La primera víctima -no sangrienta- de Arco es un hombrecillo blanco de poco más de 1,65 metros con el pecho descubierto, la lengua fuera y dos neones por pierna derecha. Desde este mediodía, luce dos cortes visibles a la altura de los dos antebrazos. No tiene nombre de pila, sino de obra de arte, Practices to suck the world. Tampoco es de carne y hueso, sino de resina y otros materiales. Lo han adivinado: no es una persona, sino una escultura, concretamente del artista mallorquín Bernardí Roig y valorada en 58000 euros.
El hombrecillo, expuesto en el estand de la galería Max Estrella en el pabellón 10 de Arco, se ha convertido en el primer titular de la feria tras acabar por los suelos, después de que un visitante la derribara sin querer, ocasionándole dos desperfectos en los brazos. En ese momento se encontraban en el espacio el arquitecto británico Norman Foster y su esposa, la galerista y editora Elena Ochoa.
El galerista Alberto de Juan y el propio artista, visiblemente molesto con el incidente, han confirmado este extremo.
Fuente: ELPAÍS