Franz Anton Mesmer (1734-1815) fue un médico alemán interesado en la astronomía y que postulaba que había energías invisibles que se movían entre los seres vivos, el llamado magnetismo animal o mesmerismo. Mesmer presentó sus ideas ante la Academia Francesa de Ciencias y afirmó que controlando esa fuerza vital universal, se podía curar cualquier enfermedad.
En París se convirtió en una estrella en los salones de la nobleza, donde ponía a sus pacientes en trance y operaba «milagros» mientras repartía hojas con testimonios de personas que declaraban con firme convicción deberle su salud. También hacía sesiones en grupo en su lujosa clínica donde actuaba bajo una luz tenue y una música suave, había espejos que reflejaban la escena, los pacientes se cogían de los pulgares y Mesmer se paseaba a su alrededor vestido con una túnica de seda y —según él— canalizando hacia ellos los fluidos magnéticos con los movimientos de sus manos. Cuando algunos pacientes caían en trance y empezaban balbucear, a gritar y a desmayarse, los demás lo vivían como un auténtico prodigio. Para atender a los pobres utilizó unos intermediarios, los árboles. Mesmer dijo que había magnetizado algunos árboles y los pobres podrían beneficiarse del tratamiento milagroso abrazando sus troncos.
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