad manifiesta, mientras que en otros, la esquizofrenia se manifiesta en la expresión clínica.
Experiencias psicopatológicas muestran características esenciales tales como la variabilidad en el tiempo y los patrones dinámicos de la reactividad al ambiente que tienen que ser establecidos para una mejor comprensión de sus mecanismos subyacentes. La expresión de vulnerabilidad del comportamiento, ocasionada por las interacciones genético-ambientales, se capta mejor en las alteraciones sutiles en el estado de ánimo, la percepción, la voluntad y el pensamiento en respuesta a factores estresantes de menor importancia en el Transcurso de la vida cotidiana. Dado que hasta la fecha no existen herramientas de control adecuadas para estas alteraciones, las empresas europeas y la creación de «start-ups» en el proyecto de la UE-IEG desarrollarán nuevas tecnologías que permitan una evaluación adecuada.
Hoy en día un dispositivo prototipo (PSYMATE) se ha diseñado, que puede ser portado durante el día para la entrada de datos fácilmente, en cuanto al estado mental, el contexto y las actividades en los momentos al azar en la corriente de consciencia. Este nuevo método permitirá a los clínicos la captura de la película «en lugar de una» instantánea «de la realidad de la vida cotidiana de los pacientes, alimentando nuevas investigaciones sobre los genes y medio ambiente , la experiencia interacción psicopatología subyacente y su tratamiento (Myin-Germeys et al., 2009 ).
Implicaciones clínicas
Dada la evidencia de los efectos perjudiciales de las grandes ciudades sobre la salud mental y una amplia gama de trastornos somáticos, el impacto de la creciente urbanización y otros factores de riesgo ambientales en los países europeos (por ejemplo, la migración) deben tener prioridad en la investigación científica.
Dado que los factores genéticos de impacto en un lugar común, la expresión transitoria de la psicosis durante el desarrollo, mal pronóstico en cuanto a la necesidad clínica se puede predecir mediante la interacción con la exposición ambiental de riesgo genético.
El desarrollo actual de herramientas que permiten la medición real de la vulnerabilidad causada por la interacción genético-ambiental permitirá a los médicos supervisar, y modificar en su caso, la vulnerabilidad a nivel de comportamiento.
Las conclusiones del proyecto UE-IEG son prometedores en lo que respecta a la prevención de transición de la psicosis subclínica a enfermedad manifiesta.
Conclusión
Hasta hace poco, los investigadores encontraron que era difícil dar a conocer las causas de la esquizofrenia y otros trastornos psicóticos. 100 años después de la definición moderna de la esquizofrenia, la investigación está comenzando a comprender los mecanismos biológicos que subyacen a los síntomas de ésta, la más misterioso de los trastornos mentales y los factores psicosociales que moderan su expresión.
Los resultados recientes de investigación en psiquiatría indican que los genes pueden influir en la mayoría de los trastornos indirectamente, a través de su impacto en las vías fisiológicas, trabaja mediante el aumento de la probabilidad de desarrollar un trastorno psiquiátrico, y no como causa directa del trastorno en sí (Van Os et al. , 2008).
Una proporción significativa de trastorno psicótico puede ser entendido como el resultado poco frecuente de un fenotipo de desarrollo común caracterizada por la persistencia de las experiencias psicóticas subclínicas detectables.
El actual modelo de interacción genético-ambiental está favoreciendo enfoques prometedores para entender los síntomas de la esquizofrenia y otros trastornos psicóticos y mejorar el tratamiento.
Referencias
Dominguez MD, Wichers M, Lieb R, et al. Evidence that onset of clinical psychosis is an outcome of progressively more persistent subclinical psychotic experiences: an 8-year cohort study. Schizophr Bull 2009; May 21 (Epub ahead of print)
Myin-Germeys I, Oorschot M, Collip D, et al. Experience sampling research in psychopathology: opening the black box of daily life. Psychol Med 2009;39:1533-1547
Spauwen J, Krabbendam L, Lieb R, et al. Does urbanicity shift the population expression of psychosis? J Psychiatr Res 2004;38:613-618
Tijssen MJ, van Os J, Wittchen HU, et al. Prediction of transition from common adolescent bipolar experiences to bipolar disorder: 10-year study. Br J Psychiatry 2010;196:102-108
Van Os J, Rutten BP, Poulton R. Gene-environment interactions in schizophrenia: review of epidemiological findings and future directions. Schizophrenia Bulletin 2008;34:1066-1082
Van Os J, Linscott RJ, Myin-Germeyrs I, et al. A systematic review and meta-analysis of the psychosis continuum: evidence for a psychosis proneness-persistence-impairment model of psychotic disorder. Psychol Med 2009;39:179-195
Van Os J, Kapur S. Schizophrenia. Lancet 2009;374:635-645
Fuente: EurekAlert!
Un nuevo artículo publicado Journal of Child Psychology and Psychiatry (Revista de Psicología y Psiquiatría) concluye que la intervención temprana en adolescentes jóvenes con problemas de delincuencia puede ayudar a prevenir el desarrollo de la delincuencia a largo plazo, trastornos por consumo de alcohol (AUD), y conductas de riesgo sexual, especialmente entre los jóvenes desfavorecidos.
El estudio examinó la influencia del comportamiento delictivo en el desarrollo final de la infancia entre más de 800 jóvenes de bajos ingresos en comparación con los de renta media, en edades de 10 a 24 años. A los adolescentes y adultos jóvenes se les pidió completar un auto-informe de evaluación, que incluía preguntas sobre la participación del delincuente en el consumo de alcohol y actividad sexual en la infancia tardía, la delincuencia y el consumo de alcohol en la adolescencia, y relaciones sexuales de riesgo en la adultez temprana.
Los jóvenes de familias de bajos ingresos tenían el doble de probabilidades de aparición temprana del sexo (edad 11) y más propensos a reportar delincuencia precoz (edad 10) que los procedentes de entornos de ingresos medios. Por el contrario, los jóvenes de familias de ingresos medios fueron 1,5 veces más propensos a reportar el consumo de alcohol temprano (edad 10) que los de familias con bajos ingresos. Por otra parte, los que mostraron temprana y frecuente participación en relaciones sexuales de riesgo, delincuencia y el consumo de alcohol a partir de la pubertad, se extiende a lo largo de la adolescencia y se mostró un aumento de la delincuencia a largo plazo, los trastornos por consumo de alcohol (AUD), y conductas de riesgo sexual en la edad adulta.
Alex W. Mason, Ph.D., autor principal del estudio: «La delincuencia, los trastornos por consumo de alcohol y relaciones sexuales de riesgo son comunes entre los adultos jóvenes, especialmente los procedentes de medios de bajos ingresos. Estos problemas son costosos, pues reducen las la salud y el bienestar de los jóvenes, y suelen iniciarse durante la adolescencia. Queríamos comprender cómo problemas de comportamiento, como la delincuencia y el consumo de alcohol, en la infancia y la adolescencia conducen a la delincuencia a los jóvenes adultos, trastornos por consumo de alcohol y relaciones sexuales de riesgo. Estos resultados puede ayudar a identificar signos de alerta temprana y pueden conducir al desarrollo de intervenciones diseñadas para mantener los comportamientos frente al avance de problemas más graves. »
Fuente: EurekAlert
El psicoanálisis está repleto de afirmaciones extraordinarias. Freud nos dice cosas como que los bebés tienen una vida sexual muy activa, o que la mayor parte de los niños a la edad en que empiezan a acudir al colegio están enamorados de sus madres y desean matar a sus padres, o que las niñas envidian el pene y los niños temen ser castrados. Muchas personas creen que las afirmaciones del psicoanálisis pertenecen al campo de la ciencia y que debemos creerlas, por extraordinarias que nos resulten, porque han sido científicamente demostradas. Sin embargo —afirman Carlos Santamaría y Ascensión Fumero—, ni Freud ni sus seguidores demostraron jamás ese tipo de afirmaciones, ni con pruebas extraordinarias ni con indicios relativamente razonables. El psicoanálisis ha lanzado al mundo las ideas tal vez más sorprendentes sobre la psicología humana, pero no lo ha hecho tras considerarlas probadas. Estas afirmaciones son a veces simplemente falsas y otras sencillamente indemostrables….
Un nuevo libro de la editorial Laetoli, serie Vaya timo (colección dirigida por Javier Armentia y editada en colaboración con la Sociedad para el Avance del Pensamiento Crítico www.escepticos.org), El psicoanálisis ¡vaya timo!, escrito por Carlos Santamaría (Madrid, 1962) y Ascensión Fumero (Santa Cruz de Tenerife, 1967).
Extracto del libro
¿Qué dice el psicoanálisis?
No es fácil, desde luego, pensar en un método para investigar precisamente aquello a lo que no tenemos acceso. Freud propuso, por tanto, la utilización de una metodología totalmente indirecta. En primer lugar, como hemos dicho, empezó a usar la asociación libre. La idea le vino también de sus observaciones de una sesión de hipnosis, pues después del trance hipnótico parecía producirse una amnesia de todo aquello que hubiese sucedido durante la sesión (al menos, eso era lo que sostenían algunos investigadores de la época). Sin embargo, se había descubierto que, si se pedía al paciente que dijese lo primero que le viniera a la mente, diría alguna palabra relacionada con lo que le había sucedido durante el trance. Es decir, las personas no tenían conciencia de ello pero existía un trazo de memoria. Freud pensó inmediatamente que esta misma técnica podría utilizarse con personas no hipnotizadas: si pregunta directamente al paciente por el motivo de su preocupación, el analista chocará con su resistencia a manifestar la verdadera causa del problema; sin embargo, si le deja que hable en libertad, esta persona, sin darse cuenta, dará las claves para acceder a su inconsciente.
Freud recogió también datos de otros actos en los que no participa la voluntad humana. Su idea era la siguiente: nuestra conciencia trata continuamente de ocultar aquello que nos resulta doloroso o inaceptable; si pedimos simplemente a un paciente que nos diga lo que le preocupa, hará referencia solamente a sus síntomas y jamás llegará al fondo del problema. Sin embargo, los actos fallidos y los lapsus lingüísticos nos podrán dar idea de qué es lo que afecta realmente al paciente.
En la teoría de Freud casi no queda lugar para la casualidad. Si olvidamos un objeto, tal vez nos queríamos desprender de él o que llegase a manos de otra persona. Entre estos actos fallidos los más relevantes son los lapsus lingüísticos, esos errores que nos comprometen a veces y que con cierta frecuencia ponen en evidencia a los políticos ante los medios de comunicación. Un político conocido por su tendencia a cometer este tipo de errores es George W Bush. Preguntado, por ejemplo, por la aplicación de la pena capital como gobernador de Texas, dijo: “Creo que no condenamos a muerte a ningún culpable… quiero decir, inocente”. En otra ocasión, Bush afirmó que su gobierno no dejaba de pensar en cómo causar “daño a nuestro país y a nuestro pueblo”. Estos comentarios provocan la risa de los asistentes a sus conferencias, pero si a ellas acudiese algún psicoanalista sacaría además una conclusión adicional: en sus errores George W. Bush estaría comunicando sus verdaderas intenciones, tal como están registradas en su inconsciente. Es decir, en las adecuadas circunstancias, podría inferirse que Bush pensaba en el fondo que ningún condenado merecía serlo y que su gobierno era dañino para el pueblo americano.
El método propuesto por Freud consistía, por tanto, en analizar los contenidos del inconsciente en cada persona. Junto con la asociación libre y la observación de los lapsus y actos fallidos, otra
vía de acceso al inconsciente es la interpretación de los sueños. Durante el sueño, el inconsciente se expresa sin las restricciones impuestas por la voluntad durante la vigilia. Por tanto, en los sueños cumplimos simbólicamente los deseos que no podemos satisfacer cuando estamos despiertos. Todos los sueños serían, según Freud, realizaciones de deseos. Si nos acostamos con hambre, tal vez soñemos que comemos; si por la mañana deseamos seguir durmiendo, es posible que soñemos que nos levantamos y vamos al trabajo o al centro de estudio mientras permanecemos en la cama. Por supuesto, otras necesidades fisiológicas nos harán soñar en consecuencia.
Freud planteaba que no sólo este tipo de sueños consisten en la satisfacción de nuestros deseos, sino que todos los sueños tendrían esa finalidad. La clave es que los deseos que se satisfacen no son habitualmente conscientes sino inconscientes. Por tanto, alguien puede soñar con el fallecimiento de un ser querido y verse en el sueño sumido en una profunda tristeza. Esto podría significar, sencillamente, que para esta persona dicho familiar está suponiendo un obstáculo para sus intereses y en cierto modo le gustaría que desapareciese de su vida. Así, en la teoría de Freud, los contenidos inconscientes son los que tienen mayor interés para el analista.
El psicoanálisis no es una teoría científica de la mente
Una de las críticas realizadas más frecuentemente al psicoanálisis es precisamente que dicha disciplina no hace lo que el principio original de Arquímedes, sino lo que el “principio ambiguo”. El psicoanálisis no exhibe la valentía que debe caracterizar a las teorías científicas, que deben estar dispuestas siempre a que los datos las contradigan. El psicoanálisis se escuda, por el contrario, en tal cantidad de principios que evita la posibilidad de definir el conjunto de observaciones que demostraría su falsedad. Nos hemos referido en el capítulo anterior a la presunta existencia de personalidades anales retentivas. Según el psicoanálisis, hay personas que en cierto momento de su infancia mantuvieron una curiosa relación con el cuarto de baño, el cual usaban para buscar el placer mediante la retención y expulsión de las heces. Dicha práctica anómala era causa, y tal vez consecuencia, de ciertos desarreglos psicológicos que han de pagar el resto de su vida. Estos trastornos se advierten en el adulto por una excesiva propensión al orden, la minuciosidad, la limpieza… Los anales retentivos son esas personas que alinean cuidadosamente los bolígrafos en el escritorio, ordenan sus libros por colores y tamaños y no soportan el más mínimo desorden en sus costumbres. Si usted ha quedado con un anal retentivo a las cinco en punto, no ha de preocuparse porque pueda hacerle esperar.
Algunas investigaciones han demostrado cierta relación entre diversas características que acabamos de mencionar. Las personas ordenadas suelen ser puntuales, minuciosas, etc., pero nadie ha demostrado jamás que en ciertos momentos de su más remota infancia tuvieran una relación estrambótica con el cuarto de baño. Usted podrá preguntarse entonces cómo hace el psicoanálisis para llegar a tan extraordinaria conclusión.
Podríamos plantear, tal vez, el siguiente tipo de investigación: estudiemos minuciosamente el control de esfínteres efectuado por niños de la edad prevista. En nuestra muestra habrá algunos que retengan los esfínteres más tiempo que otros (estas mediciones habrán de realizarse con los instrumentos adecuados y, en cualquier caso, el investigador no estará recién comido). Deberemos esperar unos años para comprobar si verdaderamente los niños identificados de aquella forma tienen unas características de personalidad más cercanas a la descripción propuesta por Freud que el resto de los niños de la muestra. Tras un trabajo de este tipo, y si encontrásemos la esperada relación, podríamos plantearnos sostener las afirmaciones de Freud. Pero Freud no hizo nada de esto. Para ello hubiese tenido que dedicar una considerable cantidad de esfuerzo y recursos (y también estómago) y esperar unos años a que los niños crecieran antes de publicar sus conclusiones. Pero lo más importante es que se habría arriesgado a encontrarse con que no tenía razón, es decir, tal vez no hubiese hallado relación alguna entre el control de esfínteres durante la infancia y la personalidad adulta. La vía elegida por Freud fue mucho más rápida y efectiva para sus intereses. Bastaba con enunciar sus ideas tal como se le ocurrían o, en el mejor de los casos, fundamentarlas en observaciones clínicas de adultos. Freud jamás observó la retención anal o el complejo de Edipo: los infirió del análisis de los pacientes que acudían ya crecidos a su consulta.
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Supongamos que un analista tiene la hipótesis de que un paciente suyo sufre precisamente de un trastorno anal retentivo de la personalidad. Dada esta situación, puede tratar de confirmar su diagnóstico preguntando al paciente, por ejemplo, si se considera una persona extremadamente ordenada. Desde luego, si el paciente responde afirmativamente, el analista dará por confirmado el diagnóstico pero, contra lo que dictaría el sentido común a la mayor parte de las personas (al menos a las que no han recibido instrucción psicoanalítica), si el paciente lo negase es posible que el analista diese también por confirmado el diagnóstico. Esto se debe a que la negación del síntoma puede haber sido motivada por la represión, uno de los mecanismos de defensa del Yo —y del psicoanálisis—. Podría suceder también que el paciente dijese: “Yo no, pero mi mujer sí es extremadamente ordenada”, en cuyo caso el analista podría recurrir al mecanismo de defensa de proyección para salvaguardar su diagnóstico, y así puede actuar ante casi cualquier respuesta que reciba por parte del paciente. Si el método científico ha surgido especialmente para evitar la propensión humana a dejarse llevar por ciertos engaños e ideas previas, el método psicoanalítico parece haber surgido para fomentar dicha tendencia.
Una consecuencia de esta manera de proceder es que las hipótesis psicoanalíticas tienen un ámbito de comprobación muy amplio: no es infrecuente que una observación y su contraria vengan a confirmar incluso la misma hipótesis.
El psicoanálisis no es útil como conocimiento psicológico
En este capítulo queremos someter a prueba la utilidad del psicoanálisis como tratamiento de las dolencias de los enfermos mentales. Ya hemos cuestionado la validez científica y teórica de los postulados principales del psicoanálisis, pero es posible que, aun partiendo de premisas erróneas, el tratamiento psicoanalítico tenga alguna utilidad. Es posible que algo funcione sin que conozcamos la causa que está actuando. En tal caso, podríamos basarnos en razones pragmáticas para defender su uso.
Usted tal vez se pregunte si la utilidad terapéutica atribuida desde el principio al psicoanálisis se debe a que Freud obtuvo resultados espectaculares con sus pacientes. Lamentablemente, éste no parece ser el caso. Como hemos dicho, el criterio de éxito de la terapia psicoanalítica es difícil de contrastar con la realidad. Al fin y al cabo, el analista es quien decide cuándo está curado el paciente, y esto lo hace incluso por encima de la opinión del propio paciente. El caso que dio carta de nacimiento al psicoanálisis, el de Anna O., es un buen ejemplo. Después de que Freud proclamara su curación por la palabra en una carta, Breuer, el médico que realmente la trató, comunicó a Freud que la paciente estaba muy mal y que lo único que podría librarla de sus sufrimientos era la muerte. Anna O. fue ingresada posteriormente en un sanatorio para enfermos mentales. El éxito del psicoanálisis no fue, al parecer, demasiado espectacular.
En la época de Freud la neurología se encontraba aún en un estadio muy precario de su desarrollo. Los métodos de diagnóstico más habituales en la actualidad, como el electroencefalograma, ni siquiera existían (los estudios en seres humanos comenzaron en 1920). Esto llevaba a que la mayor parte de las lesiones neurológicas internas, es decir, las que no provienen de heridas abiertas en la cabeza, más ciertos tipos de epilepsia, no fuesen diagnosticadas. Respecto al caso de Anna O., a partir de las descripciones de Breuer y Freud y de alguna información adicional de que se dispone, algunos autores consideran que probablemente padecía epilepsia del lóbulo temporal, lo que explicaría sus problemas de visión doble o borrosa, su dificultad para reconocer caras y la orientación espacial de objetos, etc. Además, sus dificultades para hablar, que podrían estar relacionadas con una afección del área de Broca, corresponderían precisamente con las parálisis que se producían en su mano derecha (las áreas cerebrales circundantes de esta zona del lenguaje corresponden precisamente al control del movimiento del lado derecho del cuerpo). Otros casos de Freud han sido rediagnosticados como ejemplos de enfermedades neurológicas como el síndrome de Tourette.
Otra de las pacientes más famosas de Freud, Dora, fue diagnosticada inmediatamente de neurosis histérica, a consecuencia de la cual, al parecer, sufría dolores abdominales y cojeaba del pie derecho; además, tenía dificultades para respirar. Freud atribuyó esos dolores a un presunto embarazo psicológico, la cojera al pensamiento reprimido de haber dado “un paso en falso” que tuviera como consecuencia dicho embarazo, y las dificultades de respiración al trauma producido por haber asistido al jadeo de su padre mientras realizaba el acto sexual. Lo cierto es que Dora había sido diagnosticada de apendicitis y asma antes de acudir a la consulta de Freud, pero éste rechazó el diagnóstico. No es extraño que una persona que sufra de apendicitis manifieste dolores en la pierna derecha. Desde luego, la interpretación de Freud resultaba mucho más llamativa que la historia de una chica con asma y apendicitis; mucho más dramático es el caso de una chica de 14 años que, según Freud, sufría de una “inconfundible histeria”. Dicha histeria parece que remitió con el tratamiento a que fue sometida por parte de Freud. A pesar de ello, la chica siguió quejándose de dolores abdominales, lo que Freud atribuyó a cierta resistencia a la curación, típica en la histeria. Lamentablemente, Freud estaba, al menos en parte, equivocado: la chica murió dos meses después de un sarcoma abdominal. Ante ello, Freud argumentó que la histeria había hecho uso del tumor para manifestarse de esa manera y no de otra. Como puede apreciarse, no era fácil que Freud reconociera sus errores. Parece ser que cualquier paciente que acudiera a su consulta debía corroborar de algún modo sus presupuestos teóricos, lo que no es más que un ejemplo de la búsqueda de verificación de hipótesis a que nos referimos anteriormente.
El psicoanálisis puede ser peligroso
Aun en el caso de que no provoquen directamente efectos secundarios, pueden ser peligrosas si el paciente abandona o reduce otros tratamientos. Ya vimos cómo el propio Freud confundió el diagnóstico de un cáncer abdominal con un problema histérico y empezó a tratar con psicoanálisis un problema que se hallaba obviamente fuera de su alcance. Tal vez en aquel caso la paciente hubiese muerto igualmente, pero podemos imaginar con terror a dónde puede haber llevado en otros psicoanalistas el afán verificador de sus hipótesis en casos similares, es decir, a que personas con enfermedades graves sean privadas del tratamiento requerido para someterse, en cambio, a un análisis de sus recuerdos infantiles.
Del mito al timo: conclusiones
Freud no se conformaba con lo que podía aportar la ciencia. Había publicado algunos estudios científicos sobre la médula espinal de las anguilas, los cangrejos de río y las larvas de las lampreas, pero esta línea de investigación no le habría reportado la fama que obtuvo tras abandonar el camino del método científico, ni tampoco, por supuesto, el dinero dejado por pacientes, libros y conferencias.
El método científico es necesariamente lento: lo que un investigador puede demostrar es siempre mucho menos de lo que es capaz de imaginar y escribir. Como hemos visto, Freud dispuso de un limitadísimo conjunto de observaciones, pero en su correspondencia de los últimos años llegó a decir que el psicoanálisis podría haber evitado la Primera Guerra Mundial. Sus seguidores tomaron buena nota de ese estilo y no se dejaron amedrentar por lo limitado de sus datos a la hora de construir explicaciones ambiciosas. Lamentablemente, muchos de ellos no tuvieron la capacidad creativa y literaria de Freud. En cualquier caso, el psicoanálisis se presentó al mundo como una disciplina capaz de responder directamente a los problemas humanos. De hecho, los psicoanalistas suelen criticar a la psicología científica por estar “apartada” de los intereses reales de las personas. No cabe duda de que la invención y la fábula pueden despertar mayor interés popular que la descripción de hechos contrastados, como hacen las disciplinas científicas y cualquier acercamiento honesto a la realidad. Por ejemplo, si un reportero riguroso se limita a informar de que un político entró en un coche con una chica desconocida obtendrá menos fama que si monta una historia sobre infidelidades amorosas que expliquen acuerdos de gobierno o cualquier otro asunto que se le pueda ocurrir. Siguiendo el símil periodístico, el psicoanálisis vendría a ser algo así como “psicología amarilla”: la narración de explicaciones arbitrarias sin base real.
El movimiento psicoanalítico se ha constituido más en una doctrina semirreligiosa que en una disciplina científica. Ya indicamos, al referirnos al curioso parecido entre el complejo de Edipo y el pecado original, que hay claros paralelismos entre el psicoanálisis y la religión. Además, al igual que una secta, el psicoanálisis forma sus propios “sacerdotes”, fuera del ámbito académico. Nadie sale de la universidad con un título de psicoanalista: el interesado deberá formarse en los ámbitos que las sociedades psicoanalíticas estipulen. El analista establecerá lo que es bueno y malo para el paciente y lo que debe o no creer sobre sí mismo. Para muchos psicoanalistas, las obras de Freud constituyen un libro sagrado. Es probable que ellos no recuerden haber sufrido el complejo de Edipo, y no hallen razones para creer que durante una época de su infancia obtuvieron placer sexual de naturaleza oral o anal, pero estarán dispuestos a llevar a cabo un acto de fe sobre todos esos supuestos e impondrán a sus pacientes la misma penitencia.
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El hecho de que el psicoanálisis empezara a aludir continuamente al sexo en una época de honda represión sexual fue, tal vez, su mejor elemento de propaganda. Como adolescentes, los miembros de aquella sociedad se vieron profundamente fascinados por unos libros y unas conferencias que les hablaban de lo que no se podía tratar en otros ámbitos. El entorno médico y cultural en que comenzaba a propagarse el psicoanálisis le servía de coartada para abordar asuntos intratables en otros ambientes. El propio Breuer, coautor junto con Freud de su primer libro sobre la histeria, llegó a decir que el principal objetivo del desmedido énfasis de Freud en la sexualidad había sido épater le bourgeois (es decir, provocar a los burgueses). Parece que lo consiguió, y que despertó en ellos un gran interés.
El psicoanálisis se atreve, además, a abordar la explicación de cualquier fenómeno, lo que evita que los clientes se sientan desilusionados por lo que reciben a cambio de su dinero. Las explicaciones que escucha quien se somete al psicoanálisis no son triviales o anodinas sino, por el contrario, bastante llamativas. A una persona adicta al alcohol que acuda a una consulta ordinaria se le darán explicaciones simples y un tratamiento en el que participará en gran medida gracias a su propia voluntad. Si acude a un psicoanalista, oirá posiblemente que el origen de su problema está en un lejano conflicto de la infancia, que una vez superado hará desaparecer su alcoholismo. El segundo método es mucho más atractivo que el primero y, además, en la mayoría de los casos, tendrá como consecuencia que el paciente podrá seguir bebiendo.
Ampliar información: Editorial Laetoli
En algunas películas aparecen personajes con doble personalidad o incluso con muchas personalidades que tenemos la sensación de que el síndrome de personalidad múltiple debe de ser algo bastante común. Incluso se ha usado en juicios para absolver al acusado, al estilo de Las dos caras de la verdad.
Según científicos escépticos que han revisado muchos de los casos de personalidad múltiple, al parecer las cosas no son tal y como aparecen en las películas.
Las personalidades múltiples parecen no existir, aunque es una creencia muy difundida. Todos los casos que han sido verificados han resultado ser sugestiones iatrógenas (inducidas por el propio terapeuta).
Lo que sucede es que suele confundirse la personalidad múltiple con muchos casos de esquizofrenia. Los esquizofrénicos no tienen la personalidad divida, sino confusión mental, alucinaciones, ideas delirantes, etc. Es decir, se trata de un caso de falso diagnóstico.
En el año 1973 no se puso de moda el caso del síndrome de personalidad gracias al caso de Sybil, en EE.UU. Una mujer de la que el terapeuta supuestamente sacó 16 personalidades.
A partir de entonces, aparecieron muchos más casos. Hasta mediado de los años 1990, la bibliografía clínica reseñaba unos 300 ejemplos de personalidad múltiple.
Sin embargo, el caso de Sybil fue un engaño astutamente urdido por una terapeuta y una escritora, como se demostró años más tarde.
Ampliar información en: Genciencia
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Enlaces de interés:
Los delincuentes sexuales adolescentes a menudo son estereotipados y tratados como socialmente inepto, pero una nueva investigación desmiente esta imagen, encontrando que es más probable que se caracterizan por intereses sexuales atípicos – tales como el deseo de los niños pre-púberes, sexo coercitivo con compañeros y adultos, y exponer sus genitales a extraños. Los delincuentes sexuales adolescentes también tienen más probabilidades de tener un historial de abuso sexual sufrido por ellos mismos, estar expuestos a la violencia sexual en sus familias, y la exposición temprana a experiencias con el sexo o la pornografía.
«Si usted entró a un grupo típico de tratamiento para delincuentes sexuales adolescentes, usted podría considerar una gran cantidad de habilidades sociales, como la forma de acercarse a una chica, cómo lidiar con los conflictos y entender la comunicación no verbal», dijo Michael C. Seto , PhD, autor principal del estudio. «Nuestra investigación sugiere que el entrenamiento de habilidades sociales no es lo que los jóvenes delincuentes sexuales más necesitan para ser rehabilitados. Discutiendo la sexualidad – la exposición temprana al sexo o a la pornografía, las fantasías sexuales, y la excitación sexual – es probable que nos acercarnos a la comprensión de por qué el se cometieron delitos y prevenir que otros similares se cometan de nuevo. »
Seto, de Royal Ottawa Health Care Group, and Martin Lalumiere, PhD, de la University of Lethbridge in Alberta, Canada, realizaron un meta-análisis de 59 estudios independientes comparando un total de 3855 delincuentes sexuales masculinos adolescentes con 13393 varones adolescentes no delincuentes sexuales enlas edades de entre 12 y 18 años. Their research is published in the July issue of Psychological Bulletin , published by the American Psychological Association. Su investigación se publica en la edición de julio de Psychological Bulletin, publicado por la Asociación Psicológica Americana.
La incompetencia social es generalmente vista como una característica típica de los adolescentes delincuentes sexuales – una creencia que influye en los programas de tratamiento que hacen hincapié en la enseñanza de habilidades sociales apropiadas. Sin embargo, Seto y el estudio de Lalumière no encontraron diferencias significativas entre los delincuentes sexuales de los adolescentes y adolescentes infractores no relacionados con el sexo,en términos de la competencia social o las habilidades sociales. Esto indica que la incompetencia social no ayuda a explicar por qué algunos adolescentes cometen un delito sexual en lugar de otros tipos de delitos, y pone en entredicho el papel destacado que la formación de habilidades sociales juega a menudo en programas de rehabilitación, dijeron. Otros factores que se citan con frecuencia como explicaciones para delitos sexuales, pero que no contaron con apoyo en el estudio fueron los problemas familiares, incluyendo las relaciones entre padres e hijos, actitudes y creencias sobre las mujeres o cometer delitos sexuales, y si la persona ha tenido experiencias sexuales convencionales.
Los investigadores encontraron que los intereses sexuales atípicas parecía ser una motivación importante para algunos adolescentes que cometen delitos sexuales. Los delincuentes sexuales adolescentes resultaron ser más propensos a tener intereses sexuales atípicos que otros adolescentes infractores. Seto sugiere que los debates de sexualidad deben ocurrir con más frecuencia y más abiertamente con el fin de facilitar la identificación de aquellos que están en riesgo de convertirse en delincuentes sexuales y acilitar su tratamiento. Este cambio puede empezar con más investigación sobre la sexualidad y los delincuentes sexuales.
«Los investigadores en el campo de delincuentes sexuales adolescentes se han centrado en la historia de abuso sexual (más de la mitad de los estudios revisados informaron datos de esta variable), pero han prestado relativamente poca atención a otros aspectos de la sexualidad, centrándose en cambio en los factores no sexuales (por ejemplo, los padres el apego infantil, déficit de habilidades sociales, la psicopatología) «, escribieron los autores. «Nuestros resultados sugieren prometedoras direcciones para la investigación sobre las funciones de la exposición a la violencia sexual, la exposición al sexo o a la pornografía en general y los intereses sexuales atípicos».
Si bien las habilidades sociales no son un determinante importante de los adolescentes infractores sexuales, el aislamiento social es un factor importante.Seto y Lalumière encontraron que los adolescentes delincuentes sexuales tenían más sentimientos de aislamiento social que los adolescentes delincuentes no sexuales.
«Me atrevo a conjeturar que los sentimientos de aislamiento social de los delincuentes sexuales adolescentes surgen como resultado de las normas sociales y el estigma que los hacen difícil hablar sobre la historia d el abuso sexual o necesidades o fantasías sexuales que están fuera de lo que se considera normal», dijo Seto. «Si los adolescentes piensan que no se puede hablar de lo que están pensando o sintiendo, entonces no pueden buscar ayuda y orientación. Fomentar un diálogo más abierto sobre la sexualidad entre los jóvenes y sus padres, maestros y trabajadores de la salud podría ser un elemento clave en la prevención de que los adolescentes cometan delitos sexuales. »
A pesar de que Seto y Lalumière hicieron hincapié en que la mayoría de los adolescentes que son víctimas de abusos sexuales no se conviertan en delincuentes sexuales, el estudio volvió a confirmar que existe cierta relación entre una historia de abuso sexual y delincuente sexual. Los datos sugieren que el abuso sexual se asocia con la probabilidad de que alguien va a cometer un delito sexual por primera vez, pero no predecir quién tiene más probabilidades de reincidencia sexual una vez identificados. Esto sugiere que las actividades de prevención del abuso infantil, además de la importante función de proteger a los niños contra el abuso, en los adolescentes pueden ayudar a prevenir delitos sexuales.
Fuente: EurekAlert!
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Enlaces relacionados:
– La web de Maco048. Noticias criminología: Menores
– La web de Maco048. Noticias criminología: Psicología
– Víctimas especialmente vulnerables. El menor. Licenciatura Criminología. UMU
– Niños violentos del presente, serán Hombres crueles a futuro
Gilles de la Tourette fue uno de los neurólogos más influyentes de la historia de la Medicina; sin embargo, más allá de sus aportes científicos reconocidos lo cierto es que desarrolló otras actividades experimentales y su vida misma fue muy interesante.
Lo cierto es que Gilles solía tomar parte de juicios donde se cuestionaba si una persona podría llegar a cometer un suicidio debido a sugestiones hipnóticas. Posteriormente él mismo llegaría a experimentar con las sugestiones hipnóticas, pidiéndole a sus pacientes que envenenaran o dispararán a alguno de los internos. Por supuesto, jamás nadie resultó herido por estas experimentaciones pero estas curiosas ideas le valieron a Gilles el sobrenombre de “experto en hipnosis criminal”. Las conclusiones de Gilles después de valorar varios casos criminales y luego de sus experimentos fueron que una persona no puede matar a otra por una sugestión hipnótica a menos que esté en una situación de laboratorio. Pero… estos estudios le jugaron una mala pasada…
Aún le quedaría un juicio más: el suyo; donde la presunta asesina afirmaba que había cometido el atentado bajo estado de hipnosis pero lo que resultó mucho más curioso fue el hecho de que esta paciente psicótica le disparó en la cabeza al propio Gilles porque afirmaba que había sido hipnotizada en la distancia por el neurólogo. El evento fue tan impactante que ocupó la portada en Le Pays Illustré y se le dedicó un artículo en Le Progrès Médical.
Por fortuna Georges Guinon llegó unos minutos después y pudo ver a la mujer que aún estaba sentada en la sala de espera con una actitud de aparente satisfacción. El disparo, evidentemente, no fue mortal y para la tarde del día siguiente Gilles ya se encontraba bastante recuperado pero el incidente desató una fuerte controversia sobre la hipnosis (recordemos que este procedimiento aún estaba en sus inicios y contaba con fervientes practicantes pero también con muchos detractores).
La joven que disparó se llamaba Rose Kamper y posteriormente se conoció que había estado internada en el asilo Sainte-Anne ocasión en la cual había escrito varias cartas amenazantes dirigidas al administrador del sitio. Posteriormente Rose confesó que sospechaba que Gilles estuviese enamorado de ella y también le acusó de haberla hipnotizado sin su consentimiento aniquilando toda su fuerza de voluntad.
En su defensa alegó que el día en que disparó ella había sido hipnotizada en la distancia por lo que su cuerpo estaba ocupado por otra instancia que la compulsó a la violencia. A partir del análisis psiquiátrico se concluyó su diagnóstico: esquizofrenia paranoide y fue ingresada por varios periodos en diferentes hospitales psiquiátricos.
Gilles vivió más de una década después del infructuoso intento de asesinato pero su comportamiento comenzó a deteriorarse volviéndose cada vez más extraño. En el año 1901, debido a los frecuentes delirios que padecía fue forzado a abandonar su trabajo e ingresó en el Hospital Psiquiátrico de Lausanne donde murió en el año 1904.
Referencias:
Bogousslavsky, J. & Walusinski, O. (2010) Gilles de la Tourette’s criminal women. The many faces of de siècle hypnotism. Clinical Neurology and Neurosurgery.
Lees, A. J. (1986) Georges Gilles de la Tourette. The man and his times. Revue Neurologique; 142(11): 808-816.
Fuente: Rincón de la Psicología
Bajo licencia Creative Commons
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Enlaces de interés:
– La web de Maco048. Noticias: Historia de la Psicología Forense
– La web de Maco048. Noticias: Psicología
– Georges Gilles de la Tourette – Wikipedia, la enciclopedia libre
Las investigaciones que han estudiado la relación entre el crimen y el cociente de inteligencia (CI) a nivel individual siempre la han encontrado negativa: a crimen más violento, CI más bajo. Algo así vimos, en una entrada anterior de este blog, en relación con el tabaco : a más tabaco, CI más bajo. Sin embargo, faltan investigaciones a nivel grupal que señalen si, en los colectivos, también se da la relación negativa entre crimen y CI. Jared Bartels y su grupo, de la Universidad de Missouri Central en Warrensburg, han realizado un análisis de la relación entre el CI y las estadísticas, proporcionadas por le FBI, de diferentes tipos de crímenes en los estados de Estados Unidos.
Los autores encuentran una relación negativa entre el CI y delitos como el asesinato, el asalto con violencia, el robo, el robo con fractura o el robo de vehículos. Los resultados indican con claridad que a CI más bajo hay más crímenes violentos y más delitos contra la propiedad. Como siempre, hay que tener muy en cuenta que la relación estadística no implica causa y efecto; hay factores que seguramente se interponen entre CI y crimen como pueden ser los socioeconómicos o de educación. Sin embargo, y como ocurría en el caso del tabaco, los crímenes más graves y violentos se pueden dar con mayor facilidad en quien tiene CI más bajo dado los factores que intervienen en estos delitos, como la pérdida de control, los delitos impulsivos, la falta de planificación previa, etcétera.
*Bartels, J.M., J.J. Ryan, L.S. Urban & L.A. Glass. 2010. Correlations between estimates of state IQ and FBI crime statistics. Personality and Individual Differences 48: 579-583.
Fuente: La biología estupenda
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– Criminología III. TEMA 1. 1 Psicópatas y asesinos en serie
El documento de la Fundación Grifols resume las ponencias presentadas en una reunión entre expertos realizada el año 2009. El objetivo de dicha reunión fue abordar la problemática de los agresores sexuales reincidentes discutiendo propuestas como la llamada «castración química».
Entre los ponentes se encuentran: Enrique Echeburúa, Mercedes García Arán, José María Mena, Joan Carles Navarro y Santiago Redondo.
Contenido:
1. Presentación
2. Introducción (Enrique Echeburúa)
3. Consideraciones sobre la respuesta penal ante la delincuencia sexual (Mercedes García Arán)
4. ¿Qué hacer con los agresores sexuales reincidentes? (José María Mena)
5. Blanco y peludo (Joan Carles Navarro )
6. ¿Qué hacer con los agresores sexuales de alto riesgo? (Santiago Redondo Illescas )
7. Debate y conclusiones
Fuente: PSICOLOGIA Y CRIMINOLOGIA
De acuerdo con los resultados de un estudio aparecido en internet el 12 de abril y publicado en la edición impresa de mayo de la revista Pediatrics, el tamizaje estandarizado para el riesgo de suicidio en atención primaria puede detectar adolescentes con tendnecias suicidas, lo que permite la derivación a un centro de salud adecuado ante intentos de suicidio graves o mortales.
Según Matthew B. Wintersteen, PhD, de la Universidad Thomas Jefferson en Filadelfia, Pennsylvania (EE.UU.), «varias asociaciones y organismos federales han solicitado investigación de la depresión en atención primaria pediátrica». «La detección del riesgo de suicidio es un complemento natural a esta petición …. Hasta donde sabemos, este es el primer estudio que examina de forma prospectiva el impacto de un tamizaje estandarizado para el riesgo de suicidio en la detección y las tasas de referencia en la atención primaria pediátrica.»
Los objetivos del estudio fueron evaluar si la detección breve y estandarizada del riesgo de suicidio en pacientes pediátricos de atención primaria podría mejorar la detección de jóvenes con tendencias suicidas, mantener la tasa de mejora de la detección y referencia, y ser replicada en otras prácticas.
Dos centros de atención primaria (clínica A y clínica B) fueron seleccionados como centros de intervención, y una tercera clínica (clínica C) preguntó acerca de cómo participar en el estudio y se le ofreció la participación. En estos tres clínicas, los médicos sometieron a un breve entrenamiento en la detección de riesgo de suicidio, y dos preguntas estandarizadas a adolescentes de 12 a 18 años, que fueron añadidas a su historial médico electrónico psicosocial. Los datos fueron extraídos de forma anónima durante los ensayos de intervención y para las mismas fechas del año anterior las tasas de referencia se determinaron a partir de registros de trabajo social.
La intervención se asoció con la duplicación de las tasas de investigación sobre el riesgo de suicidio, que se tradujo en un aumento del 219% en general (la clínica A odds ratio [OR] = 2,04; intervalo de confianza del 95% [IC]: 1,56 a 2,51; clínica B o, 3,20, IC 95%, 2,69 a 3,71; y clínica C OR, 1,85; 95% CI, 1,38 a 2,31).
En la clínica A, la tasa de detección de casos aumentó casi 5 veces (OR: 4,99, IC 95%, 4,20 a 5,79), se mantuvo por un período de 6 meses después de la intervención se llevó a cabo (OR: 4,38, IC 95%, 3,74 a 5,02), y se repitió en la clínica B ambos (OR, 5,46; 95% CI, 3,36 a 7,56) y la clínica C (OR, 3,42; 95% CI, 2,33 a 4,52). En las 3 clínicas, la tasa de detección aumentó en un 392%. La tasa de aumento de las tasas de derivación de jóvenes suicidas a centros ambulatorios de salud mental era proporcional a a las tasas de detección.
«El examen estandarizado para el riesgo de suicidio en atención primaria puede detectar jóvenes con ideas suicidas y una rápida remisión a un centro de salud mental se ha de hacer ante un intento de suicidio grave o mortal», indicó el Dr. Wintersteen.
Las limitaciones de este estudio incluyen la tendencias suicidas basadas en la historia, no necesariamente en los pensamientos presentes, y la incapacidad para determinar el impacto del breve aprendizaje en riesgo de suicidio.
El Dr. Wintersteen concluye «Los hallazgos de este estudio son particularmente oportunas después de la reciente recomendación de US Preventive Services Task Force para analizar de forma rutinaria a los jóvenes ante un trastorno depresivo mayor». Además, la American Academy of Child and Adolescent Psychiatry junto con la American Academy of Pediatrics Task Force on Mental Health publicaron un artículo conjunto en el que la investigación rutinaria de salud mental en atención primaria, se recomendó …. En ambos informes se advirtió en contra del examen, cuando seguimiento de psicoterapia no sea fácilmente disponible.
The American Foundation for Suicide Prevention apoyó este estudio. El. Dr. Wintersteen no ha revelado las relaciones financieras pertinentes.
Pediatrics. Publicado en Internet el 12 de abril 2010.
Fuente: MedscapeToday
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Enlaces relacionados con el suicidio:
– En Medellín (Colombia) el 22 por ciento de la población juvenil ha intentado el suicidio
– El gas butano no es tóxico y dejar abierta una bombona en una casa no mata
– Un millón de personas se suicida por año en todo el mundo
Hay algo que quizá os sorprenderá, escandalizará o incluso os pondrá de uñas. Algo que no suele mencionarse en los medios de comunicación de masas y que se evita tratar en las facultades de psicología. Me refiero a que la psicología, en gran parte, no es una ciencia.
Es más: un porcentaje elevado de la psicología que podemos leer en sesudos libros escritos por no menos sesudos intelectuales (en su mayoría manejando un lenguaje ciertamente hermético), tiene tanto valor científico y real como una de esas predicciones astrológicas que emiten a las tantas de la madrugada en televisión. O como un cuento chino. ¿La psicología ha asumido parcelas de la religión?
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Al estimular una determinada región del cerebro, los científicos pueden alterar la capacidad de una persona para hacer juicios morales.
Cuando la gente oye la noticia de un crimen como un tiro, probablemente necesita más información antes de que se puedan juzgar las acciones del delincuente como correctas o incorrectas – ¿fue el crimen accidental o intencionado? Si fue un accidente o si el tirador estaba defendiéndose a sí mismo, la gente tiende a ver el acto como mucho más aceptable moralmente que si fuera deliberado e injustificado.
Los resultados del estudio muestran que la estimulación de una región específica del cerebro interfiere en los participantes la capacidad de considerar esta información para evaluar el estado mental de situaciones hipotéticas que tratan sobre la moralidad.
Por ejemplo, los participantes que recibieron esta estimulación cerebral eran más propensos a juzgar moralmente aceptable escenarios involucrando intentos de daño – en que una persona tiene la intención, pero falla en llevar a cabo un crimen, como un intento de envenenamiento.
A pesar de que los investigadores que entraron en el estudio sospecharon que podrían verse como un patrón, estaban muy sorprendidos por los resultados.
«Todavía era más sorprendente para nosotros que hemos sido capaces de cambiar realmente juicios morales de las personas mediante la interrupción de la actividad en una región específica del cerebro, sólo porque el juicio moral es, obviamente, muy complicado y depende de una serie de factores «, dijo el autor del estudio Liane Young, investigador postdoctoral en el Instituto Tecnológico de Massachusetts. «Así que el tipoo de déficit que precisamente encontramos fue realmente asombroso.»
Trabajos anteriores habían sugerido que una región del cerebro conocida como la unión temporoparietal derecha (TpJ), ubicada en la capa exterior del cerebro, cerca de la oreja derecha, estuba involucrada en hacer juicios morales. Estos estudios, sin embargo, se basaban en experimentos de resonancia magnética funcional de imágenes del cerebro, que directamente no puede comprobar si una determinada área del cerebro está implicada en una función específica.
En cambio, Young y sus colegas utilizaron una técnica llamada estimulación magnética transcraneal para interrumpir la actividad directa en el TpJ derecho. El método se aplica un campo magnético en una pequeña zona de la cabeza, lo cual interfiere con la capacidad de las células del cerebro de funcionar correctamente. Sin embargo, el efecto es sólo temporal, y la técnica no es invasiva.
En un experimento, ocho primeros participantes recibieron estímulación cerebral , y luego a través de varios escenarios se les pidió juzgar acciones características sobre una escala de moralidad, que va desde 1 (totalmente prohibido) a 7 (absolutamente admisible).
En otro experimento, 12 participantes calificaron los escenarios morales, pero esta vez la estimulación se dio precisamente cuando los sujetos estaban haciendo sus juicios morales.
En ambos ensayos, el estímulo de la TpJ tratando temas que muestran problemas para juzgar situaciones en las que la intención y la conclusión definitiva de la situación, no coinciden.
» Young said. «Juzgaron intentos fallidos de hacer daño, cuando en realidad no era hacer daño, como más permisible, y los accidentes, en que el daño se ha hecho realidad a pesar de una buena intención, como [más] prohibido moralmente «, dijo Young.
Los resultados fueron publicados esta semana en la revista roceedings of the National Academy of Sciences.
Fuente: LIVE SCIENCE
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Enlaces relacioandos:
– Moral – Wikipedia, la enciclopedia libre
– Padres bíblicos que dejan mal parada la Biblia como guía moral
Según informes de la Alcaldía de Medellín, el 44 por ciento de los jóvenes tiene ideación suicida y el 22 por ciento lo ha intentado. Así mismo, las ideas suicidas se presentan en el 8.9 por ciento de los jóvenes, en mayor proporción en el grupo de 9 a 14 años.
Esta problemática, que se hace cada vez más notoria, es el motivo por el cual las facultades de psicología de las universidades de Medellín como son la San Buenaventura, Luis Amigó y la Universidad Cooperativa de Colombia, con el apoyo de Colciencias, vienen adelantando un proyecto con el fin de sensibilizar a las demás instituciones educativas del valle de Aburrá sobre esta amenazante situación.
La primera propuesta que surge es tratar este tema abiertamente, teniendo en cuenta que quienes están en riesgo de suicidarse no son únicamente aquellos estudiantes que presentan trastornos sicológicos o un cuadro depresivo, ni los que de alguna manera han manifestado su deseo de suicidarse, sino que por el contrario, quienes toma la decisión de hacerlo son los menos sospechados.
«Frente a este tema no es conveniente adoptar una posición determinista o tratar de ocultar la problemática, hay que asimilar que es un hecho real que se puede presentar en cualquier aula de clase, por lo cual se tiene que tratar abiertamente para que los jóvenes puedan sentirse acompañados», dice Nayib Carrasco Tapias, decana de la Facultad de psicología de la U. Cooperativa.
Noticia completa en: ELTIEMPO.COM ANTIOQUIA (Colombia)
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Enlaces de interés:
Artículo de Chris French, profesor de psicología en Goldsmiths donde dirige Anomalistic Psychology Research Unit. Es editor de The Skeptic
En abril pasado, escribí una columna sobre el tema de los falsos recuerdos de abuso sexual infantil y la miseria que tales recuerdos, por lo general «o» durante el tratamiento, puede causar.
El viernes, en mi papel como miembro de la junta de asesoramiento científico y profesional de la Sociedad Británica de la Falsa Memoria (BFMS), estaba más que feliz de ser signatario de una carta al arzobispo de Canterbury, sobre las opiniones expresadas por el reverendo Pearl Luxon, la salvaguardia de asesor de la Iglesia de Inglaterra, que es responsable de las cuestiones de protección infantil. Luxon aparentemente acepta la afirmación de sus consejeros de que no hay tal cosa como la falsa memoria «y que» es muy común cuando las personas tienen traumatismo grave sufrido por la memoria ser ser irregular y desarticulada «.
Estos son puntos de vista peligrosos y mal informados de alguien en una posición tan influyente.
La carta a Rowan Williams, que les insto a leer en su totalidad para una perspectiva más informada sobre el tema de los falsos recuerdos, y la verdad acerca de la memoria de acontecimientos traumáticos, concluye preguntando cómo Luxon podría haber llegado a adoptar esas opiniones en primer lugar.
La triste verdad es que esas opiniones sobre la naturaleza de la memoria están siendo sorprendentemente comunes entre las personas, en todos los ámbitos de la vida, a pesar de más de un siglo de investigación científica sobre la manera en que funciona la memoria. It is either a memory or it is not.» Luxon afirma que «no hay tal cosa como ‘la falsa memoria’. Es una memoria o no lo es.»
He de suponer que tal visión debe basarse en la noción errónea de que la memoria en cierto sentido funciona como una grabadora o una cámara de video, un registro preciso de todo lo que sucede a nuestro alrededor. Según esta opinión, «los recuerdos reales» siempre se reproducen con precisión del 100% de los eventos anteriores como originalmente fueron experimentados. Cualquier cosa que no es fiable al 100% por lo tanto no es realmente un recuerdo, y por lo tanto los recuerdos falsos no pueden existir.
Una encuesta del año pasado a más de 600 estudiantes de una universidad del Medio Oeste en los EE.UU. reveló que alrededor del 27% cree que la memoria de hecho, funciona como una grabadora. Otras encuestas muestran que el 36% de nosotros creemos que nuestro cerebro conserva registro perfecto de todo lo que hemos sufrido alguna vez, una visión errónea que, de manera preocupante, es compartida por algunos psicoterapeutas.
La verdad es que la memoria es siempre un proceso de reconstrucción, no una reproducción. Lo que creemos que recordamos acerca de los acontecimientos, con grados de confianza que van desde la incertidumbre a la absoluta convicción, es en realidad una construcción basada en una mezcla de recuerdos precisos y llenos de lagunas en la base de nuestro conocimiento general y creencias sobre lo que es plausible, nuestras expectativas , fragmentos de recuerdos de otros eventos similares, e incluso las aportaciones de los sueños, las fantasías y la imaginación.
Es importante destacar que nuestra confianza en la memoria no es una guía confiable para su exactitud.
Permítanme ilustrar este punto con un par de ejemplos cotidianos. Todos hemos visto relojes con números romanos en ellos, probablemente miles de veces en toda nuestra vida. Para que usted sepa cómo el número cuatro está representado en estos relojes. ¿Es «IV» – o es «IIII»?
Sé que el uso de este ejemplo en un sinnúmero de demostraciones en clase, que la mayoría de la gente que lee este artículo se confía en que se trata de «IV». Estás equivocado.
En la gran mayoría de los relojes, cuatro se representa como «IIII» y no en la forma más usual de «IV». (Nota para los pedantes: Sé que el reloj que comúnmente se conoce como el Big Ben es una excepción a esta regla. También sé que estrictamente hablando, el reloj no es el Big Ben, la campana!
Cuando le pregunté para recordar una imagen de la memoria de un reloj teniendo números romanos, la mayoría de ustedes han evocado una imagen de lo que cree que debe haber visto cuando generalmente se basan en objetos en lugar de lo que realmente hemos visto. La memoria es un proceso de reconstrucción.
Ahora piense en un día de fiesta reciente. Piense en un hecho específico – una comida memorable o una caminata en la playa – y trate de evocar una imagen mental detallada y precisa de esa escena. ¿Puede verse en la imagen? Muchas personas (no todas) informan de que puede – en cuyo caso, esto claramente no es una repetición de lo que se experimentó en ese momento, ya que está «visto» desde una perspectiva diferente. Una vez más, la memoria se muestra como un proceso de reconstrucción.
De ello se deduce que no sólo los recuerdos de los acontecimientos que en realidad fuimos testigos se distorsionan, la mente es incluso capaz de generar recuerdos aparentemente de episodios enteros que nunca tuvieron lugar en absoluto. Se trata de lo que se conoce en la literatura científica como «falsos recuerdos». Tales recuerdos pueden variar, desde ejemplos inofensivos (¿Bloquear la puerta de atrás o simplemente pensar en cerrar la puerta de atrás?), llegando a casos de ejemplos muy perjudiciales como «la recuperación» derecuerdos de abusos en la infancia o incluso el abuso ritual satánico, teniendo en el camino falsos recuerdos bizarros de secuestros de extranjeros y de vidas pasadas.
¿Por qué tales nociones erróneas de cómo funciona la memoria – claramente compartidas por Luxon, son un peligro? La creencia de que todo lo que alguna vez la experiencia ha registrado en algún lugar de nuestro cerebro lleva inevitablemente a la idea de que podría ser posible recuperar los recuerdos de todo lo que hemos experimentado, empleando sólo las técnicas empleadas.
Muchos psicoterapeutas están convencidos de que traumas graves, como el abuso sexual infantil, pueden conducir a la represión. La represión es la idea psicoanalítica de que en circunstancias tan abrumadoramente emocionales, la mente de forma automática e involuntaria destierra los recuerdos de las regiones inconscientes de la mente, desde donde tiene un efecto tóxico sobre el bienestar psicológico, a pesar de ser inaccesible a la conciencia.
Los terapeutas también afirman que la única forma de ser psicológicamente saludable es la de «recuperar» estos recuerdos y el trabajo a través de ellos con un psicoterapeuta, utilizando técnicas como la regresión hipnótica y la imaginación guiada. Debido a que no hay «memoria enterrada» para recuperar, la búsqueda de los recuerdos reprimidos spueden llevar a la construcción mental de escenarios completamente falsos.
De hecho, ninguna de las afirmaciones en que este enfoque terapéutico se basa está respaldada por ninguna prueba científica convincente. Sin embargo, el daño que se puede hacer a los pacientes y sus familias por los psicoterapeutas está bien documentado.
Para la mayoría de la gente, un poco de reflexión sobre sus propias experiencias personales de la memoria es suficiente para convencerlos de que la memoria no funciona como una grabadora y que los falsos recuerdos se producen. De Investigación en la memoria, y, en particular los procesos subyacentes a la formación de recuerdos falsos, lo ha demostrado más allá de toda duda razonable.
El hecho de que la Iglesia Oficial de Inglaterra, responsable de la protección de la infancia, no parece haberse familiarizado a sí misma con las pruebas sobre un tema que es central en su papel es muy preocupante.
Fuente: guardian.co.uk
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– La tortura crea falsos recuerdos
– Terapia de Recuerdos Recuperados y Sindrome de Falso Recuerdo
El País Semanal del domingo gracias a un aviso del escritor y bloguero César Noragueda, me temo lo peor. Uno de los temas principales se titula ‘La letra cruel del horror’ y se presenta del siguiente modo:
«De Hitler a Stalin. De Franco a Pinochet. Sufrían complejo de inferioridad, problemas con la libido, delirios de grandeza… Los grafólogos definen rasgos comunes en esta colección de fotos con dedicatorias de los grandes sátrapas del siglo XX».
Deduzco de estas líneas que la revista del diario madrileño ha encargado a grafólogos que desentrañen la personalidad de varios dictadores de la historia reciente a partir de sus firmas. Vamos, que va a hacer en sus páginas algo similar a lo que hizo en mayo del año pasado Época, cuando encargó a César Vidal un análisis grafológico de un manuscrito de José Luis Rodríguez Zapatero con el único objetivo de poner al presidente del Gobierno a caer de un burro. Espero que no sea así y que estemos ante una mala interpretación mía.
Porque la grafología es un engaño equiparable a la lectura de manos, la morfopsicología, el tarot… Sus practicantes aseguran poder deducir el carácter de una persona por su escritura, si las letras se inclinan a uno u otro lado, van separadas, son muy grandes, las tes tienen el travesaño de un modo determinado, etcétera. La realidad, sin embargo, es que son incapaces de hacer lo que dicen, que sólo aciertan lo obvio siempre y cuando conozcan al sujeto objeto de análisis. En el caso que nos ocupa, dirán del tirano de turno aquello que sepan o que intuyan propio de un personaje de su calaña.
Información completa en: Magonia
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La religión es un tema de fuerte debate entre los eruditos y el público general, y un nuevo artículo de investigadores de la Universidad de Helsinki y la Universidad de Harvard es probablemente uno que aumentará el nivel de controversia alrededor de este tema. Publicado en Trends in Cognitive Sciences, el estudio sugiere que los juicios intuitivos de bien y mal parecen operar independientemente de los compromisos religiosos explícitos.
“Algunos eruditos afirman que la religión evolucionó como adaptación para resolver el problema de la cooperación entre individuos no relacionados genéticamente, mientras que otros proponen que la religión surgió como un subproducto de unas capacidades cognitivas pre-existentes”, explica el coautor del estudio el Dr. Ilkka Pyysiainen del Colegio para Estudios Avanzados de Helsinki. Aunque hay algún apoyo para ambas, estas propuestas alternativas han sido difíciles de investigar.
Citando un reciente trabajo empírico en psicología moral, los autores defienden que, a pesar de las diferencias en, o incluso en ausencia de, trasfondos religiosos, los individuos no mostraron diferencia al hacer juicios morales para dilemas morales poco comunes.
“Esto apoya la teoría de que la religión no surgió originalmente como una adaptación biológica para la cooperación, sino que evolucionó como un subproducto separado de funciones cognitivas pre-existentes a partir de funciones no religiosas”, dice el Dr. Pyysiainen. “No obstante, aunque parece que la cooperación se hace posible mediante mecanismos mentales que no son específicos a la religión, ésta puede desempeñar un papel al facilitar y estabilizar la cooperación entre grupos”.
“Parece que en muchas culturas, los conceptos y creencias religiosas se han convertido en la forma estándar de conceptualizar las intuiciones morales. Aunque, como discutimos en nuestro artículo, este vínculo no es necesario, mucha gente se ha acostumbrado tanto a usarlo, que las críticas contra la religión se experimentan como una amenaza fundamental a nuestro existencia moral”, concluye el coautor Dr. Marc Hauser.
Fuente: Ciencia Kanija
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Enlaces sobre religiones:
– Religiones, una vísión crítica