un codicioso, o un orgulloso, o un intrépido, o un vanidoso, o un glotón…
¿Por qué actuamos de una u otra manera?
¿Qué determina las pautas de nuestro comportamiento y de nuestra personalidad?
Estas son preguntas a las que cada generación ha buscado respuestas.
Durante el siglo XIX, una curiosa teoría científica (hoy considerada obsoleta) desarrollada por un anatomista alemán y su discípulo, dio una nueva explicación que fue extremadamente popular en aquella época.
Mediante el estudio de la forma y estructura del cráneo humano, en el que previamente se habían ubicado veintisiete zonas cerebrales (entre ellas el amor de los hijos, la codicia, el orgullo, la amistad, el talento poético o la firmeza de propósito) y que estarían en más o en menos desarrolladas por cada individuo, sería posible determinar el carácter y los rasgos de la personalidad, incluidas las tendencias criminales.
Durante la época Victoriana esta teoría se tomó muy en serio. En su apogeo suscitó un gran interés entre el público en general, pero pronto suscitó controversias en los círculos médicos y científicos.
Disecciones de cerebros, comparaciones con animales, cabezas y cráneos vaciados y rellenos de yeso… también fue una fuente de diversión para muchos y (no sin razón) se convirtió en objeto de sátira y crítica para otros, como muestran las ilustraciones del siglo XIX que acompañan a este post.
¿De qué curiosa teoría científica desarrollada alrededor del año 1800 se trata?
a) Antropología
b) Fisonomía
c) Frenología
Fuente: La aldea irreductible
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Víctor Lapuente Giné, profesor de Ciencia Política en el Quality of Government Institute de la Universidad de Gotemburgo, Suecia, publica hoy en [Enlace bloqueado por la Tasa española AEDE] un interesante artículo sobre la relación entre la politización de las instituciones públicas y la corrupción. Les pongo unas líneas:
Las administraciones más proclives a la corrupción son aquéllas con un mayor número de empleados públicos que deben su cargo a un nombramiento político. Y aquí, el contraste entre España y los países europeos con niveles bajos de corrupción es significativo. En una ciudad europea de 100.000 a 500.000 habitantes puede haber, incluyendo al alcalde, dos o tres personas cuyo sueldo depende de que el partido X gane las elecciones. En España, el partido que controla un gobierno
local puede nombrar multitud de altos cargos y asesores, y, a la vez, tejer una red de agencias y fundaciones con plena discreción en política de personal. En total, en una ciudad media española puede haber cientos de personas cuyos salarios dependen de que el partido X gane las elecciones.
El problema de la politización de la gestión pública se ha ido agudizando con los sucesivos gobiernos de la Democracia. Por un lado las administraciones padecen la invasión de un número creciente de fontaneros, asesores y altos directivos cuyo futuro laboral depende de que no se pierdan las elecciones, y cuyas tareas y responsabilidades se entrelazan con las de funcionarios. Pero éstos también pueden ser bendecidos por la fortuna gracias a la proliferación de puestos que, pertenenciendo a la escala profesional, pueden ser provistos con criterios políticos por el procedimiento de libre designación. Esta arbitrariedad supone un riesgo añadido, ya que los funcionarios tienen, entre otras, la obligación de garantizar que la directrices políticas se ejecuten con rigor y dentro de la legalidad.
Jueces y parlamentos se han manifestado repetidamente en contra de esta perversión, ya sea a través de sentencias, o mediante la aprobación de disposiciones legales. Hace un par de años el Parlamento de Galicia modificó la Lei da Función Pública de Galicia para dar cumprimento ao obxectivo de redución dos postos que deben ser cubertos por libre designación. O sistema de libre designación debe estar debidamente xustificado, sen que haxa ningunha razón para que con carácter xeral se lles adxudique esta condición a todos os postos de traballo que superen determinado nivel de complemento de destino. Con esta medida poderase acadar unha función pública máis profesionalizada e seleccionada de xeito máis obxectivo, sen prexuízo, desde logo, da súa capacitación e preparación para o desempeño do posto.
Pero la tentación de rodearse de amigos, compañeros de partido o meros paniaguados cuya independencia queda sometida al favor debido es irresistible. Al poco de aprobarse esta norma el gobierno gallego convocaba [Enlace bloqueado por la Tasa española AEDE] ; y estos días, uno de esos ayuntamientos medianos que menciona Víctor Lapuente anunciaba la convocatoria por similar procedimiento de dieciocho puestos de Jefe de Servicio y Departamento.
Así pues, la próxima vez que alguien nos venga con la milonga de la regeneración democrática habrá que acordarse de leer la letra pequeña.
Fuente: Una cuestión personal
1,2 millones de niños son objeto de esa actividad criminal anualmente, tanto entre países como dentro de la misma nación.
Según el informe presentado por la relatora especial de la ONU sobre el tráfico de personas ante el Consejo de Derechos Humanos, Joy Ngozi Ezeilo, se estima que 2,5 millones de personas son víctimas de ese «comercio global», que afecta a «casi todos los países del globo, tanto si son fuente como si son países de tránsito o de destino» del tráfico de seres humanos.
«Desde el punto de vista económico, el tráfico de seres humanos se ha convertido en un comercio global que proporciona enormes beneficios a los traficantes y al crimen organizado», afirmó Ngozi Ezeilo, para quien el fenómeno «se rige por las mismas fuerzas de la globalización de los mercados».
La mayoría de las víctimas del tráfico internacional de seres humanos son mujeres y niños de bajo nivel socio-económico, detalla el informe.
El texto señala así que la mayoría de ese tráfico se lleva a cabo desde los países en vías de desarrollo hacia las naciones más ricas.
Según la relatora especial, los estudios ponen de manifiesto a menudo los fines de explotación sexual del tráfico de seres humanos pero éste también tiene «otros aspectos importantes, como el trabajo forzado, la esclavitud o la extirpación de órganos».
Ngozi Ezeilo deploró «la ausencia de estadísticas sistemáticas y fiables» que permitirían delimitar «un fenómeno complejo y aún más insidioso por su naturaleza clandestina».
Fuente: AFP
Pedro Oliver Olmo es profesor de Historia en la Facultad de Letras de Ciudad Real y ha presentado hace poco su nuevo estudio, La pena de muerte en España.
El diario digital miciudadreal.es publica una entrevista, de la que se citan algunos fragmentos:
— Supongo que el Franquismo tendrá un protagonismo especial en esta historia oscura de la pena de muerte, pero ¿qué otros episodios negativos hay?
— Lo peor de todo es comprobar que España llevaba un camino parecido al resto de países, es decir, dentro de un proceso de civilización penal, y que en 1936 sufrió una auténtica ruptura civilizatoria, cuando la pena de muerte se convirtió en una arma de guerra y de exterminio del contrario. Con todo, aún fue peor comprobar que los vencedores de la Guerra Civil continuaron utilizando la pena de muerte de manera abultadísima, ejecutando a unos 50.000 españoles, sobre todo entre 1939 y 1943.
— A la hora de aplicar la pena de muerte, ¿había motivos más allá de los políticos? ¿Religiosos, por ejemplo?
— La pena de muerte, excepto durante la guerra civil y el franquismo, que sí se hace mayoritariamente por motivos políticos, solía dictarse para castigar asesinatos alevosos, parricidios premeditados, dobles homicidios, etc.
— ¿Qué cara debemos poner los ciudadanos con lo que refleja este libro?
— Cara de esperanza: la información histórica sirve para que veamos el valor del abolicionismo de cara al futuro.
— ¿Y los gobernantes? ¿Debería agachar la cabeza más de uno?
— Gobernantes no exactamente, pero sí políticos que ya lo eran en el Franquismo, sobre todo Fraga, porque estuvo en los consejos de ministros que dieron el visto bueno de la pena de muerte dictada contra algunos opositores políticos, por ejemplo, la ejecución en 1963 del dirigente del PCE Julián Grimau, un auténtico asesinato de Estado.
— La pena de muerte sigue instaurada en varios países. ¿Vamos para alante o para atrás?
— En lo que se refiere a la pena de muerte creo que vamos avanzando hacia el abolicionismo, pero me temo que estamos entrando en una era un tanto oscura de la política penal, un período en el que van a implementarse las políticas excepcionales, o sea, las que pasan por alto el garantismo penal y optan por medidas de emergencia, para hacer frente a la alarma social causada por crímenes especialmente aberrantes, lo que se traduce en peticiones (y cuasi-concesiones) de cadenas perpetuas, más castigo, más control y menos garantías, menos políticas de reinserción. En definitiva, estamos en una época regresiva.
— ¿De qué es reflejo que una sociedad acepte la pena de muerte?
— De que no prima la idea de justicia, sino la de venganza. Estoy seguro de que en esos países, además, las prisiones son auténticos espacios de violencia institucional.
— Usted es profesor de Historia contemporánea y a diario tienes contacto con los alumnos. Seguro que ha hablado con ellos alguna vez de la pena de muerte. ¿Se ha llevado algún susto a la hora de oírles opinar?
— No me asusté cuando varios días después del 11-M hice una encuesta entre ellos y la mayoría dijo que apoyaría la pena de muerte contra los terroristas. Sabía que iba a pasar. El apoyo a la pena de muerte expresa lo peor que llevamos dentro, y el terrorismo tiene esa capacidad: nos hace sacar lo peor de nosotros.Pero, en general, los alumnos no apoyan la pena de muerte en ningún supuesto.
Entrevista completa en: miciudadreal.es
¿Se arrepienten los terroristas de sus actos? Mi natural escepticismo se dispara cada vez que uno de estos fanáticos con abundantes delitos de sangre a sus espaldas anuncia que está arrepentido. No es porque crea que a individuos capaces de cometer acciones tan repulsivas nunca les puede llegar la sensatez y apreciar que lo que han hecho es deleznable, sino porque, por lo general, a estos campeones del disparo en la nuca el arrepentimiento les suele sobrevenir cuando ya se encuentran en prisión.
Lo cierto es que hay casos para todos los gustos, como el del francés Jon Parot, hermano del irreductible Henri Parot, con el que formó parte del comando Argala o Itinerante, que ostenta el triste récord de ser el más sanguinario de ETA. Jon dejó la actividad terrorista con el permiso de la banda antes de ser detenido y para redimir sus culpas ingresó en una orden religiosa en un convento en el sur de Francia.
Sin embargo, el más célebre es el del etarra Juan Manuel Soares Gamboa. Este ex miembro del comando Madrid, con 29 asesinatos a sus espaldas, estaba confinado en la República Dominicana y en aquel momento fuera del alcance de la justicia española. En 1995, decidió renunciar a la violencia y pidió ser entregado a España donde colaboró con los jueces, asumiendo sus propios crímenes, denunciando a sus compañeros y descubriendo delitos que la policía ni siquiera sabía que se habían cometido.Fue condenado a más de 2.000 años de prisión, pero su retractación fue real y en 2003 la Audiencia Nacional le concedió el tercer grado, por lo que sólo tiene que dormir de lunes a viernes en la cárcel.
Estos casos son las excepciones, porque la mayoría de las contriciones sobrevenidas se producen cuando estos supuestos luchadores por la libertad ya están entre rejas y en muchos casos, cuando han sido expulsados de la banda por críticas a la dirección.
Ahora le ha tocado el turno a Fernando Silva Sande, un histórico que fue jefe militar de los GRAPO y responsable del comando que tuvo secuestrado en Francia al empresario aragonés Publio Cordón, en 1995. Silva, que ya estuvo en la cárcel en los ochenta y que cuando cumplió su condena volvió a la clandestinidad y a la lucha armada, parece buscar una salida personal a los innumerables años de prisión que se le aparecen en su horizonte personal. Detenido en París en 2000, está condenado a más de 150 años por su implicación en más de diez asesinatos y todavía tiene causas pendientes de juicio, pero, expulsado de los GRAPO, parece creer que un eventual alivio de su conciencia aceleraría su excarcelación.
Sin embargo, no se comporta como un arrepentido, porque en los juicios no sólo no ha reconocido lo que hizo, sino que lo ha negado. Ha admitido que fue militante de base, pero no que fue jefe del comando central de los GRAPO, es decir, responsable operativo de los comandos. Tampoco ha confesado su participación en atentados o el haber ordenado en 1990 el asesinato del doctor José Ramón Muñoz, jefe del equipo médico que trataba a los presos de la banda que por entonces estaban en huelga de hambre. Ha cambiado varias veces de abogado, pero su última jugada consiste en la supuesta revelación del paradero de Cordón, sobre el que durante años mantuvo que le liberó en Barcelona, en las inmediaciones del estadio de Sarriá, tras el pago de 400 millones de pesetas (2,4 millones de euros).
No es la única versión que ha ofrecido. A su letrado le dijo que nunca había visto al empresario. Ahora, para materializar su arrepentimiento, ha contado a la Guardia Civil, que le enterró en la Provenza francesa, en la falda del Mont Ventoux, lugar mítico para los aficionados al ciclismo.
El juez Fernando Grande-Marlaska y la fiscalía no le creen, pero no les queda más remedio que investigar por si esta vez fuera verdad. El terrorista ha sido excarcelado y ha ido a Francia de cicerone en varias ocasiones en los últimos cuatro meses para señalar el lugar donde supuestamente enterró a Cordón. Hasta el momento no han encontrado nada. Silva alega que las condiciones del terreno han cambiado en los más de 13 años transcurridos. Puede ser, pero teniendo en cuenta que ni siquiera él puede considerar que el entierro de sus víctimas es algo tan frecuente como si lo hiciera lunes, miércoles y viernes, es difícil de creer que si fuera cierto no reconocería el lugar.
¿Se arrepintió Adán de haber mordido la manzana? ¿Por haberla mordido o por sus consecuencias? Yo lo tengo claro, pero, querido lector, lo dejo a su criterio.
Fuente: [Enlace bloqueado por la Tasa española AEDE]
Fernando García, padre de una de las tres niñas de Alcàsser asesinadas en 1992 —un caso que entre otras cosas le dio tanto dinero a Televisión Española— está siendo juzgado en Valencia por injurias y calumnias, junto con el criminólogo Juan Ignacio Blanco, para quien ha sido dictada una orden de búsqueda y captura.
Fernando García se hubo dedicado a descalificar en un programa de Canal 9 a Enrique Beltrán, en aquel momento fiscal jefe del TSJCV, así como a forenses y a agentes de la Guardia Civil participantes en la investigación del triple asesinato y a miembros del tribunal de la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Valencia, la que juzgó a Miquel Ricart, el único autor de crimen que llegó a ser procesado.
Se enfrenta a una pena de 16 años de cárcel. No, que maten a una de tus hijas no te da derecho a insultar. Pero un insulto no es un asesinato.
Fuente: la media hostia
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Una mujer de 78 años yace tendida de espaldas en la mitad de su sala. Dos asaltantes, a quienes ella misma dejó entrar, le atacaron brutalmente hasta matarla. Su nombre: Anna M.
La historia de Anna es una fusión de muchas otras y es el caso que abre la exposición titulada «Vom Tatort ins Labor (Del lugar del crimen al laboratorio) «sobre el trabajo forense, que se presenta en el Museo de Historia de la Medicina en la clínica universitaria de la Charité, en Berlín.
La idea de la muestra es original del profesor Michael Tsokos, quien busca «mostrar lo que realmente se hace en el trabajo forense y desmitificar ideas que aparecen en programas de televisión», explicó a Efe el portavoz de prensa del museo, Patrick Kleinschmidt.
La muestra es un recorrido por las diversas etapas del trabajo forense, comenzando con la escena del crimen, la autopsia, el trabajo en el laboratorio y finalizando en el juicio, hasta donde el forense es llamado como experto.
Nueve historias reales van dando cuerpo a las diversas formas de muerte, cada una de ellas con fotografías originales y textos que contextualizan las imágenes, ubicadas en una gran sala.
Para el portavoz de prensa, la muestra «podría ser de interés para la gente común y corriente, y no sólo para investigadores y científicos».
Un destornillador, un alicate, una pistola y hasta un bate de béisbol, son algunas de las muchas armas expuestas en dos grandes gabinetes y que son algunos de los objetos utilizados para matar a alguien.
Una gran muestra fotográfica en la primera sala recibe a los visitantes, con instantáneas de las diversas fases de la labor forense, todas ellas del fotógrafo Patrick Budenz.
Además, muchos artefactos reales, desde un microscopio pasando por una mesa de trabajo en la que descansan los cuerpos inertes y hasta la misma cara reconstruida de un fallecido, van dando un recorrido que bien podría ser la sala de autopsias de algún instituto forense.
Aunque crudas, cada una de las fotografías, no sólo del trabajo, sino que las diferentes disecciones en los cuerpos, junto al instrumental real de los profesionales, dan una idea del rigor científico con el que trabajan los forenses.
Once años de estudio, seis de ellos en la escuela de Medicina y otros cinco de especialización, que incluyen hasta psiquiatría, avalan la profesionalidad de los forenses, según desea mostrar la exposición.
Tres señales son las que buscan los forenses, que siempre trabajan de a dos para cumplir con el principio de «Cuatro Ojos», en su trabajo en la sala de autopsias: rigor mortis, la lividez postmortem y la descomposición, todo ello con el fin de establecer las causas y la data de muerte.
El principio de Cuatro Ojos busca evitar que algunas señales sean pasadas por alto por los profesionales al realizar una autopsia en las que tres cavidades corporales deben ser revisadas obligatoriamente con rigor: la cabeza, el pecho y el abdomen.
De acuerdo con la exposición, sólo entre un 8 y un 10 por ciento de las muertes en Alemania son objeto de autopsia, por lo que entre 1.200 y 2.400 homicidios al año quedan sin resolver al no ser descubiertos, según los textos que acompañan a la exposición.
La muestra, organizada por Tsokos y el director del Museo, el profesor Thomas Schnalke, permanecerá abierta hasta el 13 de septiembre.
Fuente: adn.es
Desde hace algún tiempo, alguien que no se identifica envía a los medios de comunicación, y al mundo en general, un correo electrónico en el que pide, con urgencia, donantes de sangre para un niño de 10 años que está ingresado con leucemia en el hospital La Fe de Valencia. Se adjunta incluso el teléfono de la madre. Y se ruega el reenvío masivo. El martes, a través de un colega de profesión, me llegó este mensaje. Yo me apresuré a publicar el llamamiento, que salió ayer en este periódico, en la edición valenciana, y en otros medios. Pensé en el niño, en la necesidad de que tras la noticia acudieran en masa los donantes.
Pues bien. Cuando llegué al periódico tenía un mensaje del citado hospital, desconcertante: la noticia publicada era falsa. Ya no hay tal niño. ¿Cómo? Sí, me dijeron, es un mensaje que no sabemos de dónde sale, pero que periódicamente aparece… Me disculpé por el error. No se me ocurrió pedir comprobaciones, la verdad, no pensé que pudiera haber gente tan ¿descerebrada?, ¿mezquina?, ¿miserable? como para hacer circular un mensaje como éste, tan inane para quien lo envía y tan nocivo para tantos otros. Me contaron que la centralita del centro de transfusiones se bloquea en estas ocasiones, imagínense… Así que esta columna tiene hoy tres funciones: animar a los ciudadanos a donar sangre, para los niños reales que sí tienen leucemia, advertir a los medios de ese falso mensaje y llamar imbécil al creador del correo.
Mariola Cubells
Fuente: adn.es
El Ayuntamiento de Sabadell ha identificado a cuatro jóvenes como autores de grafiti en diversos puntos del municipio gracias un sistema pionero que utiliza el análisis caligráfico en este ámbito, ha informado el consistorio.
La policía local ha bautizado este operativo como «Operació Taca», y ha conseguido acusar de la autoría de pintadas a cuatro jóvenes a los que el juez puede imputarles delitos continuados y daños a la propiedad, dado que ha aceptado como pruebas los estudios de un perito caligráfico contratado por el ayuntamiento de Sabadell.
La Guardia Urbana de Sabadell detectó que había puntos en común en varios grafiti que se conocen como «tag», es decir aquellas pintadas que muy a menudo son monocromas y que son una firma. A partir de aquí y a lo largo del pasado año un perito caligráfico contratado por el consistorio ha analizado pintadas de este tipo a partir de alrededor de 90 denuncias que tanto el ayuntamiento como particulares han hecho por la presencia de estos grafiti en el espacio público del municipio.
El concejal de Espacio Público de Sabadell, Joan Manau, ha explicado que «después de sorprender a alguien efectuando un «tag» no autorizado le podemos atribuir la autoría de otras acciones en otros puntos de la ciudad».
Esto es posible a partir del estudio de elementos concretos, como un punto en la firma o la manera como se acaba una letra, «que no depende de lo deprisa que lo escriba, porque es la transmisión del estilo de la persona», ha explicado Jesús Delgado, perito caligráfico del ayuntamiento.
Fuente: 20Minutos.es