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Archivo diario: 2013/10/21

Los cuatro jinetes del ateísmo en una misma mesa

A Daniel Dennett no le gusta demasiado la palabra ‘ateo’. Es como si se necesitara una palabra específica para los que no creen en unicornios, o en Papá Noel (aunque Dennett, admitámoslo, recuerda un poco a Papá Noel).

En realidad, un ateo no niega la existencia de Dios (al menos, la niega con la misma energía que niega la existencia de Supermán). Lo que sostiene un ateo es que la existencia de Dios no es necesaria para entender la realidad (o que añadir a Dios en nuestra teoría sobre la realidad no aporta nada: si no sabemos quién creó el mundo y respondemos que Dios, ¿quién creó a Dios? ¿Otro Dios? Finalmente, sustituimos el “no sé qué creó el mundo” por otra palabra, “Dios”, pero esencialmente significan lo mismo). Dicho de otro modo: la hipótesis “Dios” es innecesaria. Planteárselo es una pérdida de tiempo si queremos iniciar cualquier investigación sobre las leyes de la naturaleza. Por eso, Dennett es uno de los impulsores de la palabra Bright (agudo, brillante), que prefiere esclarecer añadiendo luz, no sombras; se basa en una visión clara, naturalista, escrutable del mundo, que se opone a la visión oscura y no escrutable de la visión sobrenatural o mística.

Daniel C. Dennett es catedrático de filosofía del Centro de Estudios Cognitivos de la Universidad de Tufts, especialista en conciencia y en inteligencia artificial, y ya hemos hablado de él en Romper el hechizo. Ahora imaginadlo en la misma mesa debatiendo con el filósofo Christopher Hitchens (Dios no es bueno), el neurocientífico Sam Harris (El fin de la fe) y Richard Dawkins (El espejismo de Dios). Si el debate si hubiera producido en el ámbito de la única catedral que conozco de primera mano que tiene una vidriera que homenajea a Albert Einstein, el astronauta John Glenn e incluso el descubrimiento de las órbitas del átomo, entonces ya habría sido fetén.

 

Fuente: Xatakaciencia

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Así se mueve la ouija o juego de la copa

Noticias criminología. Así se mueve el ouija o el juego de la copa. Marisol Collazos Soto

El indicador o master del ouija y las varitas de radiestesia son apenas dos ejemplos de objetos místicos que parecen moverse solos, cuando realmente los están moviendo las personas que están en contacto con ellos.

El verdadero misterio no es la conexión con el mundo espiritual sino cómo podemos generar movimientos sin darnos cuenta de que los estamos haciendo.

El fenómeno se llama efecto ideomotor y se puede experimentar colgando un pequeño peso -como un botón o un anillo- de una cuerda, idealmente de no más que 30 centímetros de largo. Al tomar una punta de la cuerda con una mano y estirar el brazo hacia el frente, tratando de mantenerlo completamente quieto de manera que el peso cuelgue sin obstáculos, éste empezará a girar, formando círculos pequeños.

La respuesta

Si quien lo está haciendo se hace una pregunta, cualquier pregunta, y decide que si el peso gira en un sentido de las manecillas del reloj significa «sí» y en el otro «no», a pesar de que se esfuerce por quedarse quieto, el peso empezará a girar para responder la pregunta.

¿Magia? Sólo la magia común cotidiana que es la conciencia. No se trata de una fuerza sobrenatural, sino de movimientos diminutos que la persona está haciendo sin darse cuenta.

La cuerda exagera esos movimientos, la inercia del peso permite que se conserven y se acumulen hasta que se expresan un movimiento de oscilación periódica. Ese efecto es conocido como el Péndulo de Chevreul, en honor al científico francés del siglo XIX que lo investigó.

Ampliar en: BBC MUNDO

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