La web de Maco048. Criminología

Buena parte de las noticias de hoy tratan sobre las fuerzas de la oscuridad en que se especializan ciertos sacerdotes de la iglesia católica. Oh, y sobre demonios.

• Pienso, pienso y no paro de pensar, pero no logro dar con un comentario que supere a este encabezado, así que me limitaré a copiarlo y dejaré que hable por sí solo: “Rouco nombra a 8 exorcistas para Madrid ante la avalancha de casos de influencia demoníaca“. No hay nada que agregar, ¿verdad? Salvo, tal vez, que este señor es el mismo Rouco que pocos días atrás defendía el “saber científico” de la fe.
• Como ateo, una de mis mayores preocupaciones fue siempre si la muerte de Cristo me había redimido. Al fin puedo dormir tranquilo: el papa dice que sí. “Los ateos son buenos si hacen el bien“, anuncia don Bergoglio, en pleno modo Capitán Obvio. Por una parte, no está mal que el líder de la iglesia admita que los no católicos pueden ser buena gente. Por otro lado, no olvidemos que la definición católica de “ser buena gente” es “hacer lo que dice el papa”. Nos quita con una mano lo que nos da con la otra. ¿Esperará que le demos las gracias?
• ¡Más sobre exorcismos! Gabriele Amorth, el desahuciador oficial del Vaticano, afirma que sí, que la imposición de manos del papa a un mexicano sí es un exorcismo por mucho que se lo desmienta, y que el pobre hombre tiene cuatro demonios viviéndole adentro. Es inevitable preguntarse: ¿cómo lo sabe? ¿De qué manera se hace el censo de los ocupantes infernales de una persona? ¿Hay en Roma un tomógrafo especial que es sensible a las presencias extramundanas? Ha de ser algo muy científico, sin duda. Lo más curioso, sin embargo, es la supuesta causa de la posesión: Dios la habría permitido porque los obispos de México no se opusieron al aborto. “Este hombre sólo será liberado cuando los obispos mexicanos se arrepientan y hagan penitencia por no haber intervenido más en esa cuestión”, declara Amorth. En resumen: el misericordioso dios cristiano tiene a este señor como rehén hasta que se haga su santa voluntad. Cada vez me interesa menos ser redimido por él.

Fuente:  esceptica