A falta de estudios contrastados y replicados que demuestren fehacientemente que sus prácticas tienen algún poder curativo, los vendedores de brujería glorificada hacen estudios (o, más bien, encuestas) en los que buscan gente que utilice habitualmente sus prácticas y les preguntan si están satisfechos con ella.
Luego publicitan ardorosamente los estudios diciendo muy orondos que «ocho de cada diez (82% publican) consumidores de medicamentos homeopáticos se muestran satisfechos o muy satisfechos con los resultados obtenidos y el 87% recomendaría homeopatía a sus familiares y amigos» (I Estudio sobre conocimiento y uso de la homeopatía en España realizado por los Laboratorios Boiron, la más grande multinacional homeopática del mundo).
Piénselo un poco: si alguien es usuario o consumidor habitual de un producto (pantalones vaqueros, hamburguesas de canguro, teléfonos inteligentes, heroína en vena, servicios de dominación y humillación BDSM o ensaladas de aguacate) es obvio que está satisfecho con ese producto. De otro modo no lo compraría o usaría, ¿no le parece?
Las encuestas de satisfacción pueden ser útiles para valorar un producto si los encuestados no tienen experiencia previa y se ven expuestos al producto por primera vez en el estudio.
Ampliar en: El retorno de los charlatanes