La mentira forma parte de la conducta humana. Nos sirve para no hacer daño –mentiras piadosas– y para lo contrario. Mentimos para lograr un objetivo, comprometer a alguien, agrandar logros y minimizar fracasos. Es un recurso para alcanzar un fin. Pero ¿es posible falsear la verdad sin delatarse?
El criminólogo español Juan Ángel Anta, experto en la materia, dice que “se trata de analizar los ademanes y el discurso de una persona para buscar indicios de engaño en la interacción entre ambos tipos de comunicación, la oral y la gestual”. Por ejemplo, cuando alguien miente, es muy posible que caiga en incongruencias y responda afirmativamente a una pregunta a la vez que hace un movimiento de negación con la cabeza; o afirme que se encuentra tranquilo mientras su postura demuestra lo contrario. Otras veces, el lenguaje resulta revelador; quien cuenta una historia sin aportar datos concretos, con lagunas mentales reiteradas y pausas forzadas, se está retratando.
Más información sobre el tema en el artículo Cómo coger a un mentiroso, en el número 383 de Muy Interesante, escrito por Janire Rámila.
Artículo publicado en La Voz Libre el 01-04-2013.
Los pescadores de Japón han adoptado una nueva forma de matar a los delfines en cacerías individuales, pero el método no es más humana que las técnicas anteriores, dicen los veterinarios y expertos en comportamiento de delfines.
Los sacrificios japoneses de delfines recibieron atención mundial en 2009, después de la liberación del documental ganador del Oscar The Cove . Se mostró en detalle gráfico como cada año, cientos de delfines fueron conducidos a una cala cerca de la aldea de pescadores de Taiji, y matados con cuchillos y lanzas. En la película las aguas de la ensenada se volvieron carmesí de sangre.
En 2010, Iwasaki y Toshihide Yoshifumi Kai de Pesquerías de Ultramar y Taiji Cooperativas Pesqueras informaron sobre otro método supuestamente más humano para mattar a los delfines.Esto implica el uso de una varilla delgada para empalar delfines detrás de su orificio nasal y cortar la médula espinal.
Se dijo que las pruebas habían mostrado que los animales murieron más rápidamente y como consecuencia, el método fue adoptado oficialmente. En el caso de los cuatro delfines listados (Stenella coeruleoalba), el tiempo de la muerte se dice que fue de cinco segundos, considerablemente inferiores a los 300 segundos mediante las prácticas convencionales.
La información no es real
Un nuevo estudio refuta estas afirmaciones. «Nuestro análisis muestra que este método no cumple el requisito de reconocimiento internacional por la inmediatez», dice Andrew Butterworth , de la Universidad de Bristol Veterinary School, Reino Unido. «No sería tolerado o permitido en cualquier proceso regulado de matadero en el mundo desarrollado».
Butterworth y sus colegas evaluaron secuencias de vídeo de la matanza de Taiji, filmada en secreto en 2011 por el grupo conservacionista AtlanticBlue alemán. Dicen que los delfines tardaron más en morir que lo que afirmaba el equipo japonés. Un delfín listado, digamos Butterworth y sus colegas, aún se movían 254 segundos después de ser empalados.
Añaden que los criterios utilizados en el informe japonés para determinar el tiempo de la muerte – la terminación de la respiración y el movimiento – es errónea. Cualquier animal que acaba de tener su médula espinal cortada es probable que deje de moverse, dicen. Y los delfines son conocidos por su capacidad de aguantar la respiración por períodos de tiempo prolongados.
En la unidad de caza los animales están atados a los barcos de las aletas de la cola para conducirlos a la cala del sacrificio.»Desde una perspectiva científica, humana y ética, esto contradice bruscamente el bienestar de los animales empleados en las sociedades más modernas y avanzadas tecnológicamente», dice el miembro del equipo Diana Reiss de Temple University en Nueva York.
«En los Estados Unidos y el Reino Unido, reglamentos y directrices que rigen el trato humano y la masacre de los animales prohiben la matanza de un animal en presencia de otros animales».
Un empleado de pesquerías Taiji, dijo en 2009 que tales reacciones eran «hipócritas» y «motivadas racialmente», diciendo que la transección de la médula espinal también se practicaba en pollos y otros animales en el Oeste. El nuevo estudio sostiene que la precisión es un problema al seccionar la médula espinal en animales grandes, como los delfines.
En última instancia, la pérdida de sangre provoca paraplejía primero y más tarde la muerte, dice el informe. El proceso se prolonga mediante la inserción de una clavija de madera en la herida, que Iwasaki y Kai dijeron se hizo para evitar la contaminación del agua y para conservar la sangre para uso comercial.
Lori Marino de la Universidad de Emory en Atlanta, Georgia dice que la decisión de centrarse en el método de eliminación es lamentable, ya que implica que hay una forma humana de matar a un delfín.
Consultado sobre si existen otros métodos de matanza que se considerarían más humano, Reiss dijo: «La matanza de delfines es indefendible dado nuestro conocimiento científico de los delfines, que ha demostrado sus habilidades cognitivas sofisticadas, incluyendo la conciencia personal y social».
«Debemos asegurarnos de que los delfines reciban los más altos estándares de tratamiento, igual al concedido a los animales domésticos», dice Kris Simpson de International Dolphin Watch. «Esto claramente no se logra, ni en las condiciones en la naturaleza, es siempre probable que sea nuestra posición es por tanto inequívoca;. Los delfines no deben ser cazados».
Fuente: New Scientist
Manifiesto ANIS por una comunicación responsable en vacunación
Los periodistas y los medios que informan de cuestiones relacionadas con la vacunación tenemos la responsabilidad de…
1. Entender las bases del proceso de investigación médico-científica de las vacunas. O, en caso contrario, al menos, acudir a expertos competentes y, en caso de duda, renunciar a publicar una información sesgada, no contrastada o apoyada en testimonios no acreditados.
2. Buscar fuentes acreditadas a la hora de informar sobre vacunación. En vacunación no hay creencias, hay realidades. Debemos seleccionar las fuentes teniendo como guía el interés público y acreditar la procedencia de las informaciones que nos suministran. Debemos establecer criterios como la pertenencia a sociedades científicas o publicaciones que permitan certificar la credibilidad científica de la fuente.
3. No difundir informaciones basadas en una única fuente. La complejidad de la información sobre vacunación difícilmente se puede resolver acudiendo a una única fuente, por lo que se deben evitar las noticias basadas en un único punto de vista.
4. Huir del sensacionalismo. Evitar el periodismo testimonial fácil y el dramatismo sin comprobar los datos aportados. Para ello, debemos solicitar a las fuentes de información que colaboren en la correcta interpretación y valoración de la relevancia de los datos científicos.
5. Ser transparentes en la información. Conocer los vínculos entre las fuentes de información y quiénes las promueven, así como desvelar su identidad si fuera pertinente para su correcta interpretación. No debemos permitir la politización de la salud pública, por lo que debemos exigir mayor transparencia a todas las entidades involucradas en la transmisión de información en vacunación: desde industria farmacéutica hasta las administraciones sanitarias públicas.
6. Ser rigurosos con los datos que manejamos. Ser precisos en la información y facilitar a nuestra audiencia el mayor número posible de claves, datos, testimonios, referencias… que ayuden a interpretarla correctamente. La información que se ofrezca debe basarse en la evidencia científica. Asimismo, los argumentos de tipo clínico deben diferenciarse claramente de otros como los económicos para evitar la confusión en la audiencia. Como parte de los datos, debemos informar de los efectos adversos, pero también de las consecuencias para la población que conlleva la no vacunación.
7. Cuidado con Internet. Si acudimos a Internet, debemos asegurarnos de que consultamos webs acreditadas con sellos de calidad del ámbito científico (HoN Code, WMA…). El uso de la información obtenida en Internet no excluye la responsabilidad de contrastar su veracidad y, sobre todo, su vigencia.
8. Buscar la originalidad en el enfoque sin comprometer el rigor. Ser originales en la exposición y en el enfoque de la información no debe impedirnos mantener como premisas el rigor, el equilibrio y la precisión.
9. Exigir de las instituciones su corresponsabilidad en la divulgación sobre la vacunación. Los periodistas y los medios que informan de cuestiones relacionadas con la vacunación consideramos que, para ejercer nuestra tarea con responsabilidad en las mejores condiciones, necesitamos un compromiso inequívoco con la divulgación sobre vacunación por parte de las instituciones sanitarias públicas y privadas y de los profesionales e investigadores como fuentes de información. Lograr altas coberturas en vacunación entre los profesionales sanitarios constituiría un ejemplo para la población.
10. Favorecer la información continua. Con el fin de poder hacer de estos propósitos de interés general una realidad, solicitamos recursos formativos para que los profesionales podamos contar con información y conocimientos actualizados en materia de salud y medicina en general y, de vacunación, en concreto.
Muchos personajes famosos han perdido la vida en condiciones y situaciones tan extrañas como inverosímiles. Ésta es una selección:
– Enrique I de Castilla: murió de una pedrada jugando con sus amigos.
– Arquímedes: un soldado romano le atravesó con su espada al ser recriminado insistentemente por el sabio griego para que no pisara unos dibujos científicos que había hecho en la playa.
– Jean-Baptiste Lully, compositor francés: falleció por una gangrena al clavarse la batuta en el pie.
– Alejandro I de Grecia: su mascota, un mono, le propinó un mordisco y le contagió la rabia.
– Francis Bacon, filósofo y escritor inglés: falleció de frío mientras rellenaba con nieve de las montañas el interior del cuerpo de una gallina muerta, para un experimento sobre la conservación de los alimentos.
– Agatocles, tirano de Siracusa: se atragantó con un palillo.
– Esquilo, dramaturgo griego: murió golpeado por una tortuga que se desprendió de las garras de un águila que sobrevolaba su cabeza.
– Isadora Duncan, bailarina estadounidense: murió por una fractura en las cervicales debida a que su echarpe se enganchó en las ruedas del coche en el que acababa de subir.
– Maximiliano de Austria: una indigestión de melones le quitó la vida.
– Allan Pinkerton, fundador de la agencia americana de detectives que lleva su nombre: murió por una gangrena tras morderse la lengua.
Fuente: MUYinteresante