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Un estudio realizado por la Universidad Iberoaméricana (UIA) señala que solo el tres por ciento de las reclusas del Centro de Rehabilitación Social de Atlacholoaya, Morelos, se encuentra por cometer delitos relacionados con la violencia física.

A pesar de que tanto hombres como mujeres están dotados para agredir físicamente a quien representa una amenaza, un informe realizado por investigadores del Laboratorio de Neurociencias del Departamento de Psicología de la UIA explicó por qué 97 por ciento de las mujeres ejercen la violencia social o psicológica por encima de la física.

“La respuesta tiene que ver con cómo esta conformado el cerebro de unos y otros. Es en el sistema límbico donde se regula la conducta agresiva. En el caso de los hombres, la amígdala, que forma parte de dicho sistema, tiene un tamaño más grande y por tanto es más sensible a las agresiones y a las respuestas de carácter físico, está hecho para ser más agresivo físicamente”, señaló Óscar Galicia Castillo, especialista en Neurociencias de la Conducta de la UIA.

“En las mujeres el hecho de que este núcleo sea más pequeño hace que manifiesten la violencia en una forma más intelectual o razonada, utilizando otros métodos para lastimar de forma prolongada. Recurren al maltrato psicológico y social en 97 por ciento de los casos a los que se enfrentan. Solo el tres (por ciento) restante llega a incurrir en actos cuerpo a cuerpo.”

Otro de los factores que, según Galicia, regula nuestro comportamiento de manera dramática es la corteza cingulada anterior, una estructura que modula la conducta y tiene fuerte relación con el aprendizaje de acuerdos sociales, reglas morales y prohibiciones. Es en esta sección donde se explica la capacidad neuronal para sentir empatía por las otras personas y la dificultad de transgredir lo establecido. “En las mujeres, la cantidad superior de este tejido en comparación con el que poseen los hombres las hace almacenar mayor información que las limita a transgredir límites establecidos. Es ésa una de las explicaciones a que por cada mujer en la cárcel hay diez hombres”.

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