Una de las misiones de la Academia es asesorar en materias científicas a las diversas administraciones y transmitir a la sociedad la opinión de la ciencia contrastada sobre asuntos relevantes y de interés. Esta labor de asesoramiento se debe realizar desde la imparcialidad y debe estar exclusivamente basada en los resultados aceptados por la comunidad científica internacional. La Academia siempre ha estado especialmente vigilante frente a los posibles abusos de las llamadas pseudociencias, que son aquellas creencias o procedimientos que no están basados en el método científico ni han podido ser verificadas de manera fiable. De una u otra manera, muchos aspectos en todas las sociedades se ven afectados por estas prácticas contra las que el arma principal debe ser la fuerza de la razón y el peso de las evidencias.
En los últimos meses se generó un debate por la presencia en la Universidad de Murcia de aspectos no científicos como los relacionados con la homeopatía. En otras ocasiones anteriores también se ha llamado la atención sobre la realización de otras actividades impropias de instituciones respetables, como la astrología o las pseudoterapias. Desgraciadamente, esta es una lacra que afecta de una u otra forma a casi todas las universidades españolas, ya que es notorio el interés de algunas personas por obtener un halo de respetabilidad académica mediante su interacción, de una u otra forma, con la Universidad.
Por ello, esta corporación desea alertar a la sociedad en su conjunto, y a la comunidad universitaria en particular, sobre el riesgo de que estas circunstancias se puedan dar en una institución que debe ser la principal garante de la seriedad científica e investigadora y ajena a cualquier confusión de aspectos no amparados por el rigor y el fundamento científico.
Consecuente con esta posición, la Academia de Ciencias de la Región de Murcia pide a las autoridades responsables la mayor vigilancia y contundencia para evitar el uso de las instituciones para actividades que no estén avaladas por el rigor científico y que por lo tanto puedan causar un perjuicio directo o indirecto a los ciudadanos. Finalmente, exhorta a todos nuestros lectores a mantener un espíritu crítico frente a cualquier práctica basada en las pseudociencias y no dejarse embaucar.
ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA REGIÓN DE MURCIA
Imagen: Remko van Dokkum via photopin cc
Las teorías conspirativas han experimentado gracias a internet una difusión sin precedentes. Se pueden creer o no creer, pero siempre contienen una gran dosis de creatividad e incluso de conocimiento científico. Este se utiliza para dar mayor verosimilitud a la teoría conspirativa de turno y abundan las teorías cuyo bagaje científico es tan alto que una cultura común, incluso de universitario, no es capaz de desentrañar.
Los campos preferidos de las teorías conspirativas apuntan al gobierno mundial, al grupo Bilderberg, a la ingeniería social, a la acción de gobiernos, al 11 M entre nosotros o a los extraterrestres por poner algunos ejemplos. Son la continuidad de conspiraciones como las que encendían los progroms y persecuciones étnicas del pasado, y la desinformación típica de países en guerra. Pero sobre todo nos interesa ahora cuáles son las razones profundas de la generación de las teorías conspirativas.
Ante todo, está la forma altamente protocolaria con que se trata la información en los medios, que da preferencia a la información aparente y de servicio a fines propagandísticos de las élites. El público tiende a sospechar que hay más, mucho más. Las creencias conspirativas dan sobre todo una explicación completa e ingeniosa de la realidad que elude siempre las explicaciones de los portavoces públicos, repletos de correción política. Las teorías conspirativas inducen en quienes las creen una sensación de haber alcanzado una inteligencia profunda de las cosas, de participar en un secreto, una gnosis, que además está blindada contra los portavoces de la ordinaria sensatez que puebla los medios, ya sean políticos de turno, médicos, o astrónomos de la Nasa.
Una línea de teorías conspirativas no afecta a hechos humanos, como ocurre en el caso de los megaatentados, las hay de pánico global, como los cuerpos celestes que nos amenazan, pero siempre mencionarán a los ocultadores de información, usualmente gobiernos y científicos. El resultado acumulativo en el tiempo puede ser muy grave, en forma de descrédito global de las instituciones que afectaría a la gobernabilidad.
Hasta ahora ante hechos como atentados en zona occidental existía la versión del gobierno, la de la oposición, canalizadas a través de los medios. Ahora además se pone en marcha una producción autónoma de teorías, por medio de internet, que cuentan con la credibilidad de no constituir “fuentes oficiales”, es como si el sello de lo “oficial” fuera signo automático de descrédito.
Pero una teoría conspirativa tiene siempre la carga de la prueba en su contra, una tesis será conspirativa mientras no se demuestre lo contrario. Demostrarlo a menudo requieree el paso de varias generaciones. Por ejemplo el caso del asesinato de Prim, sobre el cual se especuló siempre en términos del quién conspirativo, hasta hoy, cuando se ha descubierto por medios forenses que la conspiración alcanzó a las máximas instancias, una de las cuales todavía tiene calle propia en Madrid, el general Serrano.
Desde luego la apelación a la simple teoría conspirativa también es un recurso para mantener el clima de “normalidad” que quiere todo poder para su entorno. Este fácil recurso a que los demás son conspiranoides produce un descrédito. Es una variante de los métodos de marginación para lo extraño, no previsto y las visiones alternativas. A menudo es un recurso para desprestigiar a los contrarios. Hay que limitarse a lo palpable, a lo evidente, a la verdad de superficie, si no se quiere ser tachado de conspiranoico. Estos son los rangos extremos de las teorías conspirativas, de un lado el exceso imaginativo y la construcción de explicación para una realidad, y por otro lado, el exceso contrario de tachar de conspiranoide cualquier mención a una colusión de intereses en la que estamos y queremos proteger.
Popper tenía una teoría sobre las teorías conspirativas un tanto simplista, en su obra “La sociedad abierta y sus enemigos”, venía a decir, que la opinión común no soporta no tener una explicación organizada o con huecos informativos sobre hechos que provocan shock público. Esto puede ser cierto pero en mucha mayor medida se da la “espiral del silencio” es decir, la rápida interpretación por el común social de qué no debe hablarse más que en estricta intimidad de ciertos temas y aún así cerrando bien las ventanas. Esa espiral que ocurrió en las sociedades totalitarias se da en no menor medida en las nuestras, sin necesidad de represión policial, bastante con que se prevea la amenaza de la burla, el sarcasmo, o la expresión extrañada, que a menudo también es aprendida socialmente. Creemos que esto fundamenta hoy el supuesto consenso popular de las ideologías de éxito del momento. Es a esta “normatividad” de la normalidad de creencias frente a la que se rebelan las teorías de la conspiración. Quizá hoy las opiniones más honradas sean aquellas que necesitan del manto de la intimidad más privada para expresarse. Cuando hay que mirar a todos los lados antes de decir algo, probablemente es porque se va a decir una gran verdad.
Autor: José Luis León
Fuente: #influencias
Tras la proclamación de santa a María Laura de Jesús Montoya los medios de comunicación hicieron un gran cubrimiento mediático de este evento. Sólo un medio, hasta el momento, consulto a un ateo y un defensor del Estado Laico para que expusieran sus ideas.
¿Cómo interpreta la canonización de la Madre Laura?
El Espectador consultó a un humanista, a un ateo, a un sacerdote y a un defensor del Estado Laico para que descifren, desde sus ideologías y campos de conocimiento, qué significa que Colombia tenga una santa.
Un abogado defensor el Estado Laico
En la diferentes formas de Estado pasamos desde aquellos totalmente confesionales – quienes tienen una religión oficial- y en el otro lado los ateos -resisten a cualquier religión-. La mayoría de formas de Estado Moderno en el mundo se encuentran dentro del Estado Laico fundado en la neutralidad en temas religiosos. El Estado no está a favor de una religión, ni en contra de las demás.
La Constitución Colombiana garantiza la libertad religiosa como expresión de la democracia; sin embargo no pueden invertirse dineros, ni espacios, ni discursos desde lo institucional relacionados con temas religiosos, ya que ello quebranta la igualdad de las religiones al privilegiarse acciones o actos de una sin justificación frente a las demás. No es de recibo el argumento de la expresión religiosa mayoritaria.
Los funcionarios del Estado, ya sea quien ejerce la presidencia, congresistas y demás tienen toda la libertad de acudir a los actos de orden religioso de la Madre Laura en Roma conforme sus legítimas creencias individuales, pero con sus propios recursos. Hacerlo con los impuestos de 45 millones de personas en privilegiar una religión sobre las demás y desconocer la neutralidad del Estado Laico siendo esta acción una forma de corrupción.
Los ateos interpretamos esta canonización como un intento de la Iglesia por avivar la fe, queriendo presentar, curiosamente, una pizca engañosa de lo que carecen: Evidencias.
La Iglesia desde sus inicios ha creado reliquias, santos y milagros para ganar fieles y sustentar su fe. No en vano hay tres templos que dicen poseer la reliquia del cordón umbilical de Jesús.
Quienes usamos la razón adecuamos nuestras creencias con base en la evidencia. La proclamación de un santo por la Iglesia Católica es agregar otra pieza de creencia que debe aceptarse acríticamente.
Uno de los milagros adjudicados a Laura Montoya es la curación del cáncer terminal de una señora que le rezó. Pero, la remisión espontánea de ese cáncer bien pudo ocurrir naturalmente (por apoptosis celular, por ejemplo). Precisamente que el supuesto milagro tenga la misma probabilidad que una remisión espontánea debería hacernos pensar. ¿No sería más claro el hecho que todos los enfermos terminales de cáncer que rezasen se sanaran y los sin fe se murieran? Allí habría una clara correlación estadística.
El filósofo Hume afirmaba que “ningún testimonio es suficiente para establecer un milagro, salvo que su falsedad fuese más milagrosa que el hecho que se trata de establecer”.
Zaragoza, 17 de mayo de 2013
EXCELENTÍSIMO Y MAGNÍFICO SEÑOR RECTOR(*)
Universidad de Zaragoza.
Estimado Sr.:
Resulta muy preocupante que la Universidad de Zaragoza otorgué varios títulos propios universitarios sobre homeopatía y acupuntura y que tenga una cátedra de homeopatía subvencionada por los laboratorios Boiron. Como responsable de la Universidad de Zaragoza debe saber que se trata de dos pseudomedicinas con peligros evidentes y sin fundamento científico. Y por si fuera poco, nos encontramos ante dos saberes precientíficos emparentados con la magia y la religión.
Samuel Hahnemann, el creador de la homeopatía, lo decía bien claro: «Tiempo era ya de que la sabiduría del Divino creador y conservador de los hombres pusiese fin a estas abominaciones [alopáticas] e hiciera aparecer una medicina inversa [la homeopatía]». Y si aplicamos la ley del similia similibus curantur -la más importante de sus creaciones- a los tiempos actuales llegamos a la conclusión de que altas dosis de penicilina son capaces de producir gonorrea y amigdalitis en el hombre sano. Otra famosa ley, la de las dosis infinitesimales, es aún más inverosímil, pues con ella se pone en solfa toda la teoría atómico-molecular de la materia. Recordemos que, según esta ley, a partir de la dilución 12 CH (dilución centesimal hahnemanniana) no queda en el preparado ni una sola molécula de la «tintura madre» original. Sin embargo, afirman que gracias a que la dilución es agitada durante el proceso de elaboración, resulta mucho más efectiva que si tuviera la sustancia primitiva. De hecho, cuanta menos sustancia original hay en la dilución y más se agita esta última, más potente es el supuesto efecto. Que por estas incongruencias se otorguen títulos universitarios y se premie al profesor titular que las imparte, Javier Lanuza, con una cátedra de empresa, es realmente preocupante.
Por su parte, en el Nei Jing, la «biblia» de la acupuntura, se afirma que «la energía [Qi] no es visible, pero un maestro la percibe; sabe el camino para remontarla. Él puede así tonificarla y dispersarla a su agrado». Por si fuera poco, gracias a la palpación de los pulsos, los acupuntores (antes de aplicar las agujas) son capaces de diagnosticar no sólo el desequilibrio de Qi (inexistente), sino también el sexo del feto en la mujer embarazada e incluso si un enfermo tiene piedras en la vesícula biliar. Pero aún hay más. En la base de la acupuntura está la teoría según la cual, por ejemplo, el bazo es un órgano Zang que forma parte del aparato digestivo y es la sede del pensamiento. Y lo mismo podemos decir del resto de los órganos Zang Fu, tal y como lo explica con todo lujo de detalles la Medicina Tradicional China. En el colmo del delirio, para los acupuntores modernos estas cosas (órganos inexistentes, funciones mágicas, etc.) no son errores, sino ¡formas diferentes de pensar! Quien crea que todo esto es la exageración de unos escépticos exaltados, no tiene nada más que echar una ojeada a cualquier libro de acupuntura.
En suma, con semejantes pseudomedicinas, sobran la farmacología, la microbiología, la genética y el diagnostico por imagen en todas sus variedades. Peor aún, sobra toda la medicina científica. ¿No se han preguntado quienes proponen tales dislates, por qué en las facultades de física (o de química) no se habla de «física alternativa y complementaria» (o de «química alternativa y complementaria») y no se otorgan títulos sobre «astrología científica» (o sobre «alquimia científica»)? ¿Se debe, quizás, a que los médicos son más crédulos que los físicos o los químicos, o es simplemente que algunos médicos carecen de escrúpulos con tal de ganar dinero y tener un puesto de trabajo? ¿O peor aún, ignoran el método científico?
No podemos extendernos en una carta de denuncia, como la presente, sobre todas las pruebas que demuestran las falsedades y engaños que homeópatas y acupuntores defienden y sus infiltrados universitarios propalan. En este sentido, puede consultar las detalladas alegaciones presentadas por varios profesores contra estos estudios propios de la Universidad de Zaragoza, en las cuales se documenta que tanto la homeopatía como la acupuntura son puras pseudociencias, como la astrología, creacionismo científico, radiestesia, tarot, etcétera, que deben proscribirse de cualquier programa universitario.
Decía Gregorio Marañón que la historia de la cultura es la lucha entre la ciencia y la superstición. Lamentablemente en la Universidad de Zaragoza los charlatanes pseudocientíficos se han infiltrado y la superstición amenaza a la ciencia y a la cultura, pudiendo dejar de ser, en palabras de Unamuno, el templo del saber y la razón.
Aún queda tiempo para rectificar, eliminando estas enseñanzas, que se vienen impartiendo desde hace una década, y la cátedra de homeopatía desde hace varios años. Y rectificar, como todo el mundo sabe, es de sabios.
Y para que así conste, en nombre de la asociación cultural ARP–Sociedad para el Avance del Pensamiento Crítico (ARP-SAPC), firmamos esta carta abierta los siguientes socios:
(*) Carta enviada con motivo de las alegaciones presentadas en contra de los títulos de la Universidad de Zaragoza sobre homeopatía y acupuntura, y leída en la rueda de prensa celebrada el mismo día.
La Delegación de Alumnos de la Facultad de Medicina de la Universidad de Zaragoza (DAFMUZ), donde la multinacional Laboratorios Boiron patrocina una cátedra de homeopatía, ha decidido oponerse “firmemente al uso de prácticas diagnósticas y terapéuticas sin eficacia demostrada en pacientes y a la promoción de las mismas entre el alumnado y los profesionales sanitarios, ya sea por parte de la Universidad de Zaragoza o de otras entidades. La DAFMUZ trabajará activamente para que estos procedimientos no sean presentados acríticamente a pacientes, estudiantes o profesionales sanitarios, oponiéndose públicamente a estas malas prácticas y transmitiendo información científica cuando sea necesario”, dice un comunicado hecho público hoy.
Ampliar en: Magonia