El cerebro relaciona la justicia más con la razón que con la emoción. De acuerdo con un nuevo estudio con resonancia magnética funcional elaborado en el Departamento de Psicología y el Centro para la Neurociencia Cognitiva y Social de la Universidad de Chicago, las personas sensibles a la justicia y la equidad no parecen estar siendo conducidas emocionalmente, más bien se dejan llevar cognitivamente.
La imagen muestra las regiones del cerebro implicadas en el análisis de juicios éticos. Los neurocientíficos explican que algunos de los resultados que obtuvieron fueron inesperados. Durante uno de los ejercicios en el experimento, las personas con alta sensibilidad mostraron más actividad que los participantes promedio en las partes del cerebro asociadas con cognición de orden superior. Las áreas del cerebro comúnmente vinculados con el procesamiento emocional no se vieron afectadas.
Crédito: Dr. Jean Decety / Universidad de Chicago
Recientemente, el Ministerio de Sanidad tomó la determinación de cambiar la forma de aplicación de la vacuna de la varicela en España. Primero, bloqueó su distribución y después confirmó limitar su aplicación, en el calendario vacunal, a niños mayores de 12 años, cuando organizaciones especializadas como los Centros de Control de Enfermedades de los EE.UU. recomiendan la vacunación entre los 12-15 meses con un refuerzo a los 4-6 años.
Diversas voces de la comunidad médica ejemplificadas en [Enlace bloqueado por la Tasa española AEDE] advirtieron que era un error: «Es una grave decisión, sin ningún argumento científico que lo avale, que deja sin protección a millones de niños españoles menores de 12 años frente al virus VVZ (varicela-zoster). Además, incumple la normativa del Comité Asesor de Vacunas (CAV) de la Asociación Española de Pediatría (AEP), acorde con la European Medicines Agency (EMA)», declaró.
Ante la discrepancia respecto de la decisión del Ministerio de Sanidad, que invocó la opinión de sus expertos, escribí al Ministerio preguntando quiénes eran los responsables de esta decisión.
Dado que su respuesta fue, cuando menos, poco satisfactoria, esperaba yo hacer el seguimiento de la misma más adelante cuando se dio el lamentable caso del fallecimiento de una niña de Burgos por una poco frecuente, pero no imposible, complicación de la varicela, potenciada por una acción gubernamental concertada hasta donde se sabe: la del gobierno del PP, que le ha hecho imposible el acceso a las vacunas, y la del gobierno vasco cuya sanidad le negó una ambulancia para que fuera atendida de las complicaciones de la enfermedad.
Continuar en: el retorno de los charlatanes
Hace unos días una niña de tres años residente en Treviño moría por una sepsis causada por de una varicela.
Y curiosamente la discusión se está centrando en quién tenía que haber enviado una ambulancia a recogerla y en qué momento, aunque creo que no es ese el tema, tal y como se puede leer en No fueron las ambulancias; fueron las vacunas.
En España en el siglo XXI ningún niño debería morir por culpa de las complicaciones de una varicela porque es una de esas enfermedades que se evitan con una vacuna.
El problema, en este caso, es que el gobierno de España ha decidido, en contra, por ejemplo, del criterio de la Asociación Española de Pediatría, que recomienda la vacunación contra la varicela a los 12 meses en una primera dosis y a los 2 años en una segunda ha decidido pasar a hacerlo sólo a partir de los 12 años.
Y eso parece una decisión cuando menos equivocada, pues como explica el pediatra Josep María Corominas, [Enlace bloqueado por la Tasa española AEDE].
Además, el gobierno se ha encargado de bloquear su distribución en farmacias, con lo que unos padres preocupados tampoco pueden recurrir a comprarla para ponérsela a sus hijos.
Por si fuera poco, desde el gobierno no saben, no contestan cuando se les pregunta quién tomó esta decisión.
Fuente: microsiervos
Una señora que rondaba los cincuenta, llamémosla Cooper, fue a visitar al neurólogo norteamericano Harold Klawans. Estaba preocupada por su segundo hijo, Walter. En cuanto le dijo que a sus 28 años Walter se tambaleaba y sufría de convulsiones y sacudidas, que había dejado de leer y sólo veía los programas infantiles de la televisión, Klawans sospechó el diagnóstico. Incluso durante la consulta Walter fue incapaz de mantenerse quieto. El escáner confirmó las sospechas del neurólogo: Walter sufría de corea de Huntington, una enfermedad genética inevitable que aparece en la edad adulta.
Para confirmar el diagnóstico, Klawans buscó en el árbol familiar otros casos pues la mayoría de los enfermos de Huntington lo son porque lo han heredado de sus padres. La madre de Walter estaba bien, al igual que sus padres. Su padre había vivido hasta los 77 años y su madre tenía 83. Quizá la enfermedad viniera de la familia de su marido. Éste había muerto a los 43 años en un accidente de caza, algo consistente con la enfermedad pues el suicidio y la muerte prematura son habituales entre quienes padecen la enfermedad. Pero el difunto señor Cooper no había tenido convulsiones, depresiones, ni la pérdida de memoria ni los cambios de personalidad asociados a la enfermedad de Huntington.
La ansiedad de la señora Cooper era evidente: tenía otro hijo y dos hijas. ¿Corrían ellos el mismo riesgo? Klawans le dijo que sí. Meses después la señora Cooper regresó a la consulta del neurólogo visiblemente afectada. Había consultado a un genetista y le dijo que el Huntington era una mutación espontánea y que tales mutaciones sucedían a un tercio del total de los que sufren la enfermedad. Casi histérica, la señora Cooper gritaba sin compasión a Klawans. El médico, muy sensatamente, no le dijo que esa mutación espontánea se daba una vez entre un millón y que, por supuesto, el adulterio era bastante más común.
El neurólogo pensaba que el padre de Walter era ilegítimo. Como muchos otros, se deprimió por efecto de la enfermedad o por reacción a ella. Entonces marchó de caza y se mató. Lo peor que pudo hacer Klawans es comentarle estos pensamientos a la señora Cooper; le llamó bastardo. Dos días después recibió una carta de la enfadada madre: era una disculpa. El neurólogo tenía razón, pero se había equivocado en una generación. El difunto señor Cooper no era el padre de Walter. Era cierto que él se había suicidado pero no por culpa del Huntington. Durante una discusión ella le había confesado que él no era el padre de su hijo, sino un vecino que había muerto atado a la cama de un hospital. Ahora se enfrentaba a un importante dilema: confesar a sus hijos su adulterio o dejar que vivieran bajo el temor de una terrible enfermedad.
Fuente: La ciencia de tu vida
En una época en la que no existían herramientas para contemplar los entresijos del cuerpo humano sin la obligación de apartar la carne, el hecho de que un cazador canadiense de diecinueve años llamado Alexis St. Martin recibiera un disparo en el estómago fue aprovechado por William Beaumont para describir cómo funcionaba la digestión humana en directo.
Beaumont era cirujano del ejército norteamericano, y una mañana de junio de 1822 fue llamado para tratar a St. Martin de una aparatosa herida en el abdomen provocada por un disparo accidental de escopeta. La herida era muy profunda, pero, tras un largo período de convalecencia, St. Martin sobrevivió.
La suerte para Beaumont es que a St. Martin le quedó un agujero permanente en el estómago, tal y como explica Jennifer Ackerman en el libro Un día en la vida del cuerpo humano:
tenía que conectarse una especie de válvula en el estómago del tamaño de un dedo índice para que los alimentos no le rezumaran durante las comidas. El agujero permitió a Beaumont observar el interior del estómago de St. Martin hasta una profundidad de cinco o seis pulgadas (12-15 cm) y desarrollar más de un centenar de innovadores experimentos sobre el funcionamiento del estómago, sus secreciones y el proceso de la digestión.
En 1833, el doctor William Beaumont publicó su libro “Experimentos y observaciones de los jugos gástricos y la Fisiología de la Digestión”
Fuente: xatakaCIENCIA
Licencia CC
Con solo echar un vistazo a la palabra “toxicología” se puede deducir que tiene que estar relacionada con el estudio de los tóxicos. Pues no vais mal encaminados, pero para ser más exactos una definición de esta palabra sería la siguiente:
“es el estudio de los efectos nocivos que pueden ejercer algunas sustancias químicas sobre los seres vivos”.
Como podéis ver en la definición, tiene que quedar claro que depende de la sustancia química y de la cantidad de la misma a la que estemos expuesto. Es decir, hablamos de que existe un riesgo cuando estás expuesto a ella y un peligro.
Es una ciencia multidisciplinar como indica el siguiente diagrama:
¿Cómo se clasifica una sustancia tóxica?
Hay una serie de criterios establecidos para clasificar una sustancia que son:
Además también es muy importante clasificarlas según su estado físico, la estabilidad o reactividad química, la estructura química o su potencial tóxico.
Por ello es esencial establecer estos criterios que ayudan a clasificar y etiquetar esas sustancias, tal y como podemos ver en las etiquetas de los productos químicos utilizados en la limpieza del hogar o los que se emplean en el laboratorio.
Ampliar en: Blog de un bioquímico
Artículo completo en: LOS GENOVESES, SA
Cuando escuchamos “guerra biológica”, todos tendemos a pensar en poderosas armas salidas de los más sofisticados laboratorios de microbiología, pero hoy quiero enseñaros que este tipo de armas no son un invento nuevo y revolucionario, y que se usaron hace siglos con objetos que no se asemejan en nada a probetas ni jeringuillas.
Hoy vamos a viajar en el tiempo y en el espacio, concretamente quiero que retrocedamos 251 años y que nos transportemos unos miles de kilómetros hacia el oeste, a las zonas de los Grandes Lagos de América del Norte, donde estaba ocurriendo un suceso histórico que se recapitula en los libros. La corona británica, representada por el militar Lord Jeffrey Amherts en aquella región, era quien tenía el poder sobre aquellos terrenos, y los indios nativos veían como sus tierras eran dominadas por gente que era de más allá del océano. Así que las distintas tribus nativas decidieron unirse para comenzar una rebelión, la denominada Rebelión de Pontiac (nombre que viene de jefe de las tribus nativas más importante). Tras varios ataques de los nativos americanos a diversos fuertes británicos, de los cuales destruyeron cuatro, Jeffrey Amherts decidió que no sólo podía usar los fusiles como medio de ataque, si no que había una forma más sutil de conseguir este fin. Tras cartearse con el oficial Coronel Henry Bouquet, Lord llevó a cabo su increíblemente inteligente aunque temible plan: regalar mantas a sus enemigos.
Visto así suena a acto plenamente humano encaminado a un son de paz, pero lo que Jeffrey Amherts no contó a los nativos americanos es que esas mantas tenían un regalo, un virus, ya que habían sido utilizadas por enfermos de la viruela. Al haber sido éstas el cobijo de infectados contenían al virus Variola (o sea, el virus de la viruela), y añadiendo que los nativos americanos no tenían los anticuerpos contra ese virus, ya que nunca habían tenido contacto con él, comenzó una gran mortalidad en el bando de los nativos.
Artículo completo en: Efecto Paraguas
Revista del Instituto Nacional de Cáncer (de EEUU):
Un gran estudio prospectivo de cohortes de más de 76000 mujeres confirmó una fuerte asociación entre el tabaquismo y el cáncer de pulmón, pero no encontró ninguna relación entre la enfermedad y el humo de segunda mano.
«El hecho de que el tabaquismo pasivo puede no estar fuertemente asociado con el cáncer de pulmón apunta a la necesidad de encontrar otros factores de riesgo para la enfermedad [en los no fumadores]», dijo Ange Wang, el estudiante de medicina de la Universidad de Stanford, que presentó el estudio en la reunión de junio del 2013 de la Sociedad Americana de Oncología Clínica en Chicago.
Los investigadores de Stanford y otros centros de investigación analizaron los datos de Women’s Health Initiative Observational Study (WHI-OS). Entre 93.676 mujeres de 50 a 79 años en la inscripción, el estudio tenía datos completos de tabaquismo y de covarianza (incluyendo la exposición de tabaquismo pasivo en la infancia, los adultos en casa, y el trabajo) para los 76304 participantes. De ellas, 901 desarrollaron cáncer de pulmón en 10,5 años promedio de seguimiento.
La incidencia de cáncer de pulmón fue 13 veces mayor en los fumadores actuales y cuatro veces mayor en los exfumadores que en los no fumadores, y la relación de los fumadores actuales y antiguos dependió del nivel de exposición. Sin embargo, entre las mujeres que nunca habían fumado, la exposición al humo del tabaco en general, y para la mayoría de las categorías de tabaquismo pasivo, no aumentó significativamente el riesgo de cáncer de pulmón. La única categoría de exposición que mostró una tendencia hacia un mayor riesgo fue vivir en la misma casa con un fumador durante 30 años o más.
El 13 de diciembre pasado, ocurrió un hecho trágico, en Alcalá de Guadaira (España). Una familia de cuatro miembros, formada por el matrimonio, de 61 y 50 años, y dos hijas, una de 13 y una de 14 años sufrieron una intoxicación que mató a todos sus miembros menos a la hija pequeña.
omo suele ocurrir en tantas ocasiones, hubo quien tuvo la genial idea de utilizar esta desgracia para saldar rencillas.
En un foro dedicado a la empresa Mercadona ubicado en la página web de la CNT, sindicato de ideología anarquista, un usuario acusó a esta cadena de ser la causante de estas muertes, ya que (según se decía) sus directivos obligan a los empleados a envenenar los alimentos caducados que tiran a la basura, para que así las personas necesitadas no puedan aprovecharse de la empresa, ya que pasan necesidades por ser “unos vagos y aprovechados” [sic].
Dada esta situación, por cuestiones que no vienen al caso, he podido leer un informe interno muy confidencial y de manera muy rápida para no ser descubierta, en el que se informa de una reunión en Sevilla, con el Coordinador de la zona 35, la Relaciones externas de la zona, y los 3 CP de Alcala de Guadaira, para tratar este tema.
En el informe que va destinado al MCD J.Jor.. se constata que uno de los Mercadona de Alcala de Guadaira está a menos de 200m de la vivienda de esta familia y que Enrique Caño era conocido en la tienda de verlo por allí, a ver si conseguía alimentos y que también compraba a veces. También después de unas pesquisas por parte del CP S.M se constató que dos días antes de la tragedia se tiraron productos de limpieza junto a pescados y verduras abiertos, dejándolas en el contenedor, (conociendo como se suavizan los hechos en los informes de la secta, tengo más que claro que se rociaron los alimentos, pero esto lo digo yo, no lo pone en el informe, ya que el CP sería inmediatamente democionado o usado como cabeza de turco si las cosas se ponen mal)
Este mensaje era muy atractivo en los canales conspiranoicos, que pronto lo extendieron cono la pólvora. [1][2][3]…
Sin embargo, a pesar de lo muy criticable que es Mercadona en muchos aspectos, la realidad es muy distinta, y lejana de conspiraciones contra Mercadona.
Los primeros resultados del análisis [Enlace bloqueado por la Tasa española AEDE], y el agente del envenenamiento de la familia Caño fue fosfuro de hidrógeno, un plaguicida usado para la desinfección de silos, que sólo se vende en sitios especializados, y Mercadona no es uno de ellos. El producto químico en contacto con el agua desprende un olor pestilente, hecho este que coincide con el relato de los vecinos que acudieron a socorrer a la familia afectada.
Este producto podría haber sido confundido con pastillas de concentrado para haber hecho un caldo o una sopa, pero ¿para qué hacer un caldo si lo que cenaron era pescado adobado? Además, tendrían que haberse dado cuenta al notar el hedor una vez que pusieron las pastillas en el agua. O al menos, deberían de haberlo comentado en el hospital cuando acudieron de urgencias. La realidad es que pudo tratarse de un intento de suicidio para poner fin a la situación de penuria, que junto con la grave enfermedad de la madre hacían que la situación fuese insostenible.
Hasta el momento no hay ninguna conclusión sobre estas muertes, aparte del producto químico que las causó.
Fuente: LA MENTIRA ESTÁ AHÍ FUERA
Pero ¿es que no hemos aprendido nada? Desde hace varios días tanto prensa escrita como radio y televisión han vuelto a relatarnos, con regodeo irresponsable, cada ingreso, cada fallecimiento por la «gripe A». ¿Hemos vuelto a 2009? ¿Acaso no hemos aprendido nada de aquella «pandemia» y de su «panicodemia» asociada?
El Ministerio de Sanidad ha informado (digamos) sobre una inminente normativa que “regulará los medicamentos homeopáticos para garantizar su calidad y eficacia”. Es realmente complejo enhebrar una frase tan corta y al tiempo sembrada de necedades como esta. Existe, obviamente, la homeopatía, pero no cosas tales como medicamentos homeopáticos. La homeopatía es una seudociencia y sus engañosos productos no pueden considerarse racional ni empíricamente como medicinas. Sin duda por eso, al Ministerio de Sanidad le bastará, según la normativa a punto de aprobarse, que el fabricante del producto homeopático justifique el uso tradicional del mismo. No puede hacer otra cosa, por supuesto, porque es imposible aportar pruebas clínicas de la eficacia o eficiencia de los tratamientos homeopáticos. Lo que significa, llanamente, que el Gobierno dará cobertura legal a una estafa científica que resulta, sin embargo, un negocio fabuloso que mueve miles de millones de euros anualmente en todo el mundo y que, por esa misma razón, cuenta con complicidades crecientes entre médicos fulleros, farmacéuticos ansiosos y empresarios carentes de escrúpulos, sin olvidar, desgraciadamente, a ciertos profesores, colegios profesionales y departamentos universitarios. La legitimación legal de la homeopatía – como su sinuosa penetración en ámbitos universitarios — es una derrota del pensamiento crítico y de la medicina en este país y llega de la mano de un Gobierno cuya titular de Sanidad ya hizo, el pasado verano, un elogio a los “medicamentos alternativos” para abaratar los costes de la atención farmaceútica. A la modernización del nacionalcatolicismo le viene bien el toque chic que significa promover la magufería en el sistema de salud pública.
Cualquier persona con un bachillerato medianamente cursado descubre de inmediato en la supuesta terapia homeopática una estafa evidente. Puede parecer, al fin y al cabo, una práctica inofensiva, unos inocentes botecitos de agua ligeramente azucarada o unas grageas con sabor a fresa. Y generalmente lo son: solo proporcionan un efecto placebo que les reconforta y nada más. Pero intenta curarte una gastroenteritis, una neumonía o una meningitis con basura homeopática y te encontrarás criando malvas, que diluidas al 1.000% son magníficas para el tratamiento de catarros y bronquitis y contribuyen a vencer la timidez y la soledad no deseada.
Fuente: Hasta el amanecer
El pasado 18 de diciembre Antonio Losilla fue el primer español sometido a una prueba de ‘registro cerebral’ ordenada por un juez. Losilla lleva un año en prisión y es sospechoso de haber asesinado a su mujer. El juez sospecha de él porque su esposa, Pilar Cebrián, de 51 años, desapareció en abril de 2012 en la localidad zaragozana de Ricla y Losilla no lo denunció hasta que hubo pasado un mes. Además, aparecieron los restos de sangre en el garaje del domicilio. Por lo demás, no ha aparecido el cuerpo y no se tienen más elementos para saber si la mujer ha muerto.
Un neurofisiólogo jubilado, el doctor José Ramón Valdizán, se cruzó en un pasillo del hospital Miguel Servet con la psicóloga forense del caso y les habló de la técnica. Unos meses después, la policía le llamó e hicieron una prueba ante el juez. ¿En qué consiste este test?
El sistema que ha puesto en práctica el doctor Valdizán se inspira en la lectura del encefalograma que se utiliza para muchos modelos de interfaz cerebro-computador. Cuando se mide la actividad eléctrica de una persona existen una serie de señales – denominadas potenciales evocados – que aparecen en determinadas circunstancias. Una de las más utilizadas y conocidas es la señal llamada P300 (bautizada así porque tarda unos 300 milisegundos en aparecer). Este potencial se considera una señal de reconocimiento, una manifestación de que nuestro cerebro ha reconocido algo de manera automática y, por tanto, difícilmente manipulable.
Pese a que se negó, el juez obligó a Antonio Losilla a someterse durante dos horas a la prueba, a pesar de que su abogado aseguró que se trataba de una vulneración del derecho más elemental de todo acusado que es no declarar contra uno mismo. La prueba consistió en ponerle ante una serie de preguntas que solo el autor del crimen debe conocer y observar su actividad cerebral. Aún no se conoce el resultado, pero el juez esperaba obtener alguna pista que condujera al paradero de la mujer desaparecida y a esclarecer lo que sucedió. Y asegura que no se utilizará como prueba, sino como «un instrumento de investigación para buscar datos conocidos por el sospechoso».
Desde el punto de vista técnico, los expertos consultados por Neurolab tienen serias dudas sobre la precisión del método del doctor Valdizán y el margen de error de la prueba. Para calibrar la señal cerebral de un sujeto se necesitan largas series de tests – no relacionados con lo que se investiga – antes de poder proceder al registro preciso de la señal. La posibilidad de alterar el resultado, además, es clara. El sujeto puede introducir «artefactos» (ruido o señales falsas) con procedimientos sencillos, como parpadear, mover un pie o cambiar sus tareas mentales. Y por último, si tiene los suficientes conocimientos o alguien le asesora, se puede cambiar la aparición de P300 con relativa facilidad: esta señal aparece en el momento en que uno reconoce lo que busca, de modo que basta reprogramar la tarea mental, pensar de determinada forma en las imágenes que le ponen, para dar una lectura falsa en el registro. (Ver PDF)
Ampliar en: YAHOO! NEUROLAB
Verano de 1989, los Stallings eran una familia normal que acababan de ser padres por primera vez y pasaban las vacaciones en su casa del lago, como otras muchas familias americanas. Sin embargo, la salud del pequeño Ryan, nacido en primavera, parecía que no iba bien. Un viernes vomitó después de un biberón aunque luego mejoró, sin embargo el domingo ni siquiera pudo comer. Pasó el día aletargado y respirando con dificultad. Preocupados acudieron al médico.
Desconcertado, el médico ordena un análisis de sangre y para su sorpresa encuentra etilenglicol. Esta molécula es el compuesto principal de los anticongelantes que se utilizan para los coches y calefacciones en climas fríos. Si el niño tenía esta molécula en la sangre era porque alguien la había introducido en su alimentación, por lo que las sospechas apuntaban a un envenenamiento. El juez adoptó medidas cautelares mientras se resolvía el caso y el niño pasó a custodia tutelada. En una de las visitas autorizadas la madre volvió a darle un biberón a su hijo. A los tres días tuvo una crisis y los esfuerzos del hospital por salvarle fueron infructuosos y el bebe murió.
La investigación fue rápida. La autopsia desveló restos de etilenglicol en la sangre y cristales de oxalato en los pulmones, síntomas ambos de envenenamiento por anticongelante. Además se encontró una botella de anticongelante en el sótano de los Stallings y restos en el biberón, el envenenamiento por parte de la madre parecía claro. Solo quedaba una duda ¿Cuál era el móvil? Los Stallings eran una familia normal, sin embargo un abogado apuntó a que Patricia podría padecer el síndrome de Münchhausen, un trastorno psiquiátrico en el cual el que lo sufre simula estar enfermo o reproduce síntomas para llamar la atención. Sin embargo en este caso, en vez de autolesionarse había decidido lesionar a su hijo… hasta que se le fue la mano. El jurado popular fue implacable. Patricia fue considerada culpable de homicidio en primer grado y acusada a cadena perpetua. Su suerte parecía echada.
No obstante una circunstancia precipitó un desenlace contrario al esperado. Cuando murió Ryan Patricia estaba embarazada de tres meses. El pequeño David nació y fue dado en adopción por el estado, pero a los pocos meses empezó a mostrar síntomas similares a los de su hermano, pero estaba claro que no ahora podía ser su madre la culpable. Un análisis genético desveló que el pequeño David sufría una acidemia metilmalónica, una enfermedad genética que sufren menos de 1 cada 50.000 personas. Los que sufren esta enfermedad son incapaces de metabolizar correctamente las proteínas de la dieta y se acumula ácido metilmalónico. Esto puede suceder también en los casos de déficit severo de vitamina B12. ¿Y cuales son los síntomas de esta enfermedad? Pues exactamente los mismos que los de un envenenamiento por anticongelante.Los bioquímicos William Sly y James Shoemaker, de la universidad de San Luis se enteraron por el caso porque lo vieron en el programa “Misterios sin resolver”. Les parecía estadísticamente imposible que un niño con un 25% de posibilidades de sufrir AMM hubiera sido envenenado con algo que produce los mismos síntomas que la enfermedad que padece su hermano. Sin embargo los análisis forenses habían encontrado propilenglicol en la sangre de Ryan, una molécula que no tiene nada que ver con el ácido 2-metilpropanoico. Solicitaron realizar u segundo análisis. Y por sorpresa ahora no encontraron propilenglicol. De alguna manera los laboratorios forenses habían fallado, quizás influidos por el eco mediático del caso.
Para poner a prueba su hipótesis del fallo en los análisis enviaron muestras de sangre contaminadas con ácidometilmalónico a siete de los laboratorios forenses acreditados. El resultado en tres de ellos fue que la sangre contenía anticongelante, algo que sabían que era falso. ¿Cómo pudo fallar tan estrepitosamente el análisis? El método empleado era la cromatografía de gases. Como en muchos métodos, la identidad de una molécula se basa por un patrón. El acido metilmalónico era irrelevante desde el punto de vista forense por lo que no estaba presente en la mayoría de los patrones que se utilizaban para comparar los aparatos. Esta molécula aparece en un cromatograma en la misma zona en la que aparece el propilenglicol.
Aquí es donde entra en juego el sesgo del analista. Un analista concienzudo al ver una discrepancia de la muestra con el patrón de propilenglicol hubiera debido repetir el análisis o buscar una biblioteca de patrones mayor para ver si esa señal podía cuadrar con otra molécula. No obstante, dado que todos los aparatos tienen cierto error y que el caso tenía mucho eco mediático, lo más razonable y sencillo era achacar la discrepancia al error experimental y decidir que la muestra contenía anticongelante. No hemos de olvidar que los que hacen los análisis son personas, que también ven las noticias y este caso tuvo muchísima cobertura mediática.
Los hallazgos de estos dos bioquímicos, apuntando a un error en los análisis, desconcertaron a la fiscalía que pidío una segunda opinión. El experto en enfermedades genéticas e la universidad de Yale Piero Rinaldo confirmó que Ryan sufría una enfermedad genética y no un envenenamiento con anticongelante, es más, posiblemente el tratamiento en el hospital fue el causante de su fallecimiento. Un envenenamiento con anticongelante se trata con etanol, sin embargo en un paciente de AMM este etanol se convierte en oxalato que precipita en combinación con el calcio de la sangre acumulándose en el pulmón y en el riñón. estos cristales son en última instancia responsables de la muerte. Finalmente se demostró que el análisis en el que se encontraron trazas de anticongelante en el biberón también fue fallido.
Ante la evidencia la fiscalía retiró los cargos y Patricia Stallings salió en libertad.
Fuente: Tomates con genes
¿Podrían pequeños cilindros de papel llenos de tabaco ser responsables de más muertes que los de metal llenos de balas? La guerra y la enfermedad son dos asesinos infamemente difíciles de calcular con precisión , pero mirar a las estimaciones todavía ser muy revelador .
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS ), el tabaco causó 100 millones de muertes en el siglo 20. Varias estimaciones se hacen sobre el número de muertos en la primera guerra mundial, pero si está en el extremo inferior de 8,5 millones y en el superior de 16,5 millones , que no se acercan a las muertes provocadas por el tabaco. Estas estimaciones incluyen las muertes de militares y civiles.
La segunda guerra mundial fue casi dos veces de letal como la primera, las estimaciones varían entre 40 millones y 72 millones. De cualquier manera, sobrepasan en mucho las muertes atribuibles al tabaco. Mató más que ambas guerras juntas.
¿Acaso el tabaco mata a más personas que todas las guerras ?
Aquí es donde el mito comienza y termina la realidad. Al menos 69 millones de personas perdieron la vida en los mayores conflictos del siglo 20 – y ese número es más del doble si nos fijamos en las estimaciones superiores ( y probablemente triplicará si tenemos en cuenta que Wikipedia es tan útil y confiable fuente de las estadísticas de siniestros como es para el diagnóstico de un dolor de cabeza ) .
Tendencias futuras
Por lo que a la OMS se refiere, las muertes por los cigarrillos pueden ser tan tácticas como las de la guerra. Se asignan los países en los que las compañías de tabaco ofrecen a adolescentes de 13 a 15 años, cigarrillos gratis . Es una práctica que sigue siendo sorprendentemente generalizada.
Esa es una de las razones por las que la OMS utiliza el término «epidemia» para describir las enfermedades relacionadas con el tabaco y advierte que «si continúan las tendencias actuales , podría causar mil millones de muertes en el siglo 21 » .