Esta semana la revista Época publica un artículo de investigación sobre videovigilancia con cámaras espía en restaurantes de lujo, como Zalacaín (Madrid), Gizeko Wellington (Madrid) o Pitarra (Barcelona), entre otros.
Para realizar la investigación, unos periodistas se acercaron a varios restaurantes de Madrid, Barcelona y Bilbao y, haciéndose pasar por responsables de protocolo de una empresa, registraron las salas y preguntaron a los responsables de estos restaurantes por ciertos artilugios y detalles sospechosos en la ornamentación de los locales. Así, los reporteros fueron descubriendo multitud de cámaras y micrófonos en los lugares más insospechados, ayudados por los ingenuos responsables de los locales que no dudaron ni un momento en señalar las ubicaciones concretas de estos dispositivos. El artículo no tiene desperdicio.
A partir de este punto, haré una serie de comentarios y valoraciones jurídicas basadas únicamente en los datos que se aportan en el artículo periodístico. Por lo tanto, no constituyen en ningún caso asesoramiento legal.
Desde un punto de vista penal: Si consideramos que los responsables de dichos restaurantes colocaron las cámaras con la intención de descubrir secretos o vulnerar la intimidad de otros sin su consentimiento, su conducta se encontraría tipificada como delito en el artículo 197.1 del Código Penal:
197.1 CP: El que, para descubrir los secretos o vulnerar la intimidad de otro, sin su consentimiento, se apodere de sus papeles, cartas, mensajes de correo electrónico o cualesquiera otros documentos o efectos personales o intercepte sus telecomunicaciones o utilice artificios técnicos de escucha, transmisión, grabación o reproducción del sonido o de la imagen, o de cualquier otra señal de comunicación, será castigado con las penas de prisión de uno a cuatro años y multa de doce a veinticuatro meses.
En este caso, si procediese, el juez de lo penal valoraría la existencia de una acción típica, antijurídica y culpable. Estos cuatro elementos (acción, típica, antijurídica y culpable) son las características o condiciones básicos de cualquier delito. Si concurren, podremos decir que nos encontramos frente a una conducta aparentemente delictiva y el juez tendría, entonces, que valorar el resto de circunstancias y atender al caso concreto.
En cuanto a la Protección de Datos de carácter personal: Nos encontramos frente a una serie de vulneraciones notables de la Ley Orgánica de Protección de Datos, su Reglamento de desarrollo y otras disposiciones específicas sobre videovigilancia como la Instrucción 1/2006 de la Agencia Española de Proteccion de Datos. En particular, las siguientes:
Por cierto, tras realizar varias búsquedas en el Registro General de la AEPD, no he encontrado nada referente a ficheros de videovigilancia de los restaurantes por lo que parece que también se ha incumplido la obligación de inscripción previa de ficheros de datos de carácter personal. Seguiré buscando…
Fuente: Pablo F. Burgueño
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Una de esas cosas que siempre viene bien saber, por culturilla, porque nunca sabes cuándo vas a necesitar.
Botellas, papel fotográfico, pomos de puertas o discos compactos son buenas fuentes para obtener una huella anónima. Luego se puede utilizar una especie de polvillo como el de los C.S.I o en plan más humilde, el todopoderoso Superglue. Fotografiar, digitalizar e imprimirla como una transparencia, además de un poco de cola, hacen el resto.
Los Cazadores de Mitos demostraron cómo no era demasiado difícil engañar a un sistema biométrico «industrial» de reconocimiento de huellas para abrir una puerta, utilizando una huella robada y un gel balístico; la sorpresa vino cuando también probaron a engañarlo con una especie de fotocopia en papel (así, como suena) y también funcionón, para asombro de propios y extraños.
Fuente: Microsiervos
La serotonina, el químico cerebral relacionado con el humor, juega un papel clave en la regulación de emociones como la agresión, informaron el jueves científicos británicos.
El químico al cual apuntan muchos antidepresivos mantendría bajo control las respuestas sociales agresivas, escribióel equipo de Molly Crockett, psicóloga de la University of Cambridge, en la revista Science.
El rol preciso de la serotonina en el control de los impulsos es un tema controvertido, pero este estudio es uno de losprimeros que realmente muestra una relación causal, expresó Crockett.
«Dado que manipulamos directamente los niveles de serotonina y observamos un efecto en la conducta, podemos decirque existe un vínculo causal entre la serotonina y las respuestas agresivas», indicó Crockett durante una entrevistatelefónica.
Esta investigación también ayudó a explicar por qué algunas personas se vuelven combativas o agresivas cuandotienen hambre, ya que el aminoácido esencial que necesita el cuerpo para crear serotonina sólo se obtiene a través de laalimentación.
El equipo usó este conocimiento para manipular los niveles de serotonina en 20 voluntarios sanos a los que luego seles pidió que participaran en un juego de situación que evaluaba sus respuestas al miedo y a las ofertas desleales dedinero.
Las personas con los menores niveles de serotonina eran mucho más propensos a privar a otros participantes dedinero, aunque perdieran ellos también, como una forma de castigar a la persona que hacía la oferta desleal, indicaron losinvestigadores.
«Es una respuesta dirigida por el enojo», añadió Crockett.
Este hallazgo podría ayudar a los médicos a tratar a las personas con depresión y desórdenes de la ansiedad, alenseñarles formas de controlar las emociones durante períodos de toma de decisiones, especialmente en situacionessociales, finalizó la autora.
Fuente: Reuters