Edith Tudor-Hart no era una espía demasiado cuidadosa. Usaba como nombre en clave su nombre de pila, Edith, y no enmascaraba que tenía simpatía por el comunismo: acudía con frecuencia a las reuniones izquierdistas y actos de propaganda que se celebraban en Londres y retrataba a los dirigentes marxistas ingleses.
Acaso por su extraña forma de vida, la obra fotográfica de Tudor-Hart nunca emergió de un segundo plano. La injusticia se soluciona ahora con la exposición Edith Tudor-Hart: In the Shadow of Tyranny (Edith Tudor-Hart: a la sombra de la tiranía), producto de la primera investigación y catalogación a fondo de los archivos de la fotógrafa-espía. La muestra está en cartel hasta el 26 de mayo en la Scottish National Portrait Gallery de Edimburgo.
De la exposición, que incluye 80 fotografías, casi todas inéditas, libros de notas y una selección de libros y revistas que publicaron trabajos de Tudor-Hart, emerge la figura de una reportera que documentó con intensidad las consecuencias en el Reino Unido de la Gran Depresión de los años previos a la II Guerra Mundial. Ladurísima realidad social de este tiempo —mendicidad infantil, explotación laboral de los niños, infraviviendas hacinadas y hambre— es el tema único que interesaba a la fotógrafa.
Ampliar en: 20Minutos.es
Bajo licencia Creative Commons
Ya está disponible el último podcast de Pensando Críticamente. En esta ocasión, las entrevistadas son Almudena Martínez sexóloga y Montse Ibáñez matemática. Ellas han sido las últimas ponentes de Escépticos en el Pub(Madrid). Con ellas hablamos sobre la monogamia y otras opciones sexuales del animal humano.
Os podéis suscribir al podcast de diferentes maneras: a través de iTunes, o enYahoo.
Fuente: ARP-SAPC
Foto: Ostrosky Photos via photopin cc
Los problemas de salud atribuidos por algunos colectivos a los parques eólicos son de origen psicogénico, según un estudio dirigido por Simon Chapman, profesor de Salud Pública de la Universidad de Sydney. Este investigador y sus colaboradores han examinado todas las reclamaciones hechas ante las compañías explotadoras de las 49 instalaciones de ese tipo existentes en Australia y concluido que su presunto impacto en la salud se debe a la actividad de los grupos que se oponen a ellas y a su eco en los medios de comunicación, que han colaborado en la difusión de esta nueva histeria. Se trataría, por tanto, de una enfermedad comunicada que se propaga gracias al efecto nocebo, la reacción negativa del paciente ante una sustancia inocua que considera dañina.
Los autores explican cómo se ha extendido por la Australia rural e Internet la idea de que la exposición a los aerogeneradores puede resultar perjudicial para la salud, “a menudo con floridas alegaciones”. Un ejemplo de ello es un hoja informativaque exhibe en su web la Plataforma Europea contra los Parques Eólicos. “Cualquier persona que viva a una distancia inferior o igual a 6 kilómetros de un parque eólico debería ser avisada de las consecuencias que puede tener para su salud y calidad de vida”, sentencia en ella Nina Pierpont, pediatra, esposa de un activista contra los aerogeneradores y autora del libro Wind turbine syndrome. A report on a natural experiment (El síndrome de los aerogeneradores. Un informe de un experimento natural).
Artículo completo en: Magonia
Foto: JF Marrero via photopin cc