Los primeros rumores de rituales macabros en las costas de Nigeria llegaron a Inglaterra hacia mitad del siglo XIX de manos de unos misioneros. Esta sociedad tenía una forma un tanto peculiar de juzgar a sospechosos de brujería, asesinatos y otros crímenes.
El «juicio» era simple. El acusado debía comerse una simple haba para demostrar su inocencia. Si era culpable, moriría, y si no, vomitaría y se salvaría. Aquellos que no vomitaban pero sobrevivían eran vendidos como esclavos. Tras un tiempo observando, los misioneros llegaron a la conclusión de que el sistema funcionaba.
He de decir que es cierto. Seguramente en un porcentaje alto de ocasiones el haba acertaba, pero no por fuerzas místicas sobrenaturales que están más allá del entendimiento humano, sino por razones más bien antropológicas.
El haba en cuestión es la Physostigma venenosum también conocida como haba de Calabar o nuez de Eseré. Calabar es el nombre del puerto nigeriano donde se exportaba la droga, y Eseré, el nombre africano de la misma.
Su principal principio activo es la fisostigmina, que es un inhibidor de la acetilcolinesterasa (y muchos estarán diciendo: ¿Qué? )
Las neuronas de nuestro cuerpo se unen entre ellas mediante unas cosas llamadas sinapsis. Cuando se envía un impulso nervioso, obviamente éste debe transmitirse de unas neuronas a otras, y lo hace mediante las llamadas sinapsis. El mecanismo más común es el químico. Al recibir la neurona el impulso nervioso, ésta libera neurotransmisores (hay muchos tipos) que son captados por la neurona siguiente y desencadenan de nuevo el impulso. Estos neurotransmisores deben ser recaptado o destruidos, en cualquier caso eliminados del espacio que queda entre las dos neuronas.
El neurotransmisor empleado por el sistema nervioso parasimpático (el que actúa en estados de relajación, sedación y reposo) es la acetilcolina. Y sí, la que se encarga de destruirla es precisamente la acetilcolinesterasa.
Así pues, al tomarnos el haba, la fisostigmina que contiene inhibe esta enzima impidiendo que podamos destruir el neurotransmisor, lo que nos provoca un empacho de acetilcolina. ¿Qué ocurre enconces? Pues algo así como una hiperestimulación del sistema parasimpático, con los consiguientes síntomas:
La población local creía fervientemente en sus poderes divinos, de manera que el culpable, que sabe perfectamente que lo es y lo que le puede pasar, se va comiendo el haba poco a poco, con recelo y temor, como esperando que a pequeñas dosis los poderes no hiciesen efecto, mientras que el inocente que confía en su inocencia y en las fuerzas divinas, se la come de una vez, para terminar cuanto antes con aquello y demostrar su condición. Si lo pensáis, no es tan descabellado pensar en que esto ocurriese.
El culpable, al comerlo poco a poco, deja tiempo para que el intestino lo absorba todo, provocando el empacho mortal. El inocente, sin embargo, al comérselo de golpe hace que la reacción local en el estómago sea tan brutal que vomita el haba.
He aquí la explicación al «divino» fenómeno de la fabada de la justicia
También he leído por ahí que les daban las habas en las dosis necesarias para que ocurriese una cosa u otra. Pero no sé, a mí me gusta más la explicación que os he dado, y además, no creo que nadie pueda demostrar qué hacían en realidad.
Fuente: A través del espejo
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El 31 de diciembre de 1885, el New York Times publicaba en su edición una de esas noticias inquietantes que no dejan indiferente a nadie que las lee.
El efecto de desenterrar un cuerpo que llevaba diez años enterrado.
Esta noche nos llegaron los detalles de un hecho remarcable ocurrido en Yorkville. En 1875, James A. Watson cuya familia reside en Yorkville, vio morir a su hijo de cuatro años. En aquel momento Watson vivía en Baltimor y trabajaba como profesor en el Bryant Sadler Commercial College, y no tuvo la oportunidad de dejar el trabajo para asistir al funeral de su propio hijo. A causa de esta ausencia, tan sólo se llevó a cabo un entierro temporal, en espera su vuelta a casa para llevar a cabo el enterramiento permanente en el cementerio.
Ayer Watson llegó al cementerio para sacar a su hijo. El ataúd, un cofre metálico, fue sacado de la tumba, y el deseo natural de ver la cara de su hijo muerto y enterrado en su ausencia, llevó a Watson a pedir que se quitara el cristal que le cubría la cara. Justo cuando el enterrador estaba a punto de quitar la tapa, una gran explosión tuvo lugar, rompiendo el cristal de cuarto de pulgada en pedazos, muchos de los cuales cortaron gravemente la cara del señor Watson.
El ataúd había estado fuera de la tierra durante varios minutos cuando la explosión tuvo lugar. El informe apunta que la explosión se asemejó a un cartucho de dinamita, y que fue percibido por varias personas en la calle principal, a más de 400 metros de distancia. La cara del chico estaba en un excelente estado de preservación, así como su mortaja y las flores que tenía posadas en el pecho.
En los primeros días después de la muerte el hecho más evidente de la falta de vida en nuestro cuerpo lo mostrará la palidez. Será entonces cuando los gases comenzarán a llenar nuestro aparato digestivo hinchándolo al máximo de capacidad. Las uñas se caerán, los órganos empezarán a deshacerse, y si las condiciones adecuadas tienen lugar, puede que nuestro cuerpo llegue a explotar.
Desde luego que esto no es algo que suceda comúnmente, pero es algo que puede llegar a ocurrir. En el caso que os he expuesto, la presión de los gases no estaba en dentro del cuerpo del niño, sino dentro del cofre que, presumiblemente, fue sellado impidiendo la entrada o salida de cualquier gas.
Pero sí existen casos históricos en los que se ha afirmado que algunos cuerpos, tras dos o tres semanas en descomposición, han estallado ante los ojos atónicos de los presentes. El caso más memorable documentado quizá sea el de Guillermo I de Inglaterra, que cuando iba a ser puesto en su ataúd para ser incinerado, a causa del escaso espacio, los monjes tuvieron que encajar el cuerpo, provocando que los intestinos ya hinchados de gases, reventasen.
Es verdad que los periódicos no se han hecho eco de algo así en muchos años (no al menos que haya llegado a mis oídos), pero si ampliamos el radio de búsqueda, podemos encontrar uno de los hechos más dantescos que os podáis imaginar.
En enero de 2004 un gran cachalote quedó varado en la playa de Tainan, Taiwán. Sus más de 13 toneladas de peso impidieron que su cuerpo pudiera moverse con facilidad, siendo necesarios un total de tres grúas y 50 trabajadores para llevar a cabo esa casual obra de ingeniería.
El 26 de enero de ese mismo año, mientras el cadáver del cachalote estaba en movimiento camino de la Universidad Nacional Cheng Kung para realizarle una autopsia, y cuando más de 600 vecinos y curiosos observaban la pintoresca situación, el cuerpo del cachalote explotó violentamente. Según los periódicos locales, la explosión salpicó sangre y entrañas del cachalote sobre los curiosos que observaban la escena, e incluso mancharon fachadas y coches de los alrededores.
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«Pero bueno, ¿ya estas enfermo otra vez?»
Y es que tenemos un paciente, que a sus 9 años, es la tercera vez que en poco tiempo viene a la consulta por sintomas inespecíficos como mareo, dolor de cabeza, dolor de tripa y malestar en general. Y además, estos sintomas ocurren sobre todo los lunes.
Ese día no va al colegio, y sus padres preocupados le traen a la consulta. «A este niño no se que le pasa, que ultimamente siempre está malo».
«¿Y que tal te va en el colegio?». «Bien…»
«¿Y que tal le va en el colegio?». «Pues ultimamente no quiere ir, y antes iba de lo más contento. Las notas han empeorado. Tengo que ir a hablar con el profesor. Además está nervioso, por la noche se despierta con pesadillas, y no se puede volver a dormir….».
Y en otra cita, tras la sospecha, ya el solo en la consulta:
«¿Que tal te va en el colegio?» «Bien…»
«¿Se mete alguien contigo, o te molesta?» «….pues si….» «Me quitan las cosas y me las esconden, y cuando me enfado me castigan a mi. En el patio no me dejan jugar. Se meten conmigo e insultan a mi hermano. Han hecho una liga, la liga anti S (el nombre del niño empieza por S)….»
«¿Tus padres saben lo que está pasando?»
«No, -mirada de susto- no quiero que lo sepan, que si se enteran será peor. Me han dicho que como diga algo, me la voy a cargar».
Escuchamos sobrecogidos el relato que el niño va desgranando sin soltar una lágrima, con una mirada llena de tristeza y resignación.
Este niño sufre acoso escolar. Y no es raro, pues según el informe CisnerosVII, lo sufren hasta el 25% de los niños, siendo el riesgo mayor en Educación Primaria. El informe del Defensor del Pueblo: «Violencia Escolar: el maltrato entre iguales en la Educación Secundaria Obligatoria 1999-2006», describe que entre el 14,4 y el 32% de los estudiantes sufrieron acoso escolar.
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Los terribles imágenes son un recordatorio gráfico de como los narcotraficantes intentan eludir la aplicación de la ley para obtener su producto a lo largo de la frontera.Las imágenes, muestran un tracto digestivo de un hombre detenido que está, literalmente, relleno con docenas de bolsas de cocaína, es también un testimonio de hasta qué punto el tracto digestivo se puede expandir.
«Esto es algo que alguien hace por pura desesperación o emiedo,» dijo el Dr. Eric Esrailan, vicejefe de la división de enfermedades digestivas y profesor asistente de medicina en la Escuela David Geffen de Medicina en la Universidad de California en Los Ángeles (EE.UU.). «No es algo que cualquiera haría por cualquier otro motivo. Tienes que asumir que cualquier persona que haga esto podría morir, así que tienen sus vidas en sus propias manos. »
El hombre irlandés de 20 años de edad, fue detenido en un aeropuerto de Brasil con 72 bolsas llenas de casi un kilo de cocaína.
Esrailan ha visto cosas similares – en una escala menor – en la sala de emergencias en su hospital. «Realmente no hay nada que puedas hacer excepto esperar que las cosas pasan por el sistema del paciente», dijo. «No es seguro tratar de recuperarlas ya que se podría hacer daño al tracto gastrointestinal, o incluso la ruptura de una de las bolsas.»
Aunque puede parecer que las bolsitas están flotantes a lo largo del torso del hombre, en realidad están contenidas en el tracto digestivo, Esrailan dijo. Las que parecen que están en el pecho es más probable que se ubiquen en el estómago, que se encuentra por debajo del esófago, explicó. El resto se encuentran en varias partes del tracto gastrointestinal.
El aparato digestivo está diseñado para expandirse, explicó Esrailan. «Si usted ha visto videos de la naturaleza, las serpientes tragan animales enteros, se obtiene la imagen», dijo. «La peristalsis en el tracto gastrointestinal hace que las bolsas se muevan a lo largo.»
Lo más probable es las bolsas que se ve en las imágenes se las tragó una tras otra, dijo el Dr. Adam Slivka, profesor de medicina y jefe asociado de la división de gastroenterología, hepatología y nutrición en la Universidad de Pittsburgh Medical Center.
No cabe duda de que si hay algo que estupidiza a la gente es la religión. Tiene la facultad de destrozar el cerebro más rápido que cualquier opiáceo y ciertamente una persona en esas condiciones mentales tan disminuidas, despojada de toda facultad mental crítica, no debería ejercer un cargo público.
Pero esto es Colombia. Así que en vista de la gigantesca ignorancia de Alejandro Ordóñez en derecho penal, en el blog» De Avanzada» intentan sacar de la inopia a ese pobre ser humano cuya única neurona está para seguir a su amo mental, Mr. Ratzinger, el Papa:
El procurador general, Alejandro Ordóñez Maldonado presentó una petición oficial ante la Comisión de Investigación y Acusación para que se investigue a los magistrados de la Corte Constitucional Humberto Sierra y Luis Ernesto Vargas puesto que le concedieron una tutela a una mujer que terminó abortando clandestinamente.
Si a cualquiera de los lectores les parece que la petición oficial es por una estupidez, ¡¡es porque es por una estupidez!!
Según el concepto del Ministerio Público la mujer de 18 años tuvo que recurrir a un centro de aborto ilegal, después de que ningún centro asistencial le prestará la asistencia médica pese a que su caso estaba invocado en las tres situaciones despenalizadas por la Corte Constitucional.
Si los magistrados concedieron ese derecho y ella fue a abortar clandestinamente porque ningún centro ‘de salud’ quiso permitirle ejercer sus derechos reproductivo al aborto, no me queda muy claro que los magistrados tengan la culpa. De nuevo: es de Alejandro Ordóñez, un católico ultramontano, de quién estamos hablando.
Para la Procuraduría los togados habrían incurrido en los delitos de aborto, fraude a resolución judicial, abuso de autoridad por omisión de denuncia y favorecimiento.
A ver: el aborto era legal pues estaba cobijado dentro de los tres casos despenalizados, así que no hubo delito de aborto. El fraude a resolución judicial fue por parte de los centros ‘de salud’ que no practicaron el aborto. La omisión de denuncia, puede que sí, pero él tampoco ha interpuesto una denuncia contra los doctores que no practicaron el aborto.
Esto es lo peligroso de dejar que los cavernarios fundamentalistas lleguen a los cargos públicos en Colombia: se termina abusando de su poder para perseguir a quienes no piensan como él. Pero de nuevo: es de Alejandro Ordóñez, esa reencarnación de Torquemada, de quién estamos hablando.
Y es más: Con estas acusaciones, Ordóñez incurre en el delito de falsa denuncia contra persona determinada.
Que sufrir abusos en la infancia produce infelicidad no es ninguna novedad. Sin embargo, la cadena de procesos biológicos que llevan de la experiencia de violencia a los trastornos psiquiátricos asociados no es fácil de desentrañar. En los últimos años, los científicos han ensamblado algunas de las numerosas piezas de este puzle. «Que el maltrato afecte al cerebro es algo reconocido. Lo difícil es entender los mecanismos biológicos implicados», explica Lourdes Fañanás, investigadora de la Universidad de Barcelona (UB) y de la red de investigación Cibersam.
Fañanás coordinó un análisis genético de 533 españoles adultos que sufrieron abandono o violencia en la infancia, cuyos resultados se han publicado en la revista British Journal of Psychiatry. Al trabajo han contribuido, entre otros, Sílvia Alemany y Bárbara Arias, también de la UB.
VULNERABILIDAD El trabajo refuerza evidencias ya apuntadas por estudios anteriores, y detalla que aproximadamente un 40% de la población tiene variantes de un gen que los hace especialmente vulnerables a sufrir síntomas psicóticos en la edad adulta, si han sufrido adversidad infantiles. Este resultado se añade a un conjunto de trabajos que están echando un poco de luz sobre las marcas biológicas dejadas por la violencia tempranas.
«Se ven cambios en las células, especialmente en las neuronas, de los niños y niñas que sufren violencia, pero desconocemos cómo se producen», dice Manel Esteller, del Instituto de Investigaciones Biomédicas de Bellvitge (Idibell). «Desde el punto de vista evolutivo, el cerebro infantil está diseñado para recibir buenos cuidados paternos, no violencia», afirma Fañanás. Es probable que el maltrato disminuya el umbral de estrés del cerebro. «Se modifican algunos receptores neuronales en el hipocampo, se reduce la conectividad y cambia la producción de ciertas proteínas», explica.
El trabajo de Fañanás se concentra en los síntomas psicóticos atenuados derivados de los abusos. La investigadora explica un ejemplo típico de este trastorno: subirse a un taxi y tener la sensación de que el conductor mira constantemente por el retrovisor de manera amenazadora, cuando realmente no es así. El equipo de Fañanás ha detectado que la presencia de algunas variantes de un gen incrementa el riesgo de padecer esos síntomas, si el paciente ha sufrido abusos en la infancia.
Estas variantes no son unas mutaciones raras, sino un aspecto normal de la variabilidad genética, que afecta al 40% de la población. El gen en cuestión es el responsable de la síntesis del factor neurotrófico derivado del cerebro (BDNF), una proteína relacionada con la supervivencia de neuronas en respuesta al estrés. Las variantes que implican una menor secreción de BDNF están asociadas a más vulnerabilidad al estrés.
LA CAUSA ES EL MALTRATO Esto no quiere decir que todos los que tengan esas variantes vayan a tener trastornos, ni tampoco que todos los que padecen esos trastornos hayan sufrido abusos de niños. «No hay que confundirse: el elemento de riesgo es el maltrato», apunta Fañanás. Las características genéticas pueden modular sus consecuencias «pero también hay factores psicosociales, que pueden ser protectores», concluye.
Fuente: [Enlace bloqueado por la Tasa española AEDE]
En una mañana de agosto de 1780 en su finca de la familia de Lawford Hall en Warwickshire, Inglaterra, Anna Maria Boughton dio a su hijo Teodosio un frasco de medicamento para tratar una dolencia permanente – una enfermedad venérea que cogió cuando estudiaba en Eton. En cuestión de horas, Teodosio había muerto.
Cuando salió a la luz que su hermano, John Donellan enjuagó la botella después de que Teodosio bebiera de ella, la sospecha de envenenamiento creció rápidamente. El hecho de que la esposa de Donellan podía heredar la fortuna de su difunto padre y que su hermano falleciera dio lugar a la conjetura de que Donellan tenía la culpa. Si bien hubo un debate acerca de la autopsia, el cuerpo comenzó a descomponerse con el calor de agosto, y no fue hasta que había sido enterrado que se tomó la decisión de «abrir el cuerpo», y se hizo finalmente. Diez días después de la muerte de Teodosio, su cuerpo fue exhumado y un equipo de médicos rurales realizaron la autopsia que, en la farsa de un juicio posterior, sellaron el destino de Donellan.
En su nuevo libro, La condenación de Juan Donellan: un misterioso caso de la muerte y escándalo en la Inglaterra georgiana , Elizabeth Cooke reexamina la medicina y la evidencia, revista New Scientist habló con Cooke para saber si realmente fue un asesinato – o algún otro. misterio para la medicina.
Algunos temas tratados en la entrevista:
¿Cómo de comunes fueron los asesinatos por intoxicación en esta época?
La intoxicación fue el método de elección para algunos asesinos muy famosos. Melodramas de la época están llenos de personas que lentamente envenenan a sus socios a través de arsénico en los alimentos. Y, en efecto, había una gran cantidad de arsénico en torno al Ayuntamiento de Lawford, ya que fue invadido por las ratas. Teodosio era muy aficionado al envenenamiento de las ratas con arsénico.
Hoy, por supuesto, los casos de envenenamiento son raros porque con la toxicología moderna se puede detectar de inmediato. Hay un ejemplo que menciono en el libro de un molinero local, que tenía algunas bayas de un cirujano local que se reducían apirotoxna que es un veneno muy rápido.
Además, el agua de laurel, que la Justicia dictaminó que había sido utilizada en este caso, se utiliza a menudo en pequeñas cantidades en la cocina, por lo que posiblemente habría sido usada también en la cocina.
Por lo tanto, en ese momento, ¿qué podría hacerse para determinar con precisión el veneno como causa de la muerte?
Casi nada, hasta que la química evolucionó. Una de las debilidades de Donellan fue que cuando la autopsia se llevó a cabo – el cadáver se pudre muy rápido en esa etapa – la lengua se hincha y se extendía desde la boca casi tocando la nariz. Para las personas comunes en el jurado, esto habría significado que estaba tratando de expulsar algo de su boca.
Además, los médicos en este caso, decidieron que iban a extraer el agua de laurel y tratar los caballos y los perros antes del juicio. Todos los animales murieron en agonía. Por lo tanto, la conexión psicológica entre el niño que se retuerce con convulsiones – que de nuevo fue de oídas y nunca probada – emparejada a los síntomas de los caballos y perros moribundos. Lo que Sir John Hunter trató de señalar en su testimonio era que no se puede tomar una serie de circunstancias y de ellas extraer una conclusión simplemente porque se parecen a algo a las demás. Tenía que ser probada, y lo que fue terriblemente difícil de probar fue el veneno.
Acceder a la entrevista completa aquí.
Después de una década de intentos fallidos para detener la mutilación genital femenina (MGF) en Egipto, la práctica es finalmente cada vez menos común.
En 1996, el gobierno egipcio prohibió la MGF en los hospitales, aunque los profesionales con licencia la realizaron en otros sitios, así que continuó. Un estudio de 2006 de 3730 niñas de Egipto, llevada a cabo por Mohamed Bedaiwy de la Cleveland Clinic Foundation en Ohio (EE.UU.) y sus colegas, encontraron que el 85 por ciento de las niñas habían sido sometidas a la MGF desde la prohibición. En junio de 2007, el gobierno prohibió la MGF en conjunto.
Para ver si la nueva ley ha sido efectiva, Salah Rasheed en la Universidad de Sohag, en Egipto, y un miembro del equipo de Bedaiwy, encuestaron a 4150 niñas y mujeres con edades comprendidas entre 5 y 25 años, sobre si e habían sometido y cuando a la MGF. Las entrevistas entre 2008 y 2010, encontraron que, en general, el 89 por ciento de las mujeres habían sido sometidas a la MGF en algún momento de su vida, típicamente se efectuaba en las niñas de ocho años. Las tasas anuales parecía haber disminuido después de la prohibición total, sin embargo, en torno a un 11,5 por ciento había sufrido el procedimiento en 2005, pero la proporción se redujo a 8 por ciento para 2007 y 7,7 por ciento en 2009 – el último año considerado en la encuesta.
La incidencia anual había empezado a caer antes de aprobar la ley, sin embargo. Ben Mathews , un abogado especializado en salud pública y derechos de los niños en la Queensland University of Technology (Australia), dice que la discusión del tema y el conocimiento general que rodea a la cuestión «probablemente han catalizado la disminución de la MGF».
«Es importante no esperar que el impacto sea muy importante y repentino», afirma Mathews. «Las creencias pueden ser muy arraigadas y difíciles de modificar.»
Rasheed y sus colegas también entrevistaron a los padres de las niñas. Cuarenta y cuatro por ciento dijo que realizó a sus hijas la MGF para cumplir con las creencias religiosas – a pesar de que la MGF no es en realidad una exigencia del cristianismo o el Islám.
En la región vecina del sur de Israel, por su parte, la práctica de la MGF ha desaparecido prácticamente de dos comunidades de beduinos. Así lo dijo Robert Belmaker de la Universidad Ben Gurion del Negev en Beer Sheva, Israel, en la Conferencia Mundial de Psiquiatría de Asia en Melbourne, Australia, a principios de este mes.
Hace quince años Belmaker encontró que la MGF se realiza comúnmente en las comunidades. Sin embargo, un examen ginecológico y un cuestionario oral de 132 mujeres menores de 30 años en 2009 reveló que ninguna se había sometido al procedimiento .
De acuerdo con Belmaker, aunque las comunidades de beduinos no están integrados en la sociedad israelí corriente, se han vuelto cada vez más occidentalizada desde la independencia de Israel en 1948, lo que explica el cambio. «El cambio social es posible», afirmó.
Fuente: International Journal of Gynecology & Obstetrics, DOI: 10.1016/j.ijgo.2011.02.003
El cuerpo del delito es un frasco entre las pertenencias de la faraona egipcia Hatshepsut, que vivió hacia el año 1450 antes de nuestra era, y que se exhibe en la colección permanente del Museo Egipcio de la Universidad de Bonn (Alemania). Durante tres milenios y medio, el vaso ha contenido un líquido secreto que ha resultado ser mortal.
Esto ha sido descubierto por los investigadores Michael Höveler-Müller y Dr. Helmut Wiedenfeld del Instituto de Farmacología de la Universidad de Bonn. Tras dos años de investigación han llegado a la conclusión de que el frasco no contenía un perfume, sino una especie de loción de cuidado de la piel o quizás la medicación para tratar un eczema. Los farmacólogos han encontrado una sustancia altamente cancerígena. Lo que conduce a la pregunta es, ¿fue asesinada Hatshepsut con la supuesta medicina?
Cuando Michael Höveler-Müller accedió al puesto de conservador del Museo Egipcio de la Universidad de Bonn en 2009, se le ocurrió examinar el interior del vaso que, según una inscripción, pertenecía a la faraona Hatshepsut. El cuello estaba bloqueado por lo que se considera en general «suciedad», sin embargo Höveler-Müller sospechó que también podría ser el tapón de arcilla original. Por lo tanto, es posible que parte del contenido original aún podía permanecer en su interior. Así fue como el Dr. Helmut Wiedenfeld, del Instituto de Farmacia, descubrió lo que buscaban para llegar al fondo de esta cuestión.
En la Clínica de Radiología de Bonn Universitätsklinikum, el frasco fue sometido a un TAC, y la sospecha fue confirmada, no sólo estaba el cierre intacto, sino que el vaso contenía residuos de un líquido seco. En el verano de 2009, el profesor Dr. Friedrich Bootz, del Klinik und Poliklinik für Hals, Nasen-und Ohrenheilkunde (laringología, Rinología y Otología), de la Universidad de Bonn tomaron las muestras, utilizando un endoscopio.
La mezcla contenía elevadas cantidades de aceite de palma y de nuez moscada. «No creo que nadie se ponga tanta grasa en su cara», afirmó el Dr. Wiedenfeld. Dos componentes adicionales dieron la pista al farmacólogo del propósito real de la mezcla, «encontramos una gran cantidad de ácidos grasos insaturados que proporcionan un alivio para las personas con enfermedades de la piel.» Y aquí es donde el egiptólogo fue capaz de añadir una pieza más del rompecabezas, «de hecho, es sabido que hubo casos de enfermedades de la piel en la familia de Hatshepsut.» Las enfermedades inflamatorias de la piel, como lapsoriasis tuvieron, en gran medida, un componente genético.
Otro grupo de ingredientes indican que esta sustancia no presentaba una fragancia agradable, todo lo contrario, para luchar contra el gran picor, los farmacólogos encontraron una gran cantidad de hidrocarburos derivados de la creosota y del betún. Actualmente, las cremas que contienen creosota son utilizadas para tratar enfermedades crónicas de la piel. Debido a los efectos potencialmente cancerígenos de algunos de sus ingredientes, la creosota ha sido prohibida completamente en los cosméticos, y medicamentos que contienen creosota sólo se expenden bajo prescripción facultativa.
En particular, lo que también detectaron, fue benzopireno, un peligroso hidrocarburo aromático que consta de varios anillos de carbono. «El benzopireno es una de las sustancias cancerígenas más peligrosas que conocemos», explicó el Dr. Wiedenfeld, por ejemplo, el riesgo de contraer cáncer de pulmón por el humo del cigarrillo viene esencialmente a partir de esta sustancia.
¿Estuvo Hatshepsut envenenándose sin saberlo? «El una hipótesis posible», declaró el Dr. Wiedenfeld. «Si nos imaginamos a la reina con una enfermedad crónica en la piel, y que encontrara mejoría a corto plazo con ello, eso pudo haberla expuesto a un gran riesgo en los últimos años». Michael Höveler-Müller añadió que «sabemos desde hace tiempo que Hatshepsut tuvo cáncer y que, tal vez, fuese la causa de su muerte, ahora sabemos que fue la verdadera causa.»
Fuente: PHYSORG.COM
Ocasionalmente algunas de las personas que tienen muerte cerebral muestran cierto tipo de movimientos causados porque sus reflejos espinales están intactos. Sin embargo, en este tema nada es sencillo, probablemente el factor más complejo y también más aterrador es el conocido como el Signo de Lázaro, que como supondrán debe su nombre al pasaje bíblico donde Lázaro vuelve a la vida siendo resucitado por Jesús.
En términos médicos el Signo de Lázaro hace referencia a que la persona con muerte cerebral muestra movimientos complejos, el más usual es que extienda sus brazos y los cruce sobre el pecho, asumiendo la posición de las antiguas momias egipcias. En otros casos las manos se extienden hacia delante cuál si se estuviese rezando.
Entre el 20 y el 40% de los pacientes que tienen muerte cerebral muestran movimientos espontáneos, particularmente cuando sus cuerpos son estimulados con objetos afilados. Aunque usualmente estos movimientos son pequeñas reacciones, en algunas ocasiones pueden ser verdaderas secuencias de movimientos como es el caso descrito a continuación referenciado en el Departamento de Neurocirugía de la Escuela de Medicina de Kitakyushu en Japón.
Una señora de 67 años de edad murió de una hemorragia cerebral. La hora de la muerte fue establecida a las 11:15 a.m. después de haberle retirado la respiración artificial con el consentimiento de su familia. A continuación les sintetizó el resumen clínico realizado por los médicos:
Cinco minutos después de retirar la respiración artificial se evidenció un movimiento de hombros tres veces seguidas e inmediatamente se presentó el Signo de Lázaro: Los brazos se movieron hacia adelante y los dedos de la mano izquierda se extendieron mientras que los de la mano derecha intentaron un movimiento de agarre. Consecuentemente se observaron movimientos repetidos de flexiones y extensiones de las rodillas y pies. Estos movimientos continuaron manifestándose durante 3.5 minutos más, en los cuales la presión sanguínea subió y el pulso mostraba 90 latidos/minuto. El corazón colapsó a las 11.35 a.m. Finalmente el brazo izquierdo retornó al lado del cuerpo mientras el derecho se doblaba sobre el pecho.
Ampliar información en: Rincón de la Psicología
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En Colombia la Corte Constitucional despenalizó el aborto en tres casos: malformación del feto, riesgo de muerte de la madre y en caso de violación. Este fallo se dio en 2006. Otra sentencia de la Corte, pero esta de 1997 permite la eutanasia como alternativa para quienes se encuentren en el estado terminal de una enfermedad y deseen morir voluntariamente.
Pero esto a la Iglesia Católica y su aliado el Partido Conservador, no les ha gustado en lo absoluto. Por eso los conservadores con el apoyo de la Iglesia han propuesto agregar al artículo 11 de la Constitución de 1991 «la vida es inviolable desde la concepción hasta la muerte». Lo que sancionaría en aborto en cualquier caso, al igual que la eutanasia, las prácticas de fecundación in vitro, y hasta haría ilegal el dispositivo intrauterino o DIU.
El proyecto llegó al Congreso con cinco millones de firmas, muchas de las cuales fueron recogidas en parroquias de todo el país tras la solicitud y apoyo de obispos y sacerdotes. El día de miércoles de ceniza de 2011 fue también una jornada en la que la ICAR recogió firmas para “blindar la vida” contra el aborto y la eutanasia. Monseñor Juan Vicente Córdoba (en la foto), afirmó en marzo que su iglesia apoyaría a los legisladores «con firmas, con apoyo verbal, a través de los medios, con nuestra oración y sobre todo animándolos para que no estén solos».
El Obispo Auxiliar de Bucaramanga afirmó que de aprobarse la reforma constitucional «cae la despenalización del aborto en los tres casos, cae la eutanasia, cae la píldora del día después, caen los parches anticonceptivos que son abortivos, todas esas cosas caerían por Constitución». Afirmó el prelado con satisfacción.
Tras la radicación del proyecto, el pasado 3 de agosto, los líderes de distintas denominaciones cristianas, como la Iglesia Católica, Ortodoxa Griega, Anglicana, Metodista, evangélicas y otras confesiones religiosas, se manifestaron a favor del proyecto de ley presentado por el Partido Conservador.
Ampliar información en: SinDioses
César Tomé hablaba en su blog Experientia Docet de un increíble estudio de la Universidad de California del Sur desarrollando un sistema por el cual los recuerdos están o no están, literalmente, accionando un interruptor.
Y ahora, en Apuntes científicos desde el MIT, Pere Estupinyá entrevista a la neurocientífica Carmen Inda sobre las investigaciones que nos acercan a la ciencia ficción y a la posibilidad de borrar recuerdos.
Fuente: Amazings.es
Muchos estadounidenses creen que la memoria es más potente, confiable y objetiva de lo que es en realidad, según una encuesta reciente.
La encuesta telefónica a 1500 personas halló que casi dos tercios consideraban que la memoria humana era como una cámara de vídeo que grababa información detallada para revivirla luego, según los investigadores. Casi la mitad de los participantes creían que una vez las experiencias se almacenan en la memoria, esas memorias no cambian, y casi 40 por ciento afirmaron que el testimonio de un solo testigo ocular confiado debería ser suficiente para condenar a alguien por un crimen.
Pero los investigadores señalaron que éstas y otras creencias sobre la memoria no son respaldadas por la investigación, que muestra que la memoria puede ser imprecisa, e incluso manipularse. Por ejemplo, incluso los testigos que se sienten confiados sobre lo que han visto se equivocan alrededor del 30 por ciento de las veces.
«La falibilidad de la memoria está bien establecida en la literatura científica, pero las intuiciones erróneas sobre la memoria persisten», señaló en un comunicado de prensa de la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign el colíder del estudio Christopher Chabris, profesor de psicología del Colegio Union de Schenectady, Nueva York. «La extensión de esas creencias erróneas ayuda a explicar por qué tanta gente supone que los políticos que tal vez simplemente recuerdan las cosas mal deben de estar mintiendo a propósito».
Estos hallazgos tienen implicaciones importantes en varias áreas, incluso casos legales. «Nuestras memorias pueden cambiar incluso sin darnos cuenta», señaló en el comunicado de prensa el colíder del estudio Daniel Simons, profesor de psicología de la Universidad de Illinois. «Esto significa que si un acusado no puede recordar algo, un jurado podría suponer que miente. Y recordar mal un detalle puede dañar la credibilidad del resto del testimonio, cuando tal vez solo refleje la falibilidad normal de la memoria».
El estudio aparece en la revista PLoS One.
Fuente: Medline
El húmedo uno de agosto de 1966, Charles Whitman tomó un ascensor al último piso de la torre de la Universidad de Texas en Austin. Tenía 25 años. Subió las escaleras hasta el mirador, cargando un baúl repleto de armas y munición. Arriba, mató a una recepcionista con la culata de su rifle. Aparecieron dos familias de turistas por el hueco de la escalera; les disparó a quemarropa. Después empezó a disparar indiscriminadamente desde arriba a las personas que estaban abajo. La primera mujer a la que disparó estaba embarazada. Cuando su novio se arrodilló para auxiliarla, Whitman le disparó también. Disparó a los peatones de la calle y a un conductor de ambulancia que había venido a rescatarlos.
La noche anterior, Whitman se había sentado a su máquina de escribir y redactado una nota de suicidio:
«No me entiendo a mí mismo estos días. Se supone que soy un joven medianamente razonable e inteligente. Sin embargo, últimamente (no logro recordar cuándo empezó) he sido víctima de muchos pensamientos extraños e irracionales.»
Para cuando la policía lo mató a tiros, Whitman había matado a 13 personas y herido a otras 32. La noticia de esta masacre copó los titulares del día siguiente. Y cuando la policía fue a su casa a investigar las pistas, la historia se volvió aún más extraña: en las primeras horas de la mañana del día del tiroteo, había asesinado a su madre y apuñalado a su mujer hasta la muerte mientras dormía.
«Fue después de pensarlo mucho que decidí matar a mi mujer, Kathy, esta noche… La quiero mucho y ha sido la buena mujer que cualquier hombre pudiera desear. No puedo señalar ninguna razón específica para hacer esto…»
Junto a la conmoción de los asesinatos se hallaba otra sorpresa, aún más oculta: la yuxtaposición de sus aberrantes actos con su anodina vida personal. Whitman era Scout Águila y ex marine, estudió ingeniería arquitectónica en la Universidad de Texas; trabajó brevemente como cajero de un banco y fue monitor voluntario en la V Tropa de los Boy Scouts de Austin. De niño, había obtenido 138 puntos en la escala de Stanford-Binet, situándose en el percentil 99. De modo que, tras su masacre desde la torre de la Universidad de Texas, todo el mundo quería respuestas.
En ese sentido, también las quería Whitman. En su nota de suicidio pedía que se le realizara una autopsia para determinar si había cambiado algo en su cerebro, porque lo sospechaba.
Se descubrió que el cerebro de Whitman albergaba un tumor del diámetro de una moneda de cinco centavos. Este tumor, llamado glioblastoma, se había extendido desde la parta baja de una estructura llamada tálamo, afectando al hipotálamo y comprimiendo una tercera región llamada amígdala. La amígdala está implicada en la regulación emocional, especialmente el miedo y la agresividad. A finales de 1800, los investigadores descubrieron que el daño de la amígdala podía producir perturbaciones emocionales y sociales. En los años 30, los investigadores Heinrich Klüver y Paul Bucy demostraron que el daño de la amígdala en los monos producía una serie de síntomas, incluyendo la ausencia de miedo, la atrofia emocional y la reacción desmesurada. Las monas hembras con daños en la amigdala tendían al abandono o al abuso físico de sus crías. En los humanos, la actividad en la amígdala aumenta cuando se les enseñan caras amenazantes, cuando son puestos en situaciones aterradoras o experimentan fobias sociales. La intuición de Whitman sobre sí mismo —que algo en su cerebro estaba modificando su comportamiento— daba en el clavo.
Las historias como la de Whitman no son poco comunes: afloran cada vez más las causas legales relacionadas con daños cerebrales. A medida que desarrollamos tecnologías mejores para explorar el cerebro, se detectan más problemas, y se vinculan más fácilmente con la conducta aberrante.
A medida que mejora nuestra comprensión del cerebro humano, los juristas se ven cada vez más desafiados con este tipo de preguntas. Cuando un criminal, hoy, se pone ante el estrado del juez, el sistema legal quiere saber si él es culpable. ¿Fue su culpa, o culpa de su biología? Yo sostengo que es la pregunta equivocada. Las elecciones que hacemos están inseparablemente unidas a nuestros circuitos neuronales, y por tanto no tenemos ningún modo significativo de separar ambas cosas. Cuanto más aprendemos, más complejo se vuelve el aparentemente sencillo concepto de culpabilidad, y más se debilitan los fundamentos de nuestro sistema legal.
El resultado es que podemos construir un sistema legal informado más profundamente por la ciencia, donde seguiremos sacando a los criminales de las calles pero adaptando las sentencias, impulsaremos nuevas oportunidades para la rehabilitación, y estructuraremos mejores incentivos para la buena conducta. Los descubrimientos de la neurociencia indican un nuevo camino hacia delante para la ley y el orden —uno que conducirá a un sistema más rentable, humano y flexible del que tenemos hoy—. Con la ciencia del cerebro moderna claramente establecida, es difícil justificar que nuestro sistema legal pueda seguir funcionando sin tener en cuenta lo que hemos aprendido.
El sistema legal se basa en la hipótesis de que somos «razonadores prácticos», un término técnico que presume, en el fondo, la existencia del libre albedrío. La idea es que hacemos uso de la deliberación consciente cuando decidimos cómo actuar, es decir, que en la ausencia de coacción externa, tomamos decisiones libremente. Este concepto del razonador práctico es intuitivo, pero problemático.
El libre albedrío podría existir (podría estar simplemente más allá de nuestra ciencia actual), pero una cosa parece clara: si existe el libre albedrío, tiene poco sitio para operar. En el mejor de los casos, podría ser un pequeño factor funcionando por encima de las inmensas redes neuronales moldeadas por los genes y el entorno. De hecho, el libre albedrío podría resultar siendo tan pequeño que acabaremos pensando sobre las malas decisiones de la misma forma en que pensamos sobre cualquier proceso físico, como la diabetes o las enfermedades pulmonares.
La neurociencia está empezando a tocar cuestiones que antes eran del dominio exclusivo de filósofos y psicólogos; cuestiones sobre cómo la gente toma decisiones y el grado en el que dichas decisiones son verdaderamente «libres». No son cuestiones ociosas. Al final, darán forma al futuro de la teoría legal y crearán una jurisprudencia más informada por la biología.
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La cleptomanía es un impulso incontrolable de robar objetos (en muchos casos sin ningún valor) y fue descrita por vez primera en el año 1816. En aquella época el médico suizo Mathey afirmaba al respecto: “es una forma particular de locura caracterizada por la tendencia a robar sin ningún motivo ni necesidad”. Desde entonces esta entidad psicopatológica ha sido centro de controversias no sólo entre psiquiatras y psicólogos sino también en el ámbito judicial.
La prevalencia de cleptomanía no puede precisarse con exactitud pero se estima que aproximadamente seis personas de cada 1000 experimentan en algún momento de su vida esta compulsión. Se afirma que en los Estados Unidos la cifra de cleptómanos asciende a 1.2 millones de personas.
La cleptomanía está considerada como un trastorno del control de los impulsos y surge como consecuencia de un malestar generalizado que generalmente se vincula a estados de depresión y ansiedad. Se afirma que las emociones negativas que se vivencian antes del hurto son tan fuertes que la persona siente la necesidad de robar para poder calmarlas. En este momento la tensión es tan alta que resulta incontrolable, si bien la persona tiene conciencia en todo momento del acto que está realizando.
En esencia sería un mecanismo bastante similar al de la compra compulsiva o las adicciones. Cuando el cleptómano roba el objeto, inmediatamente experimenta un alivio de la tensión, si bien posteriormente puede experimentar grandes sentimientos de culpa y remordimientos.
Existen básicamente tres tipos de cleptomanía. En primer lugar hallamos aquella que se realiza de manera esporádica donde existen largos intervalos de tiempo entre un robo y otro. También existe la cleptomanía episódica, en cuyo caso los robos son más frecuentes pero existen periodos de remisión y, finalmente, puede mencionarse la cleptomanía crónica, que fluctúa a lo largo de la vida pero los episodios de robo son bastante frecuentes hasta el punto que constituyen un problema para la persona.
El tratamiento de la cleptomanía puede ser farmacológico y/o comportamental. En muchas ocasiones se suministran antidepresivos en aras de regular los niveles de serotonina. Una técnica psicológica muy interesante que suele aplicarse con excelentes resultados es la destrucción de los objetos robados. De esta forma la persona rompe simbólicamente con esta etapa de su vida e inicia un nuevo camino.
También se aconseja que las personas compartan sus experiencias, pensamientos y sensaciones con alguien de confianza que incluso puede actuar como “vigilante” para prevenir futuros robos. Por último, se recomienda que la persona busque sensaciones positivas en otras actividades como practicar deporte o emprender algún hobby. De hecho, se afirma que el mayor antídoto para las conductas compulsivas es vivir emociones positivas intensas que brinden la sensación de plenitud ya que así mejora el estado de ánimo y desaparece la necesidad de cometer pequeños hurtos.
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Un equipo liderado por el director del programa de Epigenética y Biología del Cáncer del Institutode Investigación Biomédica de Bellvitge (IDIBELL), Manel Esteller, ha analizado los cambios en el organismo debidos a la epigenética (modificaciones químicas del ADN que no alteran su secuencia pero sí su función, y que no se adquieren por herencia) en el mayor grupo de personas hasta la fecha: 1628 individuos.
Los investigadores han evaluado lo que Esteller denomina «huella dactilar» epigenética de los voluntarios, que incluye a alrededor de 1200 pacientes con distintas dolencias y casi 500 sanos. Más de 1100 de los participantes son españoles, mientras que el resto recoge diferencias étnicas.
Esteller destaca varios hallazgos que se derivan de este amplio estudio, publicado en Genome Research. En primer lugar, el análisis ha demostrado por primera vez que la huella dactilar epigenética permite «predecir la edad de una forma muy clara». Esto podría también aplicarse a cadáveres, lo que ofrecería un instrumento más para la medicina forense.
Otro de los descubrimientos es que la huella epigenética está alterada en todos los tumores. Ni siquiera están excluidos los hereditarios pero, según explica Esteller, en dichos casos las personas «necesitan menos eventos [cambios epigenéticos] para que se desarrolle el tumor. Su huella epigenética no está tan distorsionada».
El investigador comenta que la tecnología necesaria para realizar esta lectura «no es excesivamente cara, aunque se trata de máquinas de micromatrices [chips de ADN que permiten analizar miles de muestras al mismo tiempo] de gran tamaño. Las tienen varios centros de investigación en el mundo». Se trata de un procedimiento similar al que ya se utiliza para ver si un tumor de mama va a ser muy agresivo, explica el científico catalán, que vaticina que su hallazgo «podría tener una salida» en la práctica clínica en «dos o tres años».
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En su propósito de estigmatizar a los inmigrantes para obtener réditos electorales, el PP ha dado un nuevo paso al falsear conclusiones de estudios científicos para acusar a la inmigración de reintroducir en España «enfermedades que ya estaban erradicadas».
La descabellada sucesión de declaraciones la inició el jueves Pau Fernández, candidato popular en Tortosa. «Muchos inmigrantes, cuando llegan aquí, están infectados con tuberculosis, sarampión o enfermedades que en España han sido erradicadas, y tenemos que seguir un control para no incrementar el coste sanitario que puedan suponer después», afirmó en una tertulia en la cadena SER – Ràdie Ebre.
El candidato por Barcelona, Alberto Fernández Díaz, y la presidenta del partido, Alicia Sánchez-Camacho, se sumaron ayer al nuevo flanco contra la inmigración. Durante la presentación de su programa en salud, Fernández Díaz hizo referencia a las declaraciones de su compañero de Tortosa. El candidato dijo desconocer los detalles de las declaraciones, pero se la jugó: «De la misma forma que cuando visitamos determinados países tenemos que vacunarnos, pues a lo mejor tendremos que mirar otras cosas», aseguró. A continuación añadió que «enfermedades que estaban erradicadas han reaparecido traídas por los inmigrantes». El mismo mensaje fue lanzado en Salt por la líder popular en Cataluña, Alicia Sánchez-Camacho.
Ningún estudio médico, tampoco los citados por los dirigentes populares, avala sus afirmaciones, informa Oriol Güell. Los inmigrantes no han reintroducido en España enfermedades sencillamente porque ninguna de las citadas por el PP había sido erradicada. La que más cerca estuvo de serlo, el sarampión, resurgió con fuerza en España en 2006, entre adolescentes de familias que rechazan las vacunas.
Los inmigrantes que sufren estas enfermedades se contagian en España y lo hacen por dos motivos, idénticos a los que afectan a los españoles. En casos de enfermedades infecciosas evitables por vacunación, como el sarampión, quedan colectivos que, por edad, no están inmunizados porque no fueron vacunados de niños. Otras dolencias, como la tuberculosis, están más presentes en personas que viven en condiciones socioeconómicas bajas, que afectan por igual a las personas independientemente de su origen.
La ONG SOS Racismo rechazó en un comunicado las declaraciones de los ejecutivos del PP catalán y recordó que «no todo vale en una campaña electoral» y que «hay un límite para todos los partidos, independientemente de su ideología, y ese límite es el respeto a los derechos humanos».
Fuente: [Enlace bloqueado por la Tasa española AEDE]
Hinchazones llenos de agua en el cerebro de un bebé muerto no deben ser tomados como prueba de que el bebé ha sido sacudido hasta la muerte. Los nuevos hallazgos muestran que los quistes se encuentran también en los bebés sabe que han muerto por causas inocentes.
Si el cerebro es privado de oxígeno – debido a un problema de respiración o un coágulo de sangre causado por un traumatismo, por ejemplo – se hincha. Un estudio de los cerebros de hinchados de cada 20 bebés que murieron de cinco meses o menos, mostró que cuanto más tiempo habían sobrevivido antes de morir, más propensos eran a desarrollar depósitos de agua entre la corteza cerebral y las regiones interiores del cerebro.
«A pesar de que ests puede ser visto como consecuencia de un trauma, no parecen ser debidos a una disrrupción del tejido mecánico, y puede ocurrir después de la inflamación del cerebro por cualquier causa», dice Waney Squier en el Hospital John Radcliffe en Oxford, Reino Unido (Early Human Development, DOI: 10.1016/j.earlhumdev.2011.03.003). Squier y su equipo sugieren que los depósitos surgen porque el cerebro de los bebés aún no han desarrollado plenamente los conductos necesarios para drenar el exceso de líquido.
El documento es el último en poner en duda las pruebas postmortem que hasta ahora se han tomado para mostrar el resultado de que un abuso ha tenido lugar. El año pasado, nuevos datos permiten cuestionar el uso de la «tríada» – La combinación de la inflamación del cerebro, y sangrado en la superficie del cerebro y en la parte posterior de los ojos – como prueba en estos casos.
En enero, la Fiscalía de la Corona de Inglaterra y Gales emitió nuevas directrices que indican que la tríada ya no sería suficiente para demostrar que un niño muerto había sufrido «síndrome del bebé sacudido». Además de requerir pruebas adicionales de posibles abusos antes de que se inicie un proceso judicial, las directrices también cambian el nombre de «síndrome del bebé sacudido», como » lesión en la cabeza no accidental «.
«Squier ha demostrado que la recolección de líquido de la corteza subcortical no [siempre] es el resultado de un trauma principal de la corteza», dice Julie Mack , un patólogo que estudia la lesión cerebral infantil en Pennsylvania State Hershey Medical Center (EE.UU.).
Un radiólogo prominente en el Reino Unido, que prefirió no ser identificado, cuestiona la validez del nuevo estudio, agregando que rara vez se compruebe la existencia de depósitos de líquidos en exploraciones de MRI de los bebés vivos con cerebros hinchados.
Fuente: NewScientist
¿Fueron los médicos que cuidaban a los detenidos en la Bahía de Guantánamos cómplices de tortura por dejar de lado, o no informar sobre la evidencia de abusos?
Es la afirmación de Vicente Iacopino de Physicians for Human Rights (Médicos por los Derechos Humanos) en Cambridge, Massachusetts, y Stephen Xenakis, un general retirado del ejército de EE.UU. de brigada, quien aconsejó a los abogados que representan a nueve de los detenidos.
Ninguno de los nueve tenía antecedentes de problemas psicológicos, en todo el tiempo que hicieron alegaciones de abuso, ocho de ellos mostraron una gran variedad de síntomas psicológicos, como pesadillas, pensamientos suicidas y alucinaciones.
Iacopino y Xenakis culpan a los médicos de Guantánamo por no considerar un diagnóstico de trastorno de estrés postraumático (TEPT) causado por abusos. Los médicos dieron diagnósticos como trastornos de la personalidad y estrés asociado con la reclusión.
«Creo que es bastante obvio que hubo una evasión deliberada de los diagnósticos que implican daño intencional», dice Iacopino.
Ese cargo puede ser difícil de corroborar. Un problema es que a los detenidos a menudo se negaban a cooperar con las evaluaciones médicas, lo que puede haber hecho un difícil diagnóstico preciso.
De manera más general, es muy difícil evaluar la idoneidad de un diagnóstico a partir de un análisis posterior de los registros médicos de alguien. «No hay suficiente información para decir algo concluyente», dice Frank Climase , psicólogo de la Universidad de Auburn en Alabama epecialista ens en TEPT.
La publicación coincide con el lanzamiento en WikiLeaks del primer lote de más de 700 archivos relacionados con los detenidos de Guantánamo. Estos indican que muchos fueron detenidos en base a evidencias débiles de implicación con terrorismo.
Fuente: New Scientist