Hace unos años Andrew Wakefield se inventó, por sus propios intereses económicos un «estudio» que relacionaba la aplicación de la vacuna triple vírica (sarampión, paperas y rubeola) con la aparición de autismo en los niños vacunados con esta.
Él mismo, de hecho, no se atrevió a afirmar que existiera esta relación, sino que se limitó a decir que su estudio la sugería, aunque los matices siempre se pierden cuando alguien defiende alguna posición extremista.
Pero aunque el «estudio» de Wakefield, realizado sobre tan solo 12 niños, lo que ya de por si hace que sea para coger los resultados con pinzas, lleva años desacreditado, eso no es obstáculo alguno para que el movimiento anti-vacunas lo haya utilizado y lo utilice como arma arrojadiza en su cruzada contra las vacunas, cruzada que está teniendoconsecuencias muy preocupantes.
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El fabricante del bBio-bac Antonio Rafael Chacón, acusado de delitos contra la salud pública y los consumidores, ha reconocido que comercializó este producto, que «no tiene ningún elemento que pueda dañar la salud», como «complemento alimenticio».
El fiscal pide cinco años y seis meses de prisión y una multa de 40500 euros para él por elaborar y vender al público el producto sin autorización administrativa, lo que causó un evidente peligro a las 2.030 personas que lo consumieron.
Junto a Chacón, en el banquillo de los acusados, se sientan otras tres personas, el farmacéutico Miguel Echenique, el biólogo Enrique Martínez y la secretaria Consuelo Serdio, que se enfrentan a penas que oscilan entre los tres años y los dos años y medio de cárcel.
Durante su declaración en el Juzgado de lo Penal número 18 de Madrid, Chacón ha explicado que comercializó el bio-bac como un «complemento alimenticio o dietético», destinado a la prevención y el tratamiento de cáncer, sida, hepatitis y enfermedades degenerativas.
Este fármaco se puso a disposición del público desde el año 1997. La venta, según el fiscal, generó un evidente peligro para las personas que lo consumieron, un total de 2030 en toda España, en su mayoría aquejadas de cáncer, sida, hepatitis y enfermedades degenerativas.