En 2004 desapareció una niña llamadaAmanda Berry en Estados Unidos, y tras varios meses de búsqueda infructuosa la videnteSylvia Browne apareció en la televisión nacional diciéndole a la madre de Amanda que su hija estaba muerta. Acaba de descubrirse que Amanda Berry [Enlace bloqueado por la Tasa española AEDE][Enlace bloqueado por la Tasa española AEDE]. Al salir la noticia a la luz, la vidente ha recibido llamadas para que deje de ofrecer ayuda a familiares de desaparecidos y detectives.
Si queremos un caso español, en 1988 el periodista especializado en lo paranormal Manuel Carballal realizó un programa en la Televisión Gallega en el que reunió a diferentes videntes, espiritistas y astrólogos famosos de la época para averiguar la localización de David Guerrero, un niño desaparecido conocido por la prensa como “El niño pintor”. Cada uno de los adivinos llegó a conclusiones completamente diferentes y ninguno de ellos pudo aportar ningún dato útil a la policía. Viendo casos de este tipo, se puede ver que los videntes no son realmente útiles en las investigaciones policiales, lo que nos lleva a otra pregunta: ¿realmente la Policía consulta a videntes?
Tanto en Estados Unidos como en España no hay una tradición de consultar a videntes por parte de la policía. En los pocos casos que se ha hecho es debido a que los familiares de la víctima insisten en querer acceder a un vidente para ver si puede aportar pruebas y parece ser que nunca hayan tenido éxito.
En 2006 científicos de la Universidad de Cambridge publicaron un estudio en el cual comparaban a videntes auto-proclamados frente a estudiantes de psicología de la Universidad. A ambos voluntarios les enseñaban un objeto que había tenido importancia en un crimen ya resuelto, y les daban una hoja con diferentes hechos relacionados con el crimen en la que debían señalar que hechos eran ciertos y cuáles no. Los científicos no pudieron encontrar ninguna diferencia entre el número de aciertos de los videntes y de los estudiantes. De hecho, ambos grupos habían fallado más de lo que lo que sucedería si respondieran al azar.
Pero lo que sí observaron es que los videntes señalaban muchas más oraciones como correctas, de manera que una vez acabado el experimento ignoraran los fallos y dieran mayor importancia a las oraciones acertadas. Al final, cuantas más oraciones señales, más posibilidades tienes de acertar por pura suerte.
Aunque no sean buenos prediciendo, los videntes son increíblemente buenos en la autopromoción. Al final del estudio, los voluntarios tenían que darse una puntuación a sí mismos sobre cómo habían hecho la prueba. Los videntes se otorgaron puntuaciones mucho más altas que los estudiantes, a pesar de haber realizado la prueba igual de mal. Semanas más tarde, uno de los videntes voluntarios del estudio comentó en la televisión que los investigadores se habían quedado sorprendidos de sus increíbles poderes psíquicos, lo que no era precisamente cierto. La mayoría de videntes indican que hay una situación tensa entre científicos y videntes, y que los estudios de este tipo (existen varias decenas y todos tienen resultados parecidos) son manipulados para que el público en general no sepa la verdad sobre sus poderes.
Por ahora, la policía estadounidense solo ha encontrado una utilidad en los videntes para sus investigaciones: hacer confesar al criminal. Si el criminal es supersticioso un vidente puede llegar a hacerle confesar y dar detalles adicionales sobre el crimen que ha perpetrado. Si funciona para averiguar cómo es la vida amorosa del cliente de un televidente, para un crimen puede llegar a funcionar igual, es cuestión de saber hacer las preguntas adecuadas.
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