un codicioso, o un orgulloso, o un intrépido, o un vanidoso, o un glotón…
¿Por qué actuamos de una u otra manera?
¿Qué determina las pautas de nuestro comportamiento y de nuestra personalidad?
Estas son preguntas a las que cada generación ha buscado respuestas.
Durante el siglo XIX, una curiosa teoría científica (hoy considerada obsoleta) desarrollada por un anatomista alemán y su discípulo, dio una nueva explicación que fue extremadamente popular en aquella época.
Mediante el estudio de la forma y estructura del cráneo humano, en el que previamente se habían ubicado veintisiete zonas cerebrales (entre ellas el amor de los hijos, la codicia, el orgullo, la amistad, el talento poético o la firmeza de propósito) y que estarían en más o en menos desarrolladas por cada individuo, sería posible determinar el carácter y los rasgos de la personalidad, incluidas las tendencias criminales.
Durante la época Victoriana esta teoría se tomó muy en serio. En su apogeo suscitó un gran interés entre el público en general, pero pronto suscitó controversias en los círculos médicos y científicos.
Disecciones de cerebros, comparaciones con animales, cabezas y cráneos vaciados y rellenos de yeso… también fue una fuente de diversión para muchos y (no sin razón) se convirtió en objeto de sátira y crítica para otros, como muestran las ilustraciones del siglo XIX que acompañan a este post.
¿De qué curiosa teoría científica desarrollada alrededor del año 1800 se trata?
a) Antropología
b) Fisonomía
c) Frenología
Fuente: La aldea irreductible
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