Según el último barómetro del CIS (PDF), el 7.5% de los españoles se declaran ateos y el 11.5%, no creyentes. Nadie diría que el porcentaje es despreciable, y sin embargo los no creyentes no siempre están bien representados en ámbitos cruciales de la vida social española, desde la política a la educación. Todavía se nos exige, incluso, en el nombre de la «buena voluntad», que apoyemos a las instituciones religiosas para no vivir en «una sociedad enferma, en una sociedad sin espíritu, una sociedad si alma» y, en definitiva, para no aparecer como seres humanos «desalmados».
Muchos no creyentes pensamos que es una obligación cívica apoyar un «esperanto moral» y un marco de ciudadanía compartido con los creyentes, conociendo también sus límites, pero una sociedad abierta, no teocrática, debería terminar desarrollando instituciones para los no creyentes paralelas a las que disfrutan los creyentes.
Un modelo a seguir procede del campamento para niños organizado por la organización secular Center for Inquiry, orientado a desarrollar desde la infancia el pensamiento crítico, el escepticismo científico y una ética naturalista (¡Los rasgos típicos de cualquier sociedad totalitaria, desalmada y enferma que se precie!). Los organizadores han desarrollado un atractivo programa que pretende «enfrentarse a los desafíos de vivir un estilo de vida no teísta y secular, en un mundo dominado por las creencias religiosas y la pseudociencia«. Ojalá la iniciativa sea afortunada y produzca un efecto de contagio.
Camp Inquiry 2008
Fuente: La revolución naturalista
Algunos derechos reservados, 2009
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Enlaces de interés:
– Los países ateos son más pacíficos
– Ateos de Colombia se confiesan 16 personalidades del país
Parece extraño pero en Salud Mental, existe una dualidad en todo, psicólogos clínicos versus psiquiatras, test psicométricos versus escáneres cerebrales, y dos manuales nosológicos de enfermedad mental que actualmente son CIE 10 elaborado por la OMS y DSM IV por la APA. Los psicólogos clínicos utilizan más el primero y los psiquiatras el segundo
¿Qué diferencias existen?
Clasificación
Diferencias principales entre el DSM-IV TR y el CIE 10
» En el DSM hay una única versión diagnóstico (la CIE tiene versiones diferentes)
» En la CIE 10 en su versión inicial hay un solo eje (se propuso desde su edición la publicación de un esquema multiaxial para ser utilizado en atención primaria) a diferencia del DSM que originalmente es un sistema de evaluación multiaxial. Estos ejes son:
Para la CIE 10
» Diagnósticos clínicos: mentales y no mentales. Todos los problemas del individuo deben enumerarse de acuerdo a los capítulos I al XX.
» Incapacidades: Valora cuatro dimensiones o áreas.
1. Cuidado personal
2. actividades ocupacionales (trabajo remunerado, escolaridad o actividades domésticas)
3. Actividades familiares (regularidad y calidad de las interacciones con familiares y miembros de la casa) y
4. Comportamiento social más amplio (interacción con otros individuos, la comunidad y actividades del tiempo libre)
» Factores contextuales: problemas relacionados con la familia o el grupo de apoyo primario, ambiente social en general, educación, empleo, vivienda y circunstancias económicas, temas legales, antecedentes médicos familiares. Enfoque de la existencia y estilo de vida. Su estructura se fundamenta en el capítulo XXI de la CIE 10 (12)
Para el DSM– IV TR
EJE I: Trastornos clínicos. Otros problemas que puedan ser objeto de atención médica.
EJE II: Trastornos de la personalidad. Retraso mental. Rasgos y mecanismos de defensa particulares
EJE III: Enfermedades médicas, que son potencialmente relevantes para la comprensión o abordaje del trastorno mental del sujeto. Se codifica por CIE. Pueden estar en ejes I y III.
EJE IV: Problemas psicosociales y ambientales que contribuyen de manera significativa al desarrollo o exacerbación de los síntomas. (Ver tabla 1)
EJE V: Es la opinión del clínico sobre el nivel general de actividad del sujeto. Puede realizarse utilizando la escala de evaluación de la actividad global (EEAG) Tabla 2. (9)
» En el DSM tiene mayor importancia la evidencia empírica que el consenso de expertos, al revés que en la CIE.
» La CIE es una clasificación de todas las enfermedades, siendo el capítulo V ó F sólo una parte. Respeta los mismos criterios que para enfermedades orgánicas. (3) .
» Algunas trastornos no figuran con el mismo nombre y en el DSM pueden directamente no figurar (Ej.: neurastenia, los términos neurosis y psicógeno, etc.)
» La CIE es un texto realizado por la OMS, por lo que la realizó un grupo de expertos de distintos países. El manual diagnóstico y estadístico es de EUA. Esto produjo que el primero tuviese definiciones más amplias para poder ser compatibilizadas con las situaciones de diversos países.
Artículo completo en: Psiquiatría NET
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Enlaces relacionados con la psicología:
¿Por qué los psicólogos niegan la ciencia?
¿Experiencia o evidencia? ¿Es posible una psicología científica?
Newsweek
Está bueno que los divanes sean demasiado pesados para lanzarlos, ya que la lucha que se está gestando entre los psicoterapeutas se puso fea. Durante años, los psicólogos que realizan investigaciones (sobre todo en EE. UU.) se lamentaron de lo que consideran una tendencia anticientífica entre sus colegas que tratan a pacientes. Pero ahora se pusieron los guantes. Tras dos años de labor, en un análisis que publicaron este mes en la revista Perspectives on Psychological Science, psicólogos de la Universidad de Wisconsin, encabezados por Timothy B. Baker, acusan que muchos psicólogos clínicos se olvidan de “usar las intervenciones de las cuales hay fuerte evidencia de su eficacia” y “dan más peso a sus experiencias personales que a la ciencia”. Como resultado, los pacientes no tienen la seguridad de que su “tratamiento estará basado en la ciencia”. Walter Michel, de la Universidad de Columbia y quien escribió un editorial anexo, es aun más mordaz. “La desconexión entre lo que hacen los psicólogos clínicos y lo que descubrió la ciencia es una vergüenza inconcebible”, me dijo, y hay un “abismo cada vez mayor entre la práctica clínica y la ciencia”.
Este “abismo” refleja el progreso sustancial que la investigación psicológica hizo respecto a identificar los tratamientos más efectivos. Gracias a pruebas clínicas tan rigurosas como las de, digamos, la cardiología, ahora sabemos que la terapia cognitiva-conductual, o TCC (que se basa en enseñar a los pacientes a razonar sobre sus pensamientos en modos nuevos y más sanos para que actúen de acuerdo con estas nuevas maneras de pensamiento), es efectiva contra la depresión, el trastorno de pánico, la bulimia nerviosa, el trastorno obsesivo-compulsivo, y el trastorno por estrés postraumático, y existen múltiples pruebas que demuestran que estos tratamientos dan beneficios más duraderos con menores índices de recaída que los medicamentos, los cuales sólo pueden ser prescritos por médicos psiquiatras. Los estudios también mostraron que la TCC ayuda a que los alcohólicos se mantengan sobrios, y que la terapia familiar puede ayudar a los esquizofrénicos en sus funciones. La neurociencia identificó también los mecanismos cerebrales que operan en estas intervenciones, dándoles una credibilidad adicional.
Uno no sabría esto si buscara la ayuda de un psicólogo típico. En vez de ello, millones de pacientes reciben una caótica terapia de psicoanálisis, meditación, comunicación facilitada, terapia asistida con delfines, insensibilización del movimiento ocular, y… bueno, “una vez alguien llegó a contar 1.000 formas de psicoterapia en uso”, dice Baker. Aunque muchos tratamientos son efectivos, “son usados con poca frecuencia”, señalan él y sus coautores. “Relativamente pocos psicólogos los aprenden o practican”.
¿Por qué diablos no lo hacen? Hace unos meses, escribí una columna en la que preguntaba, claro, en broma, por qué los médicos “odian la ciencia”, o sea, por qué muchos se resisten a la medicina basada en evidencias. El problema parece ser aun peor en la psicología. Para empezar, dice Baker, los psicólogos clínicos son “profundamente ambivalentes respecto del papel de la ciencia” y “carecen de un entrenamiento científico sólido”, un resultado de programas con poca ciencia, especialmente en los grados en psicología. También, un tercio de los pacientes mejora sin importar qué terapia (si acaso) se le da, “y los psicólogos recuerdan estos éxitos, atribuyéndolos, erróneamente, al tratamiento. Es muy amenazador pensar que nuestra profesión es una broma”.
Al enfrentarlos con evidencia de que los tratamientos que ofrecen no tienen apoyo científico, los psicoterapeutas argumentan que ellos saben más que cualquier estudio lo que funciona. En encuestas, admiten que valoran su experiencia personal sobre la evidencia por investigación, y en 2006 una task force de la Asociación Psicológica de EE. UU. —APA, un grupo de 150.000 miembros dominado por los psicólogos clínicos— le dio el mismo peso a las experiencias personales de la clínica que a la evidencia científica, una postura que defendieron bajo el argumento de que así evitan una “medicina de libro de cocina”. Una encuesta de 2008 hecha a 591 psicólogos con práctica privada descubrió que confían más en su experiencia propia y la de sus colegas que en la ciencia al decidir cómo tratar a un paciente (esto es menos cierto con los psiquiatras, ya que estos médicos reciben un exhaustivo entrenamiento científico). Michel advierte que si se sigue este camino mientras que las aseguradoras demandan una medicina basada en evidencias, la psicología se “desacreditará y marginará ella misma”.
Si la vergüenza pública no ayuda, el equipo de Baker sugiere un nuevo sistema de acreditación para “estigmatizar los programas de entrenamiento y practicantes acientíficos” (la APA dice que el sistema actual exige entrenamiento científico y competencia). Hace dos años, la Asociación por la Ciencia Psicológica lanzó ese sistema para competir con el de la APA. Eso podría generar una nueva generación de terapeutas que apliquen la ciencia, pero no hará algo por quienes ya la practican.
Autora: Sharon Begley
Fuente: herenciageneticayenfermedad
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Enlaces relacionados:
– Psicología para escépticos. Magufos y criminología
– Historia de la Psicología Forense
– La psicología científica y los cuestionamientos al psicoanálisis
– Terapia de Recuerdos Recuperados y Sindrome de Falso Recuerdo
¿Sabe usted que la ciencia forense es de origen francés? Este año se celebra el centenario de la creación, por el criminólogo Edmond Locard, del primer laboratorio forense, anteriormente ubicado en el ático del Palacio de Justicia de Lyon. Hoy en día, las técnicas de la ciencia forense levantar un verdadero entusiasmo en el público en general. Literatura, cine, televisión, juegos o exposiciones. La clave abrumadora de todo, multiplicando los derivados. ¿Por qué tal éxito? Debido a que en su lucha contra la delincuencia, la ciencia frente a la investigación tradicional de la policía, proporciona más pruebas infalibles. Los mayores misterios de la delincuencia encuentran su desenlace en el progreso tecnológico. Aunque imparciales, los expertos de la policía científica han creado una nueva forma de emoción en las intrigas judiciales. El rompecabezas ya tiene su solución, sin una sombra de duda. Pero antes de conseguirlo, el suspense está en su apogeo. La química, medicina o física realizan «milagros».
Detrás de estas tres letras del ADN, por excelencia, el índice! Más importante aún, una de las revelaciones científicas más grandes del siglo pasado! Ahora es posible decodificar el ser humano como un individuo único con su huella genética: el color de ojos, tipo de sangre, … Al mismo tiempo, un «pequeño» problema ético: el científico puede jugar a aprendiz de brujo con el genoma humano. La pérdida de cabello, estornudar o tocar un pomo de la puerta, es el abandono de miles de células con el ADN que contienen. Pero debe saber que el 99,9% de la información contenida en el ADN es idéntico para todos. ! Sólo el 0,1% restante nos diferencia a unos de otros! Esta firma no es una prueba infalible, pero es la alegría de los laboratorios y permite confrontar a los asesinos, incluso años después del hecho. En el Palais de la Découverte en París, recuerdo haber participado en un taller para extraer mi ADN. Sólo escupir en un tubo de ensayo, añadir 5 ml de agua de sal y una cucharadita de detergente líquido. Revuelva y deje reposar unos minutos. Incline el tubo y con cuidado vierta 30 ml de alcohol de 90 ° asegurándose de no mezclar los dos líquidos. Deje reposar. Una bola blanca se forma y sube a la superficie. Esto se conoce como filementos de ADN . ! Una vez desenrrollado, el filamento de ADN puede medir hasta 2 m de largo! Extraer la bola con la punta de un cuchillo y almacenar en un contenedor sellado lleno de alcohol de 90 °. ! Y aquí está su ADN, muestrándolo como un trofeo en la repisa de la chimenea! Suena sencillo y totalmente innecesario, pero siempre estoy sorprendido de lo divertido que es para los participantes en mis animaciones.
«Señor Clemenceau, sus policías son ahora nuestro cerebro»
Artículo completo en: toust azimuts
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Enlaces de interés:
– La web de Maco048. Noticias: investigación criminológica
Es sorprendente que un gobierno, en este caso el de Canadá, financiara entre 1950 y 1960 íntegramente el proyecto de esa máquina, llegando a utilizarla durante casi diez años para hacer una lista de cerca de 9000 nombres de presuntos homosexuales, con la intención de mantenerlos fuera de la administración pública, de la policía y del ejército.
Durante los años ´50 y ´60 del siglo pasado, en plena Guerra Fría, el gobierno pensaba que los funcionarios homosexuales eran un riesgo para la seguridad nacional, ya que si su homosexualidad era descubierta por el enemigo, podrían chantajearlos a cambio de información confidencial y secreta.
Ante esto, el gobierno encargó a la Real Policía Montada del Canadá una campaña para la identificación y despido de todos los homosexuales empleados en el servicio público.
Una serie de imágenes aparecían entonces en el monitor, algunas eran imágenes cotidianas, pero otras eran sexualmente explícitas, de hombres y mujeres.
El sudor y las palpitaciones del corazón ante cada una de las imágenes eran supervisados por la máquina así como, sobre todo, la dilatación de las pupilas que, según recientes estudios de la época, aumentaba en relación directa con el interés hacia una imagen (la idea se basó en un estudio realizado por un profesor universitario estadounidense, que medía el tamaño de las pupilas de los sujetos mientras caminaban por los pasillos de los supermercados)
Si con esto la máquina detectaba una “respuesta erótica” a determinadas imágenes, se suponía que el sospechoso era homosexual.
Al final, el aberrante dispositivo tenía más en común con la pseudociencia y con el azar de las verdaderas máquinas tragaperras que con un aparato de medición científica: los investigadores no tuvieron en cuenta las diferentes distancias entre los ojos de cada sujeto. Además, la cantidad de luz procedente de las fotografías cambiaba con cada diapositiva, haciendo dilatar las pupilas de una manera que no tenía relación con el interés en la imagen; la dilatación de las pupilas era por aquel entonces increíblemente difícil de medir (a veces es inferior a un milímetro)… etc, etc, etc.
No obstante, los resultados de las pruebas de la “fruit machine” se utilizaron para despedir indiscriminadamente a miles de personas durante esos años.
La máquina dejó de utilizarse a finales de la década de 1960, cuando el gobierno canadiense retiró todos los fondos para el proyecto.
A día de hoy, la mayoría de los investigados por la Policía Montada no ha hablado en público sobre el impacto de esta “prueba” en sus vidas.
… Y tampoco nadie, que se sepa, ha sido compensado por la pérdida de su empleo o por la angustia psíquica sufrida.
Fuente: LA ALDEA IRREDUCTIBLE
Bajo licencia Creative Commons
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Enlaces relacionados:
– Grafología y recursos humanos, pseudociencia del poligrafo …
– La máquina de la ¿verdad?. Magufos y criminología