El FBI arrestó a 14 personas por el robo de un millón de dólares del banco Citibank utilizando cajeros establecidos en diferentes casinos del sur de California y Nevada.
En este caso particular, las autoridades afirmaron que los sospechosos abrieron cuentas bancarias en la misma entidad previamente al robo. Posteriormente, fueron a distintos casinos en California y Nevada y retiraron el dinero en efectivo de los diferentes puestos tantas veces como pudieron durante un período de 60 segundos. Al parecer, alguien detectó una vulnerabilidad que impedía a la entidad bancaria registrar las extracciones adicionales de dinero que se produjeran en ese lapso.
El FBI en conjunto con otras autoridades arrestaron a 13 de los sospechosos en Los Ángeles durante esta semana. Aparentemente, los sospechosos utilizaron el dinero para jugar en los casinos y se les ofreció habitaciones de hotel debido al elevado monto que habían destinado al juego. Además, los delincuentes mantuvieron el monto de las extracciones por debajo de los 10000 dólarespara evitar los requerimientos federales de reportes de transacción.
47000 mujeres mueren cada año en el mundo por interrumpir su embarazo de forma clandestina e insegura; la mayoría, en países con leyes restrictivas al respecto.
Casi la mitad de los abortos que se realizan en el mundo son inseguros. La mayoría tienen lugar en África, Asia y América Latina. Como consecuencia de ello,47000 mujeres mueren a causa de las complicaciones de este tipo de intervenciones. Y, pese a los argumentos de algunos gobiernos, los datos de los expertos demuestran que el número de interrupciones del embarazo no disminuye cuando se restringen las leyes al respecto.
Estas son las principales conclusiones de la jornada sobre Leyes restrictivas y aborto provocado que ha tenido lugar hoy en el Congreso de los Diputados, organizada por el grupo parlamentario socialista en colaboración con la Asociación de Clínicas Acreditadas para la Interrupción Voluntaria del Embarazo (Acai). Al acto han acudido ponentes como la doctora Bela Ganatra, especialista del departamento de Salud Reproductiva e Investigación de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que ha recordado los datos del último informe de la institución sobre aborto seguro.
Ampliar en: Público.es
Un grupo de neurocientíficos holandeses y británicos han dirigido el primer estudio orientado a indentificar la prevalencia de concepciones erróneas sobre la neurociencia entre profesores. En concreto, la muestra incluía un total de 242 participantes británicos y holandeses, en su mayor parte profesores de primaria y secundaria.
Estos profesores participaron en un encuesta online para que evaluaran 32 afirmaciones sobre la influencia del cerebro en al aprendizaje. 17 de ellas eran afirmaciones generales sobre el cerebro, como “El hemisferio derecho e izquierdo del cerebro siempre trabajan a la vez” y las otras 15, “neuromitos”, como “Los individuos aprenden mejor cuando reciben información en su estilo preferido de aprendizaje” o, el preferido por el público, “Sólo empleamos el 10% del cerebro”.
Como media, resultó que los profesores creyeron la mitad de los neuromitos, y en particular aquellos que estaban relacionados con programas educativos comerciales. El 26% de los profesores británicos y el 42% de los holandeses (en la muestra) también creyeron que sólo empleamos el 10% del cerebro.
De modo general, se sabe que la neurociencia goza de un prestigio social importante, hasta el punto de que la gente está más dispuesta a aceptar los resultados de un trabajo científico si están acompañado con imágenes del cerebro y explicaciones aparentemente neurocientíficas (Weisberg et al., 2007; McCabe y Castel, 2008). En el caso de los profesores del estudio, lo más curioso es que el conocimiento general del cerebro resultó estar positivamente relacionado con la creencia en neuromitos. Es decir, a mayor conocimiento general del cerebro, por ejemplo, a través de las revistas científicas populares, mayor tendencia a creer en las afirmaciones científicas erróneas, sugiriendo que “los profesores que son entusiastas sobre la posible aplicación de los hallazgos de la neurociencia en la escuela encuentran difícil distinguir la pseudociencia de los datos científicos.”
Para evitar los efectos potencialmente dañinos de los neuromitos en la educación, los investigadores hacen una sugerencia final evidente: mejorar el conocimiento científico de los profesionales de la educación e incluso incorporar cursos sobre neurociencia fiable como parte del entrenamiento previo de los profesores. Además de la supuesta “aptitud pedagógica”, que tantos recursos mueve en España, quizás sería deseable que los futuros profesores tuvieran conocimientos más sólidos de neurociencia.
Referencia: Dekker S, Lee NC, Howard-Jones P and Jolles J (2012) Neuromyths in education: Prevalence and predictors of misconceptions among teachers. Front. Psychology 3:429. doi: 10.3389/fpsyg.2012.00429.
Fuente: Cultura 3.0
El origen de la celebración de Halloween (contracción de All Hallow’s Evening, o Víspera de Todos los Santos) es bastante antiguo y relacionado con la astronomía, ya que desde el siglo V a.n.e. se denominaba como día intercuartil, esto es, el día que está justo entre el equinoccio de otoño y el solsticio de invierno. Los celtas usaban los días intercuartiles como inicio de las estaciones. Halloween marcaba el inicio de Samhain, el invierno.
Tal y como podemos ver en la imagen, hay cuatro días intercuartiles durante el año, en los puntos medios entre los equinoccios y los solsticios. El primero sería el dos de febrero, conocido como el Día de la Marmota, el segundo es el uno de mayo, el tercero es el uno de agosto (Día de Lammas o fiesta de la cosecha) y el cuarto es el 31 de octubre, Halloween.
Ampliar en: PIRULO CÓSMIC
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Una pseudociencia es una disciplina, determinada por un conjunto de prácticas, creencias, conocimientos y metodologías no científicos, pero que reclaman dicho carácter. Algunos ejemplos son: la astrología, la homeopatía, la ufología, el psicoanálisis, el feng shui, el tarot, la numerología, la parapsicología, etc. (Hay disciplinas que no tienen base científica pero tampoco la reclaman implícita ni explícitamente, por lo cual no las consideramos pseudociencias.)
Muchos pensarán que el debate en torno a la caracterización formal de una disciplina debería quedar en el terreno de los filósofos y pensadores. En la práctica, sin embargo, nuestra sociedad respeta aquellos conocimientos y métodos que tienen visos de ciencia, y no conocer la diferencia entre ciencia verdadera y pseudociencia puede llevarnos a poner nuestra salud y nuestro dinero en manos de personas que inspiran, pero no merecen, nuestra confianza.
Las pseudociencias reflejan apetencias típicas de nuestra sociedad: queremos que las cosas sean simples y que no tomen mucho tiempo. Si tenemos que estudiar una profesión, queremos que sea fácil y que su ejercicio nos rinda buen dinero. La mayoría de las pseudociencias son disciplinas que requieren pocos conocimientos y se basan en postulados simples; y por supuesto, suele ser fácil encontrar gente crédula que les pague a sus practicantes. En estas disciplinas, además, no hay ningún criterio certero para decidir quién es un buen profesional y quién no lo es.
Los «conocimientos» que suponen las pseudociencias se basan generalmente en la tradición o en dogmas arbitrarios establecidos hace tiempo, o bien en revelaciones transmitidas por supuestos «sabios» o «expertos» que se autoproclaman como tales. Nunca se basan en investigaciones reales que puedan ser citadas, estudiadas y quizá refutadas por otros, como se hace en toda disciplina científica seria. A veces su ambigüedad o su misma falta de contacto con la realidad hace imposible probar que no funcionan (falsabilidad); otras, la prueba clara de que son falsedades es rechazada por los pseudocientíficos con argumentos ridículos o simplemente ignorada. Típicas de esta reacción son frases como «la ciencia oficial» o «el establishment científico», o la acusación de que el escéptico «tiene la mente cerrada» o es un «positivista dogmático».