“Es una forma elemental de ficción”. Así se refería sir Arthur Conan Doyle a su creación más universal, Sherlock Holmes, un personaje al que siempre detestó porque le impedía dedicarse a otros géneros que satisfacían mejor sus aspiraciones literarias. Sin embargo, lo cierto es que el tirón popular de la obra de Conan Doyle no se debe a sus ensayos o a novelas como El mundo perdido, sino al imperturbable carisma del detective que vivía en el 221b de Baker Street.
Esta semana se cumple el 150º aniversario del escritor escocés, que nació en Edimburgo el 22 de mayo de 1859 y, aunque cursó estudios de Medicina, pronto abandonó la profesión por el embrujo de las letras. Conan Doyle publicó la primera novela protagonizada por Sherlock Holmes, Estudio en escarlata, en 1887, a la que aportó retazos de su propia experiencia (le adjudicó un ayudante, Watson, médico y con aficiones literarias) y muchos rasgos de uno de sus profesores en la universidad, el doctor Joseph Bell, de quien tomó prestados la fina y elegante silueta, la nariz aguileña y, sobre todo, su gusto por el empleo de técnicas deductivas para formular el diagnóstico de sus pacientes. Bell les observaba atentamente, registrando hasta el más nimio detalle, para precisar su origen, su ocupación y, en muchos casos, sus síntomas y dolencias sin que necesitasen abrir la boca.
Tanto Estudio en escarlata como El signo de los cuatro (1890) obtuvieron gran popularidad, pero no fue hasta la aparición en 1892 del primer relato corto del detective, Un escándalo en Bohemia, cuando el personaje comenzó a convertirse en un mito. El desproporcionado éxito de su detective, al que, quizás en un inconsciente intento por evitar la empatía del público con él, había adornado con cuestionables dones como su adicción a la cocaína o su manifiesta misoginia (mientras Watson era un caballero intachable), permitió al escritor dedicarse plenamente a la literatura con poco más de 30 años.
Noticia completa en: [Enlace bloqueado por la Tasa española AEDE]
Victoria Kent Siano nació en Málaga el 6 de marzo de 1892.
– Construcción de cárceles nuevas.
– Construcción de cárceles para mujeres en Las Ventas, prescindiendo de las monjas que las explotaba y creando la sección femenina del Cuerpo de Auxiliares de Prisiones.
– Sustituyó las celdas de castigo por las de aislamiento.
– Se liberaron a las personas mayores de 70 años siempre que jurasen que iban a llevar una vida digna.
– Se decidió que los reclusos que tuvieran buen comportamiento podían salir dos o tres días para ver a sus familiares bajo juramento de regresar.
– Fue la creadora del famoso «vis a vis» para evitar la relaciones homosexuales de los reclusos.
Fuente: www.erroreshistoricos.com