Después de los deseos de paz para el nuevo año llegó una noticia relacionada con el islam que nos recuerda su odio e intolerancia.
El dibujante Kurt Westergaard del diario danés Jyllands-Posten, famoso por sus caricaturas de Mahoma, que desataron la ira de los musulmanes en el mundo, recibió un intento de asesinato en su casa por un musulmán de origen somalí.
El caricaturista logró ponerse a salvo en un baño de su casa adaptado en «bunker», mientras que el integrista gritaba en mal danés amenazas que incluían las palabras «venganza» y «sangre». Afortunadamente el terrorista musulmán fue capturado por la policia.
Cabe aquí preguntarnos, ¿dónde están los líderes musulmanes de Europa rechazando masivamente este atentado?, ¿por qué no parecen condenando este acto tan fanático, de la misma manera como suplican privilegios para su religión?
Sin duda, si alguíen hiciera una caricatura de Jose Smith o de Elena G. de White, no recibiría amenazas de muerte de los mormones y adventistas, respectivamente. Quizás se molestarían, y más de uno se lamentaría aduciendo que es una ofensa contra un profeta de Dios, y que tal caricaturista tendría su paga en el juicio final. Pero de allí no pasaría. Pero este deseo de imposición del islam, y de sus prohibiciones para toda la sociedad es un barbarismo sin igual.
El mayor problema del islam es que pide respeto dondequiera que va, pero no ofrece ninguno.
Terminando el año 2009, Aymán al Zawahiri envió un mensaje pidiéndole a los musulmanes reconquistar Al-Andalus, antiguo nombre de la península ibérica cuando estubo en manos de musulmanes.
Un equipo internacional de investigadores encuestó a distintos grupos de individuos (dentro de Estados Unidos) y realizó un experimento que incluía la resonancia magnética funcional para observar cerebros creyentes mientras pensaban en Dios.
Confirmando estudios previos, el cerebro acomoda la forma en que interpretamos nuestras experiencias para que nos sintamos bien. Las encuestas indagaban tres elementos: qué tan alto pensaban los encuestados era su nivel de creencia, cómo concebían las creencias de los demás, tanto de personas famosas como Bill Gates hasta las del vecino y, por último, qué pensaban ellos opinaba Dios.
Los resultados sugieren que los creyentes adaptan los pensamientos de Dios a sus propias creencias, muestran egocentrismo respecto a su fe en particular y, al final, Dios tiende a estar de acuerdo con sus decisiones morales. Lo que explica por qué tantos religiosos justifican crímenes y las más horrendas discriminaciones con la palabra de sus dioses (tampoco ayuda que hayan dioses tan violentos y prejuiciosos). En conclusión, cuando la gente piensa en su Dios, piensa en sí mismo.
La pregunta: ¿qué cree usted haría Dios en el siguiente dilema moral? es irrelevante en las decisiones del ateo, su juicio no se rige por normas morales promulgadas en libros sagrados sino por el sentido puro de la ética que ha evolucionado de la empatía y de la necesidad de vivir en grupos sociales, entre otros elementos. De hecho, la base de todos estos escritos para creyentes es, precisamente, esta ética, pero vive oculta en varias capas de envolturas con etiquetas tan absurdas y arbitrarias que muchas de ellas son desdeñadas hasta por los mismos creyentes que las perciben como residuos inexorables de estos escritos antiguos.
Autora: Glenys Álvarez
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Enlaces de interés:
– Imagen por resonancia magnética
– Malentendidos comunes sobre ateos y ateísmo
– La enorme «comodidad» de vivir manipulado
Con el nuevo año, ha entrado en vigor en Irlanda una ley antiblasfemia que castiga con una multa de hasta 25000 euros a quien publique o difunda una expresión «manifiestamente abusiva o insultante relacionada con algo tenido por sagrado por cualquier religión, que indigne intencionadamente a un sustancioso numero de seguidores de esa religión». Los legisladores irlandeses han extendido así la protección legal a los seres imaginarios de todos los credos, cuando hasta ahora estaba limitada a los del panteón cristiano. Cuando la ley irlandesa castiga la blasfemia hacia «cualquier religión», eso pone a todas al mismo nivel, sean el islam o el raëlianismo. La verdad es que da lo mismo que el Ser Supremo sea el Yahvé tronante del Antiguo Testamento que decide acabar por ahogamiento con toda la vida en la Tierra porque el ser humano se porta mal, los pendencieros y juerguistas dioses de la Grecia clásica o La Fuerza que lo impregna todo en el Universo de George Lucas. Los principios de cualquier credo, tomados literalmente, son ridículos desde la razón, y es únicamente la costumbre la que hace que algunos de nuestros paisanos vean con distintos ojos la transustanciación y el vudú.
Como han dicho los Ateos Irlandeses, «esta nueva ley es a la vez absurda y peligrosa. Es una tontería, porque las leyes religiosas medievales no tienen sitio en una república laica moderna, donde el derecho penal debe proteger a las personas y no las ideas. Y es peligrosa porque incentiva la indignación religiosa y porque los países islámicos, liderados por Pakistán, están utilizando ya la existencia de esta norma irlandesa para promover nuevas leyes sobre la blasfemia en la ONU. Creemos en la regla de oro: que tenemos derecho a ser tratados con justicia y que tenemos la responsabilidad de tratar a los demás con justicia.
Artículo completo en: Magonia
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Enlaces relacionados:
– La conferencia episcopal católica española tacha de blasfemo al bus ateo
– Irlanda ilegaliza la blasfemia