Desde hace algún tiempo, alguien que no se identifica envía a los medios de comunicación, y al mundo en general, un correo electrónico en el que pide, con urgencia, donantes de sangre para un niño de 10 años que está ingresado con leucemia en el hospital La Fe de Valencia. Se adjunta incluso el teléfono de la madre. Y se ruega el reenvío masivo. El martes, a través de un colega de profesión, me llegó este mensaje. Yo me apresuré a publicar el llamamiento, que salió ayer en este periódico, en la edición valenciana, y en otros medios. Pensé en el niño, en la necesidad de que tras la noticia acudieran en masa los donantes.
Pues bien. Cuando llegué al periódico tenía un mensaje del citado hospital, desconcertante: la noticia publicada era falsa. Ya no hay tal niño. ¿Cómo? Sí, me dijeron, es un mensaje que no sabemos de dónde sale, pero que periódicamente aparece… Me disculpé por el error. No se me ocurrió pedir comprobaciones, la verdad, no pensé que pudiera haber gente tan ¿descerebrada?, ¿mezquina?, ¿miserable? como para hacer circular un mensaje como éste, tan inane para quien lo envía y tan nocivo para tantos otros. Me contaron que la centralita del centro de transfusiones se bloquea en estas ocasiones, imagínense… Así que esta columna tiene hoy tres funciones: animar a los ciudadanos a donar sangre, para los niños reales que sí tienen leucemia, advertir a los medios de ese falso mensaje y llamar imbécil al creador del correo.
Mariola Cubells
Fuente: adn.es