A inicios de febrero el Comité de los Derechos del Niño de la Organización de las Naciones Unidas emitió un durísimo comunicado sobre la inacción del Vaticano ante los abusos sexuales cometidos por sacerdotes de la Iglesia Católica sobre niños a su cuidado y ocultados sistemáticamente por las autoridades de la misma.
El informe criticaba además la promoción, por parte de la Iglesia, de la discriminación a los homosexuales y de los roles de género rígidos, y su rechazo (con graves consecuencias) al reconocimiento del derecho a la anticoncepción y el aborto. Estas cuestiones quedaron, no obstante, opacadas por el tema de la pederastia sacerdotal, su encubrimiento y las medidas (no) tomadas para prevenirlo, ante el cual las autoridades eclesiásticas convocadas por la ONU a declarar respondieron con evasivas.
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