A río revuelto, ganancia de pescadores». Refrán popular.
Malala Yousafzai de Pakistán y Kailash Satyarthi de India, ganaron conjuntamente el Premio Nobel de la Paz de 2014 por arriesgar sus vidas para luchar por los derechos del niño. La decisión tomada implica que Malala, estudiante y activista de la educación, de 17 años de edad es el premio Nobel concedido a la persona más joven en su historia.
Malala recibió un disparo en la cabeza por un hombre armado talibán en Pakistán hace dos años por insistir en que las niñas también tienen derecho a la educación. Sobrevivir a varias operaciones con ayuda de la atención médica británica, y continuó tanto su activismo como sus estudios.
Estaba en la escuela en el momento del anuncio del Nobel y esperaba hacer una declaración más tarde este viernes.
Satyarthi, de 60 años, ha estado en la vanguardia de un movimiento global para acabar con la esclavitud infantil y la explotación de los niños trabajadores desde 1980, cuando terminó su carrera como ingeniero eléctrico. Activista de base ha llevado al rescate de decenas de miles de niños esclavos y desarrolló un modelo exitoso para su educación y rehabilitación. También ha sobrevivido a varios atentados contra su vida.
«Este es un honor para todos mis compañeros hindúes, así como para todos aquellos cuyos niños en el mundo cuyas voces nunca han sido debidamente atendidas,» afirmó Satyarthi.
El anuncio del comité Nobel refleja un delicado equilibrio diplomático, nombrando a una activista de Pakistán y otro de la India, dos países que son desde hace mucho tiempo acérrimos rivales; uno musulmán y otro hindú; de ambos sexos; uno un viejo defensor de los derechos del niño y la otra joven, habiendo sido ella misma una víctima.
Hoy ha pasado una cosa muy extraña en el diario El País, de la que me he enterado gracias a la cuenta de Twitter de Lluís Viñas.
La cosa es muy sencilla: hace unas semanas, días antes de la Diada (el siete de septiembre), El País publicó [Enlace bloqueado por la Tasa española AEDE], en la que entre otras cosas preguntaba lo siguiente.
Y hoy de nuevo El País ha publicado una encuesta a los catalanes en la que se les hacía una pregunta sobre el mismo tema, y con unas respuestas muy similares, pero esta vez hablando sobre una realidad que ya se ha producido (la suspensión de la consulta por el TC, y no la hipotética declaración de inconstitucionalidad a la que se refería la pregunta de septiembre). ¿Y cómo han respondido los catalanes? Aquí lo tienen (lo he sacado de la versión del periódico en papel, pero está también [Enlace bloqueado por la Tasa española AEDE], que a estas horas coincide).
Es realmente sorprendente. Los porcentajes son exactamente los mismos, no sólo en el conjunto de la encuesta, sino entre los votantes de cada uno de los partidos. Dice Lluís Viñas, con generosidad, que esto es estadísticamente improbable, aunque no imposible. La verdad es que no. Más allá de lo increíble de que las opiniones sobre el asunto no se hayan movido nada en este mes (o tan poco que por azar hayan vuelto a salir los mismos porcentajes) la probabilidad de que dos encuestas hechas con un mes de diferencia reproduzcan exactamente los mismos porcentajes en las 21 celdas formadas por las combinaciones de opinión-partido es simplemente infinitesimal. Supongo que sería un problema interesante para una clase de estadística o de probabilidad (que yo desde luego no sabría calcular). Pero sí que basta con nociones básicas de probabilidad para entender que esto es «imposible» que haya pasado realmente.
Ampliar en: Malaprensa
[Enlace bloqueado por la Tasa española AEDE] mencionan que en España se produce una violación cada siete horas. Mucho más abajo se intenta menospreciar la incidencia de denuncias falsas, indicando que estas rondan el 0,01%.
Si ambos datos son ciertos, calculemos. En 2013 se produjeron 1298 violaciones en España. El 0,01% sería 0,13 denuncias falsas. Es decir, habría una denuncia falsa cada siete años.
Está claro que estamos ante un caso de cóctel de datos. El 0,01% no se refiere a violaciones. En la misma noticia se habla de agresiones sexuales, un escalón mucho menor – implican que no hubo penetración – 2859 correspondientes a menores, y 10621 a adultas. 13480 en total. Aún así, el 0,01% de esa cantidad es ¡1,3! Sólo habría ¡Una denuncia falsa al año!
En esta página hablan de que las denuncias falsas están entre el 2% y el 8% – aún así es una estimación muy pobre, el 8% es cuatro veces más que el 2%.
En resumen, los datos sobre violaciones en España suelen estar cocinados con demasiado dramatismo. Como es un delito muy sensible, hay una permisividad en exagerar la información que en muchos casos duele a cualquiera con un mínimo de rigor.
Ampliar en: Pons Asinorum