“La homeopatía, un placebo demasiado caro”, titula hoy Diario Médico un editorial en el cual advierte de que esta pseudomedicina no ha demostrado nunca efectividad alguna y pide que eso quede claro en la información de sus productos. La definición de medicamento “es un esquema bastante amplio, pero en el que hoy por hoy no cabe la homeopatía. Basta con darse una vuelta por las bases de datos científicas para comprobar la inexistencia de estudios que la avalen, salvo los promovidos por los propios fabricantes y publicados en revistas alternativas de dudoso rigor”, sentencia el texto.
Diario Médico considera “poco afortunadas y bastante confusas” las declaraciones de Belén Crespo, farmacéutica y directora de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS), a [Enlace bloqueado por la Tasa española AEDE] y El País, y pide al Gobierno central que la ordenación del mercado homeopático se haga “con mucho cuidado para no confundir aún más a la población. Sus certificados [se refiere a los de los remedios de esta industria] deberían indicar con claridad efectos e indicaciones de estos productos, si es que tienen alguno, y alertar de que, por ejemplo, no pueden sustituir a las vacunas. En supuestos como éste algo inocuo puede resultar peligroso”.
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Quedan doce años para que el ser humano pise Marte. Los pioneros no serán ni uno ni dos ni tres, sino cuatro. Y no volverán; pasarán el resto de su vida en el planeta rojo. No viajarán hasta el mundo vecino en una nave de la NASA, ni de la ESA, ni de Roscosmos, ni de ninguna otra agencia espacial. No hay detrás de la iniciativa ningún Wernher von Braun ni Serguéi Koroliov. Y sus promotores carecen de experiencia en vuelos espaciales. Aún así, los impulsores del proyecto Mars One aseguran que pondrán a cuatro humanos en Marte en 2025 y esta misma semana han anunciado que, dentro de cinco años, aterrizará una nave robot en el planeta. ¿Será posible?
Desde que John F. Kennedy lanzó a Estados Unidos a la carrera hacia la Luna hasta que Neil Armstrong la pisó, pasaron seis años y diez meses. «Elegimos ir a la Luna no porque sea fácil, sino porque es difícil», dijo JFK en su discurso en la Universidad Rice el 12 de septiembre de 1962. Aquel día, embarcó a su país en una aventura que hoy se antoja de locos. Después del ‘Sputnik’ y el vuelo de Yuri Gagarin, la ventaja de los soviéticos era evidente en la conquista del espacio, así que el más carismático de los inquilinos de la Casa Blanca echó un órdago que su país ganó a costa de volcarse en la empresa. El programa Apollo fue durante una década una prioridad científica y, sobre todo, política, llegó a emplear a más de 400000 personas y costó, hasta 1973, el equivalente a unos 200.000 millones de dólares (145700 millones de euros) actuales.
Si EE UU puso al hombre en la Luna en menos de siete años, podría pensarse que, medio siglo después, doce son suficiente para ir hasta Marte, pero los alunizajes fueron una apuesta a lo grande de una gran potencia que invirtió en ellos miles de millones y puso a trabajar a decenas miles de técnicos y científicos. Frente a eso, Mars One presupuesta su proyecto en 6.000 millones de dólares, una cantidad ridícula si tenemos en cuenta que la misión de ‘Curiosity’, el laboratorio móvil de la NASA que ahora explora el cráter Gale, ha exigido una inversión de 2.500 millones. ¿Va a costar menos del triple mandar cuatro humanos e incontables toneladas de víveres y equipo?
Mars One es una empresa fundada por el ingeniero holandés Bas Lansdorp, cuyo único objetivo es la colonización marciana y que surgió de la nada en junio del año pasado. Entonces, anunció que pondría a los primeros humanos en Marte en 2023, aunque hace unos días ha retrasado el hito dos años. La compañía ha puesto en marcha una recogida de fondos en Internet para recaudar dinero con el que poner en Marte en 2018 un laboratorio similar al ‘Phoenix’ de la NASA, cuya misión costó más de 400 millones y que permaneció activo 125 días en el polo Sur marciano en 2008. Hasta el momento, ha recaudado unos 43.000 dólares, además de haber abierto una tienda con camisetas, tazas y pegatinas.
Ni cohete, ni nave, ni nada
Desde la jubilación de los transbordadores espaciales en julio de 2011, EE UU carece de una nave capaz de llevar a sus astronautas hasta la ISS. La única agencia con esa tecnología es la rusa, Roscosmos, aunque se espera que en unos años SpaceX, la empresa del magnate Elon Musk, disponga de una cápsula para vuelos tripulados que despegaría en lo alto del cohete ‘Falcon Heavy’, lanzador que sólo existe también sobre el papel. Una variante de esa nave sería la que Mars One emplearía en su aventura marciana. Así que ya tenemos el primer problema: quieren poner al ser humano en Marte en 2025, pero no tienen nave ni lanzador, ni hay perspectivas de que nadie vaya a tenerlo dentro de plazo.
Además, hoy en día no existe la tecnología que permita construir una base autosuficiente en Marte. La ISS recibe periódicas cargas de comida, oxígeno y agua, pero es que está a sólo 400 kilómetros de distancia, no a decenas de millones de kilómetros. Un asentamiento marciano como el que plantea Lansdorp tendría que valerse por sí mismo en todos los sentidos, y estar total y perfectamente aislado del entorno. Nada parecido se ha puesto a prueba, a pesar de lo cual anuncian que cada astronauta dispondrá de una especie de apartamento de 50 metros cuadrados Por no hablar de cómo aterrizarían los pioneros -dando gigantescos botes, como en ‘Planeta rojo’ (2000)- o suavemente, como ‘Curiosity’- ni cómo serían sus trajes espaciales para protegerse de la radiación.
Así que, si entre las 78000 personas que se han presentado como candidatas a esta misión sin retorno hay alguien que usted quiera, puede estar tranquilo porque Mars One tiene tantos visos de hacerse realidad como ‘Gran Hermano’ de ser un experimento sociológico. Eso sí, mientras tanto en la web de la compañía holandesa venden productos varios y recaudan dinero para su misión imposible.
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Esta es la cara que les queda a los creyentes cuando alguien les dice (muy razonablemente por cierto) que creer sin evidencias es idiota.
Fuente: Diario de un ateo
Las psicólogas Angela Legg y Kate Sweeny, de la Universidad de California, Riverside, acaban de realizar un experimento que demuestra que tenemos algunas preferencias bastante claras a la hora de elegir el orden de las noticias. Para su trabajo, publicado en Personality and Social Psychology Bulletin, reclutaron a 121 estudiantes universitarios y los juntaron por parejas después de realizar unos tests de personalidad.
Los participantes quedaron divididos en dos grupos, los recibidores de noticias y aquellos que debían darlas y elegir en qué orden hacerlo. A los primeros, el entrevistador les hacía creer que tenía la puntuación de su prueba y les pedía que eligieran si querían saber antes la noticia buena o la mala. La buena era, por ejemplo, que habían obtenido una puntuación muy alta, y la mala, que su perfil era demasiado egoísta. Al segundo grupo se le convencía para dar los resultados a otros estudiantes y les pedían que indicaran sus preferencias a la hora de comunicar primero lo positivo o lo negativo. Para completar aún más el resultado, los psicólogos eligieron a un tercer grupo a los que preguntaron por el grado de preocupación que les había producido conocer las noticias en uno u otro orden.
Los resultados, que son consistentes con pruebas anteriores, muestran que tenemos una preferencia clara: nada menos que un 78% de los estudiantes escogieron recibir las malas noticias en primer lugar, mientras que entre un 54 y un 68% de los que tuvieron que dar las noticias prefirieron el orden contrario, es decir, dar las buenas noticias en primer lugar. En definitiva, queremos que nos cuenten lo malo pronto pero cuando nos toca el papel de informadores queremos contar lo bueno en primer lugar.
¿A qué se debe esa diferencia? El resultado del grupo que no tuvo que elegir y cuyos participantes solo valoraron la sensación tras recibir las noticias en un determinado orden puede darnos una pista: aquellos que recibieron las malas noticias primero tuvieron una sensación global menos amarga que los que recibieron primero las buenas. De alguna manera, afrontar lo negativo en primer lugar permite que luego una buena noticia nos endulce la sensación global.
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«La ayuda a la dependencia es una falacia y por eso no acepto que ningún político, ningún juez, ningún profesional influya en mi decisión de abortar porque soy yo la que va a tener ese niño y la que tendría que cuidar de él». El testimonio de Lucía es uno de los protagonistas de 100.000 mujeres invisibles, un documental elaborado por la Asociación de Clínicas Acreditadas para la Interrupción Voluntaria del Embarazo (Acai) en el que tres mujeres ilustran las consecuencias que tendrá la inminente reforma de la ley del aborto anunciada por Alberto Ruiz Gallardón.
Lucía quería quedarse embarazada, tal y como explica ella misma en el vídeo, presentado hoy en el Ateneo de Madrid. Pero su feto padecía el síndrome de Turner. Si conseguía llegar al término del embarazo, su bebé apenas viviría unos meses. Si superaba ese período, sus múltiples deficiencias le impedirían tener una buena calidad de vida. Lucía, a pesar de haberlo pasado mal —reconoce—, hoy volvería a hacer lo mismo. Lucía es una de las 3.000 mujeres que, si se cumplen las amenazas del titular de Justicia (no se conoce el texto de la reforma), no podrán abortar porque el anuncio de Gallardón restringe el supuesto de daños en el feto a sólo las patologías incompatibles con la vida, es decir, al 0,09% de los casos, según Acai. Por tanto, el 99% de las mujeres
«A Gallardón no le preocupan los datos de la realidad; no piensa que se está jugando con la salud de las mujeres», denunció la vicepresidenta de Acai, Francisca García, insistiendo en el hecho constatable de que «las mujeres que quieran abortar lo seguirán haciendo, pero recurriendo a la clandestinidad». «El legislador aún no ha asimilado que una mujer, con ley o sin ella, interrumpirá su embarazo si está decidida a hacerlo», insistió. «La realidad es lo importante, pero ellos están preocupados por la ideología porque están viendo cómo la ultraderecha está arrasando en Europa y quieren evitar la fuga de votos por la derecha de la derecha», añadió.
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Crece la movilización contra el proyecto para registrar 19000 productos homeopáticos, que beneficia a las empresas que comercializa estos remedios que no han probado su eficacia. Dos campañas tratan de concienciar a autoridades y consumidores.
Frente a la ignorancia, movilización. En los últimos tiempos, varias iniciativas están tratando de levantar un muro entre la homeopatía y los pacientes para que no se consuman sus productos sin saber, al menos, que su eficacia no se ha probado frente a ninguna dolencia. Sus resultados son los mismos que los del placebo, según concluyó un informe del Ministerio de Sanidad. Sin embargo, el departamento que dirige Ana Mato pretende poner en marcha la regularización de 19.000 productos homeopáticos para que se vendan en las farmacias como medicamentos, favoreciendo enormemente en sus términos a esta industria. Y ha sido la gota que ha colmado el vaso de médicos y activistas.
Los últimos en lanzar una campaña —La homeopatía es 100% agua— contra esta decisión de Sanidad han sido los miembros del Círculo Escéptico, una asociación que trata de fomentar la ciencia frente a las creencias y el sentido crítico entre la sociedad. Desde su perspectiva, el proyecto de orden ministerial “está provocando una saludable reacción de buena parte de la comunidad científica y médica, que se está manifestando en contra de que estos placebos se vendan como si fuesen medicamentos”. Sin embargo lamentan la actitud “muy preocupante” de las autoridades sanitarias al [Enlace bloqueado por la Tasa española AEDE] como un medicamento más.
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Un paciente con un coeficiente intelectual inferior a 70 que recibe tratamiento con homeopatía mejora su condición en un 96%, según un estudio publicado hoy en el United States National Institutes of Health y del que se ha hecho eco el Ministerio de Sanidad.
Los expertos aseguran que un avance de estas características supondrá una revolución para el tratamiento de enfermedades en personas “de inteligencia discreta”, lo que, según el Gobierno, incluye “a casi todos los españoles, o eso creemos”.
“Es una suerte que estos últimos años hayamos comprobado que, como país, no somos muy listos, porque esto quiere decir que, salvo excepciones, la homeopatía puede ser una solución muy efectiva para todos”, ha señalado Ana Mato, ministra de Sanidad.
A partir de ahora, lo ideal, según el Ministerio, será que “los más inteligentes continúen usando los medicamentos tradicionales y los otros, la mayoría, optemos por la homeopatía, dado que nuestro cuerpo responde mejor a ésta”. Según la ministra, “no es una tontería” pensar que “distintas personas, con cuerpos y mentes y creencias distintas, requieran efectivamente distintos tratamientos” porque “cada cual es como es y sabe lo suyo”.
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En septiembre de 2003, miles de varones sudaneses acudieron a los puestos de socorro de la ciudad de Jartum convencidos de que una terrible enfermedad estaba haciendo encoger sus penes. El mal, que se transmitía por el mero hecho de dar la mano a un extranjero, adquirió tales proporciones que obligó a actuar a la policía y al ministerio de Sanidad. Este curioso fenómeno, conocido como Koro, es frecuente en otras zonas de África y especialmente potente en China, donde miles de hombres acuden cada año al médico con el convencimiento de que una rara enfermedad está haciendo desaparecer sus penes.
Los antropólogos han bautizado estas epidemias imaginarias como síndromes culturales, término que engloba a aquellas enfermedades propias de determinados grupos étnicos que en realidad no presentan más síntomas ni otra aparente causa que las propias creencias de quienes las padecen. En el mismo caso de la histeria ártica de los Inuits, la niebla cerebral del África occidental, el Hwabyeong coreano, la enfermedad del espíritu de las tribus norteamericanas o el famoso “mal de ojo” del que hablaban nuestras abuelas.
El denominador común de todos estos “males” es que sus poseedores enferman por la propia creencia, un hecho que entronca con lo que en Medicina se conoce como efecto Nocebo. Este fenómeno, una especie de reverso tenebroso del efecto placebo, provoca que un paciente empeore por el mero hecho de saber que está enfermo o porque se convence de que lo que tiene va a acabar con su vida.
La revista New Scientist documentaba hace unos meses el caso de un paciente llamado Sam Shoeman a quien, en los años 70, le fue diagnosticado un cáncer de hígado que le dejaba pocos meses de vida. Al cabo de unas semanas el paciente empeoró y murió, pero la autopsia reveló que los médicos se habían equivocado: el tumor era muy pequeño y no se había extendido. De algún modo, como dice la revista, Shoeman no había muerto de cáncer sino de saber que tenía cáncer.
Otro paciente, llamado Derek Adams, acudió a urgencias después de haber ingerido un bote de antidepresivos y estuvo al borde de la muerte hasta que el psicólogo que le trataba en un programa de pruebas indicó que aquellas pastillas en realidad no contenían nada dañino. Apenas quince minutos después, Adams se había recuperado milagrosamente de sus síntomas.
Para comprobar este particular resorte psicológico, Giuliana Mazzoni, de la Universidad de Hull, en el Reino Unido, hizo un experimento con estudiantes a los que pidió que inhalaran una muestra de aire normal y les dijo que podía contener una toxina que provocaba dolores de cabeza y náuseas. Al cabo de unos minutos, buena parte de ellos desarrollaron los síntomas de una enfermedad inexistente, multiplicado por el hecho de ver a otros compañeros enfermando.
El efecto nocebo es conocido por los médicos, que a menudo notan cómo los pacientes refieren molestias antes incluso de haber comenzado el tratamiento. Queda mucho por saber sobre el impacto de las creencias o falsas ideas en la salud, pero la realidad nos dice que somos capaces de convencernos a nosotros mismos de casi cualquier cosa. Un ejemplo reciente lo dejan los habitantes de la ciudad sudafricana de Craigavon, que llevan semanas pidiendo la retirada de una torre de telefonía a la que atribuyen todo tipo de alteraciones de la salud: desde dolores de cabeza a quemaduras y problemas para dormir. Y la compañía acaba de certificar que la torre lleva apagada desde octubre.
Para saber más: The science of voodoo: When mind attacks body (New Scientist)
Fuente: Libro de Notas
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Los ateos de 13 países corren el riesgo de ser condenados a muerte , sólo por sus creencias (o no creencias ) de acuerdo con un nuevo informe global de la Internacional Humanista y Ética Unión a publicado este martes . Los 13 países identificados por el estudio son de mayoría musulmana .
Los países que imponen estas penas son: Afganistán , Irán, Malasia , Maldivas , Mauritania, Nigeria , Pakistán , Qatar , Arabia Saudita , Somalia , Sudán , Emiratos Árabes Unidos y Yemen. Con la excepción de Pakistán, los países todos permiten la pena capital contra la apostasía , es decir , la renuncia a una religión en particular . Pakistán , por su parte , impone la pena de muerte por blasfemia , que puede incluir , obviamente, no creer en Dios.
El mapa interactivo de El estudio da una buena y amplia, visión general de qué países castigan la apostasía y la blasfemia con la muerte ( negro ), con la pena de prisión (rojo), o imponen restricciones legales sobre (el no) discurso religioso y el pensamiento (amarillo):
La evidencia científica es uno de los pilares sobre los que se asienta la medicina moderna. Esto no siempre ha sido así: durante años, se aplicaron tratamientos médicos sin comprobar previamente su eficacia y seguridad. Algunos fueron efectivos, aunque muchos tuvieron resultados desastrosos.
Sin embargo, en la época en la que más conocimientos científicos se acumulan de la historia de la humanidad, existen todavía pseudo-ciencias que pretenden, sin demostrar ninguna efectividad ni seguridad, pasar por disciplinas cercanas a la medicina y llegar a los pacientes.
Los firmantes de este manifiesto, profesionales sanitarios y de otras ramas de la ciencia, periodistas y otros, somos conscientes de que nuestra responsabilidad, tanto legal como ética, consiste en aportar el mejor tratamiento posible a los pacientes y velar por su salud. Por ello, la aparición en los medios de comunicación de noticias sobre la apertura de un proceso de regulación y aprobación de medicamentos homeopáticos nos preocupa como sanitarios, científicos y ciudadanos, y creemos que debemos actuar al respecto. Las declaraciones de la directora de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) asegurando que “no todos los medicamentos homeopáticos tienen que demostrar su eficacia” y que “la seguridad no se tiene que demostrar con ensayos clínicos específicos” no hacen sino aumentar nuestra preocupación.
Por lo tanto, solicitamos:
También puedes leer nuestro manifiesto en galego, català y euskera.
Fuente: #nosinevidencia
Creía que ninguna declaración de Mariano Rajoy me podía sorprender. Desde aquellos hilillos de plastilina del Prestige hasta hoy han pasado muchas cosas: el “salvo alguna cosa”, el “la segunda ya y tal”, lo del plasma… Después de asistir a todo eso yo me creía ya inmune a cualquier cosa que hiciera o dijera Rajoy. Pero me equivocaba.
Y Rajoy me volvió a sorprender. Lo pondré por escrito porque aún no me lo puedo creer. Transcribo literalmente. Impresiona:
Fuente: erikenea.net
La corrupción tiene ventajas. Según un estudio realizado por Francisco Úbeda, biólogo evolutivo de la Universidad de Tenessee (EE UU), la corrupción desempeña un papel clave para que se mantenga la cooperación social. Usando la teoría de juegos, Úbeda buscó qué lleva a los individuos a colaborar incluso en sociedades corruptas. Y desarrolló un modelo que revela que los poderes que aplican la ley suelen ser corruptos porque se consideran «por encima de la ley», pero que a pesar de ello la sociedad sigue cooperando y se comporta de un modo correcto para evitar el castigo. Sin las fuerzas de la ley, añade, los individuos tendrían menos incentivo para cooperar; y sin poder y corrupción, los que ostentan el poder no tendrían incentivos suficientes para desarrollar su trabajo. Esto explica, asegura, por qué entre los insectos sociales también se observan comportamientos corruptos.
Corrupción y terremotos. Durante las tres últimas décadas, el 83 por ciento de todos los fallecimientos causados por terremotos han ocurrido en países pobres que son más corruptos de lo que se espera considerando sus niveles de ingreso per cápita, según un estudio del Imperial College de Londres (Reino Unido)que publicaba la revista Nature. ??El análisis muestra que las prácticas deshonestas en la industria de la construcción, incluyendo el uso de materiales de baja calidad y el emplazamiento poco apropiado de los edificios, hace que aumente el número de víctimas en grandes terremotos en estos lugares.
Las mujeres, menos corruptas. Las mujeres suelen ser más propensas a desaprobar la corrupción política, según un estudio llevado a cabo por Justin Esarey, investigador de la Universidad de Rice. Sin embargo esto solo se aplica a los gobiernos democráticos: en las autocracias, dice Esarey, hombres y mujeres son igual de corruptos.
Fuente; muyINTERESANTE
Discutimos prácticamente todos los días. Continuamente enfrentamos posturas con la gente que nos rodea. Unas veces lo hacemos de forma amigable, otra de forma menos amigable y acalorada. Yo considero que esto, siempre y cuando se haga de forma adecuada, es algo que nos enriquece como personas y que nos enseña más que muchos libros de los que lee una mayoría de la población.
Pero insisto, sólo cuando se hace adecuadamente. Porque, lamentablemente, muchas veces veremos cómo las discusiones pierden interés en cuanto aparecen las falacias lógicas.
Las falacias lógicas son proposiciones, argumentos, conclusiones o razonamientos presentados de forma aparentemente correcta. Pero en el fondo, analizándose en detalle, se trata de una proposición, argumento, conclusión o razonamiento engañoso, erróneo o falaz con la única intención de ser convincente o persuasivo.
1. No atacarás a la persona, sino al argumento (Ad hominem)
2. No malinterpretarás o exagerarás el argumento de una persona para debilitar su postura (Hombre de paja)
3. No tomarás una pequeña parte para representar el todo (Generalización apresurada o Secundum quid)
4. No intentarás demostrar una proposición suponiendo que una de sus premisas es cierta (Petición de Principio o Petitio principii)
5. No asegurarás que algo es la causa simplemente porque ocurrió antes (Causalidad falsa o Post hoc ergo propter hoc)
6. No reducirás discusión solo a dos posibilidades (Falso dilema)
7. No afirmarás que por la ignorancia de una persona, una afirmación ha de ser verdadera o falsa (Llamada de ignorancia o Ad ignorantiam)
8. No dejarás caer la carga de la prueba sobre aquel que está cuestionando una afirmación (Carga de la prueba o Onus probandi)
9. No asumirás que “esto” sigue “aquello” cuando no existe conexión lógica alguna (Non sequitur)
10. No asumirás que una afirmación por ser popular debe ser cierta (Sofisma popular o Argumento ad populum)
Por supuesto, estas falacias no son las únicas y quizá incluso no sean las más populares.
Ampliar en: Recuerdos de Pandora
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La homeopatía no es hormesis. Se trata de una falsa analogía similar a la que existe entre homeopatía y vacunas (1). He aquí las diferencias esenciales:
Notas:
(1) Víctor Javier Sanz Larrínaga (2010). La homeopatía ¡vaya timo! Laetoli.
(2) Moffett JR (2010). Miasmas, germs, homeopathy and hormesis: commentary on the relationship between homeopathy and hormesis. Hum Toxicol Exp; 29(7): 539-43.
(3) Oberbaum M, Samuels N, Singer SR (2005). Hormesis is not homeopathy. Toxicology and Applied Pharmacology; 206(3): 365-366
Fuente: El Escéptico Digital
Daniel Kahneman en Pensar rápido, pensar despacio (pgs 447-448):
Un ejemplo irónico que Thaler refiere es una de las mejores ilustraciones del modo en que la contabilidad mental afecta al comportamiento:
Dos aficionados planean viajar 40 millas (una milla equivale a 1.6 km) para ver un partido de baloncesto. Uno de ellos pagó su entrada; el otro iba a comprar una entrada cuando la recibió gratis de un amigo. Se anuncia una tormenta de nieve para la noche del partido. ¿Cuál de los dos es más probable que haga frente a la tormenta para ver el partido?
La respuesta es inmediata: sabemos que lo más probable es que sea el aficionado que pagó por su entrada. La contabilidad mental nos proporciona aquí la explicación. Suponemos que los dos aficionados se hicieron su cuenta para el partido que esperaban ver. Perderse el partido cerraría la cuenta con un balance negativo. Con independencia de la manera en que consiguieron su entrada, ambos quedarían decepcionados, pero el balance final sería más negativo para el que compró la entrada, que entonces se quedaría sin el dinero y sin el partido. Como para él quedarse en casa es peor, estará más motivado para ver el partido y, por consiguiente, estará más dispuesto a intentar conducir en medio de la tormenta.
…
Las emociones en que los seres humanos envuelven el estado de sus cuentas mentales no son reconocidas en la teoría económica estándar. Un economista se daría cuenta de que la entrada ya ha sido pagada y no puede devolverla. Su coste es irrecuperable, y al economista le da igual que haya comprado la entrada para el partido o la haya recibido de un amigo (si los economistas tienen amigos).
Fuente: DE AVANZADA
La policía hace cumplir la ley islámica en la ciudad nigeriana de Kano, destruidas públicamente unas 240000 botellas de cerveza, es el último movimiento en una ofensiva más amplia sobre el comportamiento considerado » inmoral» en la zona.
La bebida prohibida había sido confiscada en los camiones que llegan a la ciudad, dijeron funcionarios de la Hisbah , patrulla encargada de hacer cumplir la estricta ley islámica , conocida como sharia.
El jefe Hisbah Aminu Daurawa dijo en la ceremonia de romper botellas, que tenía » la ardiente esperanza de que esto ponga fin al consumo de este tipo de sustancias prohibidas» .
Una gran excavadora rompió las botellas a gritos de «Allahu Ahkbar» (Dios es grande) de los partidarios frente a la sede Hisbah en Kano, la ciudad más grande en el norte musulmán de Nigeria.
Barriles que contenían más de 8000 litros de una bebida alcohólica local llamada «burukutu» y 320000 cigarrillos también fueron destruidos.
«Esperamos que esta medida ayudará a restaurar la empañada imagen de Kano «, dijo Daurawa.
Solo cabe agradecer al Aula Cultural de Divulgación Científica de la Universidad de La Laguna que haya denunciado el curso sobre una de las patrañas más grotescas en el floreciente jardín de las pseudociencias, la programación neurolingüística, que ha sido ofertado por la Fundación Empresa Universidad de La Laguna. La programación neurolingüística es un timo, un timo muy suculento para sus perpetradores, y carece de cualquier base científica que merezca tal nombre, como puede confirmar el curioso en cualquier publicación académica rigurosa. Más allá de su incongruencia teórica -ese zurcido penoso de doctrinas y modelos aderezados por una jerga tecnicoide a medio camino entre Star Trek y Chiquito de la Calzada -cualquier persona debe desconfiar de sujetos que le garantizan ser felices y comer perdices en diez fáciles (o difíciles) sesiones. Los hechiceros de la programación neurolingüística sostienen que el camino a la satisacción interna y el éxito público se consiguen controlándose a sí mismo y controlando a los demás. Es un punto de partida moral no solo obviamente ineficiente, sino bastante miserable.
Todavía recuerda uno con sonrojo cómo el actual presidente del Gobierno canario admitió inaugurar un congresillo de homeópatas en Tenerife, sin reparar, al parecer, que era sustancialmente lo mismo que bendecir con su presencia un seminario de tarotistas. Durante décadas todas las supercherías seudocientíficas y esotéricas imaginables han disfrutado en el Archipiélago de una prodigiosa simpatía institucional y administrativa: curanderos, adivinos, astrólogos, espiritistas, ufólogos, homeópatas y demás hierbas alucinógenas obtuvieron apoyo de las administraciones públicas. Se les han cedido tradicionalmente salones por la ya extinta CajaCanarias o por la Casa de la Cultura de Santa Cruz de Tenerife. Todavía el Cabildo de La Palma les suelta perras al denominado Grupo Espírita que organiza unas Jornadas de Integración Humana bajo un lema tan indiscutible como “somos espíritus con cuerpo, no cuerpos con espíritu”. La descalificación de estos mercachifles desvergonzados y la desmistificación de las seudociencias no es una actividad marginal e irrelevante: forma parte de la lucha obligatoria contra la estupidez, el miedo, el oscurantismo y la represión de la inteligencia crítica.
Fuente: [Enlace bloqueado por la Tasa española AEDE]
Una nueva investigación que se publica en la revista PNAS ha identificado una proteína que tiene mucho que decir en este proceso.
Cuando nos encontramos en situaciones de estrés, nuestro organismo produce mayores cantidades de cortisol, una hormona que, si bien a pequeñas dosis tiene efectos positivos, puede actuar de forma negativa sobre nuestro cerebro cuando el estrés se hace crónico. Una de las consecuencias es la activación de los receptores de los glucocorticoides, que provocan a su vez la disminución en la producción de neuronas en el hipocampo, un efecto que se ha observado en pacientes afectados de depresión. La nueva investigación, realizada por científicos del King College de Londres con modelos celulares y animales, ha revelado el papel de la proteína SGK1 como mediadora en estos procesos. Para ello, esta molécula mantiene activos los receptores de los glucocorticoides y, además, disminuye la formación de nuevas células en una región del hipocampo que se relaciona con la regulación del estado de ánimo.
Por otro lado, los resultados revelan que, al bloquear la proteína SGK1, los efectos del estrés sobre la producción de neuronas disminuyen, por lo que se abre una nueva vía para desarrollar tratamientos antidepresivos. “Puesto que la reducción en la neurogénesis es una parte del proceso que conduce a la depresión, es importante identificar las rutas moleculares mediadoras en estos mecanismos”, ha explicado Christoph Anacker, uno de los autores. “Los fármacos diseñados para reducir los niveles de SGK1 en pacientes deprimidos podrían ser, por tanto, una prometedora estrategia para los futuros tratamientos antidepresivos”, ha concluido.
Fuente: muyINTERESANTE