En los últimos 13 años, 5156 víctimas de reclutamiento forzado han sido atendidas por el ICBF.
“El operativo del Ejército nos cayó a las 4 de la mañana. ‘Sapearon’ el campamento, nos levantaron a plomo y tocó combatir. Yo salí corriendo y, en pleno combate, sentí ganas de hacer chichí: era el bebé que se me venía. Los camaradas me dejaron botada y me tiré debajo de un tronco. Cuando el niño nació me agarró el desespero, porque estaban disparando y él no lloraba, se estaba ahogando, estaba moradito. Entonces empecé a jalar el cordón umbilical y me lo arranqué. Por fin el bebé lloró y me desmayé”.
Esta cruda escena la vivió una niña de 15 años, reclutada por las Farc a los 10, quien parió en medio de un combate con el Ejército, en el 2006.
Yina cuenta su historia en forma natural y en un tono suave desde el hospital bogotano donde trabaja. Tiene 22 años y está orgullosa porque Juan Esteban, su hijo, que se salvó de milagro, cumple siete años el próximo 23 de mayo.
Esta llanera reconstruyó su vida gracias a su carácter recio y al apoyo del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), que en los últimos 13 años ha desvinculado a 5.156 niños del conflicto armado. En otras palabras, cada día el ICBF acoge a un niño víctima de reclutamiento forzado, en promedio.
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