Para Mario Bunge, el psicoanálisis no es una ciencia, sino una seudociencia. Desde su perspectiva epistemológica, la teoría y las terapias psicoanalíticas se sustentan en hipótesis que son incontrastables, además de resistirse a la crítica.
Para el especialista este es un criterio importante para afirmar la falta de cientificidad de esta corriente de pensamiento. A continuación, te dejamos un extracto de Ciencia, técnica y epistemología, texto que se encuentra en algunas currículas universitarias, en donde el filósofo argentino expone sus argumentos para rebatir la cientificidad de la escuela fundada por Sigmund Freud.
«Ahora voy a hacer una breve mención al psicoanálisis, que -junto con la homeopatía- es la más rentable de las seudociencias. En efecto los psicoanalistas cobran por lo menos cien dólares por hora, mientras que los parapsicólogos no hacen consultas (a menos que oficien como espiritistas).
Las hipótesis psicoanáliticas se pueden dividir en dos clases: las comprobables y las incomprobables. Entre las incomprobables está la hipótesis de la represión, porque según los psicoanalistas si uno no admite algo, por ejemplo si una niña no admite que su padre ha abusado sexualmente de ella, es porque ha reprimido ese recuerdo; y cuanto más se niega tanto más prueba esto la represión. Entonces, ¿cómo hacemos para refutar la hipótesis?
Otro ejemplo: la hipótesis de que todo varón sufre el complejo de Edipo. Si un varón ama realmente a su padre, los psicoanalistas dicen que el superyó del sujeto está reprimiendo el odio. Cuando afirma que ama a su padre está probando que, en realidad, lo odia. La sola presencia de hipótesis incomprobables en el psicoanálisis muestra que es una seudociencia.
Las hipótesis psicoanalíticas comprobables son en principio de tres tipos: las que han sido verificadas, las que han sido falseadas, y las que no han sido puestas a prueba. Yo no conozco ninguna que haya sido verificada. Una tras otra, las que han sido puestas a prueba, han sido refutadas.
Una de ellas es la hipótesis de que hay dos tipos de personalidad, la oral y la anal. Quien tiene una personalidad anal es disciplinado, serio y más bien introvertido; en cambio, los sujetos con personalidad oral son despreocupados, indisciplinados y extravertidos.
Hace ya una cuarentena de años se probó que no hay ninguna correlación entre la personalidad y la manera en que al niño de corta edad le han entrenado los esfínteres. Otro mito freudiano es el del orgasmo vaginal. También este ha sido refutado hace una cuarentena de años.
Uno de los mitos psicoanalíticos más absurdos y rentables es la tesis de que todo olvido es debido a la represión. Los psicólogos científicos han descubierto hace un siglo que lo excepcional no es el olvido, sino el recuerdo. Y en el curso de las últimas décadas se ha descubierto el mecanismo de la memoria: la formación de sistemas de neuronas activadas por algún acontecimiento. Estos sistemas se van formando y deshaciendo en el curso del desarrollo. No se nace con recuerdos: el cerebro del recién nacido es demasiado primitivvo para formar recuerdos que no sean de impresiones muy básicas. En resumen, la hipótesis de que todo olvido se debe a la represión es incompatible con la psicología experimental y la neuropsicología.
Esto no quita que no exista toda una industria».
Según el resultado de una reciente investigación llevada a cabo por el Grupo Barna, el número de personas escépticas y agnósticas en relación a las escrituras de la Biblia casi se ha duplicado, mientras que la gente que dice leer la Biblia ha disminuido.
Ya en el 2010 habíamos visto los resultados de una encuesta que llevó a cabo el Pew Research Center, en donde se refleja el poco conocimiento que tiene la mayoría de la gente religiosa en relación a las escrituras bíblicas. Los resultados de dicho estudio dieron al segmento ateo como el más conocedor y al segmento de católicos hispanos como el menos conocedor.
Sobre un total de 32 preguntas los ateos y agnósticos tuvieron un resultado de 20.9, mientras que los católicos hispanos tuvieron un pobre resultado de tan solo 11.6. Participaron en esta encuesta también personas de la religión judía (quienes salieron en segundo lugar luego de los ateos) y de todas la ramas del Cristianismo (Evangelistas, Mormones y Protestantes).
¿Se sorprende? Si usted es una persona creyente, le tengo una pregunta muy simple para formularle: ¿por qué usted cree en la Biblia si nunca se tomó la molestia de leerla completa?
Es una pregunta simple pero pareciera ser que la respuesta no es tan sencilla, aunque tengo curiosidad por saber qué piensa al respecto. Los estudios realizados en los últimos años, incluyendo los dos que mencioné anteriormente, demuestran que la gente que menos cree es la que posee una educación superior universitaria.
Es decir que podríamos decir que cuánto más uno sabe menos cree. Usted me dirá «pero yo conozco a un doctor que es religioso.» Por supuesto. No es esta una generalización, pero se da en la gran mayoría de los casos.
El viejo dicho «hay que ver para creer» no pareciera ser aplicado cuando hablamos sobre temas religiosos. Otro de los resultados de estos estudios nos demuestra que la gente de mayor edad es la que más cree, y la gente más joven (entre 18 y 29 años) es la que menos cree.
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