Uno de los elementos constituyentes de nuestro cuerpo que más interrogantes generan en relación con su función son las huellas digitales. La comunidad científica ha trabajado duro para comprobar la función de las mismas, y lejos de conseguir homogeneidad en las hipótesis, la ambigüedad parece ser la regla.
Una teoría publicada recientemente es la de Roland Ennos y Peter Warman de la Universidad de Manchester, quienes han cuestionado la teoría base al respecto de la función de las huellas digitales, la cual sostiene que éstas existen para hacernos agarrar los objetos con más firmeza.
Midiendo la fricción de los dedos con otras partes de la piel sin huellas, los investigadores ofrecieron la explicación de que las huellas nos ayudan a reducir la fricción con las superficies sólidas, pues ésta disminuye hasta en un 30%. Sin embargo, esta teoría no explica la función en sí de las huellas.
Existe otra teoría al respecto, la cual explica a partir de una mano mecánica con sensores táctiles, que las huellas digitales nos ayudan a potenciar al máximo nuestro sentido del tacto.
Finalmente, la cuarta teoría es complementaria a la teoría canónica de que las huellas digitales nos ayudan a agarrar mejor los objetos. Ésta sostiene que las huellas digitales nos sirven para limpiar el agua de nuestras manos, ayudándonos a agarrar mejor los objetos en las superficies húmedas.
Las teorías son más bien ambiguas, y poco consenso se ha logrado entre sí. Lo curioso es que resulta hasta irritante no saber para qué rayos sirve uno de los elementos más característicos del cuerpo humano.
Fuente: ojocientifico.com
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