El Consejo de Derechos Humanos de la ONU aprobó una resolución histórica (no vinculante) donde abogaba por la libertad de expresión en la red como un derecho básico al igual que ocurre en el mundo físico. Un reconocimiento que sirve de muy poco si pensamos que incluso China, uno de los países donde más se censura Internet, firmóla propuesta.
La resolución, firmada por 72 países, recogía que:
Los mismos derechos que tienen los ciudadanos en el mundo físico también deben ser protegidos en la red, en particular la libertad de expresión, que es aplicable con independencia de las fronteras y los medios.
Esta resolución reconoce la naturaleza mundial y abierta de Internet como fuerza impulsora de la aceleración de los progresos hacia el desarrollo en sus distintas formas y exhorta a los Estados a que promuevan y faciliten el acceso a Internet y la cooperación internacional encaminada al desarrollo de los medios de comunicación y los servicios de información y comunicación en todos los países.
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Una página realmente curiosa, vende research chemicals, que quiere decir «productos químicos para investigación». Dicho de otra forma: drogas legales que son ligeras variaciones de otras ilegales y que la gente usa únicamente porque las que realmente quieren usar están prohibidas.
Algunos los llaman «legal highs» o «colocones legales». Cada lenguaje tiene un eufemismo para esas drogas, y otro de ellos -muy de moda estos días- es el de «sales de baño» o «bathsalts» en inglés.
El origen de ese oscuro término para referirse a una o varias drogas es sólo consecuencia de un mercado de drogas descontrolado, en el que se venden sustancias legales que -en muchos casos- nunca han sido probadas en humanos ni en animales, bajo la máscara de otros bienes (como abonos o sales de baño) para evitar una fiscalización de la sustancia que se vende.
En otras palabras: un adulto sano no puede comprar 150 mg de MDMA en una farmacia, pero puede comprar dosis letales de centenares de sustancias infinítamente más peligrosas que la MDMA, si vienen en un envoltorio que pone que son «Sales de Baño» y que no debes comertelas, en el kiosko o gasolinera más cercana (si vive en EE.UU.) o a través de internet en cualquier otro lugar del mundo.
La página vende 47 productos químicos, de los que 46 son drogas y uno de ellos un precursor para hacer de forma sencilla algunas drogas ilegales. Hasta ahí, nada nuevo. Una más de cientos.
Pero además de research chemicals también vende paquetes con bonitos colores y sugerentes nombres, y los vende vacios. Además a buen precio. Y para rematar el tema, venden la máquina para darle un cierre profesional a esos paquetes.
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En los departamentos de comunicación de los gobiernos europeos se sabe que los teletipos de la agencia Reuters, especializada en temas económicos y una de las más importantes del mundo, no deben ignorarse. Por esta agencia nos enteramos de que el G-7 (los siete países más ricos del mundo) iba a celebrar una reunión de urgencia por videoconferencia para hablar de la grave situación de España, y por Reuters nos enteramos también que España iba a solicitar el rescate financiero. Además es sabido que los altos funcionarios de la Unión Europea y del Gobierno alemán dan noticias a esta agencia para enviar “advertencias” a otros gobiernos. El último teletipo de Reuters sobre España y su presidente del Gobierno es demoledor.
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“Información: esta página NO está incluida en su perfil de acceso a internet”. Frase que aparece en las pantallas de los ordenadores de los funcionarios de Castilla-La Mancha cuando intentan acceder a ELPLURAL.COM. Sin embargo, la presidenta María Dolores Cospedal sí permite que los mismos empleados públicos puedan acceder a otros periódicos digitales que a diario subrayan y alaban su acción de Gobierno.
Lo denuncian los sindicatos; lo aseguran los partidos de la oposición; lo prueban las asociaciones profesionales y lo avalan los colectivos que a diario ven mermados sus derechos: Castilla-La Mancha adolece de calidad democrática, la libertad de expresión está cada día más cuestionada y los que se atreven a protestar en la calle son identificados por las Fuerzas de Seguridad del Estado e, incluso, sancionados por la Delegación del Gobierno que dirige el exconsejero Jesús Labrador, siempre al servicio de María Dolores Cospedal.
Censura online
Esto es el pan nuestro de cada día en una Comunidad que ha perdido los derechos conseguidos a lo largo de los años desde que María Dolores Cospedal accediera a la Presidencia, en junio del pasado año. Nadie hasta ahora se había atrevido a censurar la lectura de periódicos, a vetar el acceso online a diarios digitales críticos con la secretaria general del PP, como es el caso de ELPLURAL.COM. Cospedal “prohíbe” a los funcionarios leer e lperiódico, porque, sencillamente, tienen restringido su acceso.
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El asesinato público de una mujer en Afganistán vuelve a poner de relieve la brutalidad y el primitivismo de parte de esa sociedad, pero sobre todo lo poco que ha conseguido una década de ocupación occidental. Su difusión en vídeo sólo añade sal a la herida, en especial por su coincidencia con la Conferencia de Donantes de Tokio en el que se ha vinculado la futura ayuda al desarrollo a avances en la gobernanza, la justicia y los derechos de la mujer.
Las imágenes, al parecer captadas con un móvil, producen escalofríos. Varias decenas de hombres sentados en el suelo o instalados sobre los techos de las casas vecinas observan a una mujer, cuya silueta se adivina bajo una tela grisácea. Está de espaldas, sentada sobre sus talones.
“Esta mujer, hija de Sar Gul, hermana de Mostafa y esposa de Juma Khan, se escapó con Zemarai. No se la ha visto en el pueblo durante un mes”, pronuncia un barbudo en presunta función de juez, según la traducción de la agencia France Presse. “Por fortuna, los muyahidines la han atrapado. No podemos perdonarla. Dios nos dice que acabemos con ella. Juma Khan, su marido, tiene derecho a matarla”, prosigue.
Entonces, alguien entrega un Kaláshnikov a un hombre vestido de blanco que la apunta desde unos dos metros y dispara. Más de diez veces. Incluso después de haberle alcanzado la cabeza. Los asistentes corean “Dios es el más grande” y “Larga vida al islam”.
No está claro quién está detrás de ese fusilamiento que esos hombres celebran jaleando al asesino en una aldea de la provincia de Parwan, a apenas un centenar de kilómetros de Kabul. Lo único seguro es que quien sigue pagando los platos rotos de la ignorancia, la pobreza y las luchas de poder es la mujer afgana, a la que en este caso, como en muchos otros, se acusa de adulterio para cubrirlo de pretendida legalidad.
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