Las víctimas sufren lesiones y tienen mayor riesgo de suicidio o el acosado deciden poner fin a la situación.
«El bullying puede llevar a la muerte por tres razones: suicidio, homicidio o lesiones graves por palizas o accidentes que exigen hospitalización», explicó a LA NACION el doctor Jorge Srabstein, director de la Clínica de Problemas de Salud Relacionados con el Bullying, del Hospital Nacional de Chicos de Washington, antes de su conferencia en el XXII Congreso Argentino de Psiquiatría.
El experto argentino destacó la severidad del hostigamiento, que llega a producir estrés postraumático. A partir de datos de los Estados Unidos y de Europa, un cálculo sugiere que en la Argentina 240.000 adolescentes estarían sufriendo síndrome de bullying, cuyos riesgos son el ausentismo escolar, las lesiones graves, la fuga del hogar, el intento de suicidio y el abuso de alcohol, drogas y cigarrillo. De esos, 16.140 intentarían suicidarse por el hostigamiento permanente, 22.885 sufrirían lesiones severas y 41.193 faltarían al colegio para evitar el acoso.
En un estudio de 50 diarios de habla inglesa y de agencias de noticias realizado por el equipo de Srabstein, en los últimos 10 años hubo 80 casos de muertes de chicos por bullying. En Estados Unidos, la matanza en la Escuela Secundaria Columbine, en 1999, dio lugar a que el Ministerio de Educación y el Servicio Secreto hallaran que el 70% de los alumnos había sido hostigado u hostigador.
«La burla y el acoso entre los chicos existió toda la vida y tiende a justificarse porque el agredido es lo que los chicos llaman un «aparato». Pero esto no justifica la agresión. El bullying es una maqueta del sistema social en el que vivimos y, por lo menos, un factor de riesgo que aumenta la vulnerabilidad de los chicos y esto ya es un problema», dijo el psiquiatra infantil Miguel Angel García Coto, director del Centro de Investigaciones del Desarrollo Psiconeurológico (Cidep).
Perfil violento
El hostigamiento entre pares ocurre entre los 11 y los 15 años. Mientras que las víctimas son tímidas, ansiosas y tienen una baja autoestima, el adolescente acosador tiene un perfil violento: no puede controlar los impulsos, el estado de ánimo o la agresividad.
En general, el «bulero» (el que hostiga) lidera un grupo y se presenta como el más fuerte y, por lo tanto, establece el sistema de valores de quienes lo admiran y festejan lo que hace. «Lo terrible es que a los padres les duele menos que su hijo sea bulero que buleado (el hostigado)», señaló la pediatra Flavia Sinigagliesi, del Cidep.
«Como tiene éxito entre los amigos asume un estilo de vida y una forma de resolver los problemas que, de llegar a ser exitosos para él, lo convertirán en un hostigador adulto», agregó.
Un análisis dirigido por Srabstein de las respuestas de 15.686 estudiantes de 11 a 15 años, que participan del Estudio Internacional de la Conducta de los Escolares relacionada con la Salud, permitió conocer que el 7% de esos chicos habían sido agresores alguna vez, que el 6% había recibido agresiones y que el 2% había sido hostigador-hostigado. «Este es el grupo que peor pronóstico clínico tiene con problemas psicosomáticos e intentos de suicidio», comentó Srabstein.
El estudio también señala quiénes suelen ser tomados de punto: los varones con baja estatura tienen dos veces más probabilidades de ser hostigados, mientras que los adolescentes con sobrepeso son 3,5 a 6,7 veces más propensos a ser acosados, y aquellos con anormalidades físicas visibles tienen un riesgo dos veces mayor. Otras causas son las anormalidades dentales, los trastornos del habla, la timidez, usar anteojos, el autismo, los trastornos del desarrollo, la religión y la etnia.
La mejor prevención del bullying es hablar con los chicos, tanto en casa como en la escuela. Según la psicopedagoga María Zysman, del Equipo Bullying Cero Argentina, «los chicos hablan cuando se los ayuda a hacerlo y una vez que empiezan, surgen otros que los apoyan. Pero hasta entonces, no hablan porque tienen miedo».
Según los especialistas del Grupo Cidep, cada vez más padres y docentes consultan por el bullying en la Argentina. «Es mucho más frecuente que antes en los colegios, pero cuando los terapeutas o los padres vamos a plantear el problema, la mayoría de las autoridades no quieren saber nada porque tienen miedo de que otros padres se enteren de que eso está pasando y queden malparados.»
Es por esto que los expertos coincidieron con las conclusiones de un trabajo sobre bullying de la doctora Rose Mary Saucedo y la licenciada María García Colado, de los hospitales Alvarez y Elizalde: «Es imperioso crear un plan nacional de acción para la prevención de la violencia. Hay que enseñar valores morales, respeto y la aceptación de las diferencias para lograr la integración social.»
Por Fabiola Czubaj
Fuente: LaNacion.com