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Archivo mensual: septiembre 2010

Nueva generación de paramilitares en Colombia

Una nueva generación de grupos armados y narcotraficantes en Colombia ha reemplazado a las organizaciones paramilitares de derecha que se desmovilizaron en 2006, afirma un centro de investigación en ese país.

El informe elaborado por el Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz, Indepaz, encontró que estos nuevos grupos al margen de la ley han superado a los rebeldes de izquierda como los principales actores violentos.

Según el reporte, están presentes en 29 de los 32 departamentos de Colombia.

El estudio de Indepaz está basado en su propia investigación de campo, así como en datos tomados de las agencias del gobierno y de los medios.

La desmovilización del grupo paramilitar de derecha, Autodefensas Unidas de Colombia, AUC, en 2006 es considerada como uno de los principales éxitos del otrora presidente Álvaro Uribe, quien entregó el poder el pasado agosto.

Sin embargo, Indepaz asegura que más de diez nuevas organizaciones -que denomina narcoparamilitares- rápidamente llenaron el vacío dejado por las AUC en gran parte del territorio nacional.

Sin agenda política

Con nombres como las Águilas Negras y Rastrojos, éstos combinan el control de la producción y exportación de cocaína con violencia extrema, aunque sin una clara agenda política.

Indepaz estima que podrían llegar a tener hasta 13000 miembros.

Jeremy McDermott, de la BBC en Colombia, explica que el tráfico de cocaína sigue siendo el principal motor del conflicto armado en el país, financiando a los grupos armados ilegales con cientos de millones de dólares.

Las AUC fueron conformadas por terratenientes y capos de la droga para enfrentar a los grupos rebeldes de izquierda como las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, FARC, y el Ejército de Liberación Nacional, ELN.

También estaban involucradas en el tráfico de drogas y perpetraron innumerables violaciones a los derechos humanos contra la población civil, incluyendo masacres y desplazamientos forzados.

Más de 30000 paramilitares fueron desmovilizados y muchos de sus líderes extraditados a Estados Unidos para enfrentar cargos por narcotráfico durante la presidencia de Uribe.

No obstante, el proceso legal de esta demovilización ha sido criticado por haber permitido a los culpables eludir el castigo por crímenes de lesa humanidad.

Fuente: BBC MUNDO

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Enlaces relacionados:

–  La web de Maco048. Noticias criminología: Colombia

–  Política de paz en Colombia

–  La web de Maco048. Noticias criminología: Terrorismo

Una investigación concluye que los recuerdos “reprimidos” no existen

La idea de que las personas traumatizadas, especialmente las víctimas de abusos sexuales infantiles, reprimen deliberadamente memorias horrorosas se remonta al siglo XIX y las teorías del propio Sigmund Freud.

Pero ahora algunos expertos sostienen que las pruebas apuntan justo a lo contrario.

El profesor Grant Devilly, de la Universidad de Griffith, dice que la memoria hace lo opuesto a la represión, las personas traumatizadas reviven experiencias que preferirían olvidar.  “Es lo contrario. Desean tener la capacidad de borrarlo de su memoria”, comentó.

En un informe realizado a petición del Tribunal Supremo de EEUU, el profesor Richard McNally de la Universidad de Harvars describió la teoría de los recuerdos reprimidos como “el aspecto de folklore que más daño ha hecho jamás a la psiquiatría y a la psicología”.

Mantiene que las falsas memorias pueden crearse fácilmente por culpa de terapeutas ineptos.

“Las hormonas de estrés que se liberan durante un trauma tienden a consolidar la memoria, hacerla más fuerte y a veces más intrusiva, como se puede ver en el desorden de estrés postraumático”, comentó.

Pero el profesor McNally dice que algunas víctimas de abusos sí que sufren cuando rememoran eventos de su infancia una vez que son adultos.  “Al ver el suceso desde los ojos de un adulto, se dan cuenta de lo que les ocurrió y es entonces cuando experimentan la confusión derivada del trauma”, explicó.

La buena noticia para McNally es que ahora la mayoría de las víctimas pueden encontrar ayuda. “Las cosas han cambiado, afortunadamente. Ahora tenemos tratamientos que funcionan”, comentó.

Los soldados que vuelven de zonas en guerra, las víctimas de crímenes violentos y abusos sexuales, pueden encontrar ayudar gracias a las terapias de comportamiento cognitivo, en las que aprenden a asignar las memorias horribles al pasado, en vez de hacer que se mantengan en su presente y su futuro.

“Ahora podemos conseguir, al final de ocho o 12 sesiones, que el 90% de la gente no sufra estrés postraumático”.

Actualmente los psicólogos ahuyentan el estrés de los soldados enseñándoles a desarrollar una cierta resistencia.

Fuente: Ciencia Traducida

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Enlaces de interés:

La web de Maco048. Noticias criminología: falsa memoria

El testimonio: culpables por la cara. Psicología Criminal I. UMU. Licenciatura Criminología

Especial violencia de pareja frente a la mujer. Revista «Intervención Psicosocial»

Tabla de contenido
Intervención Psicosocial v.19 n.2 Madrid jul. 2010

EDITORIAL
Investigación e Intervención en Violencia contra la Mujer en las Relaciones de Pareja Lila, Marisol · texto en español

INVESTIGACIÓN EN VIOLENCIA DE PAREJA CONTRA LA MUJER

Contraste de la Efectividad del CBCA en la Evaluación de la Credibilidad en Casos de Violencia de Género Arce, Ramón; Fariña, Francisca; Vilariño, Manuel · texto en español ·
Percepción Social de la Violencia en la Pareja desde los Estereotipos de Género Cantera, Leonor M.; Blanch, Josep M. · texto en español ·

Emociones Poderosas y no Poderosas ante Conflictos de Pareja: Diferencias de Género Valor-Segura, Inmaculada; Expósito, Francisca; Moya, Miguel · texto en español ·

Percepciones y Actitudes hacia la Violencia de Pareja contra la Mujer en Inmigrantes Latinoamericanos en España Gracia, Enrique; Herrero, Juan; Lila, Marisol; Fuente, Asur · texto en español ·

PROGRAMAS DE INTERVENCIÓN CON MALTRATADORES

Reeducación de Maltratadores: Una Experiencia de Intervención desde la Perspectiva de Género Expósito, Francisca; Ruiz, Sergio · texto en español ·
Diseño e Implementación del Programa Galicia de Reeducación de Maltratadores: Una Respuesta Psicosocial a una Necesidad Social y Penitenciaria Arce, Ramón; Fariña, Francisca · texto en español ·

Una Experiencia de Investigación, Formación e Intervención con Hombres Penados por Violencia contra la Mujer en la Universidad de Valencia: Programa Contexto Lila, Marisol; Catalá, Alba; Conchell, Raquel; García, Antonio; Lorenzo, María Victoria; Pedrón, Vicente; Terreros, Elena · texto en español ·

Programas Europeos de Intervención para Hombres que Ejercen Violencia de Género: Panorámica y Criterios de Calidad Geldschläger, Heinrich; Beckmann, Stefan; Jungnitz, Ludger; Puchert, Ralf; Stabingis, Ansis Jurgis; Dully, Cyril; Kraus, Heinrich; Logar, Rosa; Dotterud, Per Kristian; Lorentzen, Jørgen; Schweier, Sibylle · texto en español.

MUJERES VÍCTIMAS DE VIOLENCIA DE PAREJA
Intervención en Violencia de Género: Consideraciones en Torno al Tratamiento
Romero, Inmaculada · texto en español

RECENSIONES
Francisca Fariña, Ramón Arce y Gualberto Buela-Casal (eds.). Violencia de Género. Tratado Psicológico y Legal. Editorial Biblioteca Nueva. Madrid, 2009 Cano, M. Carmen · texto en español ·

Fuente: PSICOLOGÍA Y CRIMINOLOGÍA

La infancia y la represión de los adultos

Personas mayores que viven según normas estrictas plasmadas en un viejo cuentecillo que se toma como palabra divina y que tienden a relegar a la mujer a un segundo plano. Mientras tanto, utilizan niños para aliviar sus necesidades sexuales.

Suena familiar.

Algunas cosas: Hoy hemos visto un vídeo de una fiesta talibán. Un adolescente con pinta ambigua bailaba lascivo para sus comandantes. El componente homosexual entre los talibanes es tremendo. En el vídeo se puede ver cómo compiten por la atención del menor. Supongo que sí, algarabía, que tiene que ver con la segregación de sexos. Parece que entre los pashtunes es una práctica habitual. Pero un matiz, entre los talibanes no hablamos de actitudes homosexuales, sino de prácticas. Muchas comandantes tienen un amante menor.

El relato anterior está sacado a base de copiar y pegar una secuencia de cuatro tweets publicados en mayo de 2009 en la cuenta de @enpiedeguerra, de Daniel Beriain y Sergio Caro (no ando muy puesto, pero creo que esto era antes un blog en ADN y ahora es parte de un programa en Cuatro).

Todo esto viene a consecuencia de la publicación de este artículo en el San Francisco Chronicle. Los militares americanos empezaron a ver comportamientos extraños entre las tribus pashtún locales y llamaron a los señores de las gafas para que echasen un ojo. Y esto es lo que vieron:

(Durante siglos, los afganos han tomado a niños, de entre 9 y 15 años de edad aproximadamente, como amantes. Algunas investigaciones sugieren que la mitad de los miembros de las tribus pashtun de Kandahar y otras localidades meridionales son ‘bacha baz’, el término empleado para designar a un hombre mayor con un amante varón joven. Literalmente significa ‘que juega con niños.’ A los hombres les gusta presumir de ello.)

El término bacha bazi tiene una breve entrada en la Wikipedia que cita como referencia un documental titulado The Dancing Boys of Afghanistan (Los niños bailarines de Afganistán) que se puede ver íntegramente en la página web de la PBS, aunque aún no lo he hecho, principalmente porque desde España no es accesible, pero creo que el P2P no tiene esa restricción. Una búsqueda por el mismo término en YouTube proporciona enlaces a multitud de vídeos, entre ellos éste.

El artículo del San Francisco Chronicle continúa con una posible explicación:

(Los sociólogos y los antropólogos dicen que el problema nace en una interpretación perversa de la ley islámica. Las mujeres son simplemente inaccesibles. Los hombres afganos no pueden hablar a mujeres con las que no tienen relación hasta que no les proponen matrimonio. Antes de eso, no pueden ni mirar a una mujer, excepto quizá sus pies. En cualquier caso ella está cubierta de la cabeza a los tobillos.

“¿Cómo puedes enamorarte si no puedes ver su cara?”, comentó Mohammed Daud, de 29 años, a los reporteros. “Podemos ver a los niños, así que les decimos que son hermosos.)

Fuente: Las penas del Agente Smith
Bajo licencia Creative Commons

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Enlaces de interés:

–  Religiones, una visión crítica

–  SinDioses

Salir de fiesta por la noche puede ser peligroso

A nadie se le escapa que de noche la gente bebe alcohol de forma abundante, y a veces se producen peleas. ¿Pero hasta qué punto esto es así? En Reino Unido por ejemplo, uno de cada cinco incidentes violentos ocurre en bares o discotecas. Si este incidente se produce entre personas desconocidas, es uno de cada tres. La concentración de bares o locales del mismo tipo en una misma localización se relaciona con más violencia. Lo que viene siendo las típicas zonas de fiesta vamos. El alcohol tiene mucho que ver en esto. Hay una relación entre su consumo y la violencia.

Para que nos hagamos una idea, en nuestro país casi uno de cada cuatro jóvenes se ha peleado y al menos uno de cada 10 ha sido víctima de agresiones en los últimos 12 meses. Uno de cada 20 dice llevar consigo algún arma cuando sale de fiesta.

Este hecho se manifiesta tres veces más en varones que en mujeres, si hablamos de peleas físicas. Los varones tienen también más problemas con la policía. Como variables predictoras de las peleas, están el hecho de ser varón, salir de marcha con frecuencia, emborracharse cuando se sale y ser consumidor de cocaína. Sobre todo son jóvenes entre 14 y 18 años que se emborrachan y mantienen frecuentes discusiones. Las personas que se meten en peleas o broncas de forma habitual tienen lógicamente más posibilidades de haber sido amenazadas o heridas con un arma.

Así que ya sabéis, si vais de fiesta corréis el riesgo de que os peguen una buena paliza, sobre todo si sois hombres, bebéis, y respondéis a las provocaciones. Los riesgos se valoran en función de su probabilidad y su gravedad. Teniendo en cuenta lo probable que se vuelve la posibilidad de un incidente violento en las zonas de fiesta por la noche, y lo grave que pueden llegar a ser sus consecuencias, la medida preventiva más eficaz sería no salir de fiesta. Pero como eso no creo que haya mucha gente que esté dispuesta a hacerlo, lo más prudente es si se sale, al menos tener la cabeza lo suficiente despejada como para pensar con claridad, y desde luego no entrar en provocaciones de terceros.

Referencias:

Psicothema: Violencia en contextos recreativos nocturnos: su relación con el consumo de alcohol y drogas entre jóvenes españoles

Psicothema: Violencia en contextos recreativos nocturnos: su relación con el consumo de alcohol y drogas entre jóvenes españoles (PDF)

Fuente: Psicoteca

Bajo licencia Creative Commons

La carga cognitiva asociada a una mentira puede ayudar a desenmascararla

A todos nos gustaría poseer la habilidad de distinguir sin ninguna duda cuándo una persona miente o dice la verdad. Este deseo es casi un imperativo en el contexto judicial, en el que testigos interesados, sospechosos o incluso víctimas pueden intentar mentir. Sin embargo, la investigación sugiere que distinguir cuándo una persona miente o dice la verdad es mucho más difícil de lo que parece.

Una de las líneas de investigación que intentan aportar algo de luz en este tema es el estudio de la comunicación no verbal. ¿Hay alguna conducta que inequívocamente permita determinar si una respuesta es verdad o mentira? Parece que no existe tal conducta, aunque una investigación reciente desarrollada por el grupo de Alder Vrij (Leal y Vrij, 2010; Vrij, Mann, Leal y Fisher, 2010) sugiere que el esfuerzo cognitivo necesario para mentir puede provocar algunas conductas que podrían, por tanto, ayudar a distinguir al mentiroso.

La hipótesis de la que parten los autores es que mentir es una tarea con una gran carga cognitiva, es decir, que requiere esfuerzo y concentración. Entre otras cosas, un mentiroso debe controlar su comportamiento para parecer sincero, y debe comprobar regularmente si la otra persona muestra signos de incredulidad para modificar ese comportamiento en caso necesario. Igualmente, el mentiroso debe evitar mencionar la verdad, además de ofrecer una mentira consistente con otras previas y congruente con lo que la otra persona pueda conocer. Todo ello puede hacer que la carga cognitiva sea mayor en los mentirosos que en los que dicen la verdad.

Leal y Vrij (2010) pusieron a prueba esta hipótesis utilizando la cantidad de parpadeos como medida de carga cognitiva, ya que un menor número de parpadeos indica que la carga cognitiva es alta (Goldstein, Bauer y Stern, 1992). Los investigadores pidieron a los participantes que “robaran” un examen del despacho de un profesor (grupo culpable del robo) o que hicieran otra tarea (grupo inocente). Después, los participantes respondieron a algunas preguntas sobre el robo, cada una con siete alternativas (una correcta y seis incorrectas). La respuesta a todas la preguntas era decir que no. Por ejemplo, una pregunta fue: “¿En qué piso se cometió el robo?”. Los participantes escucharon la primera alternativa “en la planta baja” y debían decir “no”, escuchaban “en el quinto piso” y debían decir “no”, hasta completar las siete alternativas. Si el robo se cometió, por ejemplo, en el tercer piso, el participante del grupo culpable debía mentir al responder que el robo no se cometió en ese piso. Los resultados mostraron que los culpables parpadearon menos cuando mentían ante la alternativa correcta que cuando decían la verdad ante las incorrectas. En cambio, en el grupo de inocentes el número de parpadeos no cambió significativamente durante las diferentes respuestas. Es decir, los mentirosos sufren una mayor carga cognitiva mientras mienten y esa carga puede tener consecuencias observables.

En un segundo trabajo, Vrij y cols. (2010, Exp. 1) examinaron varias conductas que podrían indicar estados de alta carga cognitiva y, por tanto, podrían ayudar a señalar a los mentirosos. Entre ellas se incluyeron conductas como movimientos de manos, piernas y cantidad de parpadeos, pero también claves vocales como el número de errores lingüísticos, pausas o vacilaciones, y claves lingüísticas como la cantidad de detalles visuales o espaciales. El experimento fue parecido al de Leal y Vrij (2010), aunque en este caso se pidió que se “robaran” 10 libras y el interrogatorio era llevado a cabo por un oficial de policía. Para aumentar aún más la carga cognitiva de los participantes, se pidió a un grupo que miraran a los ojos del policía durante todo el interrogatorio. Desviar la mirada puede ayudar a concentrarse en una tarea difícil (Doherty-Sneddon y Phelps, 2005), porque nos permite alejarnos de una estimulación rica (personas) y centrarnos en elementos con estimulación pobre (p.ej., el suelo o el techo). Los resultados de este experimento mostraron un cierto apoyo a la hipótesis de que mentir aumenta la carga cognitiva, especialmente cuando se pidió que mantuvieran la mirada del policía.

Los interrogatorios del experimento anterior fueron grabados. Vrij y col. (2010, Exp. 2) presentaron esos vídeos a un grupo de participantes y les pidieron que valoraran si el interrogado decía la verdad o mentía. Los participantes que vieron al grupo que mantuvo la mirada pudieron distinguir al honesto del mentiroso más allá del azar, pero los que vieron al otro grupo no pudieron distinguirlos. Por tanto, los resultados indican que una alta carga cognitiva hace que los mentirosos sean menos capaces de controlar las señales no verbales que los hacen proclives a ser descubiertos.

En resumen, estas investigaciones sugieren que el esfuerzo de crear y mantener una mentira hace que la carga cognitiva del mentiroso sea alta, y que esta alta carga cognitiva puede ser detectable. Esta nueva línea de investigación para distinguir personas honestas de mentirosas toma elementos de otras más clásicas (como el análisis de contenido o la comunicación no verbal), pero también añade una hipótesis explicativa que en el futuro podría ayudar a detectar las mentiras de un modo fiable.

Referencias

Doherty-Sneddon, G. y Phelps, F.G. (2005). Gaze aversion: A response to cognitive or social difficulty? Memory & Cognition, 33, 727-733.

Goldstein, R., Bauer, L.O. y Stern, J.A. (1992). Effect of task difficulty and interstimulus interval on blink parameters. International Journal of Psychophysiology, 13, 111-118.

Leal, S. y Vrij, A. (2010). The occurrence of eye blinks during a guilty knowledge test. Psychology, Crime & Law, 16, 349-357.

Vrij, A., Mann, S., Leal, S. y Fisher, R. (2010). ‘Look into my eyes’: Can an instruction to maintain eye contact facilitate lie detection? Psychology, Crime & Law, 16, 327-348.

Fuente: Ciencia Cognitiva
Bajo licencia Creative Commons

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