Existen una serie de afirmaciones, comentarios y juicios de valor alrededor del tema, que solo intentan justificar la agresión, culpabilizar a la víctima y justificar la no intervención como “neutralidad”. Entre ellas tenemos:
Mito
El maltrato solo son bromas, “cosas de chicos” y es mejor no inmiscuirse.
La Realidad
Falso. Maltratar no es “hacer bromas”. Cuando el estudiante sufre a consecuencia de la violencia, ya no se trata de diversión. Los adultos deben intervenir.
Mito
La víctima “se lo busca, se lo merece”
La Realidad
Falso. Nadie merece ser víctima de algún tipo de maltrato, sea cual fuere su conducta o condición.
Mito
El maltrato forma parte del crecimiento, imprime carácter.
La Realidad
Falso. Aprender a afrontar las adversidades forja el carácter, pero el maltrato convierte a las personas en desconfiadas, ansiosas, aisladas, etc.
Mito
La mejor manera de defenderse es respondiendo de la misma manera
La Realidad
Falso. Devolver una agresión refuerza la idea de la violencia como único medio aceptable para resolver los conflictos. En muchas ocasiones la reacción violenta de la víctima sirve de pretexto para que sufra mayores agresiones.
Mito
El maltrato es “cosa de chicos”
La Realidad
Falso. Entre las chicas también existe el acoso y maltrato, siendo la agresión indirecta la más utilizada (excluir, difundir rumores, etc.).
Mito
Solo agreden los chicos que viven en barrios marginales.
La Realidad
Falso. Está demostrado que el maltrato se da en las instituciones educativas al margen del nivel socioeconómico.
Mito
Las víctimas son personas débiles.
La Realidad
Falso. Cualquiera puede ser víctima en un momento dado. Cualquier diferencia, con que el grupo discrepe y no tolere, puede convertir a un estudiante en un objeto de agresiones (usar lentes, tener una cicatriz visible, orejas grandes, ser de provincia, ser muy estudioso y aplicado).
Mito
Cuando los chicos se pelean “es mejor no meterse” y mantener una posición neutral.
La Realidad
Falso. Ante acciones de maltrato o acoso no hay posiciones neutrales. El observador (estudiante o adulto), desde el momento que no interviene ni denuncia la situación, se convierte en cómplice.
Mito
Hay que castigar a los niños que agreden para que dejen de hacerlo.
La Realidad
Falso. El castigo no es la opción más eficaz. Puede generar un sentimiento de injusticia que hará que el agresor busque venganza.
Mito
Sólo la víctima necesita ayuda.
La Realidad
Falso. La víctima, tanto como el agresor, necesitan ayuda y más aún se debe extender hacia los observadores pasivos por su falta de solidaridad.
Fuente: La mamá oca
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