Las anotaciones hológrafas de presuntos pagos en negro de Luis Bárcenas, extesorero del PP, a altos cargos de ese partido son de su puño y letra, según han dictaminado varios peritos calígrafos en diferentes medios. No estamos hablando de grafología. Confundir a un perito calígrafo con un grafólogo es un grave error equivalente a llamar astrólogo a un astrónomo. El peritaje caligráfico es una técnica de validez reconocida, y la grafología es un arte adivinatoria, como la astrología, la morfopsicología, la lectura de las huellas dactilares y la culomancia.
El timo de la grafología
La Cadena SER y Telecinco han recurrido, por su parte, a “la división de pericia caligráfica de la Sociedad Española de Grafología” y a la grafóloga Begoña Slockers, respectivamente. Aunque en este caso se han limitado a hacer peritajes caligráficos, llamar a un grafólogo para algo así es como llamar a Rappel u Octavio Aceves para hablar de la última erupción solar. Porque un grafólogo es algo muy diferente a un perito calígrafo. Un grafólogo no es un técnico, sino un adivino. “La grafología es simplemente un rama del grupo de prácticas pseudocientíficas conocido como lectura de caracteres“, explican los psicólogos Scott O. Lilienfield, Steven Jay Lynn, John Ruscio y Barry Beyerstein en su libro 50 grandes mitos de la psicología popular (2010). E incluyen esta práctica en el mismo grupo que la quiromancia, la frenología. al lectura de la uñas y otras técnicas supuestamente adivinatorias.
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‘Ante la evidencia, negar’, es el primer consejo a un delincuente. Es probable que todos los socialmente inculpados del PP por haber cobrado cantidades de manera irregular no sufran castigo penal, ya sea por prescripción, por no superar lo defraudado la cuota fiscal delictiva de 120.000 euros, o bien porque hubieren declarado a Hacienda tales ingresos. Esta última posibilidad, que no probabilidad, es la clave: si han pagado, la responsabilidad penal se habrá extinguido. Pero en cualquier caso, políticamente es inadmisible: tienen que dimitir desde el primero al último, por mucho que se refugien en negar la evidencia de las cuentas B publicadas, con todos los visos de certeza.
Un país que no es capaz de resolver ni un solo asunto político fuera de los juzgados es un país enfermo y de democracia en entredicho. Lo más lacerante del asunto de los papeles Bárcenas es, de un lado, el desprestigio mundial de España, ya advertido por el embajador de los Estados Unidos, y, muy especialmente, la duda de si los dirigentes del Partido Popular son conscientes del daño, seguramente irreversible, que están causando a la ya muy vapuleada democracia española. Si este asunto no se aclara de modo convincente para los ciudadanos, estarán cometiendo, hiperbólicamente, un delito contra su amada España.
Por ello es preceptivo que no eludan su responsabilidad con amenazas. Estamos en un Estado de Derecho en el cual todo participante lo tiene a pedir justicia, a exigir un proceso, y a obtener una resolución. Háganlo y exíjanlo inmediatamente, ya que no son capaces de dar satisfacción pública y política. No digan más, por favor, que van a hacer y no hacen, no anuncien más querellas y acciones civiles, preséntenlas. Se están ustedes poniendo al nivel de la televisión basura.
Ustedes deben prescindir de amenazas de fogueo, justifiquen suficientemente sus negativas, como es que los escritos publicados son falsos, que no hay una contabilidad opaca, que por el hecho de haber mandado sus balances al Tribunal de Cuentas, que por cierto lleva siete años de retraso, suponga una patente de exculpación.
Es de advertir que, a pesar de su negativa tajante y no motivada, ya ha habido un ex diputado y un actual Presidente del Senado que han reconocido la realidad de asientos contables que aparecen publicados por la ‘infame’ prensa.
Sin hablar de trajes y corbatas presidenciales, resulta escandaloso y altamente inculpatorio que ustedes no presenten inmediatamente las declaraciones de la Renta de los últimos años. ¿Por qué, señora Cospedal, no presentó usted las suyas ayer en su rueda de prensa? Los españoles sabemos bien, porque lo padecemos, que cualquier fraude fiscal, sea grave o leve, es perseguido y sancionado sin piedad, sean trabajadores o llamada clase media. Resulta indignante su actitud. No se mofen más de los ciudadanos.
Al margen de lo judicial, ustedes saben que en todas las democracias occidentales un político que falte a la verdad o que intente defraudar a la Hacienda pública es inmediatamente expulsado de toda actividad política. No sé si será el caso de ustedes. Solo sé que tienen ustedes 47 millones de presunciones de culpabilidad, tantas como habitantes hay en España.
Y para terminar y como ha sugerido el señor Pérez Rubalcaba y exigiría todo español: ¿Por qué no sale personalmente el Presidente del Gobierno, señor Rajoy, y les dice a los ojos de los españoles si ha cobrado sobresueldos, y si los ha cobrado ha sido en blanco o en negro?
Autor: Arturo González
Fuente: Puntadas sin hilo
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