Decía ser la mayor y más antigua organización cristiana de EEUU dedicada a lidiar con la fe y la homosexualidad. Una entidad consagrada desde hace 37 años a asesorar a personas homosexuales que querían dejar de serlo o, en sus propias palabras, a «ayudar» a los gais y lesbianas que «buscan liberarse de la atracción indeseada hacia personas del mismo sexo». Pero este miércoles, en una disculpa pública lanzada por su presidente, Exodus International reconoció que sus teorías y métodos son una patraña y pidió disculpas por el «daño» y el «dolor» que han ocasionado sus terapias. Un día después, la organización anunció que cierra sus puertas.
«Los días de sentirme avergonzado por ser humano en este sentido han pasado. Me siento libre por aceptarme a mí mismo tal como soy y como lo hace mi mujer y mi familia». Para tratar de «curar» la homosexualidad, Exodus recurría a la oración y a la llamada terapia reparadora, desautorizada desde hace años por la Asociación de Psiquiatría de EEUU. Esta pseudociencia considera que las inclinaciones hacia el mismo sexo están ancladas en problemas emocionales generados en la infancia o en abusos sexuales sufridos durante la niñez.
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De todos es sabido que los puentes son uno de los lugares favoritos elegidos por los suicidas para quitarse la vida. Algunos muy representativos como el Golden Gate de San Francisco son una especie de extraño imán para gente desesperada. Pero pese a las medidas que toman las autoridades al respecto, hay pocas cosas que impidan a alguien lanzarse al vacío de una forma u otra.
En Seul (Corea del Sur) tienen una construcción con esta especie de maldición llamada Puente Mapo; desde que construyó ha visto lanzarse al río a más de mil suicidas – todo esto en el país con mayor tasa de suicidios del mundo.
Para buscar una posible solución y ayudar a la gente con problemas crearon un curioso montaje –nada de barreras ni cristales u otros métodos de seguridad– simplemente unos sensores de ultrasonidos y unas luces que hacen que se iluminen cuando hay una persona cerca. En total 2.200 lámparas LEDs, que se iluminan por la noche y se completan con frases alegres y fotografías de gente sonriendo.
Ahora lo que era el Puente de la muerte se ha convertido en el Puente de la vida, y la tasa de suicidios en ese lugar se ha reducido un 77 por ciento desde que se puso en marcha la idea.
Fuente: microsiervos