Murió Fraga. Murió aquel que participó como ministro de una dictadura durante una década. Aquel que quiso ser la cara civilizada y técnica de un régimen que no fue civilizado ni técnico, el franquista. Quiso ser presidente de gobierno y liderar la apertura de España, pero se le adelantó Adolfo Suárez. Se recicló a demócrata y conservador, y participó en la elaboración de la Constitución. Sin duda fue un padre de la Constitución, pero antes fue hijo predilecto de una dictadura. Quiso frenar las autonomías, el llamado “café para todos”, pero finalmente fue presidente autonómico durante quince años. Abrazó la democracia como jefe de la oposición democrática al gobierno, pero nunca tuvo palabras de condena para la dictadura militar que gobernó el país durante cuarenta años en el que la oposición sólo podía hacerse desde las sombras y con el miedo siempre agarrándote el corazón.
Creo que fue un hombre que amaba el poder, y se aferró a él como pudo. Pocas personas pueden haber representado tantos cargos en gobiernos (¡sistemas!) tan contrarios, y él fue capaz, y encima lo hizo con convicción, olvidando de manera práctica las cadenas que le podían haber atado al pasado que hacía aguas. Pero no creo que fuera defensor de la autonomía gallega, tampoco demócrata, ni siquiera franquista. Simplemente era fraguista.
Fuente: Gades Noctem
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