No cabe duda de que a veces el destino nos persigue, no importa lo que hagamos.
Michael Anderson Godwin era un asesino que estaba destinado a morir electrocutado en la silla eléctrica. Sin embargo, sus abogados consiguieron que la pena le fuera conmutada por cadena perpetua.
Un día, el reo estaba sentado en el baño de metal de su celda tratando de arreglar el televisor, que aún estaba conectado a la corriente eléctrica y mordió uno de los cables, electrocutándose a sí mismo y cumpliendo, sin querer, la sentencia original.
Premio Darwin: Concedido
Fuente: Tecnoculto
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