Una joven de tan solo 16 años, vecina de Roldán (Murcia), que tras un viaje hace unos meses con su familia a Marruecos, al parecer sus padres habían concertado el matrimonio con un señor de 60 años de edad*. Todos sus compañeros del instituto en Roldán se extrañaron de que en este curso hubiese comenzado a llevar pañuelo en la cabeza. Las personas allegadas si tuvieron conocimiento de que era por el futuro matrimonio.
Sin embargo, ella no estaba dispuesta a ese matrimonio, menos aún siendo menor de edad, y discutía numerosamente en casa por este motivo. Una circunstancia, los matrimonios de forzados, concertados o arreglados (junto con los de conveniencia), no tan lejanos en el tiempo en nuestra cultura y que aun se siguen practicando en diversos ámbitos.
Para esta chica la presión fue tal, que el pasado 21 de febrero, usando ese mismo pañuelo que anudaba en su cabeza, y subiendo a una torre de alta tensión, ponía fin a su existencia. Dejó una nota escrita en árabe en su mochila, de la que no ha transcendido más que parte de su contenido:“No quiero molestaros más” y “no tengo fuerzas para seguir viviendo”. Sus compañeros y profesores de instituto, consternados, reciben atención psicológica para comenzar a superar este trauma. Su familia intenta reunir los fondos para repatriar el cadáver a Oujda (Marruecos), su ciudad natal, tan pronto se le realice la pertinente autopsia.
Quedaremos atentos por si, además de esta tristísima pérdida humana, se produce algún tipo de detención o condena, ya que el tema sigue en el juzgado.
Fuente: ¿Qué mal puede hacer?
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